Una tumba, un diamante y una maldición, en el monumento más alto del país

Al transitar por la ruta que une la ciudad de Córdoba con Alta Gracia resulta casi inevitable girar la vista para observar el enorme mausoleo que el millonario argentino, Raúl Barón Biza mandó a construir en honor a su difunta esposa, Myriam Stefford. Con una altura de 82 metros, supera al Obelisco porteño.

28 SEP 2024 - 19:44 | Actualizado 28 SEP 2024 - 20:09

Rosa Margarita Rossi Hoffman nació en Berna (Suiza) en el año 1905. A sus 15 años ya había escapado a Austria y a principios de la década de 1920 comenzó su carrera como actriz en el Teatro de Viena.



También participó en varias películas del cine alemán, utilizando el seudónimo Myriam Stefford.

En su currículum cinematográfico se encuentra ¨La Duquesa de Chicago¨, ¨Póker de Ases¨ y una primera versión de ¨Moulin Rouge¨.
En 1928 conoció en Venecia al escritor y millonario argentino Raúl Barón Biza, con quien se casó en la Basílica de San Marcos dos años más tarde.



Tras la boda, abandonó su carrera como actriz para mudarse a Argentina, donde descubrió una nueva pasión, que compartía con su flamante esposo: la aviación.

Baron Biza había nacido rico y era conocido en Europa por algunas excentricidades, como las lujosas cenas junto a sus influyentes amigos o haber hecho saltar la banca del Casino de Montecarlo en varias oportunidades.



Por eso, su matrimonio con Myriam, otra excéntrica que paseaba por las calles de Berlín con su leopardo domesticado, no fue una sorpresa para sus allegados.

Ya en Argentina, los recién casados potenciaron el espíritu aventurero y comenzaron a imponerse retos de aviación, como unir Buenos Aires con Rio de Janeiro en una avioneta.

Fue así cómo surgió la idea de que Myriam realizara un raid por 14 capitales argentinas, acompañada por su maestro de vuelo Ludwig Fuchs, un héroe de guerra alemán.

El avión Chingolo I partió en agosto en 1931 desde el Aeropuerto de Buenos Aires.

Tras presentar algunos problemas mecánicos, la pareja de aviadores tuvo dos aterrizajes de emergencia en Santiago del Estero y en Jujuy.
Barón Biza decidió entonces enviarles en Chingolo II, una aeronave que suplantó a la primera para así concretar la travesía.

Trágico accidente

Sin embargo, el 26 de septiembre la avioneta cayó durante su primer vuelo en la localidad de Marayes, una zona desértica de San Juan, provocando la muerte de ambos tripulantes.

Tras la muerte de su esposa, Barón Biza le encargó al ingeniero Fausto Newton la construcción de un gigantesco mausoleo con forma de ala de avión.



La obra terminó en 1935, cuando el viudo mandó a colocar el féretro de su amada en la cripta del monumento.

El monolito se encuentra al costado de la Ruta Provincial 5, en el paraje Los Cerillos, y fue construido con hormigón armado y mármol.

Un diamante en la tumba

Según cuenta la historia, Myriam fue enterrada junto a sus joyas, incluido el famoso diamante Cruz del Sur de 45 quilates, a seis metros de profundidad.



Sus restos están protegidos por toneladas del más sólido de los cementos, además de un complejo dispositivo de explosivos que estallaría ante el acceso de cualquier intruso.

Una maldición para los profanadores

Por si esto fuera poco, en la entrada hay una inscripción que reza ¨Maldito sea todo aquel que se atreva a profanar esta tumba¨.
El mausoleo cuenta con 444 escalones y una lápida en la que se lee el epitafio ¨Viajero: rinde homenaje con tu silencio a la mujer que, en su audacia, quiso llegar hasta las águilas¨.

En la mitad de la torre hay un balcón que sirve a modo de descanso para quienes intentaban llegar hasta la parte más alta de la tenebrosa escalinata, y en la cúspide hay cuatro ventanas que funcionan como mirador.

Algunas leyendas alrededor de esta historia sostienen que Barón Biza descubrió un amorío entre Myriam y su piloto, por lo cual a propósito envió el Chingolo II con una falla que ocasionaría el accidente.

