Una publicación del diario Clarín sorprendió -y no poco- a Miguel Mongilardi, intendente de Río Senguer. El artículo, construido en tono épico y casi televisivo, presentaba a Sandra Morales y Rodolfo Dionisio Hakl como dos jubilados que, cansados de Buenos Aires, habían buscado refugio en una cabaña aislada en la cordillera chubutense. Según su relato, ahora “los quieren sacar” del lugar que habitan desde hace años.
Para Mongilardi, la historia es muy distinta. “Es cómica, con humor, pero sorprende que un medio nacional no chequee la información ni lo que vivimos acá”, sostiene. El origen del conflicto, afirma, se remonta a 2016, cuando un director de pesca alertó sobre la presencia de una casilla y un campamento en una zona donde está prohibido cualquier tipo de asentamiento, en un área de protección ambiental cercana al norte del lago La Plata.
Según el intendente, en una entrevista en Mañana G por Jornada Radio, nada estaba regularizado: ni venta de tierras, ni permisos, ni derechos de ocupación. Aun así, la pareja - a la que describe como oriunda de Misiones y residente en José C. Paz antes de llegar a la cordillera - se asentó en el lugar. Rodolfo Hakl, hoy jubilado docente, quedó involucrado en actuaciones judiciales que avanzaron con lentitud.
“En 2017 la Policía informó que iban a iniciar un juicio, pero no lo podían ubicar. Lo declararon prófugo, lo encuentran y lo liberan. Pero eso no les generó ningún derecho de ocupación”, remarca.

Años más tarde, las autoridades detectaron un nuevo avance: la instalación de un domo. “Nos dimos cuenta de que habían vuelto a usurpar. Desarmamos el domo y nos dijeron que era de ellos, que lo habían hecho armar por gente de Esquel”, cuenta. El proceso judicial continúa: el municipio lleva un año esperando una inspección clave para avanzar con el juicio civil.
Las tensiones no quedaron allí. Mongilardi asegura haber recibido amenazas directas. “Me dijeron que la próxima vez que yo fuera al lugar me iban a sacar en una bolsa negra”, relata con preocupación.
La nota publicada en Clarín- que incluso fantasea con que la historia podría protagonizar un reality al estilo Sobreviviendo Alaska - omitió, según el intendente, todos los antecedentes. “No cuentan nada de lo que pasó. Aducen que viven con una jubilación docente de Buenos Aires. Habría que investigar bien eso”, subraya, en referencia a los beneficios previsionales que la pareja menciona.

Para el gobierno local, el conflicto excede lo personal: se trata del resguardo de un área natural que no puede ser loteada ni ocupada. “Uno mismo quisiera tener una tierra, pero hay normativas y un lugar que respetar.
Estamos trabajando con ordenanzas, con la Ley de Bosques, con normas contra incendios. No se puede permitir ningún avance más”, advierte. El acceso a la zona es complejo: no hay caminos directos y se llega más rápido embarcado.
Mongilardi también desmiente las versiones que aseguran que detrás de los desalojos existirían intereses de “gente muy importante”. Insiste en que el municipio está regularizando y ordenando el territorio para apostar al turismo sustentable. “Queremos preservar el hábitat natural. Que la gente pueda caminar, recorrer. Es un lugar que hay que cuidar”, concluye.

Una publicación del diario Clarín sorprendió -y no poco- a Miguel Mongilardi, intendente de Río Senguer. El artículo, construido en tono épico y casi televisivo, presentaba a Sandra Morales y Rodolfo Dionisio Hakl como dos jubilados que, cansados de Buenos Aires, habían buscado refugio en una cabaña aislada en la cordillera chubutense. Según su relato, ahora “los quieren sacar” del lugar que habitan desde hace años.
Para Mongilardi, la historia es muy distinta. “Es cómica, con humor, pero sorprende que un medio nacional no chequee la información ni lo que vivimos acá”, sostiene. El origen del conflicto, afirma, se remonta a 2016, cuando un director de pesca alertó sobre la presencia de una casilla y un campamento en una zona donde está prohibido cualquier tipo de asentamiento, en un área de protección ambiental cercana al norte del lago La Plata.
Según el intendente, en una entrevista en Mañana G por Jornada Radio, nada estaba regularizado: ni venta de tierras, ni permisos, ni derechos de ocupación. Aun así, la pareja - a la que describe como oriunda de Misiones y residente en José C. Paz antes de llegar a la cordillera - se asentó en el lugar. Rodolfo Hakl, hoy jubilado docente, quedó involucrado en actuaciones judiciales que avanzaron con lentitud.
“En 2017 la Policía informó que iban a iniciar un juicio, pero no lo podían ubicar. Lo declararon prófugo, lo encuentran y lo liberan. Pero eso no les generó ningún derecho de ocupación”, remarca.

Años más tarde, las autoridades detectaron un nuevo avance: la instalación de un domo. “Nos dimos cuenta de que habían vuelto a usurpar. Desarmamos el domo y nos dijeron que era de ellos, que lo habían hecho armar por gente de Esquel”, cuenta. El proceso judicial continúa: el municipio lleva un año esperando una inspección clave para avanzar con el juicio civil.
Las tensiones no quedaron allí. Mongilardi asegura haber recibido amenazas directas. “Me dijeron que la próxima vez que yo fuera al lugar me iban a sacar en una bolsa negra”, relata con preocupación.
La nota publicada en Clarín- que incluso fantasea con que la historia podría protagonizar un reality al estilo Sobreviviendo Alaska - omitió, según el intendente, todos los antecedentes. “No cuentan nada de lo que pasó. Aducen que viven con una jubilación docente de Buenos Aires. Habría que investigar bien eso”, subraya, en referencia a los beneficios previsionales que la pareja menciona.

Para el gobierno local, el conflicto excede lo personal: se trata del resguardo de un área natural que no puede ser loteada ni ocupada. “Uno mismo quisiera tener una tierra, pero hay normativas y un lugar que respetar.
Estamos trabajando con ordenanzas, con la Ley de Bosques, con normas contra incendios. No se puede permitir ningún avance más”, advierte. El acceso a la zona es complejo: no hay caminos directos y se llega más rápido embarcado.
Mongilardi también desmiente las versiones que aseguran que detrás de los desalojos existirían intereses de “gente muy importante”. Insiste en que el municipio está regularizando y ordenando el territorio para apostar al turismo sustentable. “Queremos preservar el hábitat natural. Que la gente pueda caminar, recorrer. Es un lugar que hay que cuidar”, concluye.