El 27 de noviembre de 1943 marcó un antes y un después en la relación entre el Estado y los trabajadores argentinos. Ese día, mediante el Decreto Nº 15.074, el Poder Ejecutivo creó la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, un organismo que nació bajo la conducción del entonces general Juan Domingo Perón, quien ya se desempeñaba como secretario del Departamento de Trabajo.
Esta decisión no fue un acto aislado, sino el reflejo del creciente protagonismo del movimiento obrero organizado y de la necesidad de atender demandas históricas de los trabajadores.
La creación de este organismo no sólo otorgó una nueva jerarquía al Departamento de Trabajo, sino que también inauguró una etapa de profundas transformaciones sociales y laborales en el país.
Beneficios históricos para los trabajadores
A través de la Secretaría de Trabajo y Previsión, el Estado comenzó a otorgar derechos fundamentales que el movimiento obrero venía reclamando desde hacía décadas.
Entre las medidas más destacadas se encuentran:
-Creación de los tribunales de trabajo, promoviendo un ámbito legal específico para resolver conflictos laborales.
-El Estatuto del Peón Rural, que estableció un salario mínimo y mejores condiciones de alimentación, vivienda y trabajo para los trabajadores del sector.
-Seguro social obligatorio, gestionado por entidades nacionales o provinciales con autonomía económica y participación del Estado.
-Mejoras salariales, la instauración del aguinaldo y vacaciones anuales pagas para todos los trabajadores. Indemnización por accidentes laborales y la jornada laboral de ocho horas, fundamentales para mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
Marcó el camino
El 2 de diciembre de 1943, Perón pronunció su primer discurso como secretario, dejando en claro la dirección política y social que guiaría su gestión. Este discurso sentó las bases de un modelo que, con el tiempo, consolidaría al movimiento obrero como una fuerza central en la vida política y social de la Argentina.
El 27 de noviembre de 1943 marcó un antes y un después en la relación entre el Estado y los trabajadores argentinos. Ese día, mediante el Decreto Nº 15.074, el Poder Ejecutivo creó la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, un organismo que nació bajo la conducción del entonces general Juan Domingo Perón, quien ya se desempeñaba como secretario del Departamento de Trabajo.
Esta decisión no fue un acto aislado, sino el reflejo del creciente protagonismo del movimiento obrero organizado y de la necesidad de atender demandas históricas de los trabajadores.
La creación de este organismo no sólo otorgó una nueva jerarquía al Departamento de Trabajo, sino que también inauguró una etapa de profundas transformaciones sociales y laborales en el país.
Beneficios históricos para los trabajadores
A través de la Secretaría de Trabajo y Previsión, el Estado comenzó a otorgar derechos fundamentales que el movimiento obrero venía reclamando desde hacía décadas.
Entre las medidas más destacadas se encuentran:
-Creación de los tribunales de trabajo, promoviendo un ámbito legal específico para resolver conflictos laborales.
-El Estatuto del Peón Rural, que estableció un salario mínimo y mejores condiciones de alimentación, vivienda y trabajo para los trabajadores del sector.
-Seguro social obligatorio, gestionado por entidades nacionales o provinciales con autonomía económica y participación del Estado.
-Mejoras salariales, la instauración del aguinaldo y vacaciones anuales pagas para todos los trabajadores. Indemnización por accidentes laborales y la jornada laboral de ocho horas, fundamentales para mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
Marcó el camino
El 2 de diciembre de 1943, Perón pronunció su primer discurso como secretario, dejando en claro la dirección política y social que guiaría su gestión. Este discurso sentó las bases de un modelo que, con el tiempo, consolidaría al movimiento obrero como una fuerza central en la vida política y social de la Argentina.