“El gobierno está comprando votos a lo loco para blindar los vetos”, le confió ayer un diputado opositor bajo estricta reserva, a la agencia Noticias Argentinas, en los pasillos del Congreso.
No es una voz aislada: legisladores de distintos bloques, desde peronistas hasta independientes cercanos a provincias aliadas, coinciden en señalar maniobras del oficialismo para garantizar ausencias clave, con ofrecimientos que van desde cargos en el Ejecutivo hasta fondos discrecionales para intendencias.
La estrategia apunta a elevar el umbral de los dos tercios mediante sillas vacías, como las 27 registradas en la votación del Garrahan o las 18 en universidades. “Parece que sí llegan”, admitió otro diputado, aludiendo a los 12.500 millones de pesos en Aportes del Tesoro Nacional (ATN) girados la semana pasada a provincias como Misiones (4.000 millones), Entre Ríos (3.000), Santa Fe (3.000) y Chaco (2.500), un movimiento que interpretan como un intento de comprar abstenciones en un año electoral.
La jugada oficialista no es nueva: evoca las coimas de la "Ley Banelco" de 2000 o los recientes audios de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que revelaron un supuesto esquema de sobornos del 8% en contratos de medicamentos, involucrando a figuras cercanas como Karina Milei.
La sesión de hoy se da en un contexto de debilidad para el oficialismo, tras la derrota en las legislativas bonaerenses del 7 de septiembre –47% a 34% contra Fuerza Patria– y el rechazo al veto en discapacidad el 4 de septiembre, un hito que mostró que el Congreso puede doblegar la lapicera presidencial.
Afuera, la calle arde: paros en el Garrahan hasta las 19, una Marcha Federal Universitaria a las 17 y un "abrazo simbólico" al Congreso, con rectores advirtiendo: “Sin esta ley, la universidad que veremos a fin de año no será la misma”.
“Me parece que mañana perdemos”, vaticinó el diputado, resignado ante las maniobras. “Al gobierno lo salvaría que los vetos no se sostengan, porque si ganan y los vetos siguen, la pelota queda en su cancha y el conflicto se agrava”.
Si los vetos se blindan, el efecto rebote será explosivo: “Se va a perder Garrahan y universidades, y vas a tener quilombo en la calle en un momento donde no sé si es conveniente”.
El supuesto cambio de tono de Milei, que tras la derrota electoral moderó sus gritos por un discurso de diálogo, no engaña. “La racionalidad no es solo hablar despacito, es buscar soluciones a las demandas sociales, y ese capítulo el Presidente no lo leyó”, ironizó la fuente.
Mientras promete diálogo, la chequera opera en las sombras. Hoy no se vota solo por universidades o un hospital: se vota si el Congreso puede ser un contrapeso real o apenas un eco del poder presidencial. ¿Podrá el Parlamento frenar la motosierra de Milei, o las sillas vacías escribirán otro capítulo de la grieta?
“El gobierno está comprando votos a lo loco para blindar los vetos”, le confió ayer un diputado opositor bajo estricta reserva, a la agencia Noticias Argentinas, en los pasillos del Congreso.
No es una voz aislada: legisladores de distintos bloques, desde peronistas hasta independientes cercanos a provincias aliadas, coinciden en señalar maniobras del oficialismo para garantizar ausencias clave, con ofrecimientos que van desde cargos en el Ejecutivo hasta fondos discrecionales para intendencias.
La estrategia apunta a elevar el umbral de los dos tercios mediante sillas vacías, como las 27 registradas en la votación del Garrahan o las 18 en universidades. “Parece que sí llegan”, admitió otro diputado, aludiendo a los 12.500 millones de pesos en Aportes del Tesoro Nacional (ATN) girados la semana pasada a provincias como Misiones (4.000 millones), Entre Ríos (3.000), Santa Fe (3.000) y Chaco (2.500), un movimiento que interpretan como un intento de comprar abstenciones en un año electoral.
La jugada oficialista no es nueva: evoca las coimas de la "Ley Banelco" de 2000 o los recientes audios de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que revelaron un supuesto esquema de sobornos del 8% en contratos de medicamentos, involucrando a figuras cercanas como Karina Milei.
La sesión de hoy se da en un contexto de debilidad para el oficialismo, tras la derrota en las legislativas bonaerenses del 7 de septiembre –47% a 34% contra Fuerza Patria– y el rechazo al veto en discapacidad el 4 de septiembre, un hito que mostró que el Congreso puede doblegar la lapicera presidencial.
Afuera, la calle arde: paros en el Garrahan hasta las 19, una Marcha Federal Universitaria a las 17 y un "abrazo simbólico" al Congreso, con rectores advirtiendo: “Sin esta ley, la universidad que veremos a fin de año no será la misma”.
“Me parece que mañana perdemos”, vaticinó el diputado, resignado ante las maniobras. “Al gobierno lo salvaría que los vetos no se sostengan, porque si ganan y los vetos siguen, la pelota queda en su cancha y el conflicto se agrava”.
Si los vetos se blindan, el efecto rebote será explosivo: “Se va a perder Garrahan y universidades, y vas a tener quilombo en la calle en un momento donde no sé si es conveniente”.
El supuesto cambio de tono de Milei, que tras la derrota electoral moderó sus gritos por un discurso de diálogo, no engaña. “La racionalidad no es solo hablar despacito, es buscar soluciones a las demandas sociales, y ese capítulo el Presidente no lo leyó”, ironizó la fuente.
Mientras promete diálogo, la chequera opera en las sombras. Hoy no se vota solo por universidades o un hospital: se vota si el Congreso puede ser un contrapeso real o apenas un eco del poder presidencial. ¿Podrá el Parlamento frenar la motosierra de Milei, o las sillas vacías escribirán otro capítulo de la grieta?