Más de 40 personas, entre alumnos y personal de la Escuela Primaria N°9 de Epuyén, se intoxicaron como consecuencia de un desperfecto en una caldera del edificio. El incidente ocurrió durante una jornada habitual de clases y fue atendido con rapidez por el equipo docente, lo que evitó consecuencias más graves.
“Nos dimos cuenta porque se empezaron a descomponer los niños”, relató Mariela Aburto, directora de la institución, en diálogo con Mañana G de Jornada Radio. “Los chicos tenían dolor de cabeza, dolor de estómago, vómitos. Esa fue la señal. Y aunque no había un olor fuerte, sí sentimos algo raro en el ambiente”.
Ante los síntomas, el personal tomó una decisión clave: “Lo primero que hicimos fue apagar las calderas porque ya ha habido otros casos en la región. Abrimos todo y evacuamos”. Una niña que se desmayó fue trasladada por su madre, quien también es docente. Simultáneamente, comenzaron a contactar a las familias: “Llamamos a los papás para que retiren a los niños y los lleven al hospital. Estamos a siete kilómetros, y una ambulancia solo puede llevar a una persona por vez”.
En menos de 20 minutos, toda la escuela había sido evacuada. “Ahí yo también ya me sentía muy mal, así que también me fui al hospital”, agregó Aburto, quien también resultó afectada.
La causa y el estado actual
Del centenar de personas presentes en el edificio, unas 50 presentaron síntomas. La intoxicación se localizó en el área donde funciona una de las cuatro calderas activas. “Un técnico vino con un detector y encontró la falla. Los fuertes vientos movieron los caños y ahí se produjo la fisura”, explicó la directora.
Aclaró que se trató de un accidente, no de una negligencia: “Esto no es un problema del arreglo que se estaba haciendo. Si no se hubiera hecho nada, igual hubiera pasado. Es algo ajeno, aunque quizás influido por mantenimientos de años”.
Actualmente la escuela está sin gas, con el medidor retirado, y no hay fecha concreta para el regreso a clases. “Hasta que no tengamos gas, no vamos a poder volver”, indicó Aburto. El edificio se encuentra en reconstrucción tras un incendio ocurrido en el verano.
Lecciones y agradecimientos
Aburto resaltó la respuesta de la comunidad y el esfuerzo del personal de salud: “El hospital de Epuyén se saturó y hubo que derivar pacientes a otros centros. No estamos preparados. Tenemos que aprender como comunidad, como comarca, como Ministerio de Educación”. Solicitó que se acelere la obra del nuevo hospital y agradeció al personal médico “que se portó de lo mejor”.
La directora valoró también el compromiso del equipo docente: “Todos los adultos pudieron mantenerse en calma, atender a los niños, y fueron los últimos en ir al hospital. Primero pensaron en la responsabilidad que tenemos: nuestros niños”.
En un mensaje a la comunidad y a los medios, pidió responsabilidad: “Les pido cautela al informar. Hay gente que opina sin conocer y no se pone en los zapatos del otro”. Y concluyó: “Hago lo que creo correcto, pensando en mi labor: bregar por los niños, por el personal, por los que tengo cerca. Tenemos que enseñarles que somos resilientes, que ante una situación así tenemos que poder salir adelante”.
Más de 40 personas, entre alumnos y personal de la Escuela Primaria N°9 de Epuyén, se intoxicaron como consecuencia de un desperfecto en una caldera del edificio. El incidente ocurrió durante una jornada habitual de clases y fue atendido con rapidez por el equipo docente, lo que evitó consecuencias más graves.
“Nos dimos cuenta porque se empezaron a descomponer los niños”, relató Mariela Aburto, directora de la institución, en diálogo con Mañana G de Jornada Radio. “Los chicos tenían dolor de cabeza, dolor de estómago, vómitos. Esa fue la señal. Y aunque no había un olor fuerte, sí sentimos algo raro en el ambiente”.
Ante los síntomas, el personal tomó una decisión clave: “Lo primero que hicimos fue apagar las calderas porque ya ha habido otros casos en la región. Abrimos todo y evacuamos”. Una niña que se desmayó fue trasladada por su madre, quien también es docente. Simultáneamente, comenzaron a contactar a las familias: “Llamamos a los papás para que retiren a los niños y los lleven al hospital. Estamos a siete kilómetros, y una ambulancia solo puede llevar a una persona por vez”.
En menos de 20 minutos, toda la escuela había sido evacuada. “Ahí yo también ya me sentía muy mal, así que también me fui al hospital”, agregó Aburto, quien también resultó afectada.
La causa y el estado actual
Del centenar de personas presentes en el edificio, unas 50 presentaron síntomas. La intoxicación se localizó en el área donde funciona una de las cuatro calderas activas. “Un técnico vino con un detector y encontró la falla. Los fuertes vientos movieron los caños y ahí se produjo la fisura”, explicó la directora.
Aclaró que se trató de un accidente, no de una negligencia: “Esto no es un problema del arreglo que se estaba haciendo. Si no se hubiera hecho nada, igual hubiera pasado. Es algo ajeno, aunque quizás influido por mantenimientos de años”.
Actualmente la escuela está sin gas, con el medidor retirado, y no hay fecha concreta para el regreso a clases. “Hasta que no tengamos gas, no vamos a poder volver”, indicó Aburto. El edificio se encuentra en reconstrucción tras un incendio ocurrido en el verano.
Lecciones y agradecimientos
Aburto resaltó la respuesta de la comunidad y el esfuerzo del personal de salud: “El hospital de Epuyén se saturó y hubo que derivar pacientes a otros centros. No estamos preparados. Tenemos que aprender como comunidad, como comarca, como Ministerio de Educación”. Solicitó que se acelere la obra del nuevo hospital y agradeció al personal médico “que se portó de lo mejor”.
La directora valoró también el compromiso del equipo docente: “Todos los adultos pudieron mantenerse en calma, atender a los niños, y fueron los últimos en ir al hospital. Primero pensaron en la responsabilidad que tenemos: nuestros niños”.
En un mensaje a la comunidad y a los medios, pidió responsabilidad: “Les pido cautela al informar. Hay gente que opina sin conocer y no se pone en los zapatos del otro”. Y concluyó: “Hago lo que creo correcto, pensando en mi labor: bregar por los niños, por el personal, por los que tengo cerca. Tenemos que enseñarles que somos resilientes, que ante una situación así tenemos que poder salir adelante”.