El fiscal Rivarola y un acto de censura inadmisible contra Jornada

Ordenó no convocar a Jornada a una conferencia de prensa sobre el caso "La Manada", enojado por la cobertura que este diario realizó del tema.

13 AGO 2020 - 21:50 | Actualizado

El fiscal de Rawson Fernando Rivarola ordenó no convocar a Jornada a una conferencia de prensa en la que por primera vez hablaría con los medios sobre el caso de "La Manada". La insólita actitud responde a su disconformidad con la cobertura del tema: cree que el seguimiento fue “irrespetuoso” con él y con la víctima, según le dijo a un periodista de este diario.

En el peor momento de su crisis, cuando explotó en los medios nacionales, el fiscal fue un blanco fácil. Jornada no cayó en esa tentación: jamás lo insultó ni lo injurió ni lo calumnió. No hay una línea que demuestre lo contrario. Publicó posiciones en su contra y a su favor. Un observador neutral hasta diría que Rivarola quedó mejor parado en estas páginas que en otras.

De hecho, este diario fue prudente y enfocó el caso desde un prisma editorial e informativo, que no se limitó a su célebre frase del “desahogo sexual”. Y difundió un informe con sus argumentos en completo, para que se entendiera su posición real frente a una sociedad que, en gran parte, quería comérselo vivo. Todo sin identificar a la víctima. Sin éxito, este diario le ofreció un espacio para que dijera su verdad cuando la bola de nieve era imparable. Y nunca supo de su enojo.

El fiscal no tiene derecho a elegir a quién llama y a quién no para una conferencia de prensa. Es censura lisa y llana para miles de personas que cada día eligen este diario y su versión web para informarse.

Rivarola no entendió que es funcionario público y que debe manejarse como tal. No es el vecino de la esquina que va a responder preguntas sobre cómo compró su casa. Tiene que soportar las inquietudes periodísticas y el escrutinio público. En ninguna comunidad que quiera progresar un hombre que vive de los contribuyentes elige dejar afuera a un medio en un contexto así, sólo por un enojo. El fiscal de Rawson es dueño de sus silencios pero no es el dueño de la Fiscalía.

Este medio tiene historia para no dejar pasar tremenda falta de respeto a sus trabajadores y a sus lectores. Especialmente porque no menospreció la labor de Rivarola. Todo lo contrario: trató de entenderla.

El fiscal sí menospreció a Jornada, uno de los medios de Chubut que más espacio y genuina preocupación dedica a la violencia de género. En estas páginas dan su testimonio víctimas, abogados, defensores, fiscales, jueces y familiares. Siempre con el cuidado de no dañar lo que no se debe.

El derecho a la información tiene rango constitucional. Y La Manada no es un caso cualquiera. Tiene aristas que la gente puede conocer porque la Constitución lo garantiza. Él mismo lo demostró al dar una conferencia de prensa. Incluso si un medio es crítico con sus posiciones, debe ser convocado. De eso está hecha la democracia.

En esta redacción recordamos, por ejemplo, casos de funcionarios que no hablaban a solas con Jornada. Pero jamás un funcionario molesto que ignore a este medio para una conferencia de prensa, quizás el acto de mayor exposición. Tal vez porque a nadie hasta ahora se le hubiese ocurrido tamaña torpeza.

Los cortocircuitos del poder público con la prensa son frecuentes. Funcionarios y periodistas se enojan entre sí. Lo cura el tiempo, una charla a tiempo, un café. Nada es para siempre si prima la honestidad intelectual. Pero Rivarola parece haber optado por juntar veneno.

Todo es más grave si se piensa que este comportamiento viene del Poder Judicial, tan poblado de discursos de ocasión contra el oscurantismo y de la necesidad de garantizar derechos. Pues bien, he aquí una actitud que alimenta lo primero y niega lo segundo.

Enterate de las noticias de POLITICA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
13 AGO 2020 - 21:50

El fiscal de Rawson Fernando Rivarola ordenó no convocar a Jornada a una conferencia de prensa en la que por primera vez hablaría con los medios sobre el caso de "La Manada". La insólita actitud responde a su disconformidad con la cobertura del tema: cree que el seguimiento fue “irrespetuoso” con él y con la víctima, según le dijo a un periodista de este diario.

En el peor momento de su crisis, cuando explotó en los medios nacionales, el fiscal fue un blanco fácil. Jornada no cayó en esa tentación: jamás lo insultó ni lo injurió ni lo calumnió. No hay una línea que demuestre lo contrario. Publicó posiciones en su contra y a su favor. Un observador neutral hasta diría que Rivarola quedó mejor parado en estas páginas que en otras.

De hecho, este diario fue prudente y enfocó el caso desde un prisma editorial e informativo, que no se limitó a su célebre frase del “desahogo sexual”. Y difundió un informe con sus argumentos en completo, para que se entendiera su posición real frente a una sociedad que, en gran parte, quería comérselo vivo. Todo sin identificar a la víctima. Sin éxito, este diario le ofreció un espacio para que dijera su verdad cuando la bola de nieve era imparable. Y nunca supo de su enojo.

El fiscal no tiene derecho a elegir a quién llama y a quién no para una conferencia de prensa. Es censura lisa y llana para miles de personas que cada día eligen este diario y su versión web para informarse.

Rivarola no entendió que es funcionario público y que debe manejarse como tal. No es el vecino de la esquina que va a responder preguntas sobre cómo compró su casa. Tiene que soportar las inquietudes periodísticas y el escrutinio público. En ninguna comunidad que quiera progresar un hombre que vive de los contribuyentes elige dejar afuera a un medio en un contexto así, sólo por un enojo. El fiscal de Rawson es dueño de sus silencios pero no es el dueño de la Fiscalía.

Este medio tiene historia para no dejar pasar tremenda falta de respeto a sus trabajadores y a sus lectores. Especialmente porque no menospreció la labor de Rivarola. Todo lo contrario: trató de entenderla.

El fiscal sí menospreció a Jornada, uno de los medios de Chubut que más espacio y genuina preocupación dedica a la violencia de género. En estas páginas dan su testimonio víctimas, abogados, defensores, fiscales, jueces y familiares. Siempre con el cuidado de no dañar lo que no se debe.

El derecho a la información tiene rango constitucional. Y La Manada no es un caso cualquiera. Tiene aristas que la gente puede conocer porque la Constitución lo garantiza. Él mismo lo demostró al dar una conferencia de prensa. Incluso si un medio es crítico con sus posiciones, debe ser convocado. De eso está hecha la democracia.

En esta redacción recordamos, por ejemplo, casos de funcionarios que no hablaban a solas con Jornada. Pero jamás un funcionario molesto que ignore a este medio para una conferencia de prensa, quizás el acto de mayor exposición. Tal vez porque a nadie hasta ahora se le hubiese ocurrido tamaña torpeza.

Los cortocircuitos del poder público con la prensa son frecuentes. Funcionarios y periodistas se enojan entre sí. Lo cura el tiempo, una charla a tiempo, un café. Nada es para siempre si prima la honestidad intelectual. Pero Rivarola parece haber optado por juntar veneno.

Todo es más grave si se piensa que este comportamiento viene del Poder Judicial, tan poblado de discursos de ocasión contra el oscurantismo y de la necesidad de garantizar derechos. Pues bien, he aquí una actitud que alimenta lo primero y niega lo segundo.


NOTICIAS RELACIONADAS