Editorial / La rebelión de los estudiantes y los obreros

El tradicional análisis del fin de semana, con toda la información política de Chubut y el país.

20 ABR 2024 - 21:31 | Actualizado 21 ABR 2024 - 13:49

La memoria sirve, entre otras cosas, para recordar hechos que marcaron y cambiaron la historia. El Rosariazo de mediados de mayo de 1969 y el Cordobazo ocurrido dos semanas después hace casi 55 años, son dos hitos históricos de la vida política y social de la Argentina en donde los estudiantes -sobre todo los universitarios- y los obreros marcaron a fuego la conciencia de millones de argentinos al salir a las calles a luchar contra la dictadura de Onganía.


Lo que va a ocurrir el martes con la Marcha Federal Universitaria que sacudirá a todo el país no será la lucha contra la violencia de una dictadura militar pero sí contra otro tipo de violencia, como la que viene ejerciendo el gobierno de Javier Milei contra todo lo que considera que está en la vereda de enfrente a la suya.

Con un llamado unánime en defensa de la educación pública, la Marcha Universitaria de este 23 de abril movilizará a miles de integrantes de la comunidad educativa pero también a otras organizaciones sociales que saldrán a la calle en defensa de la educación pública. Otra vez los estudiantes y los trabajadores “aguantando los trapos” en la calle, en donde se cambian las cosas.

Algunos, los más adormecidos ante el avance sin descanso de los recortes y atropellos de Milei, creen que lo que ocurrirá el martes es una nueva manifestación de sectores de “la casta” que defienden sus “prebendas”. Lo que ocurrirá el martes será la primera gran marcha popular motorizada por un sector representativo de la sociedad, inclusive por encima de lo que fuera el primer paro general dispuesto por la CGT el 24 de enero pasado, y antes del segundo, que ocurrirá el próximo 9 de mayo.

La comunidad universitaria argentina se prepara para una manifestación sin precedentes en rechazo al ajuste presupuestario y en defensa del sistema público de educación superior, en medio de un contexto marcado por las medidas de ahogo económico dispuestas por Milei y su troupe, que amenazan con recortar los recursos destinados a la educación y la ciencia.

Ni siquiera en la era menemista el ataque a la educación pública tuvo los ribetes del actual avance del gobierno libertario. El menemismo desfinanció la educación pública pero no tuvo actitudes militantes en contra de ella como sí las tiene el actual régimen libertario, que además de recortar los fondos exacerba a esa parte de la sociedad permeable a los mensajes “anti Estado” con diatribas en contra de las escuelas y universidades públicas, a las que señala como una “máquina de lavar cerebros”.

La defensa de la educación pública no debería ser sólo una responsabilidad de la comunidad universitaria sino de toda la sociedad, que no debería evitar comprometerse activamente en la lucha por garantizar el acceso universal a una educación de calidad.

La marcha del martes ya fue respaldada por las 73 universidades públicas de todo el país, incluida la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco que opera en Chubut, cuyos rectores decidieron sumarse a la manifestación en defensa del sistema público de educación superior y contra las políticas del gobierno actual.

“Sin inversión pública en educación, ciencia y tecnología, no será posible un país libre y soberano. La libertad requiere un contexto de educación, capaz de garantizar la igualdad de acceso, un ambiente libre de violencias, de respeto por las minorías y las diversidades, un espacio de oportunidades, de movilidad social, y para eso, el estado debe invertir en la universidad pública”, señala la convocatoria de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), una casa de estudios que nació como la Universidad Obrera Nacional en 1948, en el primer gobierno de Perón.

Milei, que hasta ahora se mueve con la impunidad de un líder mesiánico que cree que ninguna esquirla lo rozará, está tocando una fibra íntima de la sociedad argentina con el avance desaforado contra la educación pública.

En la última encuesta de la consultora Zuban Córdoba, en la que se asegura que la imagen del presidente se mantiene en buenos niveles de aceptación, una de las tantas preguntas obtuvo un resultado que marca que este Gobierno nacional puede manosear y enchastrar todo pero algunas cosas no son gratuitas.

Dos temas que generan tensión en el humor social, inclusive entrelos que lo apoyan, aparecen en el horizonte inmediato del gobierno Milei, su hermana Karina y el inefable “Toto” Caputo: el económico y el educativo. En el primer punto, el 50% respondió que la prioridad del Gobierno debe ser “aumentar los salarios”, mientras que para el 49,7% la cuestión número uno es “bajar la inflación”.

En el segundo, el 87,6% de los argentinos afirma que “la educación pública es un derecho de todos y debemos defenderla”; y el 58,5% se manifiesta “en desacuerdo” o “muy en desacuerdo” con “congelar el presupuesto de las universidades”.

El martes habrá una prueba de fuego para la resistencia a las políticas libertarias y también para la capacidad del Gobierno de tensar la cuerda hasta límites insospechados.

Otra vez, los estudiantes y los trabajadores, en defensa de la educación pública y en contra de una reforma laboral salvaje, podrían tener un papel central para empezar a ponerle un freno a los atropellos de un anarcocapitalista despeinado que cree que puede llevarse todo puesto a su paso sin que haya consecuencias.

