Hilmar Verdún, el Monsieur del tenis

El pasado 4 de abril el San Benito Tenis Club, que fundó en 1984 y sigue dirigiendo hoy, cumplió 40 años. El festejo será con un torneo para dos categorías que contemplará un homenaje a dos profesores fallecidos, Freddy Angulo y Aaron Augsburger.

(Foto: Sergio Esparza/Jornada).
11 ABR 2024 - 15:59 | Actualizado 12 ABR 2024 - 14:20

LA NOTA COMPLETA ACÁ

El 4 abril es una fecha grabada a fuego para Hilmar Verdún. El cumpleaños de su padre y la fecha de inauguración del San Benito Tenis Club, convertido en una institución icónica con 40 años de vida.

El festejo de las cuatro décadas será con un torneo de tenis en las cuatro canchas de polvo de ladrillo, pero con un condimento muy especial y emotivo: el homenaje a dos entrenadores, que fallecieron hace poco en 15 días uno del otro, Fredy Ángulo y el joven Aaron Augsburger, y un colaborador también inestimable como Juan Llancamán. Sus nombres quedarán grabados en placas recordatorias que se colocarán en un costado de las canchas, seguramente el sábado en medio de la segunda jornada.

DOBLE SIGNIFICADO

“Es una fecha doblemente significativa, porque terminé de poner los flejes de la primera cancha y lo llamé a mi padre para saludarlo para su cumpleaños y para decirle que había terminado la cancha e iba a hacer un club”, recordó Hilmar en su visita a Cadena Tiempo.
“Mi padre era de Puerto Santa Cruz, yo nací ahí, estuve hasta el ’78 y ese año nos vinimos como mi señora y mi hija más grande para acá, o sea que hoy soy más trelewense que santacruceño, tenía 27, 28 años”, rememoró.

UN “PROFE” CON ENTUSIASMO

“Ya venía con algunas ideas, llegamos acá por cuestiones laborales de mi señora, que es psicopedagoga, ella no tenía demasiado campo de acción en nuestro pueblo y yo era amigo personal del conocido profesor Guillermo Belzunce, famoso por muchas cosas, pero sobre todo por su rol de formador, él nos dio una mano grande en el arranque”, valoró.

“Yo era profesor de Educación Física, en Puerto Santa Cruz, yo trabajaba en la escuela primaria donde me recibí, en la secundaria donde me recibí, en el Gimnasio Municipal que lo inauguré yo porque era flamante y en el club donde jugaba”, contó.
“En ese momento absorbí a los todos chicos del pueblo de entre 5 y 18 años, era el único profe, pasaban por la primaria, por la secundaria, por el club o por el gimnasio”, apuntó.

“Había estudiado en San Fernando, en realidad ahí teníamos el internado y estudiábamos en el CENARD, en Nuñez. Tuve compañeros muy reconocidos, como Luis María Bonini, el profe que arrancó con Grigoul en River y después trabajó con Marcelo Bielsa. Se lo reconoce con esa anécdota de Nery Pumpido, cuando se enganchó el anillo con el gancho del arco. Y el regente de ese instituto era Ricardo Pizarotti, que fue profe de Menotti y después de Pasarella”, destacó sobre sus ilustres compañeros de estudio.

Habló de las razones de fundar un club de tenis: “quería especializarme en algo, al tenis jugaba de joven, pero no durante mi profesión porque antes de Vilas el tenis no era bien visto, nunca dije que jugaba al tenis porque era elitista, para pocos. Pero después de Vilas cambió todo”, admitió.

“Empecé a enseñar en toda la Provincia y en Río Negro porque también trabajé en Sierra Grande. ¿Por qué dije que iba a fundar un club de tenis? Porque cuando dejé Sierra Grande dejé 120 alumnos, cuando me fui de Madryn tenía 100 y en Bigornia de Rawson tenía 80, o sea que yo solo manejaba 300 alumnos con una máquina lanza pelotas y un canasto”, fundamentó.

“Entonces pensaba que hacer las canchas acá y no viajar más me iba a rendir. Pero después la historia cambió, apareció el paddle, el handball, el hockey, y el tenis ya no era lo mismo”, expuso.

