Federal C: No fue un día muy copado

En Comodoro, Huracán y Newbery igualaban en un tanto, pero hubo una agresión a un jugador del “Lobo” y el plantel no salió a jugar el segundo tiempo. Germinal perdió por 2 a 0 con Sol de Mayo y fue eliminado de la Copa Argentina.

El momento previo a la suspensión. Rodrigo Cárcamo fue agredido y desde la ambulancia fue asistido.
11 FEB 2017 - 21:36 | Actualizado

Al clásico le faltó un tiempo. Jorge Newbery decidió no presentarse a jugar el segundo tiempo por la agresión sufrida por Rodrigo Cárcamo camino al vestuario.

Una botella le provocó una conmoción al futbolista aeronauta en medio de las discusiones por la continuidad. Huracán salió a la cancha y el árbitro Raul Pagani, de floja tarea, esperó un tiempo prudencial hasta suspender. La Copa Argentina tendrá un casillero vacío ya que será el propio Consejo Federal quien aplique el reglamento que casi todos, desde la coherencia, obviaron. Otra vez, un partido inconcluso. El peor final.

El juego

De arranque hubo demasiada presión. Jorge Newbery pegó primero en el clásico y su grito valió doble. Con dos minutos jugados en el César Muñoz, Marcos Ruíz alargó con vista panorámica, Benites interceptó a medias con esfuerzo y finalmente Eric Castro cruzó un disparo que venció a Llanos para la apertura. La definición del “Corto” puso a Huracán entre las cuerdas y motivó al “Lobo” para insistir con sus puntas.

El apriete visitante surtió efecto con rapidez. Dejó poco terreno para hacer y le impidió la libre circulación de la pelota. Además Villegas arrancó encendido. Encaró y ganó cuando se lo propuso y fue una alternativa a mano para la descarga de Videla, otro ligero.

El gol valió por dos y mucho más, le dio a Jorge Newbery una tranquilidad inesperada. Por eso, Castro elevó otro remate tras asistencia de Villegas que debió ser el segundo.

El árbitro Raúl Pagani irrumpió en escena. A los 17 minutos, sancionó un penal cuestionado y devolvió con tarjetas amarillas las protestas masivas de los futbolistas visitantes tras la sanción.

A Gabriel Bustos no le importó la polémica y de zurda, capitalizó en la red para el 1-1, volviendo a empezar.

La continuidad se pareció bastante a las últimas versiones del clásico: rigor extremo, juego físico y acciones bien al límite. Por lógica el juego decayó entre el jugar y meter por el mismo precio.

Los incidentes

El traslado al vestuario de Jorge Newbery en el entretiempo fue otro caos. Hubo tumultos, discusiones e intentos de agresiones varias y un proyectil arrojado desde la platea golpeó a Rodrigo Cárcamo quien debió recibir asistencia de parte de la ambulancia. La situación provocó la obvia decisión de la visita de no salir a disputar la segunda parte.

El árbitro Raúl Pagani reconoció no haber observado el ataque que lastimó al jugador y fue salomónico en cuanto a hacer equilibrio con el reglamento.

Tampoco hubo solidaridad de los futbolistas locales, poniendo por encima la rivalidad y sin considerar lo sufrido por Cárcamo en un ámbito hostil y en una cancha sobre la que ya pesa una sanción.

Después de una espera prolongada, se decidió suspender el partido con un solo equipo en cancha y otro en vestuarios. Por un lado hubo exceso de apuro para resolver la situación y por el otro, una defensa lógica de algo que ocurrió a la vista de todos. Una muestra clara de lo mal que estamos, casi tocando fondo. Aceptando a la violencia como método y violando las reglas con el solo fin de un resultado..
 

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El momento previo a la suspensión. Rodrigo Cárcamo fue agredido y desde la ambulancia fue asistido.
11 FEB 2017 - 21:36

Al clásico le faltó un tiempo. Jorge Newbery decidió no presentarse a jugar el segundo tiempo por la agresión sufrida por Rodrigo Cárcamo camino al vestuario.

Una botella le provocó una conmoción al futbolista aeronauta en medio de las discusiones por la continuidad. Huracán salió a la cancha y el árbitro Raul Pagani, de floja tarea, esperó un tiempo prudencial hasta suspender. La Copa Argentina tendrá un casillero vacío ya que será el propio Consejo Federal quien aplique el reglamento que casi todos, desde la coherencia, obviaron. Otra vez, un partido inconcluso. El peor final.

El juego

De arranque hubo demasiada presión. Jorge Newbery pegó primero en el clásico y su grito valió doble. Con dos minutos jugados en el César Muñoz, Marcos Ruíz alargó con vista panorámica, Benites interceptó a medias con esfuerzo y finalmente Eric Castro cruzó un disparo que venció a Llanos para la apertura. La definición del “Corto” puso a Huracán entre las cuerdas y motivó al “Lobo” para insistir con sus puntas.

El apriete visitante surtió efecto con rapidez. Dejó poco terreno para hacer y le impidió la libre circulación de la pelota. Además Villegas arrancó encendido. Encaró y ganó cuando se lo propuso y fue una alternativa a mano para la descarga de Videla, otro ligero.

El gol valió por dos y mucho más, le dio a Jorge Newbery una tranquilidad inesperada. Por eso, Castro elevó otro remate tras asistencia de Villegas que debió ser el segundo.

El árbitro Raúl Pagani irrumpió en escena. A los 17 minutos, sancionó un penal cuestionado y devolvió con tarjetas amarillas las protestas masivas de los futbolistas visitantes tras la sanción.

A Gabriel Bustos no le importó la polémica y de zurda, capitalizó en la red para el 1-1, volviendo a empezar.

La continuidad se pareció bastante a las últimas versiones del clásico: rigor extremo, juego físico y acciones bien al límite. Por lógica el juego decayó entre el jugar y meter por el mismo precio.

Los incidentes

El traslado al vestuario de Jorge Newbery en el entretiempo fue otro caos. Hubo tumultos, discusiones e intentos de agresiones varias y un proyectil arrojado desde la platea golpeó a Rodrigo Cárcamo quien debió recibir asistencia de parte de la ambulancia. La situación provocó la obvia decisión de la visita de no salir a disputar la segunda parte.

El árbitro Raúl Pagani reconoció no haber observado el ataque que lastimó al jugador y fue salomónico en cuanto a hacer equilibrio con el reglamento.

Tampoco hubo solidaridad de los futbolistas locales, poniendo por encima la rivalidad y sin considerar lo sufrido por Cárcamo en un ámbito hostil y en una cancha sobre la que ya pesa una sanción.

Después de una espera prolongada, se decidió suspender el partido con un solo equipo en cancha y otro en vestuarios. Por un lado hubo exceso de apuro para resolver la situación y por el otro, una defensa lógica de algo que ocurrió a la vista de todos. Una muestra clara de lo mal que estamos, casi tocando fondo. Aceptando a la violencia como método y violando las reglas con el solo fin de un resultado..
 


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