En los hogares de menores de Chubut hay quejas por el trato del personal

Existen varios problemas de infraestructura y los empleados no reciben capacitación antes de su ingreso.

06 AGO 2017 - 20:31 | Actualizado

Por Rolando Tobarez  /  Twitter: @rtobarez

En todos los Hogares de niños, niñas y adolescentes de Chubut se reciben quejas por el trato recibido de parte del personal o de otros chicos. En el 62,5% de las instituciones estos reclamos, sus respuestas y las acciones implementadas quedan registrados y suelen recibirlas los directores, preceptores y operadores. Queda constancia en el Cuaderno Diario, en actas, en el Libro de Novedades, en el legajo personal o en el expediente judicial.  
En una de cada cuatro instituciones no se monitorea el trato del personal hacia los chicos. Y de los Hogares que lo monitorean, la mitad no tiene método o protocolo específico: lo realiza el director mediante la observación directa o el Equipo Técnico.  
Estos datos los reveló el Informe del Monitoreo de Hogares para niños, niñas y adolescentes dependientes del Ministerio de la Familia y los municipios. Lo organizó el Ministerio de la Defensa Pública, data de noviembre de 2016 y se trata de los últimos datos oficiales sistematizados y disponibles. Chubut cuenta con ocho instituciones estatales que albergan niños y adolescentes repartidas en Comodoro Rivadavia, Trelew, Puerto Madryn y Esquel.    
En la mayoría de los Hogares, cuando un niño se pone violento se intenta tranquilizarlo y se convoca al Servicio de Protección de Derechos o al Equipo Técnico. En el 37,5% de las instituciones, separan al niño del resto de los chicos. La mitad de las instituciones no posee un protocolo para abordar estas situaciones.
El 80% de los chicos dice saber por qué están alojados en el Hogar, el 5% tiene una idea “más o menos vaga” y el resto no sabe.
Los niños expresan el motivo de su alojamiento con frases como: “Tenía problemas familiares con mi papá”, “Mi mamá me pegaba, me cansé, la denuncié y pedí venir acá”, “Murió mi papá”, “Le pegaba a mi mamá”, “Mi mamá y mi papá se peleaban y tomaban”, “Mi mamá no es muy responsable”, “No tengo familia”, “Mi mamá me maltrataba”, “Tenía problemas con mi mamá, me escapaba de mi casa y consumía sustancias”, “Tuve una pelea con mi papá, me fui de la casa y estuve un mes sin lugar estable”, “Mi mamá se enfermó” o “Tuve una pelea con mi hermana”.
Según el Informe, a uno de cada cuatro menores no le dijeron que tenían derecho a ser escuchado. Una proporción similar aseguró que cuando los tratan mal no puede quejarse.
Un tercio de los niños expresa que el Hogar no le gusta o “le gusta más o menos”. Uno de cada cinco dice que los tratan “más o menos” y uno de cada tres que los otros niños los tratan mal o “más o menos”.  
A la pregunta “¿Qué te parece el Hogar?” las respuestas fueron: “Es lindo”, 65%; “Es feo”, 5%; “Ni lindo ni feo, más o menos”, 25% y “No contesta”, el 5%.
En una de cada cuatro instituciones el Servicio de Protección de Derechos no sigue el abordaje de los niños durante el tiempo que está alojado. Sólo uno de cada cuatro Hogares da mucha participación a los niños y familias al planificar esta estrategia. El 62,5% de las instituciones no tiene una metodología de planificación. El resto no sabe cómo se planifica y los planes la mayoría de las veces no se incorporan al legajo de los niños.
Las actividades que no les gusta hacer a los niños son lavar la ropa íntima, hacerse la cama, levantar la mesa, ordenar y hacer la tarea. Sí les gusta dibujar, salir a correr, jugar al futbol, el taller de tallado en madera, jugar al básquet, darle de comer a los peces, el taller de ética, jugar, ir natación, boxeo, gimnasia artística y el regatón.
La mitad de los niños consultados reciben visitas familiares. Sólo en la mitad de los Hogares son en un espacio de intimidad. La participación de los chicos en la planificación de sus externaciones es irregular: sólo en la mitad de los Hogares existen programas y proyectos.
A noviembre de 2016 había 116 cupos de alojamiento de niños y adolescentes, según los directores. Pero esta cifra no se corresponde con la cantidad de camas y cunas relevadas durante el monitoreo: se contabilizaron 69 camas y 6 cunas, o sea un total de 75 plazas reales.  
