La vida de Gabriel Calderón en Medio Oriente

El exfutbolista chubutense, desde hace años DT, y su exitosa carrera dirigiendo en Arabia Saudita.

29 DIC 2012 - 17:08 | Actualizado

Eran las 14 horas cuando llegamos a las puertas del Hilton. Humildemente bajamos del taxi con las de lona gastadas de andares y recitales y nuestros amados y rotosos jeans. Sí, estábamos afuera del Hilton esperando a Gabriel Calderón, que si no fuera por ello no habría nada que hacer allí. Después de casi un mes de intensa búsqueda de archivo sin tener mucha suerte gracias a su perfil desapercibido; después de intentar sacarle más jugo a Wikipedia, porque claro, desconocía su vida entera, vi llegar al hombre que jugó tres mundiales con el Diego, que recorrió el mundo con el fútbol, para abalanzarme en una y mil preguntas.

La primera de ellas tenía que ver con su vivienda. Gabriel vivió una etapa de su vida cerca de mis pagos, en Rawson (Chubut). A partir de aquel dato que cacé, el desafío de entrevistarlo se puso más atrapante.

“Entre los 14 años y 17 me fui a Chubut, porque mi papá se fue allá de maestro rural a las chacras de Telsen y yo como estudiaba secundario, me tuve que quedar en Rawson”,cuenta “Caldera”, quien en realidad nació en los alrededores del Policlínico Bancario en Capital Federal y también vivió alguna parte de su vida en Hurlingam (Buenos Aires).

Con los años, “Caldera” siempre volvió a Rawson porque allí sigue conservando a su mejor amigo, el que hoy es padrino de uno de sus hijos, Gustavo.“La familia Prusso junto a la familia Hernández me daban de comer, porqueyo vivía en una casita muy precaria sin luz, sin agua, sin gas, piso de tierra y techo de chapa. No tenía libros, entonces mi amigo Gustavo me invitaba a estudiar a su casa, hacíamos los resúmenes y me terminaba quedando con él. A mí me daba mucha vergüenza la situación, pero el papá de Gustavo, Roberto Prusso, siempre decía que 'donde comen 5 comen 6'. Lo que han hecho por mí no me lo olvido jamás, cuanto más arriba voy más me acuerdo de ellos”.

Lo cierto es que “Caldera”, un mediocampista desde siempre, llegóa Racing a sus casi 17 añospara comenzar a desarrollar su carrera como futbolista, allá por la década del 70. Realizó pruebas al lado de grandes figuras como el Beto Márcico.“Yo estaba en Germinal (Rawson) en Primera. Fue muy importante jugar durante dos años con gente veterana, gracias a Dios siempre fui despabilado y desarrollé inteligencia en el juego. El entrenador me puso rápido en el equipo grande porque jugaba bien. Y cuando llego a Racing voy a la sexta. A los dos meses de estar ahí, me mandan a la reserva. Me ponen en tercera, en donde hacía más goles, y al poco tiempoel Coco Basile me lleva a la Primeraen donde ya no hice más goles. Era Messi en la sexta, después se acabó la magia (risas)”

-¿Y cómo era el Racing del Coco cuando vos llegaste en el 77?

-El Coco siempre tuvo personalidad de líder, tenía muy buena comunicación, sabía manejar al grupo. Es un hombre con códigos, como digo yo “de la antigua escuela”. Para mí fue muy afortunado tenerlo a él como entrenador, había que tener mucho carácter para hacer debutar a un pibe joven en la Primera, como él hizo conmigo.

En el 78 se fue a préstamo de Racing a Lanús. “El Granate” venía complicadísimo. Caldera sostiene que ese año fue positivo en cuanto a experiencia pero muy malo en rendimiento.“Pobre Lanús. Es el único club en toda mi vida que puedo decir que moralmente le debo algo, futbolísticamente hablando, porque me pagaron un dinero, el que sea, y terminé costando caro. Tenía 18 años, era un crío, pero bueno, a mí siempre me gustó competir bien y ese año en Lanús fue un desastre. Venía de descender de Primera a Segunda y conmigo nos fuimos a Tercera.”se lamenta.

