Cada año, por estos meses, se incrementa la asistencia a los gimnasios, se solicitan más turnos con nutricionistas, esteticistas y también psicólogos. ¿Qué apuro se pone en juego?
Los trastornos de alimentación no tienen edad ni género. Pensar nuestra interacción con la comida es un buen ejercicio. Cuando se pierde el disfrute, cuando hay una imposibilidad de compartir, es que llegamos a un límite. Del cuerpo del otro no se habla, perodelpropiosí.
Cada año, por estos meses, se incrementa la asistencia a los gimnasios, se solicitan más turnos con nutricionistas, esteticistas y también psicólogos. ¿Qué apuro se pone en juego?
Los trastornos de alimentación no tienen edad ni género. Pensar nuestra interacción con la comida es un buen ejercicio. Cuando se pierde el disfrute, cuando hay una imposibilidad de compartir, es que llegamos a un límite. Del cuerpo del otro no se habla, perodelpropiosí.