Había 34 dormitorios, a un promedio de 1,7 mts2 de dormitorio por niño. El estado general de los dormitorios era regular. La higiene del 29,4% era regular y la ventilación del 8,8% era mala o regular.
El estado general de los colchones, almohadas, sábanas y frazadas es regular o malo en la mayoría de los casos. La mayoría de los dormitorios tiene roperos o placares adecuados pero no tiene o es inadecuada la cantidad de mesas de luz, veladores, sillas y escritorios.
El estado general del equipamiento y mobiliario de los dormitorios es regular o malo. En el dormitorio de los varones del Hogar de Niños (Mini-Hogar en Esquel), se detectan cañerías a la vista y agujeros en el piso y techo. El dormitorio donde está la cuna también se usaba como dormitorio del personal.
Fueron chequeados 18 baños: es regular o malo el estado general del 77,8%. En el 61,1% la higiene era mala o regular. En tres Hogares sólo hay un baño.
En el 87,5% de los Hogares el estado general de los patios externos es regular y en un 42,9% la higiene es regular o mala. El estado general de los comedores es regular en el 87,5% de los casos, al igual que en la mitad de las cocinas. También se detectaron problemas con sillas, utensilios, mesas, mesadas, cubiertos, hornallas, hornos, heladeras y freezer.  
La tendencia en el resto de los espacios (dirección, administración, sala de juegos, biblioteca, sala de visitas, etcétera) es que el estado general es malo o regular en porcentajes preocupantes que van del 25% al 100%. Lo mismo sucede con la higiene.
Se observa una gran cantidad de barreras arquitectónicas: sólo el 25% de los Hogares posee baños especiales y apenas el 12,5% tiene rampas. Ninguna está equipada con superficies antideslizantes. También se detectan grandes falencias en los sistemas activos y pasivos contra incendios. El único sistema presente en todos los hogares son los matafuegos, sólo suficientes en el 57,1% de los casos.
La mayoría de las instituciones tienen problemas por la falta o insuficiencia de: sistemas de detección de humo; alertas y señalización de evacuación, hidrantes de cielorraso y puertas antipánico.
La mitad de los Hogares no cuentan con computadoras para los niños, y 3 de cada 4 no tiene impresoras ni conexión a internet. Todos los Hogares tiene televisión pero el 25% está en estado regular o malo.
El 50% de los hogares no tienen suficientes juegos de mesa, juguetes y manuales. Uno de cada tres no tiene suficientes libros y dos de cada tres no tiene suficientes juegos didácticos. En el mismo porcentaje el estado general del equipamiento didáctico o lúdico es regular o malo.
Sólo una de cada cuatro instituciones cuenta con vehículo para traslado de niños, en mal estado general.
La mitad no cuenta con teléfonos celulares oficiales. Todas las instituciones poseen computadoras para el trabajo administrativo, pero ninguna con un sistema informático de gestión de los legajos.
En siete de las ocho instituciones suman 132 empleados. El 71,2% son mujeres. Sólo en uno de cada tres instituciones el cargo de Director está cubierto. En el resto existe alguien que “está a cargo” de la Dirección.
La mayoría del personal trabaja 8 horas diarias, 5 días a la semana con por lo menos un turno rotativo. Poco menos de la mitad tiene una formación académica igual o inferior a secundaria incompleta y casi ninguno recibió capacitación inicial para trabajar en estas instituciones.   
A la fecha del Informe, el sueldo promedio de los empleados provinciales era de $18.416, el mínimo es de $9.512 y el máximo de $25.397. Una de cada cuatro instituciones no tiene requisitos académicos para cubrir cargos. Y muchos directores admitieron que sólo algunos empleados conocen el Reglamento.
El 75% de los directores afirma que los niños son alojados en sus instituciones por un período que va de un mes a un trimestre. Pero sólo uno de cada cuatro directores dicen que se cumple. Y el 62,5% no recibe información escrita de las medidas de protección implementadas antes de ser internado el niño. #

