Guardianas de la historia

Hace once años, comenzaba oficialmente el fútbol femenino federado. La Liga de Fútbol Valle del Chubut dejaba inaugurado el Torneo Apértura "Copa Jornada" con 5 partidos en el CEDETRE.

La cobertura de Jornada, hace once años.
10 MAY 2025 - 17:46 | Actualizado 10 MAY 2025 - 20:43

Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada

“Una importancia concurrencia de simpatizantes para alentar a su equipo favorito se hizo presente durante toda la jornada de ayer en el predio del CEDETRE”, destacaba Jornada (aún en papel), en una excepcional cobertura por la primera fecha del Torneo “Apertura” de fútbol femenino de su edición del 10 de mayo del 2014. Hace once años. Sí, hace más de una década.

Ese día, que comenzó en las primeras horas de la tarde y terminó con el último juego con luz artificial en el césped sintético trelewense, Paola Soto y Javier Treuque hacían hincapié en el trabajo conjunto y en el mejoramiento del fútbol general en nuestra zona y la erradicación de la violencia de las canchas, coincidiendo con el intendente de Trelew, Máximo Gabriel Pérez Catán que estuvo acompañado por su colega de Rawson, Rossana Artero.

Juntos vieron el primer gol oficial del fútbol femenino convertido por Araceli Fierro, volante de Barraca Central ante Germinal. Iban 6 minutos del primer tiempo del tercer partido de esa jornada. Las madrynenses terminaron goleando 7 a 0. Es que los cotejos anteriores, Alberdi-Racing y Ever Ready-Deportivo Madryn habían terminado 0 a 0.

La mayoría de los partidos los dirigió la árbitro Belén Nulheman acompañada por Daniel Quevedo. La terna iba a completarse con José Miguel Savorani, pero, por razones de salud no pudo asistir.

Javier Treuque estuvo toda la jornada hasta el final. Es más, logró que se prendieran las luces en el último partido entre Los Aromos y Huracán, cuando no se veía prácticamente nada y con victoria final para las primeras 2 a 0.

El partido restante de la fecha inaugural mostró el triunfo de Independiente por 1 a 0 ante Defensores de la Ribera. ¿Quién hizo el único gol?. Si. Eva Schmid.

Así empieza la historia. Tal vez la que no te contaron. O poco. O a medias. Nada más.

El nacimiento del fútbol femenino federado. Una metáfora de los lugares donde se cruzan las esperanzas y desilusiones. Un espacio simbólico donde conviven el arte, la pasión y el desamor y en donde y no con poco esfuerzo, logró visibilidad.

Y allí, estuvieron ellas. Cientos de ellas. Las que fueron, las que son y las que serán. Las que ponderan el amor; las que categorizan la pasión, convirtiéndose en sujetos de la historia.

El fútbol constituye un espacio de educación sentimental para los varones. Sin embargo, las mujeres lo saben de manera diferente. El fútbol enseña, sin perjuicio aparente, la tristeza de haber perdido, la pasión de alentar al equipo y el amor por “la camiseta”, la violencia de defender el cuadro o la bandera: en suma, las pasiones humanas como el amor, odio y todo el espectro que las conecta.

Pero lo que verdaderamente constituye la diferencia no es tanto el saber cómo la experiencia de la práctica. La opinión de una mujer sobre fútbol no puede convalidarse por no haberlo practicado, arrinconándolas en la historia y convertidas en fantasmas con memoria. Por lo tanto, afuera. Con la ñata contra el vidrio. No juegan, no opinan.

Y hace once años, ello empezó a cambiar.

Hoy, la ilusión está en un pueblo con nuevos paradigmas sin fronteras y el fútbol femenino representa eso. Viene para defender la alegría como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina, de la miseria y de los miserables. De las ausencias transitorias y de las definitivas, poniendo esa cuota de desmesura y deseo furioso en todo lo que hace.

Su sola presencia desarruga entrecejos y produce pálidas sonrisas y no se apaga la luz por su sombra evitando a los proxenetas de la burla que a través del tiempo se vieron afianzando de tanto egoísmo, indiferencia, tilinguería bajo una ignorancia inveterada y cultivada con ahínco.

Se espera que a partir de este aniversario bisagra sea un nuevo comienzo para aquellas que cualquiera las podrá corregir, pero nadie podrá escribir una historia como las suyas.

Ya no se verán -ellas- bordando resignación entre paredes que huelen a incienso y obediencia, disfrazadas de invisibles.

Porque entraron, Ya no como sombras. Ya no como costillas. Entraron como fuerza, como alma, como trinchera. Y sostienen su historia con el cuerpo y con el silencio. Que es ensordecedor.

