Después de estar mucho tiempo radicado en otra ciudad, volver a vivir en el lugar donde uno nació y creció lo hace reconectar con sus inicios y replantearse los caminos que quiere seguir en su vida. En este caso, a la chef Carola Puracchio la llevó a incursionar en una oferta gastronómica, cocinar con algas, que hoy la posiciona como finalista de Prix Barón B, un importante certamen a nivel nacional.
Sus primeros pasos cocinando con algas
Explorar un terreno desconocido con un producto poco habitual no fue fácil, pero su pasión por la cocina y su amor por el océano la impulsaron a confiar en que su propuesta podía ser exitosa. Y no se equivocó.
“Mi conexión con las algas era un poco de casualidad”, en una etapa de su vida que la hizo regresar a Camarones, donde nació y creció, después de vivir muchos años en Trelew. Siendo su localidad natal de unos dos mil habitantes, vivir de su pasión, la cocina, no era viable para ella, así que estaba un poquito dejando de lado”.
Allí conoció a la bióloga Carolina Pantano, que le comentó sobre el potencial que tenían las algas. De pronto se encendió una luz en su interior. “Ahí arrancó toda la incertidumbre de qué es esto, qué puedo hacer, empecé a investigar y aprender. Me re entusiasmé y acá estamos”.
Para ella, Camarones es su lugar y poder vivir allí de profesión que la llena de alegría no tiene precio. De aquella curiosa idea que tuvo hace unos cuatro años nació Amar Algas, donde también ofrece conservas con algas y comidos con todos recursos de la localidad. “Desde los pescados, los mariscos, las algas, que son como la estrella, es el condimento de A-mar, calafates, todo lo que tenemos, a nuestro alrededor, lo que nos da la naturaleza, todo es producto de acá”.
Recordó que el inicio fue “muy loco”, porque la gente no concebía la idea de comer algas y la miraba “con asquito”. Pero cuando probaban sus productos y sus platos, no podían la reacción pasaba a ser otra. “¿En serio está hecho con algas?”, preguntaban incrédulos. “Eso me encantaba, la verdad que la experiencia esa no me la voy a olvidar nunca”, confesó Carola.
A veces da algunos talleres junto a su equipo, para que los vecinos puedan aprender a cocinar y disfrutar de esta maravilla que ofrece la naturaleza y que también beneficia al ecosistema marino, porque ayuda a que se libere un poco de esta alga que sí le perjudica.
“El valor que tienen en cuanto a propiedades es increíble” aseguró, ya que tienen más hierro, calcio y vitaminas que otros alimentos cotidianos. Por eso las llama “el alimento del futuro”.
De Camarones al Prix Barón-B - Édition Cuisine
Entró al concurso a último momento por recomendación de un amigo y llegó sin problemas a la final. “Me encanta haber quedado entre los tres finalistas, estoy super contenta y la idea es mostrar lo que tenemos”, destacó. Para ella, esta es una oportunidad ideal de dar a conocer el potencial de Camarones con sus recursos naturales, “sanos y ricos”.
Con sus habilidades, Carolina podría resultar ganadora y llevarse el premio mayor: un viaje a Francia, una pasantía en el restaurante del chef Mauro Colagreco, un corcho bañado en oro tallado por un reconocido orfebre argentino y dos millones de pesos.
La gran final se disputará el 28 de agosto en Buenos Aires, donde deberán cocinar ante un jurado de renombre presidido por Mauro Colagreco, reconocido chef nacido en La Plata cuyo restaurante en Francia recibió tres veces la estrella Michelin. También estarán Pablo Rivero, embajador gastronómico, Marsia Taha, chef boliviana y el chef Pedro Bargero.
Después de estar mucho tiempo radicado en otra ciudad, volver a vivir en el lugar donde uno nació y creció lo hace reconectar con sus inicios y replantearse los caminos que quiere seguir en su vida. En este caso, a la chef Carola Puracchio la llevó a incursionar en una oferta gastronómica, cocinar con algas, que hoy la posiciona como finalista de Prix Barón B, un importante certamen a nivel nacional.
Sus primeros pasos cocinando con algas
Explorar un terreno desconocido con un producto poco habitual no fue fácil, pero su pasión por la cocina y su amor por el océano la impulsaron a confiar en que su propuesta podía ser exitosa. Y no se equivocó.
“Mi conexión con las algas era un poco de casualidad”, en una etapa de su vida que la hizo regresar a Camarones, donde nació y creció, después de vivir muchos años en Trelew. Siendo su localidad natal de unos dos mil habitantes, vivir de su pasión, la cocina, no era viable para ella, así que estaba un poquito dejando de lado”.
Allí conoció a la bióloga Carolina Pantano, que le comentó sobre el potencial que tenían las algas. De pronto se encendió una luz en su interior. “Ahí arrancó toda la incertidumbre de qué es esto, qué puedo hacer, empecé a investigar y aprender. Me re entusiasmé y acá estamos”.
Para ella, Camarones es su lugar y poder vivir allí de profesión que la llena de alegría no tiene precio. De aquella curiosa idea que tuvo hace unos cuatro años nació Amar Algas, donde también ofrece conservas con algas y comidos con todos recursos de la localidad. “Desde los pescados, los mariscos, las algas, que son como la estrella, es el condimento de A-mar, calafates, todo lo que tenemos, a nuestro alrededor, lo que nos da la naturaleza, todo es producto de acá”.
Recordó que el inicio fue “muy loco”, porque la gente no concebía la idea de comer algas y la miraba “con asquito”. Pero cuando probaban sus productos y sus platos, no podían la reacción pasaba a ser otra. “¿En serio está hecho con algas?”, preguntaban incrédulos. “Eso me encantaba, la verdad que la experiencia esa no me la voy a olvidar nunca”, confesó Carola.
A veces da algunos talleres junto a su equipo, para que los vecinos puedan aprender a cocinar y disfrutar de esta maravilla que ofrece la naturaleza y que también beneficia al ecosistema marino, porque ayuda a que se libere un poco de esta alga que sí le perjudica.
“El valor que tienen en cuanto a propiedades es increíble” aseguró, ya que tienen más hierro, calcio y vitaminas que otros alimentos cotidianos. Por eso las llama “el alimento del futuro”.
De Camarones al Prix Barón-B - Édition Cuisine
Entró al concurso a último momento por recomendación de un amigo y llegó sin problemas a la final. “Me encanta haber quedado entre los tres finalistas, estoy super contenta y la idea es mostrar lo que tenemos”, destacó. Para ella, esta es una oportunidad ideal de dar a conocer el potencial de Camarones con sus recursos naturales, “sanos y ricos”.
Con sus habilidades, Carolina podría resultar ganadora y llevarse el premio mayor: un viaje a Francia, una pasantía en el restaurante del chef Mauro Colagreco, un corcho bañado en oro tallado por un reconocido orfebre argentino y dos millones de pesos.
La gran final se disputará el 28 de agosto en Buenos Aires, donde deberán cocinar ante un jurado de renombre presidido por Mauro Colagreco, reconocido chef nacido en La Plata cuyo restaurante en Francia recibió tres veces la estrella Michelin. También estarán Pablo Rivero, embajador gastronómico, Marsia Taha, chef boliviana y el chef Pedro Bargero.