ESFUERZO TITÁNICO

Pasaron seis años desde su llegada a Trelew y la fundación del San Benito en 1984, con un esfuerzo personal y económico titánicos: “eran otras épocas y otra edad, yo llegué en marzo del ’78, el hombre que me alquilaba el departamento donde vivía, porque yo andaba buscando terrenos grandes, me contó que saliendo para Rawson antes del puente, están armando un barrio residencial que tenía lotes muy baratos”, señaló.

“Me vine al barrio y no había nada, era una chacra con vacas, caballos y ovejas. Era todo un viaje. Pero cuando entré al lugar, me encontré con tanta tranquilidad, me cayó la ficha y me dije que lo iba a hacer ahí”, dijo nostálgico.

“Los lotes eran baratos porque no tenían servicios, y nos metimos de guapo con mi señora y la nena, construimos la casa y después hicimos las canchas. Y más adelante se armó el barrio”, remarcó.

“Fui incorporando lotes que se iban liberando y pude agrandar el club, primero tenía cuatro parcelas, después conseguí las otras donde pude hacer más canchas y el salón de fiestas. El barrio ya se llamaba San Benito porque los lotes eran de un señor, Benito Calvo, pero todavía no era barrio, había solamente tres casas”, precisó.

“Las primeras canchas las padecimos, con medios bastantes precarios. Después cuando se empezó a poblar el barrio, nos juntamos algunos vecinos para conseguir los servicios. Empezamos a tocar puertas en la Municipalidad y la Cooperativa y nos dijeron que teníamos que armar una Junta Vecinal, armamos la Comisión, más vale que me pusieron a mí de presidente porque era el más viejo y logramos hacer el agua corriente, las cloacas, el pavimento y la plaza. Ahí explotó el barrio”, dimensionó.

“Algunos me dicen que suerte que tuviste al hacerte un club en este barrio, eso porque no lo conocieron cuando recién vinimos”, refutó.
“Siempre cuento que a los pinos los traje en una lata de durazno cada uno, y ahora son inmensos”, ejemplificó.

“El club tomó forma con las dos primeras canchas porque el resto del terreno actual eran baldíos, ahí estacionaban los autos, después lo adherimos, hice la cancha 3, el salón y no hace tanto hicimos la 4”, recalcó Verdún.

LA FÓRMULA DEL ÉXITO


¿En qué radica el éxito del único club de cancha de polvo de ladrillo de Viedma para acá?, fue la pregunta: “tampoco fue un capricho que fuera de polvo, yo las iba a hacer de cemento, pero cuando terminaba de dar clases en las canchas duras, me bajaba del auto y tenía una puntada en las rodillas. Y cuando vino Batata Clerc para inaugurar la cancha 3 cubierta del Trelew Tennis Club y en el almuerzo en el Club Centenario, le pregunté si tenía algún kinesiólogo conocido, me dio el número de un especialista de tenistas, y lo fui a ver por el codo de tenista y la rodilla. Me dijo que quedaban cuatro años de profe y ahí me decidí a cambiar el proyecto del cemento por polvo de ladrillo”, explicó.

“Ahora le pusimos riego automático y me alivia mucho el trabajo, sobre todo cuando viajo. En estos tiempos el viento sopla mucho de noche, antes no pasaba. Además un empresario vial me facilitó una máquina grande y cuando aflojan las heladas del invierno le metemos la aplanadora. El club es tan grande que arreglás una cosa en una punta y ver que pasó en la otra”, magnificó.

EL RESURGIMIENTO
“En el momento del surgimiento del paddle y la caída del tenis lo sentimos todos los profes, entonces nos juntamos Jaime Albistro del Centenario, Mario Ángulo del Trelew Tennis y yo e hicimos lo que llamamos Desarrollo Integral del Tenis (DIT)”, rescató.

“Eso fue un punto de inflexión, porque lo primero que hicimos fue recuperar a los jugadores de Primera y Segunda que estaban como dejando, hicimos una Copa que nos auspició una gaseosa y la terminó ganando el Nono Fernando Nogueira (aun vigente). La Primera es la categoría que tira del carro porque después se enganchaban los demás. Teníamos que utilizar otros clubes para repartir las categorías”, reivindicó.

