Por Francisco Caputo / Redacción Jornada
Sebástian Acosta, de 14 años, fue reclutado por Estudiantes de La Plata para jugar en sus divisiones inferiores. Procede de J.J. Moreno de Puerto Madryn, club especializado en la formación de juveniles. Pero esta historia trasciende lo evidente.
Sebástian es venezolano. Junto a su mamá Alejandra, se radicaron en Argentina en 2019 por la situación que atraviesa el país caribeño. Muchas noches difíciles de llanto y angustia encontraron recompensa.
Un mimo
“Me siento muy bien por lo de Estudiantes, es un equipo de donde salen muchos jugadores, tengo que aprovechar esta oportunidad”, describió el adolesceente, delantero, extremo y admirador de Lionel Messi.
“Esto es un mimo impresionante al alma, todo el esfuerzo que se ha hecho. Nunca bajó los brazos, con compromiso y disciplina. Estoy muy orgullosa. Toda su familia en Venezuela está pendiente”, dijo su madre.
El amor le ganó a la desesperanza.
Venezuela
Sebástian empezó a jugar al fútbol en su país natal a los tres años, en el club Eleggua de Miranda. Fue inclusive capitán del equipo. “En Venezuela me iba bien jugando al futbol, tenía la cancha muy cerca, mi mama siempre me llevaba y me traía”, indicó el joven.
Desde niño mostró condiciones para el deporte. Pero la historia tenía deparados algunos tragos muy amargos.
La crisis
Hace años, Venezuela vive en crisis. “Cada venezolano tiene un momento donde la vida cambia radicalmente. Las cosas estaban mal pero antes podíamos. Pero en 2017, 2018, todo empeoró muy rápido. Se vio la escasez de alimentos y medicamentos”, narró Alejandra, graduada universitaria. En esa época, estalló la hiperinflación.
“Ese primer año, mi papá fue el primero en irse del país. Es como un padre para Sebástian. Fue rudo el momento. Hace siete años que no lo vemos.”, comentó con angustia Alejandra.
La Diáspora
“Somos cinco hermanos. Uno está en Brasil, otro en Dominicana, uno en Venezuela y dos en Argentina”, remarcó la madre de Sebastián.
Esto que describe Alejandra es un buen y cruel ejemplo de la llamada Diáspora. Es la rotura de familias y la salida de millones de venezolanos de su país natal en busca de un mejor futuro. Los números difieren, pero los números de emigrados oscilan entre los siete y los diez millones.
En Argentina, el censo del año 2010 indicaba que había 6.379 venezolanos residiendo en el país. En 2022, la cifra se disparó a 161.495.
Lágrimas
“Trabajaba en un hotel, pero no convenía ir a trabajar de forma presencial. Era mejor hacer trabajos remotos”, analizó Alejandra.
En 2019, se planteó la posibilidad de partir. “Estaba la posibilidad ir a Perú junto a una amiga. Pero por el fútbol de Sebástian, era mejor ir a Argentina. Surgió la posibilidad de ir a Puerto Madryn”, recalcó.
El momento de partir fue muy doloroso. “El mismo día de la partida estaba por arrepentirme. Pero mi hermano mayor y mi mamá me dieron ánimos para emprender esta travesía junto a Sebástian, que implicaba no saber cuando iba a volver a verlos”, narró Alejandra con una mezcla de decisiones.
“Quería darle algo mejor a mi hijo, que tenía nueve años en 2019. Quería darle la posibilidad de luchar por su sueño. No quería que estuviese preocuoado por la comida o por la inseguridad que vivíamos, preocupaciones que no debe tener un niño. La noche de viajar mi hijo me dijo que me acompañaba a donde fuera”, ilustró. Se llevaron el primer uniforme de fútbol del entonces niño, regalado por su abuelo.
Tres colectivos, dos vuelos
El viaje a la Argentina fue extenuante. “Tomamos dos colectivos para salir de Venezuela rumbo a Brasil. Luego, otro bus y dos aviones internos en Brasil. Entramos por la Argentina a través de Iguazú. Nos alojamos una noche en Chajari, Entre Ríos”, describió.
