En 41 días mataron a dos personas en el mismo domicilio. La nueva víctima es Miguel Gallardo, quien tras compartir bebidas alcohólicas en la vivienda donde asesinaron a Brian Salazar, terminó apuñalado. Fue en la calle 558 del barrio San Cayetano. La policía detuvo a Luis Bengolea como presunto autor señalado por los testigos.
El alerta por un nuevo homicidio en Comodoro Rivadavia, el decimotercero en lo que va del año, se produjo a las 16:50 del domingo, cuando se le pidió a la guardia de la Seccional Sexta que fuera a verificar la existencia de una persona herida de arma blanca en un domicilio ubicado a escasos metros de esa dependencia del Cordón Forestal.
Cuando se pasó la ubicación exacta, Calle 558 al 2.631, rápidamente se trajo a la memoria el sangriento suceso del 24 de marzo, cuando al ir a las 8 de la mañana por una cerveza --que se vendía allí de manera clandestina-- terminó asesinado Brian Alexander Salazar (19). Su primo Jorge Cárdenas, también de 19 años y residente en dicho domicilio, le asestó una certera puñalada en el pecho y en menos de una hora falleció en el Hospital Regional.
No era un presagio errado el de ayer. La información no sólo confirmaba la agresión con arma blanca sino la existencia de una persona ya muerta. Por lo menos tres fueron las puñaladas que recibió la víctima y el número final de lesiones surgirá de la autopsia que ordenó anoche realizar el funcionario de Fiscalía, Ricardo Carreño, durante el tramo final de su guardia.
Los primeros datos recabados indican que en la casa hubo una reunión que posiblemente tuvo inicio durante la noche del sábado. El exceso de alcohol trajo lo demás. Allí, aparte del anfitrión, habían varias personas y entre ellos estaban víctima y victimario, indicaron fuentes de la investigación.
Se deduce que en el transcurso de la velada salieron a flote los rencores que no puede ahogar el alcohol y los detalles sobre esos contrapuntos se reflejarán en las entrevistas que los testigos brinden en la Fiscalía durante el plazo que tendrá el titular de la acción penal para investigar.
En un momento dado Luis Bengolea, de 21 años, abandonó la reunión. Eso fue después del mediodía y más tarde también se ausentó el dueño de casa, aunque ello no fue motivo para que los demás mermaran la ingesta de bebidas.
A escasos 10 minutos para las 17, Bengolea regresó al lugar y esta vez lo hizo empuñando un filoso cuchillo, cuyo acero entró y salió en por lo menos tres ocasiones del cuerpo de Miguel Gallardo (23), ante la mirada de todos, según relataron los testigos a los investigadores.
Las estocadas causaron lesiones irreversibles que en minutos transformaron el escenario criminal en un reguero de sangre. En el suelo estaba tirado Gallardo todavía respirando. Su estado motivó los gritos del más horrorizado y estos despabilaron al resto hasta que alguien tomó un teléfono para pedir una ambulancia.
Fue desde el propio centro asistencial que se informó a la policía para que verificase el llamado.
Una vez que el personal policial llegó, el individuo sindicado por los testigos como el autor del crimen ya se había marchado del lugar, aunque no se tardó mucho tiempo en encontrarlo y al cabo de un rato ya estaba alojado en la Seccional Séptima y a la espera de ser sometido, entre hoy y mañana, al correspondiente control de detención y apertura de la investigación.
Al cierre de esta edición, la policía buscaba el arma utilizada y la División Criminalística levantaba evidencia y tomaba los registros correspondientes a esta etapa inicial de la investigación.
(Fuente: Diario Patagónico)
En 41 días mataron a dos personas en el mismo domicilio. La nueva víctima es Miguel Gallardo, quien tras compartir bebidas alcohólicas en la vivienda donde asesinaron a Brian Salazar, terminó apuñalado. Fue en la calle 558 del barrio San Cayetano. La policía detuvo a Luis Bengolea como presunto autor señalado por los testigos.
El alerta por un nuevo homicidio en Comodoro Rivadavia, el decimotercero en lo que va del año, se produjo a las 16:50 del domingo, cuando se le pidió a la guardia de la Seccional Sexta que fuera a verificar la existencia de una persona herida de arma blanca en un domicilio ubicado a escasos metros de esa dependencia del Cordón Forestal.
Cuando se pasó la ubicación exacta, Calle 558 al 2.631, rápidamente se trajo a la memoria el sangriento suceso del 24 de marzo, cuando al ir a las 8 de la mañana por una cerveza --que se vendía allí de manera clandestina-- terminó asesinado Brian Alexander Salazar (19). Su primo Jorge Cárdenas, también de 19 años y residente en dicho domicilio, le asestó una certera puñalada en el pecho y en menos de una hora falleció en el Hospital Regional.
No era un presagio errado el de ayer. La información no sólo confirmaba la agresión con arma blanca sino la existencia de una persona ya muerta. Por lo menos tres fueron las puñaladas que recibió la víctima y el número final de lesiones surgirá de la autopsia que ordenó anoche realizar el funcionario de Fiscalía, Ricardo Carreño, durante el tramo final de su guardia.
Los primeros datos recabados indican que en la casa hubo una reunión que posiblemente tuvo inicio durante la noche del sábado. El exceso de alcohol trajo lo demás. Allí, aparte del anfitrión, habían varias personas y entre ellos estaban víctima y victimario, indicaron fuentes de la investigación.
Se deduce que en el transcurso de la velada salieron a flote los rencores que no puede ahogar el alcohol y los detalles sobre esos contrapuntos se reflejarán en las entrevistas que los testigos brinden en la Fiscalía durante el plazo que tendrá el titular de la acción penal para investigar.
En un momento dado Luis Bengolea, de 21 años, abandonó la reunión. Eso fue después del mediodía y más tarde también se ausentó el dueño de casa, aunque ello no fue motivo para que los demás mermaran la ingesta de bebidas.
A escasos 10 minutos para las 17, Bengolea regresó al lugar y esta vez lo hizo empuñando un filoso cuchillo, cuyo acero entró y salió en por lo menos tres ocasiones del cuerpo de Miguel Gallardo (23), ante la mirada de todos, según relataron los testigos a los investigadores.
Las estocadas causaron lesiones irreversibles que en minutos transformaron el escenario criminal en un reguero de sangre. En el suelo estaba tirado Gallardo todavía respirando. Su estado motivó los gritos del más horrorizado y estos despabilaron al resto hasta que alguien tomó un teléfono para pedir una ambulancia.
Fue desde el propio centro asistencial que se informó a la policía para que verificase el llamado.
Una vez que el personal policial llegó, el individuo sindicado por los testigos como el autor del crimen ya se había marchado del lugar, aunque no se tardó mucho tiempo en encontrarlo y al cabo de un rato ya estaba alojado en la Seccional Séptima y a la espera de ser sometido, entre hoy y mañana, al correspondiente control de detención y apertura de la investigación.
Al cierre de esta edición, la policía buscaba el arma utilizada y la División Criminalística levantaba evidencia y tomaba los registros correspondientes a esta etapa inicial de la investigación.
(Fuente: Diario Patagónico)