“Además logramos meter el tenis en las escuelas, buscamos que nos ayudaran a fabricar los elementos, algunos nos hicieron la paletas, otros las redes y en la Politécnica los parantes. Nosotros largamos ese programa y después cada uno volvió a sus clubes con buena cantidad de gente”, indicó satisfecho.

“Los años no vienen solo, no puedo hacer lo que hacía en otros años, pero uno lo compensa con más mañas y experiencia. Además tengo nietas, por eso en un momento hablé con mi señora y acordamos en poner profesores, y lamentablemente pasó lo que pasó con nuestros entrenadores”, dijo con tristeza.

ANIVERSARIO Y HOMENAJE

“Perdimos dos profesores en 15 días, sobre todo amigos. Freddy que estuvo 30 años con nosotros y Aaron Augsburger, que fue alumno mío desde los 10 años y que quería ser profesor, y terminó siendo eso”, lamentó.

“Fredy era más independiente, pero con Aaron estábamos más en el armado de cosas porque tenía muchas idas y pilas, era como yo cuando empecé. Vamos a ponerle su nombre a la cancha 4, donde él trabajaba. Ya tenemos hecha la placa, lo mismo con Fredy y otro muchacho, Juan Llancamán, que también falleció”, reveló.

“Vamos a hacer dos categorías: una de Primera y Segunda y otra de Tercera, Cuarta y Quinta, con 16 jugadores cada una. Vamos a ver si terminamos el fin de semana, sino dejaremos las finales para el otro fin de semana. Hay mucha gente que pide no jugar con luz artificial”, contó Verdún sobre el torneo Aniversario.

“El profe que tengo ahora, el Oso Figueroa, está manejando el torneo. También es muy bueno, con el mismo entusiasmo, además un gran jugador de handball”, ponderó.

“Por supuesto que llamamos a las familias de los homenajeados, nos han llamado algunos amigos de Madryn que quieren participar desde lo afectivo más que lo deportivo. Lo teníamos pensando en el verano, pero fue muy caluroso, todos se dispersan con la playa y lo postergamos para este aniversario”, contó en el final.

Fotos: Sergio Esparza (Jornada).

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(Foto: Sergio Esparza/Jornada).
11 ABR 2024 - 15:59

LA NOTA COMPLETA ACÁ

El 4 abril es una fecha grabada a fuego para Hilmar Verdún. El cumpleaños de su padre y la fecha de inauguración del San Benito Tenis Club, convertido en una institución icónica con 40 años de vida.

El festejo de las cuatro décadas será con un torneo de tenis en las cuatro canchas de polvo de ladrillo, pero con un condimento muy especial y emotivo: el homenaje a dos entrenadores, que fallecieron hace poco en 15 días uno del otro, Fredy Ángulo y el joven Aaron Augsburger, y un colaborador también inestimable como Juan Llancamán. Sus nombres quedarán grabados en placas recordatorias que se colocarán en un costado de las canchas, seguramente el sábado en medio de la segunda jornada.

DOBLE SIGNIFICADO

“Es una fecha doblemente significativa, porque terminé de poner los flejes de la primera cancha y lo llamé a mi padre para saludarlo para su cumpleaños y para decirle que había terminado la cancha e iba a hacer un club”, recordó Hilmar en su visita a Cadena Tiempo.
“Mi padre era de Puerto Santa Cruz, yo nací ahí, estuve hasta el ’78 y ese año nos vinimos como mi señora y mi hija más grande para acá, o sea que hoy soy más trelewense que santacruceño, tenía 27, 28 años”, rememoró.

UN “PROFE” CON ENTUSIASMO

“Ya venía con algunas ideas, llegamos acá por cuestiones laborales de mi señora, que es psicopedagoga, ella no tenía demasiado campo de acción en nuestro pueblo y yo era amigo personal del conocido profesor Guillermo Belzunce, famoso por muchas cosas, pero sobre todo por su rol de formador, él nos dio una mano grande en el arranque”, valoró.

