El fútbol femenino ya no borda resignación, sino memoria y futuro

La selección de la Liga del Valle del Chubut se apresta a participar del certamen nacional midiéndose este fin de semana con su par neuquina. Su técnica, Nuria Lamela reflexionó sobre esta oportunidad, el presente y el futuro de un género históricamente relegado en este ámbito y que ya no lo es.

Nuria dando una de las últimas indicaciones antes de viajar.
17 JUL 2025 - 19:52 | Actualizado 17 JUL 2025 - 20:10

Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada

El fútbol femenino federado es una metáfora de los lugares donde se cruzan las esperanzas y desilusiones. Un espacio simbólico donde conviven el arte, la pasión y el desamor y en donde y no con poco esfuerzo, logró visibilidad.

Y allí, estuvieron y están ellas. Cientos de ellas. Las que fueron, las que son y las que serán. Las que ponderan el amor; las que categorizan la pasión, convirtiéndose en sujetos de la historia.

Y una de ellas, es Nuria Lamela, la DT de la selección sub15 del fútbol femenino de la Liga del Valle del Chubut que este fin de semana, comenzará a desandar un camino regional cuando se mida con su par neuquina, de visitante.

Desde su lugar, reflexionó lo que significa que la puesta en escena del sub 15 femenino y lo que le significa para el fútbol femenino de la región. ¡Significa mucho! -indicó-!. Es un gran crecimiento para las nenas”, porque permite no solo que las chicas tengan otro incentivo, sino también tener la posibilidad de competir con otras regiones y otras provincias para medirse de igual a igual”, y en “dónde sienten que todo el sacrificio vale la pena. Estar en la selección para ellas -hoy en día- no solo es lo más lindo, sino demostrarse a sí mismo que están haciendo bien las cosas”, sostuvo.

El fútbol constituye un espacio de educación sentimental para los varones. Sin embargo, las mujeres lo saben de manera diferente. El fútbol enseña, sin perjuicio aparente, la tristeza de haber perdido, la pasión de alentar al equipo y el amor por “la camiseta”, la violencia de defender el cuadro o la bandera: en suma, las pasiones humanas como el amor, odio y todo el espectro que las conecta y la experiencia de la práctica.

Y hace once años, ello empezó a cambiar. Al menos por estos lares.

Crecimiento

Nuria dijo que “Hay un crecimiento en el futbol femenino, si bien hace uno o dos años todas las nenas querían jugar al fútbol y eso ya no se ve tanto; ahora empieza la acción. Empiezan las nenas que realmente les gusta, a las que les apasiona este deporte. Digo nenas porque el crecimiento es de ellas, y eso se ve en el club, en la playa o en las plazas, para citar algunos ejemplos”. Y agregó: “los clubes apoyan al femenino, en muchos casos se les hace difícil la infraestructura y el tiempo para las jugadoras”; pero “hace 11 años que se plantó en la Liga el femenino y sigue creciendo”. Y cerró con que “hablando en general del país, creo que es un camino largo por recorrer. No va a ser mañana, quizás pasado tampoco Pero va a llegar un día que las mujeres puedan vivir del fútbol. Hoy en día hay contratos, cuando hace unos años no estaba ni pensado”. Pueden conspirar o no para su crecimiento, “pero las mujeres, cuando queremos algo, aunque nos lleve un siglo, lo vamos a lograr”.

Hoy, la ilusión está en un pueblo con nuevos paradigmas sin fronteras y el fútbol femenino representa eso. Viene para defender la alegría como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina, de la miseria y de los miserables. De las ausencias transitorias y de las definitivas, poniendo esa cuota de desmesura y deseo furioso en todo lo que hace.

Su sola presencia desarruga entrecejos y produce pálidas sonrisas y no se apaga la luz por su sombra evitando a los proxenetas de la burla que a través del tiempo se vieron afianzando de tanto egoísmo, indiferencia, tilinguería bajo una ignorancia inveterada y cultivada con ahínco.

Ya no se verán -ellas- bordando resignación entre paredes que huelen a incienso y obediencia, disfrazadas de invisibles.

Porque entraron, Ya no como sombras. Ya no como costillas. Entraron como fuerza, como alma, como trinchera. Y sostienen su historia con el cuerpo y con el silencio. Ya no bordan resignación; ahora bordan futuro y memoria, se tejen utopías y se discuten realidades.

Cada puntada es un grito, cada hilo, una herida cerrada. Cada aguja, una lanza contra el olvido. Porque una historia que no nombra s sus mujeres, es una mentira bordada con hilo ajeno.

