Por Edgardo Lillo.-
El safari transita tal vez el momento máscrítico desde su inserción en el automovilismo zonal, después de casi tres décadas de continuidad y éxitos.
Claro que la evolución también tiene que ver con el momento actual, la evolución tiene sus costos. No son pocos los que plantean que el safari actual es como haberse comprado un auto de alta gama que hoy no puede mantenerse.
De hecho, la categoría espectáculo, los 4 Cilindros Potenciados, maneja valores en la preparación de sus motores que casi triplican, por ejemplo, a una jerarquizada categoría de pista como la Gol 1.6.
Pero no son sólo los elevados costos de preparación lo que han paralizado la actividad. Dejar listo un circuito para un fin de semana de safari tiene valores que oscilan hoy entre los 4 y 5 millones de pesos, entre la maquinaría vial que debe acondicionar el trazado y los camiones de riego. Costos que ni las inscripciones ni las entradas, por más buena convocatoria que haya, podrían absorber, a los que deben sumarse los de seguridad, médicos y de fiscalización.
En este contexto, no hay posibilidades de pensar en un calendario. De hecho, el 2023 terminó en Gaiman a duras penas, con autos que debían correr, incluso con fallas, para garantizar una prueba puntuable que consagre a los campeones. En efecto, en el último diciembre, los 4 Cilindros tuvo que hacer tres competencias en uno mismo fin de semana.
La alternativa que se baraja hoy podría ser comenzar en agosto con determinadas carreras para sacar los autos del taller, aunque siempre y cuando la cuestión económica lo permita.
Una de las cuatro categorías, las más reciente, es la que maneja otra opción: la Monomarca Delantera ya inició conversaciones con la Asociación “Mar y Valle” para hacer pruebas comunitarias -entrenamientos libres- en el asfalto, también como una manera que una decena de autos no siga juntando polvo en los talleres.
Los entrenamientos libres, además de los costos logísticos que establece el circuito, demandan sólo la licencia médica y se exceptúa la deportiva que también es necesaria para competir, lo que implica otro costo importante.
Para algunos está totalmente descartado que la Monomarca Delantera esté dando un paso para correr en la pista porque simplemente los costos son más elevados aún, incluyendo los traslados para las presentaciones en Comodoro.
Pero al menos, algunos podrían despuntar el vicio y medir sus autos con tiempos cronometrados.
Por Edgardo Lillo.-
El safari transita tal vez el momento máscrítico desde su inserción en el automovilismo zonal, después de casi tres décadas de continuidad y éxitos.
Claro que la evolución también tiene que ver con el momento actual, la evolución tiene sus costos. No son pocos los que plantean que el safari actual es como haberse comprado un auto de alta gama que hoy no puede mantenerse.
De hecho, la categoría espectáculo, los 4 Cilindros Potenciados, maneja valores en la preparación de sus motores que casi triplican, por ejemplo, a una jerarquizada categoría de pista como la Gol 1.6.
Pero no son sólo los elevados costos de preparación lo que han paralizado la actividad. Dejar listo un circuito para un fin de semana de safari tiene valores que oscilan hoy entre los 4 y 5 millones de pesos, entre la maquinaría vial que debe acondicionar el trazado y los camiones de riego. Costos que ni las inscripciones ni las entradas, por más buena convocatoria que haya, podrían absorber, a los que deben sumarse los de seguridad, médicos y de fiscalización.
En este contexto, no hay posibilidades de pensar en un calendario. De hecho, el 2023 terminó en Gaiman a duras penas, con autos que debían correr, incluso con fallas, para garantizar una prueba puntuable que consagre a los campeones. En efecto, en el último diciembre, los 4 Cilindros tuvo que hacer tres competencias en uno mismo fin de semana.
La alternativa que se baraja hoy podría ser comenzar en agosto con determinadas carreras para sacar los autos del taller, aunque siempre y cuando la cuestión económica lo permita.
Una de las cuatro categorías, las más reciente, es la que maneja otra opción: la Monomarca Delantera ya inició conversaciones con la Asociación “Mar y Valle” para hacer pruebas comunitarias -entrenamientos libres- en el asfalto, también como una manera que una decena de autos no siga juntando polvo en los talleres.
Los entrenamientos libres, además de los costos logísticos que establece el circuito, demandan sólo la licencia médica y se exceptúa la deportiva que también es necesaria para competir, lo que implica otro costo importante.
Para algunos está totalmente descartado que la Monomarca Delantera esté dando un paso para correr en la pista porque simplemente los costos son más elevados aún, incluyendo los traslados para las presentaciones en Comodoro.
Pero al menos, algunos podrían despuntar el vicio y medir sus autos con tiempos cronometrados.