Por Martín Tacón / Redacción Jornada
Tarda en llegar y al final, al final hay recompensa. A Rogelio Hube lo despidieron del Correo Argentino el 29 de mayo de este año, y después de varios meses difíciles sin conseguir trabajo, logró abrir su emprendimiento familiar: “Casa Don Rogelio”, un almacén que ofrece alimentos, bebidas, fiambres y productos de limpieza.
El jueves fue la gran inauguración junto a su pareja Lorena Quiñihual. Todo el pueblo estuvo invitado. “Por Whatsapp avisé que abríamos las puertas de Casa Don Rogelio. Vino mucha gente que estuvo cuando cerró el Correo. Hicimos el corte de cinta y compartimos mates con tortas fritas”, dijo a Jornada.
Un personaje del pueblo
“Mucha gente del pueblo fue a despedirme el último día de trabajo. Como todo cartero, yo era el personaje del pueblo. Fueron 28 años de servicio y me metí en todas las casas, era muy querido y conocido. Fue muy duro el día de la despedida”.
Los despidos masivos del Correo Argentino afectaron a muchas familias. En Gualjaina, se hizo viral la salida de Rogelio Hube, que se marchó de la oficina en su bicicleta. Su historia conmovió al país.
El pago de la indemnización se demoró dos meses. Fueron tiempos difíciles para él y su familia. “Nos quedamos tranquilitos en casa. No tuvimos ninguna oferta laboral. Había salido información diciendo que el intendente me había ofrecido trabajo, cosa que no fue así”.
“Todos los días nos llamaban, nos decían que iban a cerrar. Tomé la decisión con mi familia de tomar el retiro voluntario; de lo contrario, venían y cerraban”.
Un trabajo familiar
Pese a las dificultades, salieron adelante juntos. “Tengo una familia muy linda. Tengo dos nenas y dos hijos grandes en Trelew. Mi señora trabajó de empleada de comercio; ella tenía una trafic, la vendió y armó un salón muy lindo en casa, donde daba zumba. Decidimos cerrar todo y fuimos planificando qué hacer”.
Llenaron el salón con heladeras, góndolas y muebles, algunos comprados y otros prestados por vecinos. “Hubo mucha colaboración”, dijo.
Casa Don Rogelio es un almacén que ofrece de todo: arroz, fideos, bebidas, productos de limpieza, papas, cebolla. “Estamos esperando el proveedor de los lácteos. También tenemos fiambre. Ofrecemos todo lo que se pueda vender”.
Muchos vecinos se acercaron a saludar y desearles prosperidad en esta nueva etapa de sus vidas. “Fue un día de mucha alegría. Justo se cortó la luz, y como me quedó la balanza del correo, que es de 1924, con los dos platos y las pesitas, un vecino me compró papas y las pesamos con la balanza del Correo”.
En sus redes sociales, Rogelio dijo que el trabajo dignifica y sustenta a la familia. Agradeció a los vecinos de Gualjaina y a los amigos."El sol sale para todos", expresó.
Por Martín Tacón / Redacción Jornada
Tarda en llegar y al final, al final hay recompensa. A Rogelio Hube lo despidieron del Correo Argentino el 29 de mayo de este año, y después de varios meses difíciles sin conseguir trabajo, logró abrir su emprendimiento familiar: “Casa Don Rogelio”, un almacén que ofrece alimentos, bebidas, fiambres y productos de limpieza.
El jueves fue la gran inauguración junto a su pareja Lorena Quiñihual. Todo el pueblo estuvo invitado. “Por Whatsapp avisé que abríamos las puertas de Casa Don Rogelio. Vino mucha gente que estuvo cuando cerró el Correo. Hicimos el corte de cinta y compartimos mates con tortas fritas”, dijo a Jornada.
Un personaje del pueblo
“Mucha gente del pueblo fue a despedirme el último día de trabajo. Como todo cartero, yo era el personaje del pueblo. Fueron 28 años de servicio y me metí en todas las casas, era muy querido y conocido. Fue muy duro el día de la despedida”.
Los despidos masivos del Correo Argentino afectaron a muchas familias. En Gualjaina, se hizo viral la salida de Rogelio Hube, que se marchó de la oficina en su bicicleta. Su historia conmovió al país.
El pago de la indemnización se demoró dos meses. Fueron tiempos difíciles para él y su familia. “Nos quedamos tranquilitos en casa. No tuvimos ninguna oferta laboral. Había salido información diciendo que el intendente me había ofrecido trabajo, cosa que no fue así”.
“Todos los días nos llamaban, nos decían que iban a cerrar. Tomé la decisión con mi familia de tomar el retiro voluntario; de lo contrario, venían y cerraban”.
Un trabajo familiar
Pese a las dificultades, salieron adelante juntos. “Tengo una familia muy linda. Tengo dos nenas y dos hijos grandes en Trelew. Mi señora trabajó de empleada de comercio; ella tenía una trafic, la vendió y armó un salón muy lindo en casa, donde daba zumba. Decidimos cerrar todo y fuimos planificando qué hacer”.
Llenaron el salón con heladeras, góndolas y muebles, algunos comprados y otros prestados por vecinos. “Hubo mucha colaboración”, dijo.
Casa Don Rogelio es un almacén que ofrece de todo: arroz, fideos, bebidas, productos de limpieza, papas, cebolla. “Estamos esperando el proveedor de los lácteos. También tenemos fiambre. Ofrecemos todo lo que se pueda vender”.
Muchos vecinos se acercaron a saludar y desearles prosperidad en esta nueva etapa de sus vidas. “Fue un día de mucha alegría. Justo se cortó la luz, y como me quedó la balanza del correo, que es de 1924, con los dos platos y las pesitas, un vecino me compró papas y las pesamos con la balanza del Correo”.
En sus redes sociales, Rogelio dijo que el trabajo dignifica y sustenta a la familia. Agradeció a los vecinos de Gualjaina y a los amigos."El sol sale para todos", expresó.