Los barbijos diseñados por los investigadores de Conicet, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de San Martín son de uso social, no médico, pero demostraron una capacidad de filtrar hasta el 70% de los aerosoles y al poseer propiedades antivirales, antibacteriales y antifungicidas son capaces de inactivar estos patógenos en instantes, impidiendo su acumulación como sucede en cualquier otro barbijo.