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20 ABR 2024 - 21:31

La memoria sirve, entre otras cosas, para recordar hechos que marcaron y cambiaron la historia. El Rosariazo de mediados de mayo de 1969 y el Cordobazo ocurrido dos semanas después hace casi 55 años, son dos hitos históricos de la vida política y social de la Argentina en donde los estudiantes -sobre todo los universitarios- y los obreros marcaron a fuego la conciencia de millones de argentinos al salir a las calles a luchar contra la dictadura de Onganía.


Lo que va a ocurrir el martes con la Marcha Federal Universitaria que sacudirá a todo el país no será la lucha contra la violencia de una dictadura militar pero sí contra otro tipo de violencia, como la que viene ejerciendo el gobierno de Javier Milei contra todo lo que considera que está en la vereda de enfrente a la suya.

Con un llamado unánime en defensa de la educación pública, la Marcha Universitaria de este 23 de abril movilizará a miles de integrantes de la comunidad educativa pero también a otras organizaciones sociales que saldrán a la calle en defensa de la educación pública. Otra vez los estudiantes y los trabajadores “aguantando los trapos” en la calle, en donde se cambian las cosas.

Algunos, los más adormecidos ante el avance sin descanso de los recortes y atropellos de Milei, creen que lo que ocurrirá el martes es una nueva manifestación de sectores de “la casta” que defienden sus “prebendas”. Lo que ocurrirá el martes será la primera gran marcha popular motorizada por un sector representativo de la sociedad, inclusive por encima de lo que fuera el primer paro general dispuesto por la CGT el 24 de enero pasado, y antes del segundo, que ocurrirá el próximo 9 de mayo.

La comunidad universitaria argentina se prepara para una manifestación sin precedentes en rechazo al ajuste presupuestario y en defensa del sistema público de educación superior, en medio de un contexto marcado por las medidas de ahogo económico dispuestas por Milei y su troupe, que amenazan con recortar los recursos destinados a la educación y la ciencia.

Ni siquiera en la era menemista el ataque a la educación pública tuvo los ribetes del actual avance del gobierno libertario. El menemismo desfinanció la educación pública pero no tuvo actitudes militantes en contra de ella como sí las tiene el actual régimen libertario, que además de recortar los fondos exacerba a esa parte de la sociedad permeable a los mensajes “anti Estado” con diatribas en contra de las escuelas y universidades públicas, a las que señala como una “máquina de lavar cerebros”.

La defensa de la educación pública no debería ser sólo una responsabilidad de la comunidad universitaria sino de toda la sociedad, que no debería evitar comprometerse activamente en la lucha por garantizar el acceso universal a una educación de calidad.

La marcha del martes ya fue respaldada por las 73 universidades públicas de todo el país, incluida la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco que opera en Chubut, cuyos rectores decidieron sumarse a la manifestación en defensa del sistema público de educación superior y contra las políticas del gobierno actual.

“Sin inversión pública en educación, ciencia y tecnología, no será posible un país libre y soberano. La libertad requiere un contexto de educación, capaz de garantizar la igualdad de acceso, un ambiente libre de violencias, de respeto por las minorías y las diversidades, un espacio de oportunidades, de movilidad social, y para eso, el estado debe invertir en la universidad pública”, señala la convocatoria de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), una casa de estudios que nació como la Universidad Obrera Nacional en 1948, en el primer gobierno de Perón.

Milei, que hasta ahora se mueve con la impunidad de un líder mesiánico que cree que ninguna esquirla lo rozará, está tocando una fibra íntima de la sociedad argentina con el avance desaforado contra la educación pública.

En la última encuesta de la consultora Zuban Córdoba, en la que se asegura que la imagen del presidente se mantiene en buenos niveles de aceptación, una de las tantas preguntas obtuvo un resultado que marca que este Gobierno nacional puede manosear y enchastrar todo pero algunas cosas no son gratuitas.

Dos temas que generan tensión en el humor social, inclusive entrelos que lo apoyan, aparecen en el horizonte inmediato del gobierno Milei, su hermana Karina y el inefable “Toto” Caputo: el económico y el educativo. En el primer punto, el 50% respondió que la prioridad del Gobierno debe ser “aumentar los salarios”, mientras que para el 49,7% la cuestión número uno es “bajar la inflación”.

En el segundo, el 87,6% de los argentinos afirma que “la educación pública es un derecho de todos y debemos defenderla”; y el 58,5% se manifiesta “en desacuerdo” o “muy en desacuerdo” con “congelar el presupuesto de las universidades”.

El martes habrá una prueba de fuego para la resistencia a las políticas libertarias y también para la capacidad del Gobierno de tensar la cuerda hasta límites insospechados.

Otra vez, los estudiantes y los trabajadores, en defensa de la educación pública y en contra de una reforma laboral salvaje, podrían tener un papel central para empezar a ponerle un freno a los atropellos de un anarcocapitalista despeinado que cree que puede llevarse todo puesto a su paso sin que haya consecuencias.


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