Menotti lo llevó al Mundial Juvenil de 1979, al lado de una figura mundial en plena gestación, Diego Armando Maradona. Le fue tan bien que de ahí, el mismo Menotti se lo llevó a la Selección mayor, para el Mundial de España en 1982, en donde integró la plantilla junto a tres compañeros de juveniles: Ramón Díaz, Maradona y Barbas.“Después de ser campeón en el 79 y con 20 años yo ya jugaba en la Selección grande campeona del mundo en 1978.”

-Jugaste con el Diego, ¿qué me podés decir de eso?

-Para mí fue el mejor en ese momento, sin dudas.Eso de comparar a Messi o Maradona no es justoporque son de distintas épocas. Diego fue el mejor y nadie llegaba a superar su nivel de juego, como le pasa a Messi hoy.

Algunos dicen que antes el juego era más lento y más fácil, pero nunca fue fácil. En cada época ser figura es difícil, ¿por qué no sobran los Maradona y los Messi? Hoy la suerte que tiene Messi, que no la tuvimos nosotros, es que los árbitros te protegen mucho. En mi época te “daban” de todos lados, te salía sangre y dale, dale, dale, que siga el partido. Mirá la final del 78 entre Argentina y Holanda, yo hubiese sacado ocho tarjetas rojas como mínimo. Antes protegían al que propinaba patadas como diciéndole al agredido “dale maricón, báncatela que esto es fútbol”.

Un hombre independiente y académico

“Caldera” es un caso más de esos algunos jugadores que se vistieron con la casaca de su archirrival. Después de hacer lo suyo en Racing, en 1981 llegó a Independiente de la mano de Miguel Ángel “El Zurdo” López. Según propias declaraciones, en ambos equipos jugó a muerte y disiente con eso de que ahora los jugadores no gritan los goles ‘por respeto’.

“Llegué a Independiente que era un club serio y organizado en donde además mejoré el nively salía de un Racing caótico. Yo era joven y quería jugar al fútbol y estar tranquilo, no que me mientan o me paguen cinco meses atrasado.Me fui dolido de Racing, y aunque la hinchada era excelente yo era irregular, era de los jugadores más insultados del equipo. “

-¿En ese momento se vivían con la misma intensidad que ahora los clásicos?

-No había tanta violencia como hoy, pero en esa época los dirigentes ya empezaban a pagarles a algunos barras, que pedían plata para pagarse el colectivo, el sánguche y la Coca. Yo le decía a mis compañeros: “Hoy les dan el sánguche y la Coca y en tres años les dan un avión” y veo que no me equivoqué en nada. Eso es lo que me pone triste del fútbol argentino, por eso me niego un poco a venir a trabajar acá.

“Caldera” sostiene que en Argentina no tuvo ningún reconocimiento, y repitió en más de una ocasión la frase “Calderón acá no vende”. “A donde fui vino un argentino atrás, ya sea como jugador o como entrenador. Siempre intenté ser un buen embajador de mi país. Nunca a fui un Messi, no soy ninguna figura, pero soy una persona muy seria y profesional”.

Sin embargo, nos contó que en España tiene un gran reconocimiento por parte de la hinchada del Real Betis, en donde como jugador, entre 1983 y 1987, hizo una campaña extraordinaria. Dice, y se le erizan los pelos, que cuando estuvo hace poco entró al estadio Benito Villamarín y la gente lo ovacionaba como si hubiera jugado ayer. Y se sorprende, porque hace 25 años que ya no hace rodar una pelota allí.

