La escritora de origen austriaco, Helle Telk llegó a la zona el 14 de marzo, especialmente para participar de la Feria del Libro en Gaiman, que concluyó el domingo.
La autora de un libro autobiográfico titulado “Divina adopción” decidió quedarse una semana más, al finalizar la feria para cumplir con una ajustada agenda de presentaciones en las que aborda testimonios de su vida y los principales temas de su libro.
“Estuvimos recorriendo muchas escuelas primarias, secundarias, Centro Culturales, en Iglesias Evangélicas y en otros diferentes lugares en Gaiman, Trelew, Rawson y Madryn”.
Sin dudas, la increíble historia personal de Helle Telk es razón suficiente para estar presente en sus conferencias, ya que tiene la característica particular que es la propia protagonista la que se encarga de brindar testimonios de vida.
“Divina Adopción se trata de mi vida personal, es una autobiografía. Sobre todo se tocan los temas como el abandono, el amor, la fe y la libertad que uno siente al perdonar. Eso son los temas que sobresalen del libro”.
Luego de las charlas brindadas en los distintos espacios de la zona del Valle, “los chicos se prenden mucho con mi historia”, comentó Hellen sobre su auditorio mayoritariamente conformado por jóvenes estudiantes. Con respecto al título del libro la autora afirmó que “yo me crié en un orfanatorio y le puse ese título– Divina Adopción- por que, a mi entender Dios me adoptó, en forma especial”.
El domingo a las 20 hs. en Belgrano 241 en el Primer Piso de Gaiman, Helle Telk cerrará su visita a la zona. Ella estará contando su historia, acompañada de unos videos con los que acompaña el relato y una agrupación coral le pondrá en broche musical al encuentro.
La historia
Helle Truusoot nació el 8 de agosto de 1946. Hija estonianos (Endel y Lujdmila) y hermana menor de Ivar y Raivo, llegaron a la Argentina escapando de la guerra en Europa.
“Cuando tenía 2 años todos viajamos en un barco enorme hasta Argentina, donde nos quedaríamos para siempre. Casi inmediatamente mis padres se separan y mi mamá queda al cuidado de nosotros tres, como no teníamos nada y la vida se tornaba difícil, Ivar y Raivo fueron a un Orfanato de varones en Baradero.
Al poco tiempo, recuerdo que tomamos un tren e hicimos un recorrido muy largo. En algún momento de ese viaje, levanto mi cabeza, miro a mi mamá y le pregunto: ¿mami, a dónde me llevas?. Ella se volvió hacia mí, me miró y hablando con voz temblorosa, tratando de recuperar el aliento me dijo: “a un lugar muy grande, donde hay muchos chicos”. Ya en el lugar ella me dijo: “querida mía, te traje aquí para que te quedes con estos niños desamparados que de ahora en más serán tus amigos y ellas con delantal blanco serán tus maestras”.
Mamá me miró sonriente como para tranquilizarme y me dijo: “Helle, te pido disculpas por todo esto pero debes entender que no puedo cuidar de vos". suspiró profundamente y se retiró por un pasillo largo hasta que la perdí de vista”.
Días en el Orfanato
“Ese lugar tan grande donde las habitaciones tenían 20 camas, en 2 hileras y el comedor mesas largas donde comíamos todos juntos, algo así parecido a un ejército. Cada vez que debíamos entrar al comedor teníamos que hacerlo en fila de menor a mayor y en perfecto orden, sin desobedecer en lo más mínimo. Quiero destacar que los directores y las maestras con delantal blanco cada mañana nos hablaban de un Dios amoroso que cuidaba de nosotros en forma especial.
Recuerdo que me habían enseñado a hablar con Él y pedirle todo lo que necesitaba. Mi mamá me visitó hasta que tuve 8 años y nunca más la volví a ver.
Cuando tenía 11 años me llegó la noticia de que papá había fallecido en Europa, por una enfermedad, él no había dejado de visitarme y me mostraba mucho cariño, así que cuando se fue de este mundo yo le dije a Dios: Ahora, vos tenés que ser mi papá celestial y mi papá terrenal. Y Él cumplió hasta hoy.
Existen partes de mi historia que no conocía en el momento en que sucedieron. Hace poco logré reconstruirla toda luego de muchos años y de muchas conversaciones con los que estuvieron en esas oportunidades. Debo admitir que fueron pocos los placeres que viví durante los 14 años en este lugar. Muchas veces cuando iba a mi habitación y se apagaba la luz yo pensaba: me siento como una niña desamparada pero deseo que la vida me de alguna oportunidad de trepar alto. También le pedía a Dios: necesito que me ayudes a salir de todo esto con éxito y grandeza para que después pueda contarlo, si salgo de esto frustrada ¿qué voy a contar?”.
Vivir para contar
“Cuando tuve 18 años pude salir del hogar de una forma maravillosa, me casé y tuve 3 hijos hermosos, mi sueño se estaba cumpliendo: había alcanzado lo que más anhelaba, un hogar feliz, y de verdad que era y es un hogar feliz.
Después de todo esto, cuando mis 3 hijos crecieron, sentí la necesidad de buscar a mi mamá, perdonarla y contarle todo lo que me había pasado con Dios, hablarle de su presencia viva y poderosa en mi vida.
La encontré, fueron momentos hermosos de compartir muchas cosas que nunca había escuchado y me encontré con mis hermanos también. En este momento estoy disfrutando de un libro que escribí, se llama Divina Adopción, es mi historia y se la cuento a todos los que quieran escuchar.
