Este sábado 10 a las 15 en el Fondo, San Lorenzo 57 de Gaiman, la psicóloga Carolina Aguirre López presentará su libro “La nena, la gallina y las palabras…”, un texto dedicado a acompañar a niños con dificultades del habla y a su entorno. A la presentación se sumarán Julia Chaktoura y Ailyn La Cantora Roberts. La entrada es libre y gratuita. El viernes 16 a las 18 la autora hará lo propio en La Mercante en Dolavon
La profesional explicó que la idea se generó en el Hospital Rural de Dolavon, cuando trabajó con infancias junto con una fonoaudióloga. Los cuentos eran una rutina de esas sesiones pero se transformaron en una herramienta terapéutica.
Al texto lo ilustraron dos chicos: Sofía y el hijo menor de la psicóloga. Tiene un anexo con orientación para familias, docentes y profesionales, que explican claramente la importancia del diagnóstico y del lenguaje en el desarrollo infantil. Y fortalece la idea de promover una crianza más afectiva y tolerante
Aguirre López le dijo a Jornada que el libro “nace a partir de la práctica clínica y de lo que pasa dentro de un consultorio cuando trabajás con infancias”.
La terapia con niños y niñas es distinta a la de adultos. “Hay que usar otras herramientas que permitan que puedan transmitir lo que les pasa; no tienen el lenguaje ni tan estructurado ni tan armado ni tan amplio como los adultos, por eso se usa el juego, el dibujo y los cuentos para trabajar y permitir que ese niño o niña pueda empezar a elaborar algo de lo que le sucede; nadie va a un consultorio porque sí sino cuando hay algo traumático o de las emociones que no pueden procesarse”.
“A veces creemos que un hijo o una hija va a la psicóloga, juega y no hace nada cuando en realidad lo que está haciendo es encontrando un espacio seguro donde a través de lo lúdico y del juego, que es la única tarea que tendría que tener el niño o la niña, pueda decir eso que le pasa, que le afecta o que le aflige”.
Sobre el uso de los cuentos, López Aguirre subrayó que “sirven más allá de la psicología para permitirle a los niños y a las niñas que ensayen situaciones de una forma mental, imaginándolas pero que sean seguras”.
Estos ensayos de situaciones “permiten mejorar la atención, la concentración, la imaginación y la memoria; los cuentos abren una puerta a la fantasía y al conocimiento porque se conocen lugares, situaciones y personajes a los que quizás de otra forma no se accedería”.
“El cuento es una forma de transmitir un mensaje y un saber –agregó-, pensemos en los cuentos con moralejas o en los cuentos clásicos como La Bella Durmiente o Caperucita, que marcan el rol de la mujer y qué pasa cuando no obedecés; siempre transmiten un mensaje y un saber más allá del espacio terapéutico”.
En el trabajo “lo empecé a usar porque para terminar las sesiones que hacíamos en conjunto con una fonoaudióloga contaba un cuento como forma de cerrar el espacio; era la señal de que el tiempo se acababa como el timbre en la escuela. Aparecía el cuento y el tiempo se acababa hasta la semana que viene”.
El cuento fue un modo de ordenar el espacio, cuándo empieza y cuándo termina. “Los espacios terapéuticos tienen normas porque lo que se realiza ahí es un trabajo”.
¿Con qué se van a encontrar las familias cuando lean el libro? “Con un cuento pensado no sólo para infancias sino para adultos y adultas responsables de crianza, y también con un anexo con un ABC o pequeños parámetros sobre la crianza, el diagnóstico, el lenguaje y la educación, para pensar cómo hacer cuando las infancias presentan dificultades complejas”. Ese anexo lo confeccionaron tanto Aguirre López como otras profesionales de educación, fonoaudiología y psicología. “Cada una hace un aporte desde su mirada a partir de la experiencia”.
Este sábado 10 a las 15 en el Fondo, San Lorenzo 57 de Gaiman, la psicóloga Carolina Aguirre López presentará su libro “La nena, la gallina y las palabras…”, un texto dedicado a acompañar a niños con dificultades del habla y a su entorno. A la presentación se sumarán Julia Chaktoura y Ailyn La Cantora Roberts. La entrada es libre y gratuita. El viernes 16 a las 18 la autora hará lo propio en La Mercante en Dolavon
La profesional explicó que la idea se generó en el Hospital Rural de Dolavon, cuando trabajó con infancias junto con una fonoaudióloga. Los cuentos eran una rutina de esas sesiones pero se transformaron en una herramienta terapéutica.
Al texto lo ilustraron dos chicos: Sofía y el hijo menor de la psicóloga. Tiene un anexo con orientación para familias, docentes y profesionales, que explican claramente la importancia del diagnóstico y del lenguaje en el desarrollo infantil. Y fortalece la idea de promover una crianza más afectiva y tolerante
Aguirre López le dijo a Jornada que el libro “nace a partir de la práctica clínica y de lo que pasa dentro de un consultorio cuando trabajás con infancias”.
La terapia con niños y niñas es distinta a la de adultos. “Hay que usar otras herramientas que permitan que puedan transmitir lo que les pasa; no tienen el lenguaje ni tan estructurado ni tan armado ni tan amplio como los adultos, por eso se usa el juego, el dibujo y los cuentos para trabajar y permitir que ese niño o niña pueda empezar a elaborar algo de lo que le sucede; nadie va a un consultorio porque sí sino cuando hay algo traumático o de las emociones que no pueden procesarse”.
“A veces creemos que un hijo o una hija va a la psicóloga, juega y no hace nada cuando en realidad lo que está haciendo es encontrando un espacio seguro donde a través de lo lúdico y del juego, que es la única tarea que tendría que tener el niño o la niña, pueda decir eso que le pasa, que le afecta o que le aflige”.
Sobre el uso de los cuentos, López Aguirre subrayó que “sirven más allá de la psicología para permitirle a los niños y a las niñas que ensayen situaciones de una forma mental, imaginándolas pero que sean seguras”.
Estos ensayos de situaciones “permiten mejorar la atención, la concentración, la imaginación y la memoria; los cuentos abren una puerta a la fantasía y al conocimiento porque se conocen lugares, situaciones y personajes a los que quizás de otra forma no se accedería”.
“El cuento es una forma de transmitir un mensaje y un saber –agregó-, pensemos en los cuentos con moralejas o en los cuentos clásicos como La Bella Durmiente o Caperucita, que marcan el rol de la mujer y qué pasa cuando no obedecés; siempre transmiten un mensaje y un saber más allá del espacio terapéutico”.
En el trabajo “lo empecé a usar porque para terminar las sesiones que hacíamos en conjunto con una fonoaudióloga contaba un cuento como forma de cerrar el espacio; era la señal de que el tiempo se acababa como el timbre en la escuela. Aparecía el cuento y el tiempo se acababa hasta la semana que viene”.
El cuento fue un modo de ordenar el espacio, cuándo empieza y cuándo termina. “Los espacios terapéuticos tienen normas porque lo que se realiza ahí es un trabajo”.
¿Con qué se van a encontrar las familias cuando lean el libro? “Con un cuento pensado no sólo para infancias sino para adultos y adultas responsables de crianza, y también con un anexo con un ABC o pequeños parámetros sobre la crianza, el diagnóstico, el lenguaje y la educación, para pensar cómo hacer cuando las infancias presentan dificultades complejas”. Ese anexo lo confeccionaron tanto Aguirre López como otras profesionales de educación, fonoaudiología y psicología. “Cada una hace un aporte desde su mirada a partir de la experiencia”.