Durante la charla, Calderón aclara varias veces que “no fue ningún Messi”. Pero donde jugó, la rompió. En su última etapa como futbolista, llegó al Paris Saint Germain en donde estuvo tres temporadas entre 1987 y 1990. Participó en la brillante Italia 90 que hizo lucir a Sergio Goycochea y después desembarcó en Suiza, en el Sion, con Enzo Trossero como entrenador, donde salió campeón dos años seguidos y además fue elegido mejor jugador de la liga.

Luego volvió a Francia, al Caen, para jugar la Copa UEFA. Y en su retorno a Suiza, al Lausanne Sport. Se retiró en 1994. Ya en 1997 inicia un exitoso recorrido como entrenador llegando a experimentar con los seleccionados nacionales de Arabia Saudita entre 2004 y 2006 y de Omán entre 2007 y 2008 en donde obtuvo buenos logros.

Su destino era un lugar al que, de primera, no se lo relaciona con el fútbol, sino con el petróleo.

-¿Cómo es trabajar en Medio Oriente?

Dirigí en Arabia Saudita. Ellos en las inferiores están empezando a trabajar hace 8, 10 años. Están atrasados, pero hoy los jugadores tienen bastante calidad. Son gente muy preparada, se informan mucho. Hay muchos países como Qatar o Emiratos Árabes que invierten un dinero increíble en lo que es formación, aunque necesitan tiempo, es un proceso. Tienen muy buena base, están haciendo las cosas bien. A futuro deben seguir trabajando con los jóvenes. Van a tener que mejorar el tema de la alimentación sí o sí, aunque ese cambio va a llevar su tiempo ya que necesita encaminarse con generaciones.

-¿En qué se destaca futbolísticamente el árabe?

Es un jugador de la calle tipo el argentino. Les gusta mucho el fútbol sudamericano, sobre todo el nuestro y el de Brasil. Tienen mucho talento y, como acá, una gran personalidad, coraje y un valor increíble.

A Calderón, técnico que en su gestión sacó campeón invicto por primera vez en la historia al Al Hilal Club en la liga árabe en 2011, le gusta motivar. Él siempre quiere que sus jugadores estén bien, atentos y con ganas de jugar. Y así fue que logró empatar en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid. Justo el día que uno de los grandes cracks del fútbol mundial hacía su presentación.

“Con el Al-Ittihad veníamos de ser campeones en Arabia Saudita y nos invitaron a jugar en el Santiago Bernabéu en la presentación de Cristiano Ronaldo. Los chicos sentían que era un gran desafío, estaban muy ilusionados, se sacaban fotos en todos lados. Yo les dije que esa era una oportunidad única para representar bien a los árabes. Fui mentalizando al equipo y conseguí una grata respuesta. Empatamos 1 a 1 con el Real y encima a dos minutos del final tuvimos dos chances clarísimas. Me llamó mucho la atención la concentración y la garra con la que jugaron.”

“Me gusta mucho la mentalidad competitiva que tienen los árabes. No les gusta trabajar ni entrenar, pero compitiendo son los mejores. Habrán más talentos, mejores cualidades, mejor alimentación, mejor entrenamiento y todo lo que quieras, pero compitiendo, los árabes son insuperables. Lo más importante es que me quieran y que te quieran no es salir de joda con ellos. Si vos sos honesto, sos competente como entrenador, exigente, progresista y los respetás, los jugadores dan la vida por vos. Y eso no pasa sólo allá, pasa en todo el mundo. A mí me gustan los desafíos, por eso vivo en Medio Oriente. Yo tenía que triunfar como sea, tenía una oportunidad, me la dieron y la supe aprovechar. Clasifiqué invicto a Arabia Saudita al Mundial 2006, algo histórico.”

-¿Quién es Calderón?