Y esta participación en este tipo de torneos para las jugadoras locales, “no sólo les suma no solo más experiencias, sino un crecimiento que las va a ir formando como jugadoras. Es otro roce, no conocer al rival, lejos de tu casa, otro equipo donde tú compañera del día a día no está ahí con vos”. Pero también “les permite que las puedan ver técnicos de otras ciudades y el técnico de la selección Argentina”, indicó la DT de la selección de Chubut desde el 2019 hasta hoy con una experiencia trianual en Guillermo Brown cuya expectativa es “no sólo ganar, por una y las nenas, que son o todos queremos ganar, no solo por uno, sino por las nenas, que son las verdaderas protagonistas. U para guiar, enseñar, pero si a ellas les queda una linda experiencia, también es una expectativa ganada”.

Convencida de la necesidad de una mayor y permanente capacitación y conocimiento relacionado al fútbol femenino, porque “ser técnica de mujeres es totalmente distinto a los varones”, Nuria Lamela señaló que “la capacitación tendría que estar siempre. Y ser continuo, no quedarnos en el pasado, las cosas cambian, la adolescencia cambia mucho más. Cada club debería capacitar a sus técnicos”; destacó, asimismo que “sería importante que el fútbol femenino tenga una primera y categorías de inferiores en todos los clubes”, aunque no desconoce la realidad de estos y ls demandas que deben sortear cotidianamente.

Real dimensión

Finalmente, dijo que “yo vengo de una generación que no podíamos jugar, estaba totalmente prohibido, no por mi familia porque de hecho jugué en la calle con varones hasta los 15; pero si estaba mal visto por la sociedad. Creo que la generación de ahora no toma la dimensión de lo que vivimos, ellas tienen la oportunidad y la aprovechan al máximo, Pero no se tienen que olvidar que en algún momento de sus vidas, son ellas las que van a ser el ejemplo de las que vienen”. Si haría una reflexión de lo que hoy es el fútbol femenino y que es el mayor deporte en crecimiento, dónde une, socializa y construye carácter, disciplina, en las nenas sobre todo”, precisó, quién hoy hace escuela desde el otro lado de la línea.

No es la idea la que va a salvar al futbol femenino, sino la furia persistente de sobrevivir, ese grotesco heroísmo frente al infortunio que representa a la intolerancia, a la estupidez y al fanatismo.

La historia se escribe con letras de molde grueso, aunque los domingos no tengan sol, pero si fuego adentro. Y ellas son las guardianas de su propia historia. Esa que es un verso escrito en el alma y un amor que deja huella en el camino.

Y allí andan con su atrevido miedo, con una vieja canción en los labios y que sus piernas fuertes arrastran raíces todavía prontas a sentir; cambiando comodidad indolente por riesgo vital.

Porque a ellas nadie les regaló la suerte que dicen tener y que el fútbol no es de ellos; al menos no sólo de ellos. Es también de ellas. Sin el soborno del cielo ni la amenaza del infierno.

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Nuria dando una de las últimas indicaciones antes de viajar.
17 JUL 2025 - 19:52

Por Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada

El fútbol femenino federado es una metáfora de los lugares donde se cruzan las esperanzas y desilusiones. Un espacio simbólico donde conviven el arte, la pasión y el desamor y en donde y no con poco esfuerzo, logró visibilidad.

Y allí, estuvieron y están ellas. Cientos de ellas. Las que fueron, las que son y las que serán. Las que ponderan el amor; las que categorizan la pasión, convirtiéndose en sujetos de la historia.

Y una de ellas, es Nuria Lamela, la DT de la selección sub15 del fútbol femenino de la Liga del Valle del Chubut que este fin de semana, comenzará a desandar un camino regional cuando se mida con su par neuquina, de visitante.

Desde su lugar, reflexionó lo que significa que la puesta en escena del sub 15 femenino y lo que le significa para el fútbol femenino de la región. ¡Significa mucho! -indicó-!. Es un gran crecimiento para las nenas”, porque permite no solo que las chicas tengan otro incentivo, sino también tener la posibilidad de competir con otras regiones y otras provincias para medirse de igual a igual”, y en “dónde sienten que todo el sacrificio vale la pena. Estar en la selección para ellas -hoy en día- no solo es lo más lindo, sino demostrarse a sí mismo que están haciendo bien las cosas”, sostuvo.

El fútbol constituye un espacio de educación sentimental para los varones. Sin embargo, las mujeres lo saben de manera diferente. El fútbol enseña, sin perjuicio aparente, la tristeza de haber perdido, la pasión de alentar al equipo y el amor por “la camiseta”, la violencia de defender el cuadro o la bandera: en suma, las pasiones humanas como el amor, odio y todo el espectro que las conecta y la experiencia de la práctica.

Y hace once años, ello empezó a cambiar. Al menos por estos lares.

