El programa ya lleva varios años de desarrollo y este año suma el acompañamiento técnico del INTA para seguir creciendo.
“El proyecto se llama ‘Semillas que germinan, ideas que florecen’ y tiene como objetivo que los chicos desarrollen actividades dentro de los invernaderos, desde cultivar una fruta o verdura hasta hacer arte”, explicó Pablo Zárate, referente de Brisa, durante la presentación. La propuesta está diseñada para que cada institución educativa diseñe su propio plan de trabajo en torno a las huertas y lo lleve adelante hasta noviembre, cuando se realizará una feria de cierre y se premiará a los proyectos más destacados.
Zárate destacó el crecimiento sostenido de esta iniciativa: “Cada año los chicos se suman con muchas ganas. El objetivo de Brisa al llevar huertas a las escuelas es que los chicos puedan incorporar aprendizajes trabajando con la tierra. Aprenden sobre semillas, agua, tierra y sol, pero también sobre alimentación saludable y prácticas que hacían nuestros abuelos”.
El proyecto contempla distintas formas de implementación: huertas en invernaderos, en cajones o al aire libre, adaptándose a las condiciones de cada escuela. “Más allá del cultivo, tiene una fuerte impronta pedagógica. La idea es que el aprendizaje sea integral, no solo desde las ciencias naturales sino también desde el arte y otras disciplinas”, agregó Zárate.
La iniciativa nació durante la pandemia, cuando Brisa desarrolló diferentes programas para contrarrestar el exceso de tiempo frente a pantallas. “Se buscó una forma de volver a conectar con lo natural, de salir al exterior. Así surgió la idea de empezar con huertas, y nos pareció adecuado hacerlo en escuelas, sobre todo en aquellas de jornada completa, donde los chicos desayunan y almuerzan”, explicó.
En los próximos días, el equipo de Brisa e INTA continuará con las presentaciones formales en otras escuelas de la ciudad. En agosto comenzará la ejecución de los proyectos, con miras a la feria final que se realizará a mediados de noviembre.
El entusiasmo de los estudiantes y docentes da cuenta de la buena recepción de la propuesta, que no solo promueve el aprendizaje práctico, sino también valores como el esfuerzo, la responsabilidad y el respeto por el
ambiente.
El programa ya lleva varios años de desarrollo y este año suma el acompañamiento técnico del INTA para seguir creciendo.
“El proyecto se llama ‘Semillas que germinan, ideas que florecen’ y tiene como objetivo que los chicos desarrollen actividades dentro de los invernaderos, desde cultivar una fruta o verdura hasta hacer arte”, explicó Pablo Zárate, referente de Brisa, durante la presentación. La propuesta está diseñada para que cada institución educativa diseñe su propio plan de trabajo en torno a las huertas y lo lleve adelante hasta noviembre, cuando se realizará una feria de cierre y se premiará a los proyectos más destacados.
Zárate destacó el crecimiento sostenido de esta iniciativa: “Cada año los chicos se suman con muchas ganas. El objetivo de Brisa al llevar huertas a las escuelas es que los chicos puedan incorporar aprendizajes trabajando con la tierra. Aprenden sobre semillas, agua, tierra y sol, pero también sobre alimentación saludable y prácticas que hacían nuestros abuelos”.
El proyecto contempla distintas formas de implementación: huertas en invernaderos, en cajones o al aire libre, adaptándose a las condiciones de cada escuela. “Más allá del cultivo, tiene una fuerte impronta pedagógica. La idea es que el aprendizaje sea integral, no solo desde las ciencias naturales sino también desde el arte y otras disciplinas”, agregó Zárate.
La iniciativa nació durante la pandemia, cuando Brisa desarrolló diferentes programas para contrarrestar el exceso de tiempo frente a pantallas. “Se buscó una forma de volver a conectar con lo natural, de salir al exterior. Así surgió la idea de empezar con huertas, y nos pareció adecuado hacerlo en escuelas, sobre todo en aquellas de jornada completa, donde los chicos desayunan y almuerzan”, explicó.
En los próximos días, el equipo de Brisa e INTA continuará con las presentaciones formales en otras escuelas de la ciudad. En agosto comenzará la ejecución de los proyectos, con miras a la feria final que se realizará a mediados de noviembre.
El entusiasmo de los estudiantes y docentes da cuenta de la buena recepción de la propuesta, que no solo promueve el aprendizaje práctico, sino también valores como el esfuerzo, la responsabilidad y el respeto por el
ambiente.