Los hipopótamos de Pablo Escobar están sueltos y son peligrosos

Los hipopótamos del zoológico que el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria tuviera en su propiedad, a más de dos décadas de su muerte, quedaron en libertad y se reprodujeron hasta convertirse en una peligrosa manada que deambula por los campos colombianos.

06 JUL 2016 - 11:36 | Actualizado

Pablo Escobar, el jefe narco más emblemático de la Colombia de la década del '80, había instalado en su hacienda, llamadas Nápoles, un zoológico con varias especies africanas, incluyendo jirafas, elefantes, e hipopótamos.

Tras su muerte, el Estado tomó posesión de sus propiedades y distribuyó por zoológicos del país a varias especies, pero se desentendió de cuatro hipopótamos (tres hembras y un macho) que Escobar había trasladado a Puerto Triunfo, en el departamento de Antioquia.

A lo largo de los años, los animales se reprodujeron. Hoy suman unos 35 ejemplares, de dos toneladas de peso, territoriales y feroces. Están sueltos y son la manada en estado salvaje más grande del mundo fuera de África.

En los últimos meses, los hipopótamos de Pablo Escobar se convirtieron en un tema recurrente en las redes sociales, con la constante aparición de videos aficionados hechos con celulares por pobladores locales. En estos videos se los ve deambulando por la población rural de Doradal, metiéndose en patios, dañando sembradíos, espantando el ganado o caminando por carreteras.

"Eso no un tema nuevo, pero lo que preocupa es que se ha vuelto reiterativo. Antes se presentaba una o dos veces al año, ahora es una vez al mes. Eso tiene mucho que ver con que la población está muy grande", explicó a la agencia de noticias ANSA David Echeverri, biólogo de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare).

Para ponerle freno a esta situación y evitar eventuales ataques, Cornare emprendió la construcción de una cerca que busca rodear las 30 hectáreas donde suele retozar la manada. El seto se construye alternando tramos de arbustos espinosos, con barreras de piedras filosas y un cerco eléctrico, junto a la siembra de pastos y plantas de forraje para evitar que los animales salgan de su hábitat en busca de alimento.

"Si ellos están comiendo bien van a estar tranquilos, pero si no comen bien se meten por donde sea y dañan el cerco que haya", explicó Echeverri. El experto agregó que los hipopótamos encontraron en esta zona del país un lugar tranquilo, sin amenazas de otras especies, con un lago y alimentos, lo que ha variado su comportamiento y les ha permitido adentrarse en zonas habitadas, pese a que huyen de la luz y el ruido.

"Eso no deja de ser un peligro, porque no se sabe en qué momento esos animales vayan a reaccionar de manera agresiva, estén en celo y puedan arremeter contra la población, por eso le pedimos a la gente que sea precavida", agregó el biólogo. Pero mantener la manada cuesta varios miles de dólares al año, mientras hay problemas con especies endémicas, como algunos felinos y osos, que se están extinguiendo y requieren esas inversiones para mejorar su hábitat y proveerles de alimento y protección.

Cornare confía en el futuro en esterilizar a los machos de la especie para frenar la reproducción y sigue a la espera de que algún zoológico extranjero acepte quedarse con algunos de los hipopótamos, pero nadie se ha interesado hasta ahora.

06 JUL 2016 - 11:36

Pablo Escobar, el jefe narco más emblemático de la Colombia de la década del '80, había instalado en su hacienda, llamadas Nápoles, un zoológico con varias especies africanas, incluyendo jirafas, elefantes, e hipopótamos.

Tras su muerte, el Estado tomó posesión de sus propiedades y distribuyó por zoológicos del país a varias especies, pero se desentendió de cuatro hipopótamos (tres hembras y un macho) que Escobar había trasladado a Puerto Triunfo, en el departamento de Antioquia.

A lo largo de los años, los animales se reprodujeron. Hoy suman unos 35 ejemplares, de dos toneladas de peso, territoriales y feroces. Están sueltos y son la manada en estado salvaje más grande del mundo fuera de África.

En los últimos meses, los hipopótamos de Pablo Escobar se convirtieron en un tema recurrente en las redes sociales, con la constante aparición de videos aficionados hechos con celulares por pobladores locales. En estos videos se los ve deambulando por la población rural de Doradal, metiéndose en patios, dañando sembradíos, espantando el ganado o caminando por carreteras.

"Eso no un tema nuevo, pero lo que preocupa es que se ha vuelto reiterativo. Antes se presentaba una o dos veces al año, ahora es una vez al mes. Eso tiene mucho que ver con que la población está muy grande", explicó a la agencia de noticias ANSA David Echeverri, biólogo de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare).

Para ponerle freno a esta situación y evitar eventuales ataques, Cornare emprendió la construcción de una cerca que busca rodear las 30 hectáreas donde suele retozar la manada. El seto se construye alternando tramos de arbustos espinosos, con barreras de piedras filosas y un cerco eléctrico, junto a la siembra de pastos y plantas de forraje para evitar que los animales salgan de su hábitat en busca de alimento.

"Si ellos están comiendo bien van a estar tranquilos, pero si no comen bien se meten por donde sea y dañan el cerco que haya", explicó Echeverri. El experto agregó que los hipopótamos encontraron en esta zona del país un lugar tranquilo, sin amenazas de otras especies, con un lago y alimentos, lo que ha variado su comportamiento y les ha permitido adentrarse en zonas habitadas, pese a que huyen de la luz y el ruido.

"Eso no deja de ser un peligro, porque no se sabe en qué momento esos animales vayan a reaccionar de manera agresiva, estén en celo y puedan arremeter contra la población, por eso le pedimos a la gente que sea precavida", agregó el biólogo. Pero mantener la manada cuesta varios miles de dólares al año, mientras hay problemas con especies endémicas, como algunos felinos y osos, que se están extinguiendo y requieren esas inversiones para mejorar su hábitat y proveerles de alimento y protección.

Cornare confía en el futuro en esterilizar a los machos de la especie para frenar la reproducción y sigue a la espera de que algún zoológico extranjero acepte quedarse con algunos de los hipopótamos, pero nadie se ha interesado hasta ahora.


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