La escena se repitió una vez más en plena semana de Navidad, pero esta vez con una magnitud inédita. Flybondi canceló 165 vuelos en apenas siete días y dejó varados a más de 31 mil pasajeros en todo el país, en lo que ya se convirtió en uno de los peores episodios operativos de la aerolínea desde su llegada a la Argentina. Tucumán volvió a estar entre las provincias más perjudicadas, con múltiples servicios suspendidos este fin de año.
La indignación de los usuarios se trasladó rápidamente a las redes sociales. Mensajes de enojo, ironía y desesperación coparon las cuentas oficiales de la compañía. “Me cancelaron el vuelo a Tucumán y ahora tengo que pagar diez veces más para llegar”, escribió un pasajero. Otros apelaron al humor para soportar la frustración: “Ni Papá Noel llegó, le cancelaron el vuelo”, se leía en los comentarios del Facebook oficial de Flybondi.
Lejos de tratarse de un hecho aislado, las cancelaciones se repitieron durante toda la semana de las fiestas. Solo entre Nochebuena y Navidad se suspendieron más de 30 servicios. En el acumulado del período, se registraron vuelos anulados a Bariloche, Iguazú, Mendoza, Salta, Jujuy, Neuquén, Ushuaia, Córdoba, Posadas y, de manera reiterada, Tucumán, uno de los destinos más castigados.
La situación generó escenas de caos en Aeroparque y Ezeiza, con pasajeros varados durante horas, reprogramaciones sin información clara y líneas telefónicas colapsadas. En muchos casos, quienes habían comprado sus pasajes con semanas o meses de anticipación se encontraron obligados a pagar tarifas hasta diez veces más caras para poder llegar a destino por otras aerolíneas o por vía terrestre.
Según trascendió en el sector aerocomercial, el origen del problema vuelve a estar en la deficiente planificación operativa de la empresa. Flybondi había programado vuelos que no estaba en condiciones de operar, ya que al menos cuatro aeronaves que debían incorporarse a la flota bajo modalidad de alquiler nunca estuvieron disponibles. Aun así, los pasajes fueron vendidos y los vuelos cargados en los sistemas, una práctica que se repite temporada tras temporada.
El resultado fue previsible: cancelaciones masivas, pasajeros varados y un nuevo golpe a la credibilidad de la compañía. En algunos casos, los vuelos directamente desaparecieron de las reservas sin previo aviso, lo que alimentó la bronca de los usuarios y motivó cientos de reclamos formales.
Mientras tanto, el contraste con el resto del mercado quedó en evidencia. De acuerdo con datos oficiales de la ANAC, en noviembre JetSMART fue la única aerolínea que creció en cantidad de pasajeros transportados, mientras que Flybondi y Aerolíneas Argentinas registraron caídas. En el caso de la low cost amarilla, el retroceso se dio en medio de una de las temporadas de mayor demanda del año.
Con más de 30 mil pasajeros afectados en solo una semana, el cierre de 2025 dejó al descubierto un problema estructural que se arrastra desde hace años. Mientras tanto, los usuarios siguen esperando respuestas, reembolsos y, sobre todo, la posibilidad de viajar sin la incertidumbre de saber si su vuelo despegará o no.#

La escena se repitió una vez más en plena semana de Navidad, pero esta vez con una magnitud inédita. Flybondi canceló 165 vuelos en apenas siete días y dejó varados a más de 31 mil pasajeros en todo el país, en lo que ya se convirtió en uno de los peores episodios operativos de la aerolínea desde su llegada a la Argentina. Tucumán volvió a estar entre las provincias más perjudicadas, con múltiples servicios suspendidos este fin de año.
La indignación de los usuarios se trasladó rápidamente a las redes sociales. Mensajes de enojo, ironía y desesperación coparon las cuentas oficiales de la compañía. “Me cancelaron el vuelo a Tucumán y ahora tengo que pagar diez veces más para llegar”, escribió un pasajero. Otros apelaron al humor para soportar la frustración: “Ni Papá Noel llegó, le cancelaron el vuelo”, se leía en los comentarios del Facebook oficial de Flybondi.
Lejos de tratarse de un hecho aislado, las cancelaciones se repitieron durante toda la semana de las fiestas. Solo entre Nochebuena y Navidad se suspendieron más de 30 servicios. En el acumulado del período, se registraron vuelos anulados a Bariloche, Iguazú, Mendoza, Salta, Jujuy, Neuquén, Ushuaia, Córdoba, Posadas y, de manera reiterada, Tucumán, uno de los destinos más castigados.
La situación generó escenas de caos en Aeroparque y Ezeiza, con pasajeros varados durante horas, reprogramaciones sin información clara y líneas telefónicas colapsadas. En muchos casos, quienes habían comprado sus pasajes con semanas o meses de anticipación se encontraron obligados a pagar tarifas hasta diez veces más caras para poder llegar a destino por otras aerolíneas o por vía terrestre.
Según trascendió en el sector aerocomercial, el origen del problema vuelve a estar en la deficiente planificación operativa de la empresa. Flybondi había programado vuelos que no estaba en condiciones de operar, ya que al menos cuatro aeronaves que debían incorporarse a la flota bajo modalidad de alquiler nunca estuvieron disponibles. Aun así, los pasajes fueron vendidos y los vuelos cargados en los sistemas, una práctica que se repite temporada tras temporada.
El resultado fue previsible: cancelaciones masivas, pasajeros varados y un nuevo golpe a la credibilidad de la compañía. En algunos casos, los vuelos directamente desaparecieron de las reservas sin previo aviso, lo que alimentó la bronca de los usuarios y motivó cientos de reclamos formales.
Mientras tanto, el contraste con el resto del mercado quedó en evidencia. De acuerdo con datos oficiales de la ANAC, en noviembre JetSMART fue la única aerolínea que creció en cantidad de pasajeros transportados, mientras que Flybondi y Aerolíneas Argentinas registraron caídas. En el caso de la low cost amarilla, el retroceso se dio en medio de una de las temporadas de mayor demanda del año.
Con más de 30 mil pasajeros afectados en solo una semana, el cierre de 2025 dejó al descubierto un problema estructural que se arrastra desde hace años. Mientras tanto, los usuarios siguen esperando respuestas, reembolsos y, sobre todo, la posibilidad de viajar sin la incertidumbre de saber si su vuelo despegará o no.#