“Yo era profesor de Educación Física, en Puerto Santa Cruz, yo trabajaba en la escuela primaria donde me recibí, en la secundaria donde me recibí, en el Gimnasio Municipal que lo inauguré yo porque era flamante y en el club donde jugaba”, contó.
“En ese momento absorbí a los todos chicos del pueblo de entre 5 y 18 años, era el único profe, pasaban por la primaria, por la secundaria, por el club o por el gimnasio”, apuntó.

“Había estudiado en San Fernando, en realidad ahí teníamos el internado y estudiábamos en el CENARD, en Nuñez. Tuve compañeros muy reconocidos, como Luis María Bonini, el profe que arrancó con Grigoul en River y después trabajó con Marcelo Bielsa. Se lo reconoce con esa anécdota de Nery Pumpido, cuando se enganchó el anillo con el gancho del arco. Y el regente de ese instituto era Ricardo Pizarotti, que fue profe de Menotti y después de Pasarella”, destacó sobre sus ilustres compañeros de estudio.

Habló de las razones de fundar un club de tenis: “quería especializarme en algo, al tenis jugaba de joven, pero no durante mi profesión porque antes de Vilas el tenis no era bien visto, nunca dije que jugaba al tenis porque era elitista, para pocos. Pero después de Vilas cambió todo”, admitió.

“Empecé a enseñar en toda la Provincia y en Río Negro porque también trabajé en Sierra Grande. ¿Por qué dije que iba a fundar un club de tenis? Porque cuando dejé Sierra Grande dejé 120 alumnos, cuando me fui de Madryn tenía 100 y en Bigornia de Rawson tenía 80, o sea que yo solo manejaba 300 alumnos con una máquina lanza pelotas y un canasto”, fundamentó.

“Entonces pensaba que hacer las canchas acá y no viajar más me iba a rendir. Pero después la historia cambió, apareció el paddle, el handball, el hockey, y el tenis ya no era lo mismo”, expuso.

ESFUERZO TITÁNICO

Pasaron seis años desde su llegada a Trelew y la fundación del San Benito en 1984, con un esfuerzo personal y económico titánicos: “eran otras épocas y otra edad, yo llegué en marzo del ’78, el hombre que me alquilaba el departamento donde vivía, porque yo andaba buscando terrenos grandes, me contó que saliendo para Rawson antes del puente, están armando un barrio residencial que tenía lotes muy baratos”, señaló.

“Me vine al barrio y no había nada, era una chacra con vacas, caballos y ovejas. Era todo un viaje. Pero cuando entré al lugar, me encontré con tanta tranquilidad, me cayó la ficha y me dije que lo iba a hacer ahí”, dijo nostálgico.

“Los lotes eran baratos porque no tenían servicios, y nos metimos de guapo con mi señora y la nena, construimos la casa y después hicimos las canchas. Y más adelante se armó el barrio”, remarcó.

“Fui incorporando lotes que se iban liberando y pude agrandar el club, primero tenía cuatro parcelas, después conseguí las otras donde pude hacer más canchas y el salón de fiestas. El barrio ya se llamaba San Benito porque los lotes eran de un señor, Benito Calvo, pero todavía no era barrio, había solamente tres casas”, precisó.

“Las primeras canchas las padecimos, con medios bastantes precarios. Después cuando se empezó a poblar el barrio, nos juntamos algunos vecinos para conseguir los servicios. Empezamos a tocar puertas en la Municipalidad y la Cooperativa y nos dijeron que teníamos que armar una Junta Vecinal, armamos la Comisión, más vale que me pusieron a mí de presidente porque era el más viejo y logramos hacer el agua corriente, las cloacas, el pavimento y la plaza. Ahí explotó el barrio”, dimensionó.

“Algunos me dicen que suerte que tuviste al hacerte un club en este barrio, eso porque no lo conocieron cuando recién vinimos”, refutó.
“Siempre cuento que a los pinos los traje en una lata de durazno cada uno, y ahora son inmensos”, ejemplificó.

“El club tomó forma con las dos primeras canchas porque el resto del terreno actual eran baldíos, ahí estacionaban los autos, después lo adherimos, hice la cancha 3, el salón y no hace tanto hicimos la 4”, recalcó Verdún.