No es la idea la que va a salvar al futbol femenino, sino la furia persistente de sobrevivir, ese grotesco heroísmo frente al infortunio que representa a la intolerancia, a la estupidez y al fanatismo. Canchas espantosas para jugar; obligada necesidad de autogestión para todo y un marcado desinterés de la dirigencia de los clubes que en vez de progresar retroceden.

Hace once años comenzaba el fútbol femenino federado. Bajo “La Copa Jornada”. Casualmente o no, Independiente era la campeona. Igual que hoy. Con una campaña formidable de 8 triunfos y un empate (ante Alberdi); 16 goles a favor y uno en contra. ¿Sus goleadoras? Nicol Jones y…si, Eva Schmid. No, nada es casual.

Atrevido miedo

La historia se escribe con letras de molde grueso, aunque los domingos no tengan sol, pero si fuego adentro. Y ellas son las guardianas de su propia historia. Esa que es un verso escrito en el alma y un amor que deja huella en el camino.

Y allí andan con su atrevido miedo, con una vieja canción en los labios y que sus piernas fuertes arrastran raíces todavía prontas a sentir; cambiando comodidad indolente por riesgo vital.

Porque a ellas nadie les regaló la suerte que dicen tener.

Hace once años comenzaba el fútbol femenino federado. Bajo “La Copa Jornada”. Casualmente o no, Independiente era la campeona. Igual que hoy. Con una campaña formidable de 8 triunfos y un empate (ante Alberdi); 16 goles a favor y uno en contra. ¿Sus goleadoras? Nicol Jones y…si, Eva Schmid. No, nada es casual.

La falta de empatía no requiere demasiado análisis. Con ella, sólo queda la desesperación muda. Sin esa falta, se tendrá claro, muy en claro, que el fútbol no es de ellos; al menos no sólo de ellos. Es también de ellas. Sin el soborno del cielo ni la amenaza del infierno.

Si las quieren mandar de vuelta al bastidor, ya es tarde. Ellas ya han bordado la historia. El bastidor tenía un solo hilo y cambiaron el color del hilo. Ya no bordan resignación; ahora bordan futuro, se tejen utopías y se discuten realidades.

Las sin nombre, las sin bronce. Ya no bordan resignación; ahora bordan memoria. Cada puntada es un grito, cada hilo, una herida cerrada. Cada aguja, una lanza contra el olvido. Porque una historia que no nombra s sus mujeres, es una mentira bordada con hilo ajeno.

Hoy, si uno escarba en este bendito suelo, encontrará sus uñas. Marcando, sosteniendo, sangrando, resistiendo.

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La cobertura de Jornada, hace once años.
10 MAY 2025 - 17:46

Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada

“Una importancia concurrencia de simpatizantes para alentar a su equipo favorito se hizo presente durante toda la jornada de ayer en el predio del CEDETRE”, destacaba Jornada (aún en papel), en una excepcional cobertura por la primera fecha del Torneo “Apertura” de fútbol femenino de su edición del 10 de mayo del 2014. Hace once años. Sí, hace más de una década.

Ese día, que comenzó en las primeras horas de la tarde y terminó con el último juego con luz artificial en el césped sintético trelewense, Paola Soto y Javier Treuque hacían hincapié en el trabajo conjunto y en el mejoramiento del fútbol general en nuestra zona y la erradicación de la violencia de las canchas, coincidiendo con el intendente de Trelew, Máximo Gabriel Pérez Catán que estuvo acompañado por su colega de Rawson, Rossana Artero.

Juntos vieron el primer gol oficial del fútbol femenino convertido por Araceli Fierro, volante de Barraca Central ante Germinal. Iban 6 minutos del primer tiempo del tercer partido de esa jornada. Las madrynenses terminaron goleando 7 a 0. Es que los cotejos anteriores, Alberdi-Racing y Ever Ready-Deportivo Madryn habían terminado 0 a 0.

La mayoría de los partidos los dirigió la árbitro Belén Nulheman acompañada por Daniel Quevedo. La terna iba a completarse con José Miguel Savorani, pero, por razones de salud no pudo asistir.

Javier Treuque estuvo toda la jornada hasta el final. Es más, logró que se prendieran las luces en el último partido entre Los Aromos y Huracán, cuando no se veía prácticamente nada y con victoria final para las primeras 2 a 0.

El partido restante de la fecha inaugural mostró el triunfo de Independiente por 1 a 0 ante Defensores de la Ribera. ¿Quién hizo el único gol?. Si. Eva Schmid.

Así empieza la historia. Tal vez la que no te contaron. O poco. O a medias. Nada más.

El nacimiento del fútbol femenino federado. Una metáfora de los lugares donde se cruzan las esperanzas y desilusiones. Un espacio simbólico donde conviven el arte, la pasión y el desamor y en donde y no con poco esfuerzo, logró visibilidad.