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06 AGO 2017 - 20:31

Por Rolando Tobarez  /  Twitter: @rtobarez

En todos los Hogares de niños, niñas y adolescentes de Chubut se reciben quejas por el trato recibido de parte del personal o de otros chicos. En el 62,5% de las instituciones estos reclamos, sus respuestas y las acciones implementadas quedan registrados y suelen recibirlas los directores, preceptores y operadores. Queda constancia en el Cuaderno Diario, en actas, en el Libro de Novedades, en el legajo personal o en el expediente judicial.  
En una de cada cuatro instituciones no se monitorea el trato del personal hacia los chicos. Y de los Hogares que lo monitorean, la mitad no tiene método o protocolo específico: lo realiza el director mediante la observación directa o el Equipo Técnico.  
Estos datos los reveló el Informe del Monitoreo de Hogares para niños, niñas y adolescentes dependientes del Ministerio de la Familia y los municipios. Lo organizó el Ministerio de la Defensa Pública, data de noviembre de 2016 y se trata de los últimos datos oficiales sistematizados y disponibles. Chubut cuenta con ocho instituciones estatales que albergan niños y adolescentes repartidas en Comodoro Rivadavia, Trelew, Puerto Madryn y Esquel.    
En la mayoría de los Hogares, cuando un niño se pone violento se intenta tranquilizarlo y se convoca al Servicio de Protección de Derechos o al Equipo Técnico. En el 37,5% de las instituciones, separan al niño del resto de los chicos. La mitad de las instituciones no posee un protocolo para abordar estas situaciones.
El 80% de los chicos dice saber por qué están alojados en el Hogar, el 5% tiene una idea “más o menos vaga” y el resto no sabe.
Los niños expresan el motivo de su alojamiento con frases como: “Tenía problemas familiares con mi papá”, “Mi mamá me pegaba, me cansé, la denuncié y pedí venir acá”, “Murió mi papá”, “Le pegaba a mi mamá”, “Mi mamá y mi papá se peleaban y tomaban”, “Mi mamá no es muy responsable”, “No tengo familia”, “Mi mamá me maltrataba”, “Tenía problemas con mi mamá, me escapaba de mi casa y consumía sustancias”, “Tuve una pelea con mi papá, me fui de la casa y estuve un mes sin lugar estable”, “Mi mamá se enfermó” o “Tuve una pelea con mi hermana”.
Según el Informe, a uno de cada cuatro menores no le dijeron que tenían derecho a ser escuchado. Una proporción similar aseguró que cuando los tratan mal no puede quejarse.
Un tercio de los niños expresa que el Hogar no le gusta o “le gusta más o menos”. Uno de cada cinco dice que los tratan “más o menos” y uno de cada tres que los otros niños los tratan mal o “más o menos”.  
A la pregunta “¿Qué te parece el Hogar?” las respuestas fueron: “Es lindo”, 65%; “Es feo”, 5%; “Ni lindo ni feo, más o menos”, 25% y “No contesta”, el 5%.
En una de cada cuatro instituciones el Servicio de Protección de Derechos no sigue el abordaje de los niños durante el tiempo que está alojado. Sólo uno de cada cuatro Hogares da mucha participación a los niños y familias al planificar esta estrategia. El 62,5% de las instituciones no tiene una metodología de planificación. El resto no sabe cómo se planifica y los planes la mayoría de las veces no se incorporan al legajo de los niños.
Las actividades que no les gusta hacer a los niños son lavar la ropa íntima, hacerse la cama, levantar la mesa, ordenar y hacer la tarea. Sí les gusta dibujar, salir a correr, jugar al futbol, el taller de tallado en madera, jugar al básquet, darle de comer a los peces, el taller de ética, jugar, ir natación, boxeo, gimnasia artística y el regatón.
La mitad de los niños consultados reciben visitas familiares. Sólo en la mitad de los Hogares son en un espacio de intimidad. La participación de los chicos en la planificación de sus externaciones es irregular: sólo en la mitad de los Hogares existen programas y proyectos.
A noviembre de 2016 había 116 cupos de alojamiento de niños y adolescentes, según los directores. Pero esta cifra no se corresponde con la cantidad de camas y cunas relevadas durante el monitoreo: se contabilizaron 69 camas y 6 cunas, o sea un total de 75 plazas reales.  