“Un matrimonio de allí nos alojó dos noches y nos trajo a Puerto Madryn. Y una familia de Madryn, que tiene una churrería nos ayudó a pagar unos de los vuelos. No puedo no ser agradecida”, comentó.
Emigrar por la fuerza no es algo fácil. Hubo momentos de gran tristeza. La Navidad del 2019, la primera lejos de Venezuela, fue angustiosa. Pero también hubo fortaleza de parte de ambos.
Los clubes
Ambos en Madryn encontraron un acompañamiento consistente de la comunidad. “Fue fuerte, la verdad es que conocimos a personas muy buenas, personas que nos han ayudado, no nos sentimos aislados ni marginados en Argentina”, enunció Alejandra, quien pudo encontrar trabajos varios para empezar a construir un mejor porvenir.
Sebastián, por su parte, hizo una prueba en Deportivo Madryn. Fue seleccionado por el “Aurinegro” portuario. “Nos ayudó muchísima gente, lo llevaban a Sebastián a los entrenamientos. Muchísimas familias estuvieron en momentos clave y les agradezco a todas por su apoyo”, indicó.
Después de un tiempo, en 2023, J.J. Moreno hizo un selectivo yfue convocado. Luego, éltomó la decisión de cambiarsede club. “Después de estar en el ´Depo´ cuatro años, quise probar otra cosa. En ambos lugares me recibieron muy bien, en ambos clubes aprendí muchas cosas”, dijo Sebástian.
Su madre asiente. “En los dos clubes aprendió muchas cosas, perfeccionó su técnica. Y no solo nos ayudaron con fútbol. Hubo cosas más allá del fútbol que las voy a agradecer siempre”, expresó ella.
Nuevos tiempos
Con el transcurso del tiempo, formó una familia en Argentina. Se puso en pareja con Mauro y tuvo otros dos hijos: Santiago y Sofía. Y en 2022, su madre llegó a Puerto Madryn. "Fue muy valiente al hacer ese viaje de tantos kilómetros", dijo Alejandra.
Pero otro hecho impactante estaba por ocurrir. Sebastián llamó la atención de los cazatalentos de Estudiantes. A fin de mes, debe presentarse en City Bell. “Me voy con un amigo, Santino Arias, vamos a estar juntos. Tengo el sueño de llegar a Primera y de jugar en Europa”, dijo el joven, que idolatra a Messi.
“Tengo el corazón algo arrugadito porque Sebastián se va, pero lo hace para cumplir su sueño”, indicó Alejandra, con emoción.
El futuro
Alejandra sigue de cerca los acontecimientos que ocurren en su país de nacimiento. Eventualmente, sueña con volver a Venezuela alguna vez, pero no para vivir.
“Algunos venezolanos plantean la idea de volverse en algún momento. Pero quiero que mis hijos crezcan aquí, quiero volver de vacaciones y visita a mi familia a mis tías, a ver a mi papá, que volvió hace un año y que no conoce a dos de sus nietos”, concluyó.
Sebástian y Alejandra son los protagonistas de una historia donde la voluntad humana de superación quedó demostrada.
Su historia es una de las tantas de los millones de venezolanos que tratan de abrirse camino en el marco de una crisis espantosa.
Gloria al bravo pueblo.
Agradecimientos
+Familiares y amigos en Venezuela
+A Mauro y su familia.
+Todas las familias que los ayudaron en Argentina en distintos momentos. Mención especial para las familias Redondo, Curín, Bona, a Nidia y Lito y a Sandra y Pepe. También a la familia de la churrería La Familia.
+A los clubes Deportivo Madryn y J.J. Moreno, a Ricardo y Gustavo Sastre, a Hernán Egurza, a Juan José Moreno, a todo el staff de ambos clubes y a sus excompañeros de equipo.
+A los formadores de Sebastián en Venezuela: Ángel Vargas, Giovanni Luna, Carlos Guarenas, Antonio.
