Simón venció al cáncer y salió a la cancha con la Selección

El niño de 9 años, Simón Álvarez, cumplió el sueño de ingresar al campo de juego del Monumental con el capitán Nicolás Otamendi. Y este viernes contó la increíble experiencia en los estudios de Cadena Tiempo (VIDEO).

06 SEP 2024 - 10:56 | Actualizado 06 SEP 2024 - 19:37

Por Edgardo Lillo. Fotos: Sergio Esparza (Jornada Medios).

LA NOTA COMPLETA EN YOUTUBE

Una ONG que se dedica a cumplirle sueños a chicos con leucemia, se lo cumplió este jueves a Simón Álvarez. El niño rawsense pudo salirde la mano del nuevo capitán de la Selección Argentina, Nicolás Otamendi, en el partido ante Chile, en el Monumental de Nuñez, en el marco de una nueva fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, que significó el reencuentro del campeón de América con su público.

Un fenómeno de la vida, espontáneo y auténtico como todo niño, aunque particular por las circunstancias y moldeado por una enfermedad desgraciada, a la que felizmente pudo vencer.

Simón Álvarez cumplirá 10 años el próximo 8 de octubre y llegó a Cadena Tiempo acompañado por su mamá Celeste y Juan, la pareja de su madre.

“Estuvimos mucho tiempo en Buenos Aires, él ya era conocido por lo que pasó con la leucemia. Un día en el Hospital Austral, en la parte donde a los chicos les hacen la quimio, una chica de una Fundación que se llama Make A Wish fue a entrevistarlos para preguntarles cuales eran sus máximos deseos. Esto fue hace cinco años, imagínate que él recién estaba en la inducción del tratamiento, en ese momento él había pedido conocer unos dibujitos animados porque recién tenía cuatro años. Pasó el tiempo y yo me olvidé y él también”, contó su madre Celeste.

“El año pasado se pusieron en contacto desde la Fundación y nos dijeron que había una posible sorpresa de ir al partido de la selección, a la semana siguiente me avisaron que estaba la posibilidad de que entre a la cancha con los jugadores como el deseo a cumplir porque no habían podido cumplirle nada antes”, remarcó.

“Él se enteró el martes que íbamos a Buenos Aires, nosotros viajamos el miércoles, le dije que teníamos que hacer algo del documento, a la noche le conté que íbamos a ver el partido y el mismo jueves se enteró que iba a ser escolta y encima le tocó primero con Otamendi”, reveló la mamá, Celeste Reichelt, ex jugadora de hockey e integrante de una conocida familia ligada a la actividad.

“A mí me etiquetaron en las fotos de Nicolás Otamendi, de varias secuencias, en una está con la Copa y en la otra aparece con Simón y Thiago, otro de los chicos de la Fundación”, expuso.

Enseguida, Simón tomó el centro de la escena radial: “Estoy un poco nervioso, no lo puedo negar. El 8 de octubre cumplo 10 años, pero lo vamos a festejar el 11 en una cancha de fútbol", irrumpió.

"Viajé el miércoles, no sé qué a hora, fuimos al aeropuerto, tomamos la leche, yo me tomé una chocolatada fría, todo serio. En el avión me leí unos libros, usé el celu un rato, pero me fui con un amigo a un asiento del 1ºA. Después fui al baño y cuando quise volver a buscarlo, la azafata me pidió que me quedara porque pasaba mucha gente. Y me olvidé y terminé perdiendo el celular en el avión”, dijo con total naturalidad.

“No tengo ni contadas las veces que fui a Buenos Aires, pero tengo un abuelo que también tiene un cáncer en la pansa, no como yo que lo tuve en la sangre. Pero en mi último control en agosto me dieron el alta”, contó.

“A algunos chicos le firmaron la camiseta, pero yo no pude, pero tuve con el capitán Nicolás Otamendi y según mi mamá, de chusma, me dijo que miraba mucho al Dibu Martínez. También es mi ídolo, y antes del himno, le dije “a atajar toda” y el Dibu me tocó el pecho y me contestó, dale”, celebró Simón.

