Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada
El fútbol es un acto de rebeldía. De resistencia. Ante la complicidad de otros. Y también teje y desteje realidades.
Este lunes, en Huracán, quedará el definitivo plantel del seleccionado de fútbol femenino de la Liga del Valle del Chubut en la categoría sub 15.
Y no es un dato menor.
Su primer rival será el seleccionado neuquino el próximo 19 de julio en la cancha de Lamarque.
Es que esta aparente brisa puede ser el soplido de un dragón.
Con sus propias luces, pero siempre rodeadas de oscuridad habitan un presente en que las niñas van queriendo ser. Trazando puentes entre el pasado, el presente y el fututo, sin firuletes berretas y falsos y sin perder la sonrisa ante la brevedad del desaliento contra aquellos que tienen grandes problemas con las palabras de tres sílabas
Este lunes, las jugadoras de Roca, Racing, Defensores de la Ribera, J.J. Moreno, Huracán, Independiente, Germinal y Guillermo Brown rozarán con la piel la indiferencia de un mundo ajeno siendo duras con la vulgaridad de este tiempo y amando el fútbol con insólita lujuria. Todas bajo las órdenes de Nuria Lamela y la preparación física de Florencia Moya.
Este lunes comienza la ilusión (aunque arrancó el miércoles 9 pasado) que se formaliza el 19; como un gran ventanal entrando a gritos. Allí dejarán de estar debajo de los mercuriales y se convertirán en esa hermosa casualidad llamada deseo que no viene a mendigar cariño. Muy por el contrario, luchando contra la frivolidad y la tontera. Escuchando el desorden de sus venas.
Una débil porción de cualquier sentido hubiera bastado para impedir la estupidez de creer que el fútbol no es cosa de mujeres
Y quién no tiene el coraje de imaginar un futuro distinto, no tiene el derecho de condenar lo que fue
El fútbol femenino ya no está más escondido en las márgenes del camino, en las sombras de los fogones, detrás del humo de los asados. Está aquí, sosteniendo todo, sin ir de paseo.
Porque, ellas, cuando se juntan, el mundo tiembla, porque destruyen lógicas y también sus propios miedos. Libres. Libres para elegir, libres para hablar y libres para jugar.
La historia no siempre se escribe con espada de machos. Como, asimismo, la solución jamás es individual, sino colectiva; porque no se puede traer las pasiones con una simple primavera. Pero sí con fútbol. Ese que empieza con f, de femenino. Ese acto de pura y poética rebeldía. En donde se juega como se vive: con la sangre del corazón. Igual que un grito. Cuando eran invisibles. Ya no.
Juan Miguel Bigrevich / Redacción Jornada
El fútbol es un acto de rebeldía. De resistencia. Ante la complicidad de otros. Y también teje y desteje realidades.
Este lunes, en Huracán, quedará el definitivo plantel del seleccionado de fútbol femenino de la Liga del Valle del Chubut en la categoría sub 15.
Y no es un dato menor.
Su primer rival será el seleccionado neuquino el próximo 19 de julio en la cancha de Lamarque.
Es que esta aparente brisa puede ser el soplido de un dragón.
Con sus propias luces, pero siempre rodeadas de oscuridad habitan un presente en que las niñas van queriendo ser. Trazando puentes entre el pasado, el presente y el fututo, sin firuletes berretas y falsos y sin perder la sonrisa ante la brevedad del desaliento contra aquellos que tienen grandes problemas con las palabras de tres sílabas
Este lunes, las jugadoras de Roca, Racing, Defensores de la Ribera, J.J. Moreno, Huracán, Independiente, Germinal y Guillermo Brown rozarán con la piel la indiferencia de un mundo ajeno siendo duras con la vulgaridad de este tiempo y amando el fútbol con insólita lujuria. Todas bajo las órdenes de Nuria Lamela y la preparación física de Florencia Moya.
Este lunes comienza la ilusión (aunque arrancó el miércoles 9 pasado) que se formaliza el 19; como un gran ventanal entrando a gritos. Allí dejarán de estar debajo de los mercuriales y se convertirán en esa hermosa casualidad llamada deseo que no viene a mendigar cariño. Muy por el contrario, luchando contra la frivolidad y la tontera. Escuchando el desorden de sus venas.
Una débil porción de cualquier sentido hubiera bastado para impedir la estupidez de creer que el fútbol no es cosa de mujeres
Y quién no tiene el coraje de imaginar un futuro distinto, no tiene el derecho de condenar lo que fue
El fútbol femenino ya no está más escondido en las márgenes del camino, en las sombras de los fogones, detrás del humo de los asados. Está aquí, sosteniendo todo, sin ir de paseo.
Porque, ellas, cuando se juntan, el mundo tiembla, porque destruyen lógicas y también sus propios miedos. Libres. Libres para elegir, libres para hablar y libres para jugar.
La historia no siempre se escribe con espada de machos. Como, asimismo, la solución jamás es individual, sino colectiva; porque no se puede traer las pasiones con una simple primavera. Pero sí con fútbol. Ese que empieza con f, de femenino. Ese acto de pura y poética rebeldía. En donde se juega como se vive: con la sangre del corazón. Igual que un grito. Cuando eran invisibles. Ya no.