Por Francisco Caputo / Redacción Jornada
Sebástian Acosta, de 14 años, fue reclutado por Estudiantes de La Plata para jugar en sus divisiones inferiores. Procede de J.J. Moreno de Puerto Madryn, club especializado en la formación de juveniles. Pero esta historia trasciende lo evidente.
Sebástian es venezolano. Junto a su mamá Alejandra, se radicaron en Argentina en 2019 por la situación que atraviesa el país caribeño. Muchas noches difíciles de llanto y angustia encontraron recompensa.
Un mimo
“Me siento muy bien por lo de Estudiantes, es un equipo de donde salen muchos jugadores, tengo que aprovechar esta oportunidad”, describió el adolesceente, delantero, extremo y admirador de Lionel Messi.
“Esto es un mimo impresionante al alma, todo el esfuerzo que se ha hecho. Nunca bajó los brazos, con compromiso y disciplina. Estoy muy orgullosa. Toda su familia en Venezuela está pendiente”, dijo su madre.
El amor le ganó a la desesperanza.
Venezuela
Sebástian empezó a jugar al fútbol en su país natal a los tres años, en el club Eleggua de Miranda. Fue inclusive capitán del equipo. “En Venezuela me iba bien jugando al futbol, tenía la cancha muy cerca, mi mama siempre me llevaba y me traía”, indicó el joven.
Desde niño mostró condiciones para el deporte. Pero la historia tenía deparados algunos tragos muy amargos.
La crisis
Hace años, Venezuela vive en crisis. “Cada venezolano tiene un momento donde la vida cambia radicalmente. Las cosas estaban mal pero antes podíamos. Pero en 2017, 2018, todo empeoró muy rápido. Se vio la escasez de alimentos y medicamentos”, narró Alejandra, graduada universitaria. En esa época, estalló la hiperinflación.
“Ese primer año, mi papá fue el primero en irse del país. Es como un padre para Sebástian. Fue rudo el momento. Hace siete años que no lo vemos.”, comentó con angustia Alejandra.
La Diáspora
“Somos cinco hermanos. Uno está en Brasil, otro en Dominicana, uno en Venezuela y dos en Argentina”, remarcó la madre de Sebastián.
Esto que describe Alejandra es un buen y cruel ejemplo de la llamada Diáspora. Es la rotura de familias y la salida de millones de venezolanos de su país natal en busca de un mejor futuro. Los números difieren, pero los números de emigrados oscilan entre los siete y los diez millones.
En Argentina, el censo del año 2010 indicaba que había 6.379 venezolanos residiendo en el país. En 2022, la cifra se disparó a 161.495.
Lágrimas
“Trabajaba en un hotel, pero no convenía ir a trabajar de forma presencial. Era mejor hacer trabajos remotos”, analizó Alejandra.
En 2019, se planteó la posibilidad de partir. “Estaba la posibilidad ir a Perú junto a una amiga. Pero por el fútbol de Sebástian, era mejor ir a Argentina. Surgió la posibilidad de ir a Puerto Madryn”, recalcó.
El momento de partir fue muy doloroso. “El mismo día de la partida estaba por arrepentirme. Pero mi hermano mayor y mi mamá me dieron ánimos para emprender esta travesía junto a Sebástian, que implicaba no saber cuando iba a volver a verlos”, narró Alejandra con una mezcla de decisiones.
“Quería darle algo mejor a mi hijo, que tenía nueve años en 2019. Quería darle la posibilidad de luchar por su sueño. No quería que estuviese preocuoado por la comida o por la inseguridad que vivíamos, preocupaciones que no debe tener un niño. La noche de viajar mi hijo me dijo que me acompañaba a donde fuera”, ilustró. Se llevaron el primer uniforme de fútbol del entonces niño, regalado por su abuelo.
Tres colectivos, dos vuelos
El viaje a la Argentina fue extenuante. “Tomamos dos colectivos para salir de Venezuela rumbo a Brasil. Luego, otro bus y dos aviones internos en Brasil. Entramos por la Argentina a través de Iguazú. Nos alojamos una noche en Chajari, Entre Ríos”, describió.
