Por Martín Tacón / Redacción Jornada
El ilustrador trelewense Pablo Lobato visitó hoy por la tarde el Colegio Nacional, escuela de la que egresó, y brindó una charla en el marco de las actividades por el centenario de la institución.
Su sensación al volver a la escuela después de tantos años fue de nostalgia. “Es muy emocionante y me siento muy viejo también”, bromeó. “Cuando uno vuelve a estos lugares los ve mucho más chiquitos”.
Se impresionó gratamente cuando vio el mural que pintaron los alumnos en su homenaje. “Es muy lindo que haya un mural con trabajos míos, fue toda una sorpresa cuando lo vi. Es una mezcla entre el presente y el pasado que me gusta”.
Su visita se dio en un contexto muy especial: los 100 años del Colegio Nacional. El aniversario será el 26 de abril. “Vine acá para ver a mi madre y me dio mucha lástima no poder quedarme para los festejos. Son muchos años”, dijo.
Lobato recordó una anécdota que le contaba su abuelo, quien también cursó la escuela en el Colegio Nacional. “Es algo que tengo que chequear, no sé si es verdad o no, pero mi abuelo se jacta de ser el primer expulsado del Colegio Nacional. Él estaba muy orgulloso de eso”.
Habló de su infancia y de sus primeros dibujos. Por entonces retrataba superhéroes y a personajes como Maradona y Sting.El Colegio Nacional lo construyó como persona y lo convirtió en el artista que es hoy. “Todo lo que uno vive en los primeros años de formación es muy importante. Yo acá empecé a desarrollar mis actividades de dibujo. Las primeras caricaturas que hice fue con profesores de acá”.
Rescató varios de aquellos dibujos de la infancia y los expuso en diapositivas frente a los chicos del turno tarde durante su charla. Varios alumnos de la escuela e integrantes de talleres de arte presenciaron su exposición.
Un artista con personalidad
Dibujó más de 13.000 retratos. Su estilo como ilustrador toma algunos rasgos del cubismo, a lo que impone su impronta personal. “El cubismo era bastante dogmático y yo soy más libre en lo que hago, no tengo reparos. El cubismo trataba de mostrar todos los puntos de vista de un objeto, mostrar lo que uno sabe del objeto más que lo que uno ve del objeto. Yo tomo todo eso y lo mezclo con el pop y los dibujos animados”.
El estilo que lo caracteriza se fue formando en aquellos primeros años de trabajo. “Yo trabajaba en una revista hace mucho tiempo en la que tenía que hacer muchos dibujos, entonces simulaba ser muchos dibujantes distintos. Eso fue como un entrenamiento de 2 o 3 años en los que dibujé de todos los estilos posiblesy terminó derivando en lo que soy. Aprendí lo que me sentaba mejor y de ahí salió el estilo de ahora”.
Con mucha dedicación, trabajo y esfuerzo, Pablo Lobato logró trascender los límites de su ciudad natal y su provincia, se radicó en Buenos Aires y se dedica a lo que más ama en el mundo. Su fórmula es sencilla: hacer siempre lo que le gusta.
“A mí lo que me funcionó a la larga fue hacer lo que me gustaba”, dijo. “Me di cuenta que cuando uno hace lo que le gusta, como lo disfruta pasa más tiempo haciéndolo y con el tiempo se vuelve mejor. No es casual que me llamen para hacer ilustraciones de rock o fútbol, porque fue lo que siempre me gustó dibujar de pibe. Obviamente también tuve suerte, la suerte de estudiar y de estar en los precisos lugares y los precisos momentos, pero creo que la fórmula que me resultó es hacer siempre lo que me gustaba”.
Por Martín Tacón / Redacción Jornada
El ilustrador trelewense Pablo Lobato visitó hoy por la tarde el Colegio Nacional, escuela de la que egresó, y brindó una charla en el marco de las actividades por el centenario de la institución.
Su sensación al volver a la escuela después de tantos años fue de nostalgia. “Es muy emocionante y me siento muy viejo también”, bromeó. “Cuando uno vuelve a estos lugares los ve mucho más chiquitos”.
Se impresionó gratamente cuando vio el mural que pintaron los alumnos en su homenaje. “Es muy lindo que haya un mural con trabajos míos, fue toda una sorpresa cuando lo vi. Es una mezcla entre el presente y el pasado que me gusta”.
Su visita se dio en un contexto muy especial: los 100 años del Colegio Nacional. El aniversario será el 26 de abril. “Vine acá para ver a mi madre y me dio mucha lástima no poder quedarme para los festejos. Son muchos años”, dijo.
Lobato recordó una anécdota que le contaba su abuelo, quien también cursó la escuela en el Colegio Nacional. “Es algo que tengo que chequear, no sé si es verdad o no, pero mi abuelo se jacta de ser el primer expulsado del Colegio Nacional. Él estaba muy orgulloso de eso”.
Habló de su infancia y de sus primeros dibujos. Por entonces retrataba superhéroes y a personajes como Maradona y Sting.El Colegio Nacional lo construyó como persona y lo convirtió en el artista que es hoy. “Todo lo que uno vive en los primeros años de formación es muy importante. Yo acá empecé a desarrollar mis actividades de dibujo. Las primeras caricaturas que hice fue con profesores de acá”.
Rescató varios de aquellos dibujos de la infancia y los expuso en diapositivas frente a los chicos del turno tarde durante su charla. Varios alumnos de la escuela e integrantes de talleres de arte presenciaron su exposición.
Un artista con personalidad
Dibujó más de 13.000 retratos. Su estilo como ilustrador toma algunos rasgos del cubismo, a lo que impone su impronta personal. “El cubismo era bastante dogmático y yo soy más libre en lo que hago, no tengo reparos. El cubismo trataba de mostrar todos los puntos de vista de un objeto, mostrar lo que uno sabe del objeto más que lo que uno ve del objeto. Yo tomo todo eso y lo mezclo con el pop y los dibujos animados”.
El estilo que lo caracteriza se fue formando en aquellos primeros años de trabajo. “Yo trabajaba en una revista hace mucho tiempo en la que tenía que hacer muchos dibujos, entonces simulaba ser muchos dibujantes distintos. Eso fue como un entrenamiento de 2 o 3 años en los que dibujé de todos los estilos posiblesy terminó derivando en lo que soy. Aprendí lo que me sentaba mejor y de ahí salió el estilo de ahora”.
Con mucha dedicación, trabajo y esfuerzo, Pablo Lobato logró trascender los límites de su ciudad natal y su provincia, se radicó en Buenos Aires y se dedica a lo que más ama en el mundo. Su fórmula es sencilla: hacer siempre lo que le gusta.
“A mí lo que me funcionó a la larga fue hacer lo que me gustaba”, dijo. “Me di cuenta que cuando uno hace lo que le gusta, como lo disfruta pasa más tiempo haciéndolo y con el tiempo se vuelve mejor. No es casual que me llamen para hacer ilustraciones de rock o fútbol, porque fue lo que siempre me gustó dibujar de pibe. Obviamente también tuve suerte, la suerte de estudiar y de estar en los precisos lugares y los precisos momentos, pero creo que la fórmula que me resultó es hacer siempre lo que me gustaba”.