LA FÓRMULA DEL ÉXITO


¿En qué radica el éxito del único club de cancha de polvo de ladrillo de Viedma para acá?, fue la pregunta: “tampoco fue un capricho que fuera de polvo, yo las iba a hacer de cemento, pero cuando terminaba de dar clases en las canchas duras, me bajaba del auto y tenía una puntada en las rodillas. Y cuando vino Batata Clerc para inaugurar la cancha 3 cubierta del Trelew Tennis Club y en el almuerzo en el Club Centenario, le pregunté si tenía algún kinesiólogo conocido, me dio el número de un especialista de tenistas, y lo fui a ver por el codo de tenista y la rodilla. Me dijo que quedaban cuatro años de profe y ahí me decidí a cambiar el proyecto del cemento por polvo de ladrillo”, explicó.

“Ahora le pusimos riego automático y me alivia mucho el trabajo, sobre todo cuando viajo. En estos tiempos el viento sopla mucho de noche, antes no pasaba. Además un empresario vial me facilitó una máquina grande y cuando aflojan las heladas del invierno le metemos la aplanadora. El club es tan grande que arreglás una cosa en una punta y ver que pasó en la otra”, magnificó.

EL RESURGIMIENTO
“En el momento del surgimiento del paddle y la caída del tenis lo sentimos todos los profes, entonces nos juntamos Jaime Albistro del Centenario, Mario Ángulo del Trelew Tennis y yo e hicimos lo que llamamos Desarrollo Integral del Tenis (DIT)”, rescató.

“Eso fue un punto de inflexión, porque lo primero que hicimos fue recuperar a los jugadores de Primera y Segunda que estaban como dejando, hicimos una Copa que nos auspició una gaseosa y la terminó ganando el Nono Fernando Nogueira (aun vigente). La Primera es la categoría que tira del carro porque después se enganchaban los demás. Teníamos que utilizar otros clubes para repartir las categorías”, reivindicó.

“Además logramos meter el tenis en las escuelas, buscamos que nos ayudaran a fabricar los elementos, algunos nos hicieron la paletas, otros las redes y en la Politécnica los parantes. Nosotros largamos ese programa y después cada uno volvió a sus clubes con buena cantidad de gente”, indicó satisfecho.

“Los años no vienen solo, no puedo hacer lo que hacía en otros años, pero uno lo compensa con más mañas y experiencia. Además tengo nietas, por eso en un momento hablé con mi señora y acordamos en poner profesores, y lamentablemente pasó lo que pasó con nuestros entrenadores”, dijo con tristeza.

ANIVERSARIO Y HOMENAJE

“Perdimos dos profesores en 15 días, sobre todo amigos. Freddy que estuvo 30 años con nosotros y Aaron Augsburger, que fue alumno mío desde los 10 años y que quería ser profesor, y terminó siendo eso”, lamentó.

“Fredy era más independiente, pero con Aaron estábamos más en el armado de cosas porque tenía muchas idas y pilas, era como yo cuando empecé. Vamos a ponerle su nombre a la cancha 4, donde él trabajaba. Ya tenemos hecha la placa, lo mismo con Fredy y otro muchacho, Juan Llancamán, que también falleció”, reveló.

“Vamos a hacer dos categorías: una de Primera y Segunda y otra de Tercera, Cuarta y Quinta, con 16 jugadores cada una. Vamos a ver si terminamos el fin de semana, sino dejaremos las finales para el otro fin de semana. Hay mucha gente que pide no jugar con luz artificial”, contó Verdún sobre el torneo Aniversario.

“El profe que tengo ahora, el Oso Figueroa, está manejando el torneo. También es muy bueno, con el mismo entusiasmo, además un gran jugador de handball”, ponderó.

“Por supuesto que llamamos a las familias de los homenajeados, nos han llamado algunos amigos de Madryn que quieren participar desde lo afectivo más que lo deportivo. Lo teníamos pensando en el verano, pero fue muy caluroso, todos se dispersan con la playa y lo postergamos para este aniversario”, contó en el final.

Fotos: Sergio Esparza (Jornada).


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