“Pensé que iba a ir con mi hermano, mi mamá me engañó, me dijo que íbamos a ir por el documento”, reclamó.

“Tengo otro conocido en la selección que es Leandro Paredes, que también nos fue a visitar cuando estábamos en el Hospital Austral. Quise hacer jueguitos como él y me enojé porque no me salieron”, recordó además.

“No juego en ningún club, pero lo hago en el colegio con mis compañeros”, aclaró.

“Él ahora está haciendo kempo, una vez que nos dieron el okey, empezamos, pero este año se tomó descanso en fútbol y ahora estamos solamente con kempo”, aludió su mamá.

Las horas previas al sueño

“Hicimos una práctica de cómo entrar a la cancha, nos tenían que hacer una seña y agarrarnos de la mano con el jugador”, comentó de inmediato Simón.

“Fuimos a merendar, esperamos unas cuántas horas mirando Youtube, pero solamente fútbol, comimos sanduchitos, una coca y un turrón”, relató Simón sobre los momentos previos al partido.

“Nos habían pedido que mandemos a los chicos sin teléfono ni lapicera, aunque algún chico llevó alguna lapicera para que le firmaran la camiseta. A nosotros nos citaron a las 4.30 de la tarde en el Monumental, fueron muchas horas, muchos controles, y después tuvimos que estar en contacto con la Fundación para ir a buscarlos”, señaló Celeste.

“Estuvo bien organizado, los chicos estuvieron bien contenidos, aunque había algunos que todavía al estar en tratamiento tenían mucha dificultad para estar tanto tiempo afuera”, lamentó.

“Simón tuvo acceso libre a cualquier sector, a mí me dejaron con una entrada en platea y también nos regalaron un tramo de avión. Todo ocurrió en menos de un mes, cuando se confirmó la sede”, recordó.

Una pesadilla que terminó en milagro

“Él tenía una línea de fiebre, por esas cosas que tenemos las madres, lo llevé al Hospital y pedí que le hicieran un análisis, que no dio nada bien. Por el lugar donde trabajo, tuve acceso a otro médico y volamos a Buenos Aires, ni siquiera llegamos al turno programado, directamente a Urgencias del Hospital Austral y con ese mismo laboratorio lo dejaron en aislamiento, ahí empezó el tratamiento que terminó bien, pero llegó bastante delicado”, recordó Celeste sobre el diagnóstico de leucemia, cuando Simón tenía cuatro años.

“La oncóloga de allá igual me contó que fue el único caso del Austral que hizo una remisión (disminución de los síntomas) a los 15 días del tratamiento, cuando había llegado con el 98 por ciento de la medula tomada”, precisó la mamá.

“Ahora nos indicaron que tenga controles habituales con el pediatra, pero que hiciera vida normal”, dijo aliviada.

“No son situaciones fáciles, pero él con su impronta y su personalidad, trató de acompañar a los demás chicos, había muchos que pasaban lo mismo, el día que no le tocaba estar internado en el Hospital de Día, me hacía subir al quinto piso para llevarles golosinas a sus compañeros, los alentaba, les decía no te preocupes hoy te van a hacer una foto del corazón o va a venir a verte tal médico”, describió sobre la personalidad de su hijo.

“Cuando le detectaron leucemia a los cuatro años no hizo salas ni de 4 y 5 años, el primer grado fue en casa y recién empezó el proceso áulico en segundo grado”, contó sobre el proceso escolar.

Hincha de Boca

“En mi familia mi papá y mi mamá son de River, pero la pareja de mi mamá es de Boca, y yo también. Yo miro muchos partidos que han ganado y perdido, tiene muchas copas y me gusta la camiseta de Boca. Al estadio no lo conozco, sí conocí anoche el de River”, indicó Simón.

“Me gustó el partido, pero nos perdimos los tres goles. En el primero mi mamá dijo una mala palabra porque nos perdimos el gol”, contó el niño sobre el encuentro del jueves con Chile por Eliminatorias Sudamericanas.

“Y en los otros dos goles ya habíamos salido para tomar un taxi porque sino después se iba a complicar”, añadió Celeste.

En el final, Simón dejó un saludo especial para su familia, pero al mismo tiempo para los jugadores de la selección.