-No soy nadie, pero a ver cuántos han hecho lo que hice yo en el mundo. Frank Rijkaard, campeón y exitoso con el Barcelona, fue a Arabia como entrenador de la Selección e hizo la peor clasificación de su historia. En cuanto a nombre, él es mucho más importante que yo porque dirigió al Barcelona. Pienso que lo mismo le pasó a Maradona. No es fácil ser entrenador para nadie. Seas Maradona, Di Stéfano o Cruyff, el entrenador no tiene nada que ver con el jugador, el laburo es mucho más complejo. Diego fue el mejor del mundo y en un momento dado le podían dar la oportunidad por el nombre, pero en mi caso, que era un jugador medio con poca trascendencia, nadie me regaló nada. Acá los periodistas dicen ‘Calderón no vende’ y bueno, yo tuve que ir luchándola solo contra el mundo. El hecho de ser instructor FIFA, embajador del fútbol europeo en la UEFA, me hizo participar en muchas convenciones y con eso fui incorporando un montón de conocimientos. Yo no fui a la universidad, mi universidad fue la vida.”

“Estoy feliz de haber jugado tres mundiales con el Diego, de haber podido compartir una cancha con él. A mí no me miraron y me dijeron “vení porque sos simpático”, fue todo un esfuerzo y un día a día.”

“Yo lo tuve a Menotti en el momento más importante de mi vida deportiva, porque él me enseñó cosas en el juvenil que nadie me enseñó después y que yo estoy convencido que a mí me permitió triunfar en Europa o ser internacional. En el ‘83 y en el ‘90 conocí a Bilardo en la Selección y con él aprendí mucho ya en mi última etapa como futbolista para ser entrenador.”

“Desde ya dirigir alguna Selección argentina es un sueño, pero con los buenos entrenadores que hay las posibilidades quizás son ínfimas.”

Después de una hora y media de escuchar historias y refexiones de un hombre que aceptó y aún acepta subirse a los desafíos por todo el mundo, nos llevamos la imagen de un aguerrido Calderón que empezó a sentir los golpes desde muy chico retando miserias y progresos a la vez, a un Calderón audaz que no se puso límites porque siempre quiso saber hasta dónde sería capaz de llegar, a un Calderón que no vende pero que vale, y mucho.

Por Agustina Albacete y Gerónimo Galeano (auGol)

En Twitter: @AgusAlbacete y @Gero_auGol

Foto de portada: Gerónimo Galeano

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29 DIC 2012 - 17:08

Eran las 14 horas cuando llegamos a las puertas del Hilton. Humildemente bajamos del taxi con las de lona gastadas de andares y recitales y nuestros amados y rotosos jeans. Sí, estábamos afuera del Hilton esperando a Gabriel Calderón, que si no fuera por ello no habría nada que hacer allí. Después de casi un mes de intensa búsqueda de archivo sin tener mucha suerte gracias a su perfil desapercibido; después de intentar sacarle más jugo a Wikipedia, porque claro, desconocía su vida entera, vi llegar al hombre que jugó tres mundiales con el Diego, que recorrió el mundo con el fútbol, para abalanzarme en una y mil preguntas.

La primera de ellas tenía que ver con su vivienda. Gabriel vivió una etapa de su vida cerca de mis pagos, en Rawson (Chubut). A partir de aquel dato que cacé, el desafío de entrevistarlo se puso más atrapante.

“Entre los 14 años y 17 me fui a Chubut, porque mi papá se fue allá de maestro rural a las chacras de Telsen y yo como estudiaba secundario, me tuve que quedar en Rawson”,cuenta “Caldera”, quien en realidad nació en los alrededores del Policlínico Bancario en Capital Federal y también vivió alguna parte de su vida en Hurlingam (Buenos Aires).

Con los años, “Caldera” siempre volvió a Rawson porque allí sigue conservando a su mejor amigo, el que hoy es padrino de uno de sus hijos, Gustavo.“La familia Prusso junto a la familia Hernández me daban de comer, porqueyo vivía en una casita muy precaria sin luz, sin agua, sin gas, piso de tierra y techo de chapa. No tenía libros, entonces mi amigo Gustavo me invitaba a estudiar a su casa, hacíamos los resúmenes y me terminaba quedando con él. A mí me daba mucha vergüenza la situación, pero el papá de Gustavo, Roberto Prusso, siempre decía que 'donde comen 5 comen 6'. Lo que han hecho por mí no me lo olvido jamás, cuanto más arriba voy más me acuerdo de ellos”.