La escritora de origen austriaco, Helle Telk llegó a la zona el 14 de marzo, especialmente para participar de la Feria del Libro en Gaiman, que concluyó el domingo.
La autora de un libro autobiográfico titulado “Divina adopción” decidió quedarse una semana más, al finalizar la feria para cumplir con una ajustada agenda de presentaciones en las que aborda testimonios de su vida y los principales temas de su libro.
“Estuvimos recorriendo muchas escuelas primarias, secundarias, Centro Culturales, en Iglesias Evangélicas y en otros diferentes lugares en Gaiman, Trelew, Rawson y Madryn”.
Sin dudas, la increíble historia personal de Helle Telk es razón suficiente para estar presente en sus conferencias, ya que tiene la característica particular que es la propia protagonista la que se encarga de brindar testimonios de vida.
“Divina Adopción se trata de mi vida personal, es una autobiografía. Sobre todo se tocan los temas como el abandono, el amor, la fe y la libertad que uno siente al perdonar. Eso son los temas que sobresalen del libro”.
Luego de las charlas brindadas en los distintos espacios de la zona del Valle, “los chicos se prenden mucho con mi historia”, comentó Hellen sobre su auditorio mayoritariamente conformado por jóvenes estudiantes. Con respecto al título del libro la autora afirmó que “yo me crié en un orfanatorio y le puse ese título– Divina Adopción- por que, a mi entender Dios me adoptó, en forma especial”.
El domingo a las 20 hs. en Belgrano 241 en el Primer Piso de Gaiman, Helle Telk cerrará su visita a la zona. Ella estará contando su historia, acompañada de unos videos con los que acompaña el relato y una agrupación coral le pondrá en broche musical al encuentro.
La historia
Helle Truusoot nació el 8 de agosto de 1946. Hija estonianos (Endel y Lujdmila) y hermana menor de Ivar y Raivo, llegaron a la Argentina escapando de la guerra en Europa.
“Cuando tenía 2 años todos viajamos en un barco enorme hasta Argentina, donde nos quedaríamos para siempre. Casi inmediatamente mis padres se separan y mi mamá queda al cuidado de nosotros tres, como no teníamos nada y la vida se tornaba difícil, Ivar y Raivo fueron a un Orfanato de varones en Baradero.
Al poco tiempo, recuerdo que tomamos un tren e hicimos un recorrido muy largo. En algún momento de ese viaje, levanto mi cabeza, miro a mi mamá y le pregunto: ¿mami, a dónde me llevas?. Ella se volvió hacia mí, me miró y hablando con voz temblorosa, tratando de recuperar el aliento me dijo: “a un lugar muy grande, donde hay muchos chicos”. Ya en el lugar ella me dijo: “querida mía, te traje aquí para que te quedes con estos niños desamparados que de ahora en más serán tus amigos y ellas con delantal blanco serán tus maestras”.
Mamá me miró sonriente como para tranquilizarme y me dijo: “Helle, te pido disculpas por todo esto pero debes entender que no puedo cuidar de vos". suspiró profundamente y se retiró por un pasillo largo hasta que la perdí de vista”.
Días en el Orfanato
“Ese lugar tan grande donde las habitaciones tenían 20 camas, en 2 hileras y el comedor mesas largas donde comíamos todos juntos, algo así parecido a un ejército. Cada vez que debíamos entrar al comedor teníamos que hacerlo en fila de menor a mayor y en perfecto orden, sin desobedecer en lo más mínimo. Quiero destacar que los directores y las maestras con delantal blanco cada mañana nos hablaban de un Dios amoroso que cuidaba de nosotros en forma especial.
Recuerdo que me habían enseñado a hablar con Él y pedirle todo lo que necesitaba. Mi mamá me visitó hasta que tuve 8 años y nunca más la volví a ver.
Cuando tenía 11 años me llegó la noticia de que papá había fallecido en Europa, por una enfermedad, él no había dejado de visitarme y me mostraba mucho cariño, así que cuando se fue de este mundo yo le dije a Dios: Ahora, vos tenés que ser mi papá celestial y mi papá terrenal. Y Él cumplió hasta hoy.
Existen partes de mi historia que no conocía en el momento en que sucedieron. Hace poco logré reconstruirla toda luego de muchos años y de muchas conversaciones con los que estuvieron en esas oportunidades. Debo admitir que fueron pocos los placeres que viví durante los 14 años en este lugar. Muchas veces cuando iba a mi habitación y se apagaba la luz yo pensaba: me siento como una niña desamparada pero deseo que la vida me de alguna oportunidad de trepar alto. También le pedía a Dios: necesito que me ayudes a salir de todo esto con éxito y grandeza para que después pueda contarlo, si salgo de esto frustrada ¿qué voy a contar?”.
Vivir para contar
“Cuando tuve 18 años pude salir del hogar de una forma maravillosa, me casé y tuve 3 hijos hermosos, mi sueño se estaba cumpliendo: había alcanzado lo que más anhelaba, un hogar feliz, y de verdad que era y es un hogar feliz.
Después de todo esto, cuando mis 3 hijos crecieron, sentí la necesidad de buscar a mi mamá, perdonarla y contarle todo lo que me había pasado con Dios, hablarle de su presencia viva y poderosa en mi vida.
La encontré, fueron momentos hermosos de compartir muchas cosas que nunca había escuchado y me encontré con mis hermanos también. En este momento estoy disfrutando de un libro que escribí, se llama Divina Adopción, es mi historia y se la cuento a todos los que quieran escuchar.