Una historia de sangre, sudor y pasión

El último DT de Germinal en el Argentino B tiene una dilatada trayectoria en el medio regional y nacional. Tanto como jugador o como orientador táctico, Jaime Giordanella es, hoy, un referente importante en el fútbol chubutense e imposible obviarlo cuando habla o emite una opinión.

24 MAY 2014 - 21:41 | Actualizado

Honesto, visceral, corajudo, adicto al trabajo y al fútbol, Jaime Segundo Giordanella es hoy uno de los referentes futbolísticos de toda esta Comarca, que superó las fronteras para jugar a nivel profesional tanto en clubes directa como indirectamente afiliados a la AFA.

Ganador en donde estuvo, Independiente de Trelew en sus comienzos, Gaiman FC en aquellos recordados Torneos Regionales, Huracán de Comodoro Rivadavia, el entonces poderoso Cipolletti de Río Negro, Atlanta y All Boys y Douglas Haig de Pergamino, en los primeos certámenes del Nacional B, fueron los clubes que contaron sus servicios durante más de un lustro en el más alto nivel.

A los 28, el “Indio” dejó de jugar por culpa de una maldita lesión. Muy joven para un jugador de sus características y de su personalidad. Allí, arrancó su carrera como Director Técnico y comenzó una nueva historia emparentada con el fútbol. Aquella que lo veía del otro lado del alambrado del viejo estadio de la entonces Estados Unidos (hoy Soberanía Nacional) y Rivadavia o cuando le llevaba al “Nani” Soto, un volante rojinegro de los ´70, al que Jaime idolatraba.

Como DT

Ya del otro lado de la línea, Jaime dirigió a la mayoría de los equipos considerados grandes en el fútbol doméstico y con todos ellos, al menos, ganó un título. Racing. Guillermo Brown, Deportivo Madryn, Independiente y por último Germinal, son parte de sus palmarés, en donde se lo ha visto triunfador una y mil veces.

Aunque sin alardes, Giordanella también condujo a sus dos clubes en donde fue jugador en la Patagonia: Huracán de Comodoro y Cipolletti. En el “Globo” le fue mejor y hasta tuvo un ascenso. Con los del Alto Valle rionegrino, no toleró que algunos dirigentes le quisieran armar el equipo y decidiò irse.

Orígen rojinegro

Jaime arrancó jugando en primera en Independiente siendo apenas un adolescente. De clase 1960, ya había intervenido en las selecciones juveniles de la Liga del Valle junto a Gabriel Calderón, Eduardo Maza entre otros y bajo la direcciòn del recordado Tommy Jones. En el Rojinegro post Naiconal 1972, jugó de todo. En todos los puestos del mediocampo y hasta de 9, que lo había catapultado al fútbol chileno. Sin embargo, un desgarro brutal le impidiò esa chance.

Conocedor de segundas oportunidades, la de Huracán de Comodoro Rivadavia no la desaprovechó. Allí, desde el 83 al 85 fue goleador y factrr clave en los regionales de ese entonces. Desde la urbe petrolera partió rumbo a la Capital Federal para jugar en Atlanta.

“Yo quería ser profesional, ya sea en el ascenso o en primera, pero quería saber si podía. Y pude”. relata Jaime que con los Bohemos, tuvo uno de sus picos altos de su carrera, tanto que estuvo a punto de ascender a la máxima categoría del fútbol nacional en una final recordada con Racing en cancha de River. Pasó a All Boys y luego a Douglas Haig de Pergamino, cuando el también Rojinegro depuntaba como uno de los conjuntos más fuertes de la provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, Cipolletti fue una gran escala en su carrera. En la temporada 87-88, los albinegros hicieron una campaña formidable en la B Nacional y pelearon, palmo a palmo, el ascenso con Madiyú de Corrientes. Jaime fue el capitán y símbol de un equipo que luego se desmembró, ya que varios de sus jugadores fueron comprados por equipos de AFA.

Giordanella había jugado aquella final entre Cipolletti y Huracán de Comodoro en Bahía Blanco, donde los rionegrinos ganaron 2 a 1 y disputaron uno de los últimos nacionales. El encuentro tuvo un extraño desarrollo y un epílogo escandaloso y brutal en las afueras del estadio con agresiones sufridas a autónoviles y chubutenses en una jornada, donde los comporvincianos eran claramente visitantes.