Y allí, estuvieron ellas. Cientos de ellas. Las que fueron, las que son y las que serán. Las que ponderan el amor; las que categorizan la pasión, convirtiéndose en sujetos de la historia.

El fútbol constituye un espacio de educación sentimental para los varones. Sin embargo, las mujeres lo saben de manera diferente. El fútbol enseña, sin perjuicio aparente, la tristeza de haber perdido, la pasión de alentar al equipo y el amor por “la camiseta”, la violencia de defender el cuadro o la bandera: en suma, las pasiones humanas como el amor, odio y todo el espectro que las conecta.

Pero lo que verdaderamente constituye la diferencia no es tanto el saber cómo la experiencia de la práctica. La opinión de una mujer sobre fútbol no puede convalidarse por no haberlo practicado, arrinconándolas en la historia y convertidas en fantasmas con memoria. Por lo tanto, afuera. Con la ñata contra el vidrio. No juegan, no opinan.

Y hace once años, ello empezó a cambiar.

Hoy, la ilusión está en un pueblo con nuevos paradigmas sin fronteras y el fútbol femenino representa eso. Viene para defender la alegría como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina, de la miseria y de los miserables. De las ausencias transitorias y de las definitivas, poniendo esa cuota de desmesura y deseo furioso en todo lo que hace.

Su sola presencia desarruga entrecejos y produce pálidas sonrisas y no se apaga la luz por su sombra evitando a los proxenetas de la burla que a través del tiempo se vieron afianzando de tanto egoísmo, indiferencia, tilinguería bajo una ignorancia inveterada y cultivada con ahínco.

Se espera que a partir de este aniversario bisagra sea un nuevo comienzo para aquellas que cualquiera las podrá corregir, pero nadie podrá escribir una historia como las suyas.

Ya no se verán -ellas- bordando resignación entre paredes que huelen a incienso y obediencia, disfrazadas de invisibles.

Porque entraron, Ya no como sombras. Ya no como costillas. Entraron como fuerza, como alma, como trinchera. Y sostienen su historia con el cuerpo y con el silencio. Que es ensordecedor.

No es la idea la que va a salvar al futbol femenino, sino la furia persistente de sobrevivir, ese grotesco heroísmo frente al infortunio que representa a la intolerancia, a la estupidez y al fanatismo. Canchas espantosas para jugar; obligada necesidad de autogestión para todo y un marcado desinterés de la dirigencia de los clubes que en vez de progresar retroceden.

Hace once años comenzaba el fútbol femenino federado. Bajo “La Copa Jornada”. Casualmente o no, Independiente era la campeona. Igual que hoy. Con una campaña formidable de 8 triunfos y un empate (ante Alberdi); 16 goles a favor y uno en contra. ¿Sus goleadoras? Nicol Jones y…si, Eva Schmid. No, nada es casual.

Atrevido miedo

La historia se escribe con letras de molde grueso, aunque los domingos no tengan sol, pero si fuego adentro. Y ellas son las guardianas de su propia historia. Esa que es un verso escrito en el alma y un amor que deja huella en el camino.

Y allí andan con su atrevido miedo, con una vieja canción en los labios y que sus piernas fuertes arrastran raíces todavía prontas a sentir; cambiando comodidad indolente por riesgo vital.

Porque a ellas nadie les regaló la suerte que dicen tener.

Hace once años comenzaba el fútbol femenino federado. Bajo “La Copa Jornada”. Casualmente o no, Independiente era la campeona. Igual que hoy. Con una campaña formidable de 8 triunfos y un empate (ante Alberdi); 16 goles a favor y uno en contra. ¿Sus goleadoras? Nicol Jones y…si, Eva Schmid. No, nada es casual.

La falta de empatía no requiere demasiado análisis. Con ella, sólo queda la desesperación muda. Sin esa falta, se tendrá claro, muy en claro, que el fútbol no es de ellos; al menos no sólo de ellos. Es también de ellas. Sin el soborno del cielo ni la amenaza del infierno.

Si las quieren mandar de vuelta al bastidor, ya es tarde. Ellas ya han bordado la historia. El bastidor tenía un solo hilo y cambiaron el color del hilo. Ya no bordan resignación; ahora bordan futuro, se tejen utopías y se discuten realidades.

Las sin nombre, las sin bronce. Ya no bordan resignación; ahora bordan memoria. Cada puntada es un grito, cada hilo, una herida cerrada. Cada aguja, una lanza contra el olvido. Porque una historia que no nombra s sus mujeres, es una mentira bordada con hilo ajeno.

Hoy, si uno escarba en este bendito suelo, encontrará sus uñas. Marcando, sosteniendo, sangrando, resistiendo.


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