La Patagonia será escenario de uno de los proyectos científicos más importantes de los últimos años en materia de geología y prevención sísmica. A partir de fines de septiembre arribarán al país 40 sismógrafos provenientes de China que serán instalados en diversas localidades de Chubut y Santa Cruz, en una operación conjunta que busca mapear con precisión las fallas geológicas del sur argentino.
“Afortunadamente ya no es solo una intención: es casi una realidad. A fines de septiembre llegan los equipos y en octubre comenzamos con la instalación en terreno”, explicó el doctor en geología César Navarrete en una entrevista a “Por el Aire” en Jornada Radio , investigador y docente de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), quien lidera el proyecto en Argentina.
El instrumental, que incluye sismógrafos portátiles de alta precisión, será distribuido de forma equidistante para cubrir toda la superficie de ambas provincias. “La idea es instalar los equipos en un periodo corto, de dos a tres semanas como máximo, para que comiencen a registrar datos en simultáneo”, explica Navarrete.
En Chubut, los dispositivos estarán ubicados en puntos como Esquel, Cushamen, Gastre, Aldea Sepaucal, Sierra Chata, El Escorial, Lago Fontana, Río Pico, Sarmiento (norte y sur), Comodoro Rivadavia, Camarones, Trelew, Dique Ameghino y la estancia Cerro Boroló, entre otros. En Santa Cruz, estarán en localidades como Los Antiguos, Las Heras, Puerto Deseado, San Julián, Gobernador Gregores, La Esperanza, El Calafate y Río Gallegos.
“Queremos lograr una cobertura completa para poder identificar con precisión las fallas geológicas activas, y así determinar las zonas con mayor y menor riesgo sísmico. Esta información será clave para la planificación de obras, infraestructura, y también para los yacimientos petroleros ubicados en estas regiones”, señala el geólogo.
Uno de los puntos de alerta que impulsó el proyecto fue el sismo ocurrido en Las Heras en 2019, en plena zona de explotación petrolera. “Siempre se consideró una región estable, pero ese evento nos hizo repensar la estabilidad de algunas zonas. Hoy no tenemos datos suficientes, pero con este monitoreo vamos a poder responder con precisión en dos años si hay o no riesgo sísmico”, añade.
Además del valor en prevención, el proyecto tiene una enorme importancia desde el punto de vista científico. “Con los datos recolectados vamos a poder hacer una tomografía tridimensional de la corteza terrestre de toda la región, algo que nunca se hizo a esta escala en la Patagonia. Esto nos permitirá resolver enigmas geológicos que arrastramos hace décadas”, explica.
Los sismógrafos, aunque pequeños (de unos 30 a 40 centímetros de altura), requieren una instalación técnica específica: se entierran en pozos especialmente acondicionados, y se alimentan mediante paneles solares que quedan visibles en la superficie.
Este proyecto es fruto de una colaboración internacional entre la UNPSJB, la Universidad del Sur de China y la Universidad de Twente, en Países Bajos. Mientras que Argentina aporta el conocimiento geológico y la logística, China provee el equipamiento y los Países Bajos contribuyen con el soporte científico y tecnológico. El instrumental será utilizado durante dos años y luego será devuelto.
“En Argentina tenemos una baja cultura sísmica, especialmente en la Patagonia, donde no hay una gran historia de eventos. Pero eso no significa que no haya riesgos. Este proyecto es un paso fundamental para conocer mejor nuestro territorio, prevenir desastres y planificar con más responsabilidad”, concluye Navarrete.
La Patagonia será escenario de uno de los proyectos científicos más importantes de los últimos años en materia de geología y prevención sísmica. A partir de fines de septiembre arribarán al país 40 sismógrafos provenientes de China que serán instalados en diversas localidades de Chubut y Santa Cruz, en una operación conjunta que busca mapear con precisión las fallas geológicas del sur argentino.
“Afortunadamente ya no es solo una intención: es casi una realidad. A fines de septiembre llegan los equipos y en octubre comenzamos con la instalación en terreno”, explicó el doctor en geología César Navarrete en una entrevista a “Por el Aire” en Jornada Radio , investigador y docente de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), quien lidera el proyecto en Argentina.
El instrumental, que incluye sismógrafos portátiles de alta precisión, será distribuido de forma equidistante para cubrir toda la superficie de ambas provincias. “La idea es instalar los equipos en un periodo corto, de dos a tres semanas como máximo, para que comiencen a registrar datos en simultáneo”, explica Navarrete.
En Chubut, los dispositivos estarán ubicados en puntos como Esquel, Cushamen, Gastre, Aldea Sepaucal, Sierra Chata, El Escorial, Lago Fontana, Río Pico, Sarmiento (norte y sur), Comodoro Rivadavia, Camarones, Trelew, Dique Ameghino y la estancia Cerro Boroló, entre otros. En Santa Cruz, estarán en localidades como Los Antiguos, Las Heras, Puerto Deseado, San Julián, Gobernador Gregores, La Esperanza, El Calafate y Río Gallegos.
“Queremos lograr una cobertura completa para poder identificar con precisión las fallas geológicas activas, y así determinar las zonas con mayor y menor riesgo sísmico. Esta información será clave para la planificación de obras, infraestructura, y también para los yacimientos petroleros ubicados en estas regiones”, señala el geólogo.
Uno de los puntos de alerta que impulsó el proyecto fue el sismo ocurrido en Las Heras en 2019, en plena zona de explotación petrolera. “Siempre se consideró una región estable, pero ese evento nos hizo repensar la estabilidad de algunas zonas. Hoy no tenemos datos suficientes, pero con este monitoreo vamos a poder responder con precisión en dos años si hay o no riesgo sísmico”, añade.
Además del valor en prevención, el proyecto tiene una enorme importancia desde el punto de vista científico. “Con los datos recolectados vamos a poder hacer una tomografía tridimensional de la corteza terrestre de toda la región, algo que nunca se hizo a esta escala en la Patagonia. Esto nos permitirá resolver enigmas geológicos que arrastramos hace décadas”, explica.
Los sismógrafos, aunque pequeños (de unos 30 a 40 centímetros de altura), requieren una instalación técnica específica: se entierran en pozos especialmente acondicionados, y se alimentan mediante paneles solares que quedan visibles en la superficie.
Este proyecto es fruto de una colaboración internacional entre la UNPSJB, la Universidad del Sur de China y la Universidad de Twente, en Países Bajos. Mientras que Argentina aporta el conocimiento geológico y la logística, China provee el equipamiento y los Países Bajos contribuyen con el soporte científico y tecnológico. El instrumental será utilizado durante dos años y luego será devuelto.
“En Argentina tenemos una baja cultura sísmica, especialmente en la Patagonia, donde no hay una gran historia de eventos. Pero eso no significa que no haya riesgos. Este proyecto es un paso fundamental para conocer mejor nuestro territorio, prevenir desastres y planificar con más responsabilidad”, concluye Navarrete.