Erupción del volcán Puyehue: la ceniza que cubrió Chubut de cordillera a costa

El 4 de junio de 2011, el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle entró en erupción y provocó una lluvia de cenizas que se extendió también por la provincia del Chubut. Las regiones de la meseta, la cordillera y el valle sufrieron consecuencias ambientales, económicas y sociales de largo alcance.

04 JUN 2025 - 12:24 | Actualizado 04 JUN 2025 - 12:53

El 4 de junio de 2011, el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle, ubicado en el sur de Chile, entró en erupción tras medio siglo de inactividad. Aunque el epicentro estuvo en territorio chileno, los vientos del oeste provocaron una extensa y densa nube de cenizas que cruzó la cordillera e impactó de lleno en la región patagónica argentina, incluyendo a la provincia del Chubut.

En la zona cordillerana, localidades como Esquel, Trevelin, Lago Puelo y El Hoyo fueron las primeras en recibir la lluvia de cenizas, que en algunos sectores llegó a acumular más de 30 centímetros. Esto obligó al cierre de escuelas, aeropuertos, rutas y comercios, y generó problemas respiratorios por la alta concentración de partículas en suspensión.

Con el paso de las horas, la ceniza avanzó hacia el centro de la provincia, afectando la meseta y el valle. En localidades mesetarias como Paso de Indios, Las Plumas, Gan Gan y Telsen, la caída de ceniza complicó el acceso al agua, dañó equipos eléctricos y provocó pérdidas en la actividad ganadera. La acumulación sobre los pastizales naturales y el polvo en los bebederos generaron mortandad de animales y obligaron a medidas de emergencia para sostener la producción.

En el valle inferior del río Chubut, zonas como Trelew, Rawson y Gaiman registraron mala calidad del aire, reducción de la visibilidad y presencia de ceniza sobre cultivos, techos, calles y cursos de agua. La actividad aeroportuaria fue suspendida durante varios días, con impacto directo en el turismo y el comercio.

Además de los efectos en la salud y la vida cotidiana, la erupción generó un importante daño económico. Las actividades productivas —especialmente la ganadería extensiva, la agricultura y el turismo— sufrieron pérdidas por varios meses. El Estado provincial y nacional implementaron planes de contingencia, distribución de forraje, limpieza de instalaciones y asistencia sanitaria.

A más de una década de la erupción, el evento sigue siendo recordado como uno de los fenómenos naturales más significativos de los últimos tiempos en la Patagonia.

04 JUN 2025 - 12:24

El 4 de junio de 2011, el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle, ubicado en el sur de Chile, entró en erupción tras medio siglo de inactividad. Aunque el epicentro estuvo en territorio chileno, los vientos del oeste provocaron una extensa y densa nube de cenizas que cruzó la cordillera e impactó de lleno en la región patagónica argentina, incluyendo a la provincia del Chubut.

En la zona cordillerana, localidades como Esquel, Trevelin, Lago Puelo y El Hoyo fueron las primeras en recibir la lluvia de cenizas, que en algunos sectores llegó a acumular más de 30 centímetros. Esto obligó al cierre de escuelas, aeropuertos, rutas y comercios, y generó problemas respiratorios por la alta concentración de partículas en suspensión.

Con el paso de las horas, la ceniza avanzó hacia el centro de la provincia, afectando la meseta y el valle. En localidades mesetarias como Paso de Indios, Las Plumas, Gan Gan y Telsen, la caída de ceniza complicó el acceso al agua, dañó equipos eléctricos y provocó pérdidas en la actividad ganadera. La acumulación sobre los pastizales naturales y el polvo en los bebederos generaron mortandad de animales y obligaron a medidas de emergencia para sostener la producción.

En el valle inferior del río Chubut, zonas como Trelew, Rawson y Gaiman registraron mala calidad del aire, reducción de la visibilidad y presencia de ceniza sobre cultivos, techos, calles y cursos de agua. La actividad aeroportuaria fue suspendida durante varios días, con impacto directo en el turismo y el comercio.

Además de los efectos en la salud y la vida cotidiana, la erupción generó un importante daño económico. Las actividades productivas —especialmente la ganadería extensiva, la agricultura y el turismo— sufrieron pérdidas por varios meses. El Estado provincial y nacional implementaron planes de contingencia, distribución de forraje, limpieza de instalaciones y asistencia sanitaria.

A más de una década de la erupción, el evento sigue siendo recordado como uno de los fenómenos naturales más significativos de los últimos tiempos en la Patagonia.