Había 34 dormitorios, a un promedio de 1,7 mts2 de dormitorio por niño. El estado general de los dormitorios era regular. La higiene del 29,4% era regular y la ventilación del 8,8% era mala o regular.
El estado general de los colchones, almohadas, sábanas y frazadas es regular o malo en la mayoría de los casos. La mayoría de los dormitorios tiene roperos o placares adecuados pero no tiene o es inadecuada la cantidad de mesas de luz, veladores, sillas y escritorios.
El estado general del equipamiento y mobiliario de los dormitorios es regular o malo. En el dormitorio de los varones del Hogar de Niños (Mini-Hogar en Esquel), se detectan cañerías a la vista y agujeros en el piso y techo. El dormitorio donde está la cuna también se usaba como dormitorio del personal.
Fueron chequeados 18 baños: es regular o malo el estado general del 77,8%. En el 61,1% la higiene era mala o regular. En tres Hogares sólo hay un baño.
En el 87,5% de los Hogares el estado general de los patios externos es regular y en un 42,9% la higiene es regular o mala. El estado general de los comedores es regular en el 87,5% de los casos, al igual que en la mitad de las cocinas. También se detectaron problemas con sillas, utensilios, mesas, mesadas, cubiertos, hornallas, hornos, heladeras y freezer.  
La tendencia en el resto de los espacios (dirección, administración, sala de juegos, biblioteca, sala de visitas, etcétera) es que el estado general es malo o regular en porcentajes preocupantes que van del 25% al 100%. Lo mismo sucede con la higiene.
Se observa una gran cantidad de barreras arquitectónicas: sólo el 25% de los Hogares posee baños especiales y apenas el 12,5% tiene rampas. Ninguna está equipada con superficies antideslizantes. También se detectan grandes falencias en los sistemas activos y pasivos contra incendios. El único sistema presente en todos los hogares son los matafuegos, sólo suficientes en el 57,1% de los casos.
La mayoría de las instituciones tienen problemas por la falta o insuficiencia de: sistemas de detección de humo; alertas y señalización de evacuación, hidrantes de cielorraso y puertas antipánico.
La mitad de los Hogares no cuentan con computadoras para los niños, y 3 de cada 4 no tiene impresoras ni conexión a internet. Todos los Hogares tiene televisión pero el 25% está en estado regular o malo.
El 50% de los hogares no tienen suficientes juegos de mesa, juguetes y manuales. Uno de cada tres no tiene suficientes libros y dos de cada tres no tiene suficientes juegos didácticos. En el mismo porcentaje el estado general del equipamiento didáctico o lúdico es regular o malo.
Sólo una de cada cuatro instituciones cuenta con vehículo para traslado de niños, en mal estado general.
La mitad no cuenta con teléfonos celulares oficiales. Todas las instituciones poseen computadoras para el trabajo administrativo, pero ninguna con un sistema informático de gestión de los legajos.
En siete de las ocho instituciones suman 132 empleados. El 71,2% son mujeres. Sólo en uno de cada tres instituciones el cargo de Director está cubierto. En el resto existe alguien que “está a cargo” de la Dirección.
La mayoría del personal trabaja 8 horas diarias, 5 días a la semana con por lo menos un turno rotativo. Poco menos de la mitad tiene una formación académica igual o inferior a secundaria incompleta y casi ninguno recibió capacitación inicial para trabajar en estas instituciones.   
A la fecha del Informe, el sueldo promedio de los empleados provinciales era de $18.416, el mínimo es de $9.512 y el máximo de $25.397. Una de cada cuatro instituciones no tiene requisitos académicos para cubrir cargos. Y muchos directores admitieron que sólo algunos empleados conocen el Reglamento.
El 75% de los directores afirma que los niños son alojados en sus instituciones por un período que va de un mes a un trimestre. Pero sólo uno de cada cuatro directores dicen que se cumple. Y el 62,5% no recibe información escrita de las medidas de protección implementadas antes de ser internado el niño. #


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