“Aunque tenía sueño, no me pude dormir, ni siquiera cuando llegué a casa, hasta que en un momento cerré los ojos y quedé mosca”, dimensionó en el final.

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06 SEP 2024 - 10:56

Por Edgardo Lillo. Fotos: Sergio Esparza (Jornada Medios).

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Una ONG que se dedica a cumplirle sueños a chicos con leucemia, se lo cumplió este jueves a Simón Álvarez. El niño rawsense pudo salirde la mano del nuevo capitán de la Selección Argentina, Nicolás Otamendi, en el partido ante Chile, en el Monumental de Nuñez, en el marco de una nueva fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, que significó el reencuentro del campeón de América con su público.

Un fenómeno de la vida, espontáneo y auténtico como todo niño, aunque particular por las circunstancias y moldeado por una enfermedad desgraciada, a la que felizmente pudo vencer.

Simón Álvarez cumplirá 10 años el próximo 8 de octubre y llegó a Cadena Tiempo acompañado por su mamá Celeste y Juan, la pareja de su madre.

“Estuvimos mucho tiempo en Buenos Aires, él ya era conocido por lo que pasó con la leucemia. Un día en el Hospital Austral, en la parte donde a los chicos les hacen la quimio, una chica de una Fundación que se llama Make A Wish fue a entrevistarlos para preguntarles cuales eran sus máximos deseos. Esto fue hace cinco años, imagínate que él recién estaba en la inducción del tratamiento, en ese momento él había pedido conocer unos dibujitos animados porque recién tenía cuatro años. Pasó el tiempo y yo me olvidé y él también”, contó su madre Celeste.

“El año pasado se pusieron en contacto desde la Fundación y nos dijeron que había una posible sorpresa de ir al partido de la selección, a la semana siguiente me avisaron que estaba la posibilidad de que entre a la cancha con los jugadores como el deseo a cumplir porque no habían podido cumplirle nada antes”, remarcó.

“Él se enteró el martes que íbamos a Buenos Aires, nosotros viajamos el miércoles, le dije que teníamos que hacer algo del documento, a la noche le conté que íbamos a ver el partido y el mismo jueves se enteró que iba a ser escolta y encima le tocó primero con Otamendi”, reveló la mamá, Celeste Reichelt, ex jugadora de hockey e integrante de una conocida familia ligada a la actividad.

“A mí me etiquetaron en las fotos de Nicolás Otamendi, de varias secuencias, en una está con la Copa y en la otra aparece con Simón y Thiago, otro de los chicos de la Fundación”, expuso.

Enseguida, Simón tomó el centro de la escena radial: “Estoy un poco nervioso, no lo puedo negar. El 8 de octubre cumplo 10 años, pero lo vamos a festejar el 11 en una cancha de fútbol", irrumpió.

"Viajé el miércoles, no sé qué a hora, fuimos al aeropuerto, tomamos la leche, yo me tomé una chocolatada fría, todo serio. En el avión me leí unos libros, usé el celu un rato, pero me fui con un amigo a un asiento del 1ºA. Después fui al baño y cuando quise volver a buscarlo, la azafata me pidió que me quedara porque pasaba mucha gente. Y me olvidé y terminé perdiendo el celular en el avión”, dijo con total naturalidad.

“No tengo ni contadas las veces que fui a Buenos Aires, pero tengo un abuelo que también tiene un cáncer en la pansa, no como yo que lo tuve en la sangre. Pero en mi último control en agosto me dieron el alta”, contó.

“A algunos chicos le firmaron la camiseta, pero yo no pude, pero tuve con el capitán Nicolás Otamendi y según mi mamá, de chusma, me dijo que miraba mucho al Dibu Martínez. También es mi ídolo, y antes del himno, le dije “a atajar toda” y el Dibu me tocó el pecho y me contestó, dale”, celebró Simón.

“Pensé que iba a ir con mi hermano, mi mamá me engañó, me dijo que íbamos a ir por el documento”, reclamó.

“Tengo otro conocido en la selección que es Leandro Paredes, que también nos fue a visitar cuando estábamos en el Hospital Austral. Quise hacer jueguitos como él y me enojé porque no me salieron”, recordó además.

