El efectivo policial Imanol Castillo, quien presta servicio en el sector de Operaciones de la Unidad Regional de Comodoro Rivadavia, denunció que uno de los allanamientos efectuados en el marco de los episodios ocurridos en el barrio “Mil Ocho” Viviendas, se efectuó en el domicilio de su madre y denunció hostigamiento por parte de la fuerza.
“Ayer me encontraba prestando servicio en el puesto de la Ruta 3 y 26 cuando ingresó personal de la Brigada de Investigaciones a mi lugar de trabajo; me levantaron de la silla y me pusieron contra la pared, diciéndome que estaba detenido y sin decirme los motivos”.
Castillo indicó que sus propios compañeros lo trasladaron hasta el domicilio de su madre donde ya se había efectuado el procedimiento. “Yo no vivo en ese domicilio y recibo hace varios meses en Km. 5. Me pidieron que me presente en Fiscalía; lo hice y aún nadie me dio una explicación; ni siquiera el jefe de la Unidad a quien también consulté”, planteó en diálogo con Cadena Tiempo. “El jefe me dice que él no tiene conocimiento, que él se enteró ayer a la mañana de que me habían hecho allanamiento a mí, el personal de la Brigada”. El efectivo denunció persecución laboral desde diciembre pasado a raíz de un problema surgido en la Alcaidía Policial. “En ese caso, me hice responsable y consideré que el tema ya había pasado. Se trató de un problema con un interno. Después de eso, volví a trabajar y durante dos meses me sentí hostigado por parte del personal. Presenté boleta psicológica en febrero, volví a trabajar a fines de mayo y venía haciéndolo bien hasta que me desayuné con esto”.
A Castillo se le atribuye haber mantenido contacto en el barrio Treinta de Octubre con personas presuntamente involucradas. “Me involucran un informe hecho por la Seccional Quinta donde se me observó uniformado dialogando con una persona de apellido Barrales a quien conozco por haber estado detenido en ésta seccional donde presté servicio. No tengo ninguna relación con él, ni con ninguna persona de éstas con las que se pretende involucrarme fuera de lo laboral. Ni yo, ni mis familiares”.
El efectivo dijo tener acceso a un oficio en el que figuran sus datos personales aclarando su condición de “empleado policial” junto a muchas personas sindicadas como autores de los ataques con armas de fuego denunciados en el Sector 7. “Estas personas saben dónde vive mi mamá, quién soy yo y tienen mi número de documento. Y los responsabilizó si le pasa algo a ella o a su casa”.
Desconoce las razones que derivaron en que se instalen las sospechas sobre su persona y reconoció visitar a su madre en este sector y utilizar habitualmente el uniforme policial. “Acompañé a mi hermano como lo hago siempre porque mi familia es de trabajo, no tiene que ver con nada delictivo. Él me pidió que lo acompañe, me pasó a buscar el trabajo, fue a la casa de su suegro y yo me bajé a acompañarlo. Al irme me crucé con dos empleados policiales a quienes saludé porque son mis compañeros. No tengo que ocultar nada y no sé por qué hicieron un informes donde dicen que supuestamente al verlos, me doy a la fuga. Eran las 4 de la tarde, yo portaba mi uniforme y el barrio tenía una fuerte presencia policial”, cuestionó.
El efectivo policial Imanol Castillo, quien presta servicio en el sector de Operaciones de la Unidad Regional de Comodoro Rivadavia, denunció que uno de los allanamientos efectuados en el marco de los episodios ocurridos en el barrio “Mil Ocho” Viviendas, se efectuó en el domicilio de su madre y denunció hostigamiento por parte de la fuerza.
“Ayer me encontraba prestando servicio en el puesto de la Ruta 3 y 26 cuando ingresó personal de la Brigada de Investigaciones a mi lugar de trabajo; me levantaron de la silla y me pusieron contra la pared, diciéndome que estaba detenido y sin decirme los motivos”.
Castillo indicó que sus propios compañeros lo trasladaron hasta el domicilio de su madre donde ya se había efectuado el procedimiento. “Yo no vivo en ese domicilio y recibo hace varios meses en Km. 5. Me pidieron que me presente en Fiscalía; lo hice y aún nadie me dio una explicación; ni siquiera el jefe de la Unidad a quien también consulté”, planteó en diálogo con Cadena Tiempo. “El jefe me dice que él no tiene conocimiento, que él se enteró ayer a la mañana de que me habían hecho allanamiento a mí, el personal de la Brigada”. El efectivo denunció persecución laboral desde diciembre pasado a raíz de un problema surgido en la Alcaidía Policial. “En ese caso, me hice responsable y consideré que el tema ya había pasado. Se trató de un problema con un interno. Después de eso, volví a trabajar y durante dos meses me sentí hostigado por parte del personal. Presenté boleta psicológica en febrero, volví a trabajar a fines de mayo y venía haciéndolo bien hasta que me desayuné con esto”.
A Castillo se le atribuye haber mantenido contacto en el barrio Treinta de Octubre con personas presuntamente involucradas. “Me involucran un informe hecho por la Seccional Quinta donde se me observó uniformado dialogando con una persona de apellido Barrales a quien conozco por haber estado detenido en ésta seccional donde presté servicio. No tengo ninguna relación con él, ni con ninguna persona de éstas con las que se pretende involucrarme fuera de lo laboral. Ni yo, ni mis familiares”.
El efectivo dijo tener acceso a un oficio en el que figuran sus datos personales aclarando su condición de “empleado policial” junto a muchas personas sindicadas como autores de los ataques con armas de fuego denunciados en el Sector 7. “Estas personas saben dónde vive mi mamá, quién soy yo y tienen mi número de documento. Y los responsabilizó si le pasa algo a ella o a su casa”.
Desconoce las razones que derivaron en que se instalen las sospechas sobre su persona y reconoció visitar a su madre en este sector y utilizar habitualmente el uniforme policial. “Acompañé a mi hermano como lo hago siempre porque mi familia es de trabajo, no tiene que ver con nada delictivo. Él me pidió que lo acompañe, me pasó a buscar el trabajo, fue a la casa de su suegro y yo me bajé a acompañarlo. Al irme me crucé con dos empleados policiales a quienes saludé porque son mis compañeros. No tengo que ocultar nada y no sé por qué hicieron un informes donde dicen que supuestamente al verlos, me doy a la fuga. Eran las 4 de la tarde, yo portaba mi uniforme y el barrio tenía una fuerte presencia policial”, cuestionó.