Lo cierto es que la verdadera historia está enterrada junto a Myriam, bajo su enorme mausoleo, y quedará allí hasta que alguien se atreva a profanar su tumba sin volar por los aires y sin que la terrible maldición caiga sobre sus hombros.(Por:Guillermo Silva)

28 SEP 2024 - 19:44

Rosa Margarita Rossi Hoffman nació en Berna (Suiza) en el año 1905. A sus 15 años ya había escapado a Austria y a principios de la década de 1920 comenzó su carrera como actriz en el Teatro de Viena.



También participó en varias películas del cine alemán, utilizando el seudónimo Myriam Stefford.

En su currículum cinematográfico se encuentra ¨La Duquesa de Chicago¨, ¨Póker de Ases¨ y una primera versión de ¨Moulin Rouge¨.
En 1928 conoció en Venecia al escritor y millonario argentino Raúl Barón Biza, con quien se casó en la Basílica de San Marcos dos años más tarde.



Tras la boda, abandonó su carrera como actriz para mudarse a Argentina, donde descubrió una nueva pasión, que compartía con su flamante esposo: la aviación.

Baron Biza había nacido rico y era conocido en Europa por algunas excentricidades, como las lujosas cenas junto a sus influyentes amigos o haber hecho saltar la banca del Casino de Montecarlo en varias oportunidades.



Por eso, su matrimonio con Myriam, otra excéntrica que paseaba por las calles de Berlín con su leopardo domesticado, no fue una sorpresa para sus allegados.

Ya en Argentina, los recién casados potenciaron el espíritu aventurero y comenzaron a imponerse retos de aviación, como unir Buenos Aires con Rio de Janeiro en una avioneta.

Fue así cómo surgió la idea de que Myriam realizara un raid por 14 capitales argentinas, acompañada por su maestro de vuelo Ludwig Fuchs, un héroe de guerra alemán.

El avión Chingolo I partió en agosto en 1931 desde el Aeropuerto de Buenos Aires.

Tras presentar algunos problemas mecánicos, la pareja de aviadores tuvo dos aterrizajes de emergencia en Santiago del Estero y en Jujuy.
Barón Biza decidió entonces enviarles en Chingolo II, una aeronave que suplantó a la primera para así concretar la travesía.

Trágico accidente

Sin embargo, el 26 de septiembre la avioneta cayó durante su primer vuelo en la localidad de Marayes, una zona desértica de San Juan, provocando la muerte de ambos tripulantes.

Tras la muerte de su esposa, Barón Biza le encargó al ingeniero Fausto Newton la construcción de un gigantesco mausoleo con forma de ala de avión.



La obra terminó en 1935, cuando el viudo mandó a colocar el féretro de su amada en la cripta del monumento.

El monolito se encuentra al costado de la Ruta Provincial 5, en el paraje Los Cerillos, y fue construido con hormigón armado y mármol.

Un diamante en la tumba

Según cuenta la historia, Myriam fue enterrada junto a sus joyas, incluido el famoso diamante Cruz del Sur de 45 quilates, a seis metros de profundidad.



Sus restos están protegidos por toneladas del más sólido de los cementos, además de un complejo dispositivo de explosivos que estallaría ante el acceso de cualquier intruso.

Una maldición para los profanadores

Por si esto fuera poco, en la entrada hay una inscripción que reza ¨Maldito sea todo aquel que se atreva a profanar esta tumba¨.
El mausoleo cuenta con 444 escalones y una lápida en la que se lee el epitafio ¨Viajero: rinde homenaje con tu silencio a la mujer que, en su audacia, quiso llegar hasta las águilas¨.

En la mitad de la torre hay un balcón que sirve a modo de descanso para quienes intentaban llegar hasta la parte más alta de la tenebrosa escalinata, y en la cúspide hay cuatro ventanas que funcionan como mirador.

Algunas leyendas alrededor de esta historia sostienen que Barón Biza descubrió un amorío entre Myriam y su piloto, por lo cual a propósito envió el Chingolo II con una falla que ocasionaría el accidente.

Lo cierto es que la verdadera historia está enterrada junto a Myriam, bajo su enorme mausoleo, y quedará allí hasta que alguien se atreva a profanar su tumba sin volar por los aires y sin que la terrible maldición caiga sobre sus hombros.(Por:Guillermo Silva)