“No juego en ningún club, pero lo hago en el colegio con mis compañeros”, aclaró.

“Él ahora está haciendo kempo, una vez que nos dieron el okey, empezamos, pero este año se tomó descanso en fútbol y ahora estamos solamente con kempo”, aludió su mamá.

Las horas previas al sueño

“Hicimos una práctica de cómo entrar a la cancha, nos tenían que hacer una seña y agarrarnos de la mano con el jugador”, comentó de inmediato Simón.

“Fuimos a merendar, esperamos unas cuántas horas mirando Youtube, pero solamente fútbol, comimos sanduchitos, una coca y un turrón”, relató Simón sobre los momentos previos al partido.

“Nos habían pedido que mandemos a los chicos sin teléfono ni lapicera, aunque algún chico llevó alguna lapicera para que le firmaran la camiseta. A nosotros nos citaron a las 4.30 de la tarde en el Monumental, fueron muchas horas, muchos controles, y después tuvimos que estar en contacto con la Fundación para ir a buscarlos”, señaló Celeste.

“Estuvo bien organizado, los chicos estuvieron bien contenidos, aunque había algunos que todavía al estar en tratamiento tenían mucha dificultad para estar tanto tiempo afuera”, lamentó.

“Simón tuvo acceso libre a cualquier sector, a mí me dejaron con una entrada en platea y también nos regalaron un tramo de avión. Todo ocurrió en menos de un mes, cuando se confirmó la sede”, recordó.

Una pesadilla que terminó en milagro

“Él tenía una línea de fiebre, por esas cosas que tenemos las madres, lo llevé al Hospital y pedí que le hicieran un análisis, que no dio nada bien. Por el lugar donde trabajo, tuve acceso a otro médico y volamos a Buenos Aires, ni siquiera llegamos al turno programado, directamente a Urgencias del Hospital Austral y con ese mismo laboratorio lo dejaron en aislamiento, ahí empezó el tratamiento que terminó bien, pero llegó bastante delicado”, recordó Celeste sobre el diagnóstico de leucemia, cuando Simón tenía cuatro años.

“La oncóloga de allá igual me contó que fue el único caso del Austral que hizo una remisión (disminución de los síntomas) a los 15 días del tratamiento, cuando había llegado con el 98 por ciento de la medula tomada”, precisó la mamá.

“Ahora nos indicaron que tenga controles habituales con el pediatra, pero que hiciera vida normal”, dijo aliviada.

“No son situaciones fáciles, pero él con su impronta y su personalidad, trató de acompañar a los demás chicos, había muchos que pasaban lo mismo, el día que no le tocaba estar internado en el Hospital de Día, me hacía subir al quinto piso para llevarles golosinas a sus compañeros, los alentaba, les decía no te preocupes hoy te van a hacer una foto del corazón o va a venir a verte tal médico”, describió sobre la personalidad de su hijo.

“Cuando le detectaron leucemia a los cuatro años no hizo salas ni de 4 y 5 años, el primer grado fue en casa y recién empezó el proceso áulico en segundo grado”, contó sobre el proceso escolar.

Hincha de Boca

“En mi familia mi papá y mi mamá son de River, pero la pareja de mi mamá es de Boca, y yo también. Yo miro muchos partidos que han ganado y perdido, tiene muchas copas y me gusta la camiseta de Boca. Al estadio no lo conozco, sí conocí anoche el de River”, indicó Simón.

“Me gustó el partido, pero nos perdimos los tres goles. En el primero mi mamá dijo una mala palabra porque nos perdimos el gol”, contó el niño sobre el encuentro del jueves con Chile por Eliminatorias Sudamericanas.

“Y en los otros dos goles ya habíamos salido para tomar un taxi porque sino después se iba a complicar”, añadió Celeste.

En el final, Simón dejó un saludo especial para su familia, pero al mismo tiempo para los jugadores de la selección.

“Aunque tenía sueño, no me pude dormir, ni siquiera cuando llegué a casa, hasta que en un momento cerré los ojos y quedé mosca”, dimensionó en el final.


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