Lo cierto es que “Caldera”, un mediocampista desde siempre, llegóa Racing a sus casi 17 añospara comenzar a desarrollar su carrera como futbolista, allá por la década del 70. Realizó pruebas al lado de grandes figuras como el Beto Márcico.“Yo estaba en Germinal (Rawson) en Primera. Fue muy importante jugar durante dos años con gente veterana, gracias a Dios siempre fui despabilado y desarrollé inteligencia en el juego. El entrenador me puso rápido en el equipo grande porque jugaba bien. Y cuando llego a Racing voy a la sexta. A los dos meses de estar ahí, me mandan a la reserva. Me ponen en tercera, en donde hacía más goles, y al poco tiempoel Coco Basile me lleva a la Primeraen donde ya no hice más goles. Era Messi en la sexta, después se acabó la magia (risas)”

-¿Y cómo era el Racing del Coco cuando vos llegaste en el 77?

-El Coco siempre tuvo personalidad de líder, tenía muy buena comunicación, sabía manejar al grupo. Es un hombre con códigos, como digo yo “de la antigua escuela”. Para mí fue muy afortunado tenerlo a él como entrenador, había que tener mucho carácter para hacer debutar a un pibe joven en la Primera, como él hizo conmigo.

En el 78 se fue a préstamo de Racing a Lanús. “El Granate” venía complicadísimo. Caldera sostiene que ese año fue positivo en cuanto a experiencia pero muy malo en rendimiento.“Pobre Lanús. Es el único club en toda mi vida que puedo decir que moralmente le debo algo, futbolísticamente hablando, porque me pagaron un dinero, el que sea, y terminé costando caro. Tenía 18 años, era un crío, pero bueno, a mí siempre me gustó competir bien y ese año en Lanús fue un desastre. Venía de descender de Primera a Segunda y conmigo nos fuimos a Tercera.”se lamenta.

Menotti lo llevó al Mundial Juvenil de 1979, al lado de una figura mundial en plena gestación, Diego Armando Maradona. Le fue tan bien que de ahí, el mismo Menotti se lo llevó a la Selección mayor, para el Mundial de España en 1982, en donde integró la plantilla junto a tres compañeros de juveniles: Ramón Díaz, Maradona y Barbas.“Después de ser campeón en el 79 y con 20 años yo ya jugaba en la Selección grande campeona del mundo en 1978.”

-Jugaste con el Diego, ¿qué me podés decir de eso?

-Para mí fue el mejor en ese momento, sin dudas.Eso de comparar a Messi o Maradona no es justoporque son de distintas épocas. Diego fue el mejor y nadie llegaba a superar su nivel de juego, como le pasa a Messi hoy.

Algunos dicen que antes el juego era más lento y más fácil, pero nunca fue fácil. En cada época ser figura es difícil, ¿por qué no sobran los Maradona y los Messi? Hoy la suerte que tiene Messi, que no la tuvimos nosotros, es que los árbitros te protegen mucho. En mi época te “daban” de todos lados, te salía sangre y dale, dale, dale, que siga el partido. Mirá la final del 78 entre Argentina y Holanda, yo hubiese sacado ocho tarjetas rojas como mínimo. Antes protegían al que propinaba patadas como diciéndole al agredido “dale maricón, báncatela que esto es fútbol”.

Un hombre independiente y académico

“Caldera” es un caso más de esos algunos jugadores que se vistieron con la casaca de su archirrival. Después de hacer lo suyo en Racing, en 1981 llegó a Independiente de la mano de Miguel Ángel “El Zurdo” López. Según propias declaraciones, en ambos equipos jugó a muerte y disiente con eso de que ahora los jugadores no gritan los goles ‘por respeto’.