Ese antecedente no fue óbice para que en “Cipo” fuera ídolo, figura y capitán hasta que decidiò su retiro como jugador activo.

“En Cipolletti jugué en el mejor equipo que me tocó en toda mi carrera”, precisa un Jaime Giordanella al referirse a aquellos viejos y buenos tiempos.

Hoy, ya con menos pelo y un corte de barba diferente de sus épocas como volante o defensor; Jaime Segundo Giordanella sigue ligado al fútbol, una pasiòn atada a su vida con sangre, sudor y lágrimas.

Hoy, como DT, dibuja su sonrisa y su verba en círculos en la cancha o en un pizarrón. Feliz por lo vivido en un mundo muy peculiar, con códigos inquebrantales a pesar del inevitable paso del tiempo y de los hábitos y valores, Jaime sigue insistiendo que la verdad pasa por los jugadores y que la violencia que se observa en nuestras canchas “se resuelve de una manera fácil: con sanciones”.

“Cuando hicimos la sentada en Independiente en protesta por decisiones del Tribunal de Penas de la Liga, hablabamos de este mismo tema. Pasaron 4 años y todo sigue igual. Evidentemente algo falla”, dice.

Una buena oportunidad

Sin callarse nunca nada, Giordanella se mostró entusiasmado con el nuevo sistema reclasificatorio del Argentino B y que permitirá a equipos de Chubut tener la oportunidad de subir a una categoría superior.

“No voy a descubrir nada si digo que estos torneos Argentinos son muy difíciles y complicados. Tanto a nivel deportivo como económico; pero esta reclasificación que comenzará en agosto, es una muy buena oportunidad para subir de categoría. Hay que decidirse si se quiere o no, porque como dije no es fácil, pero esta chance no hay que perderla”, repite este hombre de 54 años con una extrordinaria experiencia en estas lides de jugar de visitante en campeonatos regionales, en donde se siente en una absoluta soledad.

Jaime Segundo Giordanella, un hombre de mil batallas, que dejó tempranamente el fútbol como jugador y transformó su capacidad de análisis del otro lado de la línea de cal.

Lo sigue viviendo con el mismo fervor como cuando era salida, por la franja derecha, en los equipos en donde jugó o cuando se cruzaba con jugadores de más peso y renombre con la palabra y con las piernas.

Todo los igue haciendo de la misma manera que jugó y que vive; sin arrugar.

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24 MAY 2014 - 21:41

Honesto, visceral, corajudo, adicto al trabajo y al fútbol, Jaime Segundo Giordanella es hoy uno de los referentes futbolísticos de toda esta Comarca, que superó las fronteras para jugar a nivel profesional tanto en clubes directa como indirectamente afiliados a la AFA.

Ganador en donde estuvo, Independiente de Trelew en sus comienzos, Gaiman FC en aquellos recordados Torneos Regionales, Huracán de Comodoro Rivadavia, el entonces poderoso Cipolletti de Río Negro, Atlanta y All Boys y Douglas Haig de Pergamino, en los primeos certámenes del Nacional B, fueron los clubes que contaron sus servicios durante más de un lustro en el más alto nivel.

A los 28, el “Indio” dejó de jugar por culpa de una maldita lesión. Muy joven para un jugador de sus características y de su personalidad. Allí, arrancó su carrera como Director Técnico y comenzó una nueva historia emparentada con el fútbol. Aquella que lo veía del otro lado del alambrado del viejo estadio de la entonces Estados Unidos (hoy Soberanía Nacional) y Rivadavia o cuando le llevaba al “Nani” Soto, un volante rojinegro de los ´70, al que Jaime idolatraba.

Como DT

Ya del otro lado de la línea, Jaime dirigió a la mayoría de los equipos considerados grandes en el fútbol doméstico y con todos ellos, al menos, ganó un título. Racing. Guillermo Brown, Deportivo Madryn, Independiente y por último Germinal, son parte de sus palmarés, en donde se lo ha visto triunfador una y mil veces.

Aunque sin alardes, Giordanella también condujo a sus dos clubes en donde fue jugador en la Patagonia: Huracán de Comodoro y Cipolletti. En el “Globo” le fue mejor y hasta tuvo un ascenso. Con los del Alto Valle rionegrino, no toleró que algunos dirigentes le quisieran armar el equipo y decidiò irse.

