Un rincón salvaje de Chubut que sorprende a todos los viajeros

Rocas Coloradas, un Área Natural Protegida de la provincia, invita a recorrer un frente de 30 kilómetros donde se combinan cerros, valles, playas y fósiles que parecen contar la historia misma de la Patagonia Argentina.

22 AGO 2025 - 11:39 | Actualizado 22 AGO 2025 - 11:47

A solo veinte kilómetros al norte de Comodoro Rivadavia, el paisaje cambia de golpe. La costa se tiñe de tonos rojizos, aparecen geoformas caprichosas y la estepa patagónica se mezcla con el Atlántico. Rocas Coloradas, un Área Natural Protegida de la provincia, invita a recorrer un frente de 30 kilómetros donde se combinan cerros, valles, playas y fósiles que parecen contar la historia misma de la Patagonia Argentina.



Martín Pérez, guía local de Comodoro Rivadavia y pionero en llevar turistas a la zona, organiza excursiones de día completo que comienzan a la mañana y finalizan al caer la tarde. “El circuito lo denomino Full Day. Partimos desde el centro de Comodoro a las 9.30, y finalizamos a las 6 de la tarde. En el camino vamos descubriendo atractivos como el Faro, Caleta Córdova, el Pico Salamanca, el Valle de Marte, el Cerro de Colores, el Monte de los Meteoritos y el Bosque Petrificado”, explica.

Paisajes que sorprenden en cada parada

Rocas Coloradas es un muestrario geológico y paisajístico único de la Ruta Azul. “Cada uno de estos atractivos tiene su belleza. Por la altura de los lugares a los que accedemos, por lo que significa poder contemplar, desde diferentes sectores, todos los atractivos. Ves paisajes constantemente y eso es lo que lo hace distinto”, cuenta Pérez.



Durante el recorrido también se vive el contacto con la fauna. “Se pueden ver tropillas de guanacos, huellas de puma en invierno, choiques, zorros colorados, zorrinos, aves de rapiña y todo tipo de roedores e insectos. Eso hace un conjunto de lo que tiene que ver con el reino animal en el área natural protegida”, detalla.

Gastronomía y cultura ancestral

Uno de los momentos más recordados por los visitantes llega al mediodía. “Cuando se requiere el servicio de cocina nosotros le cocinamos al disco en un refugio de pescadores que es muy precario, pero organizamos nuestra mesa y todo en ese espacio en el cual ellos tienen la oportunidad de caminar por la playa frente al océano Atlántico, en el Golfo San Jorge, y hacen el contacto con la naturaleza del mar”, relata.

A esa experiencia gastronómica se suma otra dimensión: la cultural. Pérez, descendiente de tehuelches, comparte relatos y palabras en lengua originaria. “Yo un poco les llevo la historia de toda esta etnia, de sus comienzos, de lo que fue la historia, de algunas leyendas. Les hablo de los senderos milenarios de los guanacos, y ellos tienen la oportunidad de estar caminando el mismo camino de los guanacos”, agrega.

Un rincón que impacta a cada visitante

El impacto que produce Rocas Coloradas se resume en la mirada de los propios viajeros. “La gente siente una profunda satisfacción con todo lo que se va creando en la excursión. He recibido turistas de Rusia, Inglaterra, España, Francia, Austria, Estados Unidos, México, Colombia, Venezuela, Brasil, Uruguay y de todo el norte argentino. Lo que más destacan es la diversidad de paisajes en tan poco espacio”, resume el guía.



Esa diversidad sorprende incluso a quienes están acostumbrados a viajar. En pocas horas es posible pasar del silencio de los valles rojizos al horizonte abierto del Atlántico, o de los senderos donde aparecen huellas de puma a la inmensidad de un bosque petrificado. El secreto de Rocas Coloradas está en esa mezcla única entre lo árido, lo marino y lo ancestral.

Mucho que ver en un mismo lugar

Rocas Coloradas es, en palabras de Martín Pérez, “un lugar que sorprende a cada paso. Nos cuesta llegar a los atractivos, pero cada vez que llegamos es un ¡guau!”. Esa exclamación resume lo que sienten los visitantes al descubrir un sitio donde cada parada revela un paisaje distinto, con colores, formas y horizontes que parecen infinitos. Para algunos, la sorpresa llega con la inmensidad del mar; para otros, con la fuerza de las geoformas o el encuentro inesperado con un guanaco en plena estepa.



El recorrido es una inmersión en la Patagonia más auténtica, donde la naturaleza se muestra en estado puro y la cultura local le da un sentido más profundo al viaje. Rocas Coloradas no se visita, se vive: se camina, se contempla y se guarda en la memoria como una experiencia que deja una huella, una anécdota, o varias de ellas.

Información práctica

• Ubicación: a unos 20 km al norte de Caleta Córdova, Comodoro Rivadavia.

• Acceso: por caminos de ripio; se recomienda vehículo alto, preferentemente camioneta doble tracción.

• Mejor época: primavera, verano y comienzos de otoño, aunque con guía se puede visitar todo el año.

• Servicios: no hay señal de celular ni portal de ingreso. Las excursiones deben hacerse con guías habilitados por la provincia.