“Llegué a Independiente que era un club serio y organizado en donde además mejoré el nively salía de un Racing caótico. Yo era joven y quería jugar al fútbol y estar tranquilo, no que me mientan o me paguen cinco meses atrasado.Me fui dolido de Racing, y aunque la hinchada era excelente yo era irregular, era de los jugadores más insultados del equipo. “

-¿En ese momento se vivían con la misma intensidad que ahora los clásicos?

-No había tanta violencia como hoy, pero en esa época los dirigentes ya empezaban a pagarles a algunos barras, que pedían plata para pagarse el colectivo, el sánguche y la Coca. Yo le decía a mis compañeros: “Hoy les dan el sánguche y la Coca y en tres años les dan un avión” y veo que no me equivoqué en nada. Eso es lo que me pone triste del fútbol argentino, por eso me niego un poco a venir a trabajar acá.

“Caldera” sostiene que en Argentina no tuvo ningún reconocimiento, y repitió en más de una ocasión la frase “Calderón acá no vende”. “A donde fui vino un argentino atrás, ya sea como jugador o como entrenador. Siempre intenté ser un buen embajador de mi país. Nunca a fui un Messi, no soy ninguna figura, pero soy una persona muy seria y profesional”.

Sin embargo, nos contó que en España tiene un gran reconocimiento por parte de la hinchada del Real Betis, en donde como jugador, entre 1983 y 1987, hizo una campaña extraordinaria. Dice, y se le erizan los pelos, que cuando estuvo hace poco entró al estadio Benito Villamarín y la gente lo ovacionaba como si hubiera jugado ayer. Y se sorprende, porque hace 25 años que ya no hace rodar una pelota allí.

Durante la charla, Calderón aclara varias veces que “no fue ningún Messi”. Pero donde jugó, la rompió. En su última etapa como futbolista, llegó al Paris Saint Germain en donde estuvo tres temporadas entre 1987 y 1990. Participó en la brillante Italia 90 que hizo lucir a Sergio Goycochea y después desembarcó en Suiza, en el Sion, con Enzo Trossero como entrenador, donde salió campeón dos años seguidos y además fue elegido mejor jugador de la liga.

Luego volvió a Francia, al Caen, para jugar la Copa UEFA. Y en su retorno a Suiza, al Lausanne Sport. Se retiró en 1994. Ya en 1997 inicia un exitoso recorrido como entrenador llegando a experimentar con los seleccionados nacionales de Arabia Saudita entre 2004 y 2006 y de Omán entre 2007 y 2008 en donde obtuvo buenos logros.

Su destino era un lugar al que, de primera, no se lo relaciona con el fútbol, sino con el petróleo.

-¿Cómo es trabajar en Medio Oriente?

Dirigí en Arabia Saudita. Ellos en las inferiores están empezando a trabajar hace 8, 10 años. Están atrasados, pero hoy los jugadores tienen bastante calidad. Son gente muy preparada, se informan mucho. Hay muchos países como Qatar o Emiratos Árabes que invierten un dinero increíble en lo que es formación, aunque necesitan tiempo, es un proceso. Tienen muy buena base, están haciendo las cosas bien. A futuro deben seguir trabajando con los jóvenes. Van a tener que mejorar el tema de la alimentación sí o sí, aunque ese cambio va a llevar su tiempo ya que necesita encaminarse con generaciones.

-¿En qué se destaca futbolísticamente el árabe?

Es un jugador de la calle tipo el argentino. Les gusta mucho el fútbol sudamericano, sobre todo el nuestro y el de Brasil. Tienen mucho talento y, como acá, una gran personalidad, coraje y un valor increíble.

A Calderón, técnico que en su gestión sacó campeón invicto por primera vez en la historia al Al Hilal Club en la liga árabe en 2011, le gusta motivar. Él siempre quiere que sus jugadores estén bien, atentos y con ganas de jugar. Y así fue que logró empatar en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid. Justo el día que uno de los grandes cracks del fútbol mundial hacía su presentación.

