Exhiben film argentino sobre mujeres de la mina en Bolivia

El documental “Mujeres de la mina”, filmado en Bolivia por las argentinas Malena Bystrowicz y Loreley Unamuno, y premiado en numerosos festivales internacionales, se está exhibiendo desde ayer en el Cine Gaumont con la historia de varias mujeres bolivianas que superaron el machismo y los prejuicios para hacerse cargo, a su modo, de la conducción de la lucha política en favor de mejores condiciones de vida para sus familias.

28 OCT 2016 - 12:53 | Actualizado

Luego de un intenso recorrido por festivales de todo el mundo, donde obtuvo diez premios internacionales, “Mujeres de la mina” llegó a Buenos Aires con la historia de tres bolivianas que abren su intimidad para descubrir su historia de lucha y resistencia, que es puesta en contexto -con anécdotas reales y datos históricos- por el ya fallecido escritor uruguayo Eduardo Galeano.

La génesis de la película surgió en 2006, cuando Unamuno viajó a Bolivia para participar de la primera asunción del presidente Evo Morales en Potosí, donde aprovechó para hacer un recorrido por las minas y conoció a Francisca González Santos, quien le propuso hacer un documental con las mujeres de las minas.

A partir de ese encuentro surgió este retrato de tres mujeres que viven y trabajan en las minas del Cerro Rico de Potosí, el emblema del saqueo colonial, donde el trabajo pesado es de los hombres y las mujeres son el eslabón más precario y maldito del sistema de explotación.

La primera de ellas es Domitila Chungara, histórica revolucionaria, que atraviesa las luchas de los mineros y de las mujeres en Bolivia, la segunda es Lucía Armijo, quien las llevó al interior de la mina y de su vida, como trabajadora, dirigente y madre soltera de seis hijos.

“Viajamos a Potosí varias veces mas, en los que atravesamos un sendero intenso de convivencia con las mujeres. Conocimos a Lucía en un funeral. Ella, a un costado del cortejo con su sonrisa inmensa y mirándonos a los ojos, nos invitó a conocer su casa en el cerro”, recordó Unamuno.

Mientras que Bystrowicz señaló que, durante las jornadas que permanecieron allí, recibieron “estigmas, prejuicios, cooperación, empatía, tristezas, rechazos, abrazos, café caliente en la cima del cerro, carnavales, koas y chayas”.

En relación a Domitilia Chungara, Unamuno sostuvo que “ya anciana era una leyenda que nos sorprendió con su energía de lucha inacabable. Al poco tiempo de entrevistarla murió de una enfermedad pulmonar, el estigma de las minas”.

La tercera es la propia Francisca Gonzalez, mujer minera, nieta, hija y viuda de mineros, que sostiene a su familia martillando piedra por piedra para cambiar el futuro de sus nietos.

En diálogo con las cineastas, el escritor uruguayo Eduardo Galeano envuelve de lúcida poesía y datos históricos concretos la realidad cotidiana de estas mujeres de trenzas y polleras que enfrentan la muerte y el miedo para transformarlo en lucha y amor.

Nos sentimos muy afortunadas de haber compartido parte de nuestro trabajo junto a ellos.

“Fuimos cambiando, creciendo y aprendiendo en ese trayecto de ocho años donde las expectativas y necesidades cambiaban y nos fuimos transformando junto al documental”, expresó Bystrowicz.

28 OCT 2016 - 12:53

Luego de un intenso recorrido por festivales de todo el mundo, donde obtuvo diez premios internacionales, “Mujeres de la mina” llegó a Buenos Aires con la historia de tres bolivianas que abren su intimidad para descubrir su historia de lucha y resistencia, que es puesta en contexto -con anécdotas reales y datos históricos- por el ya fallecido escritor uruguayo Eduardo Galeano.

La génesis de la película surgió en 2006, cuando Unamuno viajó a Bolivia para participar de la primera asunción del presidente Evo Morales en Potosí, donde aprovechó para hacer un recorrido por las minas y conoció a Francisca González Santos, quien le propuso hacer un documental con las mujeres de las minas.

A partir de ese encuentro surgió este retrato de tres mujeres que viven y trabajan en las minas del Cerro Rico de Potosí, el emblema del saqueo colonial, donde el trabajo pesado es de los hombres y las mujeres son el eslabón más precario y maldito del sistema de explotación.

La primera de ellas es Domitila Chungara, histórica revolucionaria, que atraviesa las luchas de los mineros y de las mujeres en Bolivia, la segunda es Lucía Armijo, quien las llevó al interior de la mina y de su vida, como trabajadora, dirigente y madre soltera de seis hijos.

“Viajamos a Potosí varias veces mas, en los que atravesamos un sendero intenso de convivencia con las mujeres. Conocimos a Lucía en un funeral. Ella, a un costado del cortejo con su sonrisa inmensa y mirándonos a los ojos, nos invitó a conocer su casa en el cerro”, recordó Unamuno.

Mientras que Bystrowicz señaló que, durante las jornadas que permanecieron allí, recibieron “estigmas, prejuicios, cooperación, empatía, tristezas, rechazos, abrazos, café caliente en la cima del cerro, carnavales, koas y chayas”.

En relación a Domitilia Chungara, Unamuno sostuvo que “ya anciana era una leyenda que nos sorprendió con su energía de lucha inacabable. Al poco tiempo de entrevistarla murió de una enfermedad pulmonar, el estigma de las minas”.

La tercera es la propia Francisca Gonzalez, mujer minera, nieta, hija y viuda de mineros, que sostiene a su familia martillando piedra por piedra para cambiar el futuro de sus nietos.

En diálogo con las cineastas, el escritor uruguayo Eduardo Galeano envuelve de lúcida poesía y datos históricos concretos la realidad cotidiana de estas mujeres de trenzas y polleras que enfrentan la muerte y el miedo para transformarlo en lucha y amor.

Nos sentimos muy afortunadas de haber compartido parte de nuestro trabajo junto a ellos.

“Fuimos cambiando, creciendo y aprendiendo en ese trayecto de ocho años donde las expectativas y necesidades cambiaban y nos fuimos transformando junto al documental”, expresó Bystrowicz.


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