• Excursión: Full Day de 9 a 18 hs, con paradas en distintos atractivos, charlas, información y almuerzo frente al mar.

22 AGO 2025 - 11:39

A solo veinte kilómetros al norte de Comodoro Rivadavia, el paisaje cambia de golpe. La costa se tiñe de tonos rojizos, aparecen geoformas caprichosas y la estepa patagónica se mezcla con el Atlántico. Rocas Coloradas, un Área Natural Protegida de la provincia, invita a recorrer un frente de 30 kilómetros donde se combinan cerros, valles, playas y fósiles que parecen contar la historia misma de la Patagonia Argentina.



Martín Pérez, guía local de Comodoro Rivadavia y pionero en llevar turistas a la zona, organiza excursiones de día completo que comienzan a la mañana y finalizan al caer la tarde. “El circuito lo denomino Full Day. Partimos desde el centro de Comodoro a las 9.30, y finalizamos a las 6 de la tarde. En el camino vamos descubriendo atractivos como el Faro, Caleta Córdova, el Pico Salamanca, el Valle de Marte, el Cerro de Colores, el Monte de los Meteoritos y el Bosque Petrificado”, explica.

Paisajes que sorprenden en cada parada

Rocas Coloradas es un muestrario geológico y paisajístico único de la Ruta Azul. “Cada uno de estos atractivos tiene su belleza. Por la altura de los lugares a los que accedemos, por lo que significa poder contemplar, desde diferentes sectores, todos los atractivos. Ves paisajes constantemente y eso es lo que lo hace distinto”, cuenta Pérez.



Durante el recorrido también se vive el contacto con la fauna. “Se pueden ver tropillas de guanacos, huellas de puma en invierno, choiques, zorros colorados, zorrinos, aves de rapiña y todo tipo de roedores e insectos. Eso hace un conjunto de lo que tiene que ver con el reino animal en el área natural protegida”, detalla.

Gastronomía y cultura ancestral

Uno de los momentos más recordados por los visitantes llega al mediodía. “Cuando se requiere el servicio de cocina nosotros le cocinamos al disco en un refugio de pescadores que es muy precario, pero organizamos nuestra mesa y todo en ese espacio en el cual ellos tienen la oportunidad de caminar por la playa frente al océano Atlántico, en el Golfo San Jorge, y hacen el contacto con la naturaleza del mar”, relata.

A esa experiencia gastronómica se suma otra dimensión: la cultural. Pérez, descendiente de tehuelches, comparte relatos y palabras en lengua originaria. “Yo un poco les llevo la historia de toda esta etnia, de sus comienzos, de lo que fue la historia, de algunas leyendas. Les hablo de los senderos milenarios de los guanacos, y ellos tienen la oportunidad de estar caminando el mismo camino de los guanacos”, agrega.

Un rincón que impacta a cada visitante

El impacto que produce Rocas Coloradas se resume en la mirada de los propios viajeros. “La gente siente una profunda satisfacción con todo lo que se va creando en la excursión. He recibido turistas de Rusia, Inglaterra, España, Francia, Austria, Estados Unidos, México, Colombia, Venezuela, Brasil, Uruguay y de todo el norte argentino. Lo que más destacan es la diversidad de paisajes en tan poco espacio”, resume el guía.



Esa diversidad sorprende incluso a quienes están acostumbrados a viajar. En pocas horas es posible pasar del silencio de los valles rojizos al horizonte abierto del Atlántico, o de los senderos donde aparecen huellas de puma a la inmensidad de un bosque petrificado. El secreto de Rocas Coloradas está en esa mezcla única entre lo árido, lo marino y lo ancestral.

Mucho que ver en un mismo lugar

Rocas Coloradas es, en palabras de Martín Pérez, “un lugar que sorprende a cada paso. Nos cuesta llegar a los atractivos, pero cada vez que llegamos es un ¡guau!”. Esa exclamación resume lo que sienten los visitantes al descubrir un sitio donde cada parada revela un paisaje distinto, con colores, formas y horizontes que parecen infinitos. Para algunos, la sorpresa llega con la inmensidad del mar; para otros, con la fuerza de las geoformas o el encuentro inesperado con un guanaco en plena estepa.



El recorrido es una inmersión en la Patagonia más auténtica, donde la naturaleza se muestra en estado puro y la cultura local le da un sentido más profundo al viaje. Rocas Coloradas no se visita, se vive: se camina, se contempla y se guarda en la memoria como una experiencia que deja una huella, una anécdota, o varias de ellas.

Información práctica

• Ubicación: a unos 20 km al norte de Caleta Córdova, Comodoro Rivadavia.

• Acceso: por caminos de ripio; se recomienda vehículo alto, preferentemente camioneta doble tracción.

• Mejor época: primavera, verano y comienzos de otoño, aunque con guía se puede visitar todo el año.

• Servicios: no hay señal de celular ni portal de ingreso. Las excursiones deben hacerse con guías habilitados por la provincia.

• Excursión: Full Day de 9 a 18 hs, con paradas en distintos atractivos, charlas, información y almuerzo frente al mar.


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