“Con el Al-Ittihad veníamos de ser campeones en Arabia Saudita y nos invitaron a jugar en el Santiago Bernabéu en la presentación de Cristiano Ronaldo. Los chicos sentían que era un gran desafío, estaban muy ilusionados, se sacaban fotos en todos lados. Yo les dije que esa era una oportunidad única para representar bien a los árabes. Fui mentalizando al equipo y conseguí una grata respuesta. Empatamos 1 a 1 con el Real y encima a dos minutos del final tuvimos dos chances clarísimas. Me llamó mucho la atención la concentración y la garra con la que jugaron.”

“Me gusta mucho la mentalidad competitiva que tienen los árabes. No les gusta trabajar ni entrenar, pero compitiendo son los mejores. Habrán más talentos, mejores cualidades, mejor alimentación, mejor entrenamiento y todo lo que quieras, pero compitiendo, los árabes son insuperables. Lo más importante es que me quieran y que te quieran no es salir de joda con ellos. Si vos sos honesto, sos competente como entrenador, exigente, progresista y los respetás, los jugadores dan la vida por vos. Y eso no pasa sólo allá, pasa en todo el mundo. A mí me gustan los desafíos, por eso vivo en Medio Oriente. Yo tenía que triunfar como sea, tenía una oportunidad, me la dieron y la supe aprovechar. Clasifiqué invicto a Arabia Saudita al Mundial 2006, algo histórico.”

-¿Quién es Calderón?

-No soy nadie, pero a ver cuántos han hecho lo que hice yo en el mundo. Frank Rijkaard, campeón y exitoso con el Barcelona, fue a Arabia como entrenador de la Selección e hizo la peor clasificación de su historia. En cuanto a nombre, él es mucho más importante que yo porque dirigió al Barcelona. Pienso que lo mismo le pasó a Maradona. No es fácil ser entrenador para nadie. Seas Maradona, Di Stéfano o Cruyff, el entrenador no tiene nada que ver con el jugador, el laburo es mucho más complejo. Diego fue el mejor del mundo y en un momento dado le podían dar la oportunidad por el nombre, pero en mi caso, que era un jugador medio con poca trascendencia, nadie me regaló nada. Acá los periodistas dicen ‘Calderón no vende’ y bueno, yo tuve que ir luchándola solo contra el mundo. El hecho de ser instructor FIFA, embajador del fútbol europeo en la UEFA, me hizo participar en muchas convenciones y con eso fui incorporando un montón de conocimientos. Yo no fui a la universidad, mi universidad fue la vida.”

“Estoy feliz de haber jugado tres mundiales con el Diego, de haber podido compartir una cancha con él. A mí no me miraron y me dijeron “vení porque sos simpático”, fue todo un esfuerzo y un día a día.”

“Yo lo tuve a Menotti en el momento más importante de mi vida deportiva, porque él me enseñó cosas en el juvenil que nadie me enseñó después y que yo estoy convencido que a mí me permitió triunfar en Europa o ser internacional. En el ‘83 y en el ‘90 conocí a Bilardo en la Selección y con él aprendí mucho ya en mi última etapa como futbolista para ser entrenador.”

“Desde ya dirigir alguna Selección argentina es un sueño, pero con los buenos entrenadores que hay las posibilidades quizás son ínfimas.”

Después de una hora y media de escuchar historias y refexiones de un hombre que aceptó y aún acepta subirse a los desafíos por todo el mundo, nos llevamos la imagen de un aguerrido Calderón que empezó a sentir los golpes desde muy chico retando miserias y progresos a la vez, a un Calderón audaz que no se puso límites porque siempre quiso saber hasta dónde sería capaz de llegar, a un Calderón que no vende pero que vale, y mucho.

Por Agustina Albacete y Gerónimo Galeano (auGol)

En Twitter: @AgusAlbacete y @Gero_auGol

Foto de portada: Gerónimo Galeano


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