“Un matrimonio de allí nos alojó dos noches y nos trajo a Puerto Madryn. Y una familia de Madryn, que tiene una churrería nos ayudó a pagar unos de los vuelos. No puedo no ser agradecida”, comentó.
Emigrar por la fuerza no es algo fácil. Hubo momentos de gran tristeza. La Navidad del 2019, la primera lejos de Venezuela, fue angustiosa. Pero también hubo fortaleza de parte de ambos.
Los clubes
Ambos en Madryn encontraron un acompañamiento consistente de la comunidad. “Fue fuerte, la verdad es que conocimos a personas muy buenas, personas que nos han ayudado, no nos sentimos aislados ni marginados en Argentina”, enunció Alejandra, quien pudo encontrar trabajos varios para empezar a construir un mejor porvenir.
Sebastián, por su parte, hizo una prueba en Deportivo Madryn. Fue seleccionado por el “Aurinegro” portuario. “Nos ayudó muchísima gente, lo llevaban a Sebastián a los entrenamientos. Muchísimas familias estuvieron en momentos clave y les agradezco a todas por su apoyo”, indicó.
Después de un tiempo, en 2023, J.J. Moreno hizo un selectivo yfue convocado. Luego, éltomó la decisión de cambiarsede club. “Después de estar en el ´Depo´ cuatro años, quise probar otra cosa. En ambos lugares me recibieron muy bien, en ambos clubes aprendí muchas cosas”, dijo Sebástian.
Su madre asiente. “En los dos clubes aprendió muchas cosas, perfeccionó su técnica. Y no solo nos ayudaron con fútbol. Hubo cosas más allá del fútbol que las voy a agradecer siempre”, expresó ella.
Nuevos tiempos
Con el transcurso del tiempo, formó una familia en Argentina. Se puso en pareja con Mauro y tuvo otros dos hijos: Santiago y Sofía. Y en 2022, su madre llegó a Puerto Madryn. "Fue muy valiente al hacer ese viaje de tantos kilómetros", dijo Alejandra.
Pero otro hecho impactante estaba por ocurrir. Sebastián llamó la atención de los cazatalentos de Estudiantes. A fin de mes, debe presentarse en City Bell. “Me voy con un amigo, Santino Arias, vamos a estar juntos. Tengo el sueño de llegar a Primera y de jugar en Europa”, dijo el joven, que idolatra a Messi.
“Tengo el corazón algo arrugadito porque Sebastián se va, pero lo hace para cumplir su sueño”, indicó Alejandra, con emoción.
El futuro
Alejandra sigue de cerca los acontecimientos que ocurren en su país de nacimiento. Eventualmente, sueña con volver a Venezuela alguna vez, pero no para vivir.
“Algunos venezolanos plantean la idea de volverse en algún momento. Pero quiero que mis hijos crezcan aquí, quiero volver de vacaciones y visita a mi familia a mis tías, a ver a mi papá, que volvió hace un año y que no conoce a dos de sus nietos”, concluyó.
Sebástian y Alejandra son los protagonistas de una historia donde la voluntad humana de superación quedó demostrada.
Su historia es una de las tantas de los millones de venezolanos que tratan de abrirse camino en el marco de una crisis espantosa.
Gloria al bravo pueblo.
Agradecimientos
+Familiares y amigos en Venezuela
+A Mauro y su familia.
+Todas las familias que los ayudaron en Argentina en distintos momentos. Mención especial para las familias Redondo, Curín, Bona, a Nidia y Lito y a Sandra y Pepe. También a la familia de la churrería La Familia.
+A los clubes Deportivo Madryn y J.J. Moreno, a Ricardo y Gustavo Sastre, a Hernán Egurza, a Juan José Moreno, a todo el staff de ambos clubes y a sus excompañeros de equipo.
+A los formadores de Sebastián en Venezuela: Ángel Vargas, Giovanni Luna, Carlos Guarenas, Antonio.