Crecimiento

Nuria dijo que “Hay un crecimiento en el futbol femenino, si bien hace uno o dos años todas las nenas querían jugar al fútbol y eso ya no se ve tanto; ahora empieza la acción. Empiezan las nenas que realmente les gusta, a las que les apasiona este deporte. Digo nenas porque el crecimiento es de ellas, y eso se ve en el club, en la playa o en las plazas, para citar algunos ejemplos”. Y agregó: “los clubes apoyan al femenino, en muchos casos se les hace difícil la infraestructura y el tiempo para las jugadoras”; pero “hace 11 años que se plantó en la Liga el femenino y sigue creciendo”. Y cerró con que “hablando en general del país, creo que es un camino largo por recorrer. No va a ser mañana, quizás pasado tampoco Pero va a llegar un día que las mujeres puedan vivir del fútbol. Hoy en día hay contratos, cuando hace unos años no estaba ni pensado”. Pueden conspirar o no para su crecimiento, “pero las mujeres, cuando queremos algo, aunque nos lleve un siglo, lo vamos a lograr”.

Hoy, la ilusión está en un pueblo con nuevos paradigmas sin fronteras y el fútbol femenino representa eso. Viene para defender la alegría como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina, de la miseria y de los miserables. De las ausencias transitorias y de las definitivas, poniendo esa cuota de desmesura y deseo furioso en todo lo que hace.

Su sola presencia desarruga entrecejos y produce pálidas sonrisas y no se apaga la luz por su sombra evitando a los proxenetas de la burla que a través del tiempo se vieron afianzando de tanto egoísmo, indiferencia, tilinguería bajo una ignorancia inveterada y cultivada con ahínco.

Ya no se verán -ellas- bordando resignación entre paredes que huelen a incienso y obediencia, disfrazadas de invisibles.

Porque entraron, Ya no como sombras. Ya no como costillas. Entraron como fuerza, como alma, como trinchera. Y sostienen su historia con el cuerpo y con el silencio. Ya no bordan resignación; ahora bordan futuro y memoria, se tejen utopías y se discuten realidades.

Cada puntada es un grito, cada hilo, una herida cerrada. Cada aguja, una lanza contra el olvido. Porque una historia que no nombra s sus mujeres, es una mentira bordada con hilo ajeno.

Y esta participación en este tipo de torneos para las jugadoras locales, “no sólo les suma no solo más experiencias, sino un crecimiento que las va a ir formando como jugadoras. Es otro roce, no conocer al rival, lejos de tu casa, otro equipo donde tú compañera del día a día no está ahí con vos”. Pero también “les permite que las puedan ver técnicos de otras ciudades y el técnico de la selección Argentina”, indicó la DT de la selección de Chubut desde el 2019 hasta hoy con una experiencia trianual en Guillermo Brown cuya expectativa es “no sólo ganar, por una y las nenas, que son o todos queremos ganar, no solo por uno, sino por las nenas, que son las verdaderas protagonistas. U para guiar, enseñar, pero si a ellas les queda una linda experiencia, también es una expectativa ganada”.

Convencida de la necesidad de una mayor y permanente capacitación y conocimiento relacionado al fútbol femenino, porque “ser técnica de mujeres es totalmente distinto a los varones”, Nuria Lamela señaló que “la capacitación tendría que estar siempre. Y ser continuo, no quedarnos en el pasado, las cosas cambian, la adolescencia cambia mucho más. Cada club debería capacitar a sus técnicos”; destacó, asimismo que “sería importante que el fútbol femenino tenga una primera y categorías de inferiores en todos los clubes”, aunque no desconoce la realidad de estos y ls demandas que deben sortear cotidianamente.

Real dimensión

Finalmente, dijo que “yo vengo de una generación que no podíamos jugar, estaba totalmente prohibido, no por mi familia porque de hecho jugué en la calle con varones hasta los 15; pero si estaba mal visto por la sociedad. Creo que la generación de ahora no toma la dimensión de lo que vivimos, ellas tienen la oportunidad y la aprovechan al máximo, Pero no se tienen que olvidar que en algún momento de sus vidas, son ellas las que van a ser el ejemplo de las que vienen”. Si haría una reflexión de lo que hoy es el fútbol femenino y que es el mayor deporte en crecimiento, dónde une, socializa y construye carácter, disciplina, en las nenas sobre todo”, precisó, quién hoy hace escuela desde el otro lado de la línea.

No es la idea la que va a salvar al futbol femenino, sino la furia persistente de sobrevivir, ese grotesco heroísmo frente al infortunio que representa a la intolerancia, a la estupidez y al fanatismo.

La historia se escribe con letras de molde grueso, aunque los domingos no tengan sol, pero si fuego adentro. Y ellas son las guardianas de su propia historia. Esa que es un verso escrito en el alma y un amor que deja huella en el camino.

Y allí andan con su atrevido miedo, con una vieja canción en los labios y que sus piernas fuertes arrastran raíces todavía prontas a sentir; cambiando comodidad indolente por riesgo vital.

Porque a ellas nadie les regaló la suerte que dicen tener y que el fútbol no es de ellos; al menos no sólo de ellos. Es también de ellas. Sin el soborno del cielo ni la amenaza del infierno.