Orígen rojinegro

Jaime arrancó jugando en primera en Independiente siendo apenas un adolescente. De clase 1960, ya había intervenido en las selecciones juveniles de la Liga del Valle junto a Gabriel Calderón, Eduardo Maza entre otros y bajo la direcciòn del recordado Tommy Jones. En el Rojinegro post Naiconal 1972, jugó de todo. En todos los puestos del mediocampo y hasta de 9, que lo había catapultado al fútbol chileno. Sin embargo, un desgarro brutal le impidiò esa chance.

Conocedor de segundas oportunidades, la de Huracán de Comodoro Rivadavia no la desaprovechó. Allí, desde el 83 al 85 fue goleador y factrr clave en los regionales de ese entonces. Desde la urbe petrolera partió rumbo a la Capital Federal para jugar en Atlanta.

“Yo quería ser profesional, ya sea en el ascenso o en primera, pero quería saber si podía. Y pude”. relata Jaime que con los Bohemos, tuvo uno de sus picos altos de su carrera, tanto que estuvo a punto de ascender a la máxima categoría del fútbol nacional en una final recordada con Racing en cancha de River. Pasó a All Boys y luego a Douglas Haig de Pergamino, cuando el también Rojinegro depuntaba como uno de los conjuntos más fuertes de la provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, Cipolletti fue una gran escala en su carrera. En la temporada 87-88, los albinegros hicieron una campaña formidable en la B Nacional y pelearon, palmo a palmo, el ascenso con Madiyú de Corrientes. Jaime fue el capitán y símbol de un equipo que luego se desmembró, ya que varios de sus jugadores fueron comprados por equipos de AFA.

Giordanella había jugado aquella final entre Cipolletti y Huracán de Comodoro en Bahía Blanco, donde los rionegrinos ganaron 2 a 1 y disputaron uno de los últimos nacionales. El encuentro tuvo un extraño desarrollo y un epílogo escandaloso y brutal en las afueras del estadio con agresiones sufridas a autónoviles y chubutenses en una jornada, donde los comporvincianos eran claramente visitantes.

Ese antecedente no fue óbice para que en “Cipo” fuera ídolo, figura y capitán hasta que decidiò su retiro como jugador activo.

“En Cipolletti jugué en el mejor equipo que me tocó en toda mi carrera”, precisa un Jaime Giordanella al referirse a aquellos viejos y buenos tiempos.

Hoy, ya con menos pelo y un corte de barba diferente de sus épocas como volante o defensor; Jaime Segundo Giordanella sigue ligado al fútbol, una pasiòn atada a su vida con sangre, sudor y lágrimas.

Hoy, como DT, dibuja su sonrisa y su verba en círculos en la cancha o en un pizarrón. Feliz por lo vivido en un mundo muy peculiar, con códigos inquebrantales a pesar del inevitable paso del tiempo y de los hábitos y valores, Jaime sigue insistiendo que la verdad pasa por los jugadores y que la violencia que se observa en nuestras canchas “se resuelve de una manera fácil: con sanciones”.

“Cuando hicimos la sentada en Independiente en protesta por decisiones del Tribunal de Penas de la Liga, hablabamos de este mismo tema. Pasaron 4 años y todo sigue igual. Evidentemente algo falla”, dice.

Una buena oportunidad

Sin callarse nunca nada, Giordanella se mostró entusiasmado con el nuevo sistema reclasificatorio del Argentino B y que permitirá a equipos de Chubut tener la oportunidad de subir a una categoría superior.

“No voy a descubrir nada si digo que estos torneos Argentinos son muy difíciles y complicados. Tanto a nivel deportivo como económico; pero esta reclasificación que comenzará en agosto, es una muy buena oportunidad para subir de categoría. Hay que decidirse si se quiere o no, porque como dije no es fácil, pero esta chance no hay que perderla”, repite este hombre de 54 años con una extrordinaria experiencia en estas lides de jugar de visitante en campeonatos regionales, en donde se siente en una absoluta soledad.

Jaime Segundo Giordanella, un hombre de mil batallas, que dejó tempranamente el fútbol como jugador y transformó su capacidad de análisis del otro lado de la línea de cal.

Lo sigue viviendo con el mismo fervor como cuando era salida, por la franja derecha, en los equipos en donde jugó o cuando se cruzaba con jugadores de más peso y renombre con la palabra y con las piernas.

Todo los igue haciendo de la misma manera que jugó y que vive; sin arrugar.


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