Piden indagar a dos jefes federales por los contagios de Covid en la U-6

Según un dictamen, el viaje de presos ya enfermos violó todas las normas. El episodio terminó con 10 internos positivos.

17 OCT 2020 - 21:52 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

Fueron 17 horas de un viaje que fue una invitación al contagio: 18 presos tomando agua del pico del mismo bidón de 5 litros, sin hisopados previos, algunos con graves patologías preexistentes. Compartieron unos pocos sandwiches y se sentaron sin distancia alguna, esposados hasta llegar a la Unidad 6 de Rawson. Para sus necesidades tenían una botella. Ni hablar de barbijos, alcohol en gel o ropa especial. Los custodiaron 11 penitenciarios y 4 agentes de la División Canes. El periplo se identificó como “Traslado 136”. En el vehículo había hasta bolsas con orín y materia fecal de otros viajes.

Por permitir que este Mercedes Benz ingresara a Chubut sin siquiera un PCR negativo, el fiscal federal Fernando Gélvez pidió la indagatoria de Juan Carlos Lafuente, director general del Régimen Correccional del Servicio Penitenciario Federal, y para el prefecto Néstor Fabián Álvarez, director de la U-6. Los considera responsables de un operativo que terminó con 10 internos contagiados de Covid-19 y que puso en peligro a todo el Valle Inferior del Río Chubut.

Según Gélvez, Lafuente y Álvarez no respetaron ningún decreto nacional ni provincial. El episodio se produjo en agosto. Aún no estaballaban los casos y Chubut transitaba el Distanciamiento Social. Los grandes focos de contagio del país estaban, por ejemplo, en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Precisamente, el origen del micro. El traslado de una zona a otra se produjo “fuera de toda logica y razonabilidad”. La Fiscalía y el Juzgado siempre habían evitado ingresos al penal.

“Las autoridades nacionales que responden a una cadena jerárquica cometieron el desatino de disponer traslados de institutos donde la circulacion de virus es actualmente muy marcada”, explicó el escrito del fiscal.

Llegaron el mediodía del domingo 2 de agosto. Eran 7 presos del Complejo Penitenciario Federal I (Ezeiza) y 11 del Complejo Penitenciario Federal 11 (Marcos Paz). Varios eran grupo de riesgo. Su traslado fue una orden que firmó Lafuente. Recién en la entrada al penal el micro fue desinfectado. El medico que los revisó antes del ingreso detectó tos en un preso. Al día siguiente alertó al Ministerio de Salud y el 5 se tomaron las muestras. El día 6 se tuvieron los 9 resultados positivos de un laboratorio de Trelew. Los aislaron en una capilla acondicionada. Con los días se contagió una décima persona del grupo.

Antes del viaje no hubo hisopados ni examen médico alguno. Era necesario ya que la U-6 posee una infraestructura de atencion e internación de menor complejidad que Ezeiza y Marcos Paz. Varios de los internos eran grupo de riesgo. “Los protocolos no fueron tenidas en consideration y menos aún mínimamente cumplidas”, subrayó Gélvez.

Teresa Strella, directora provincial de Patologias Prevalentes y Epidemiología, organizó urgente una reunión con el Servicio Médico y el subdirector de la U-6; el Hospital Subzonal de Rawson y autoridades del Ministerio.

El itinerario del Mercedes Benz había sido: Capital Federal-Ezeiza-Marcos Paz-Rawson-Santa Rosa-Capital Federal. “Fueron condiciones insalubres, totalmente violatorias de todo protocolo y la dignidad de las personas. A los 18 detenidos se los expuso innecesariamente a situaciones que acrecentaron las posibilidades de contagio, en condiciones paupérrimas. Se los colocó deliberadamente en una situación de desamparo y fragilidad”.

A los presos no les avisaron donde los trasladaban. Hay tres testimonios claves de pacientes de muy alto riesgo. El primero venía de Marcos Paz. Padece EPOC, úlcera nerviosa y gastritis. Tiene 59 años. “No se desinfectó nada durante el viaje, veníamos como en cualquier traslado común”. El preso tosía y perdió el gusto. “Fue de Dios que no me pasara nada”, graficó. Terminó internado en el Hospital Santa porque no oxigenaba sangre. “Vengo mal desde hace rato de salud, había pedido la domiciliaria para no contagiarme y me pasa esto”.

Otro testimonio explicó que con 42 años, padece EPOC, asma, diabetes y presión alta. “Veníamos todos juntos, amontonados, la gente del traslado no tenía ni barbijo, nosotros menos. Los que conocian a alguien se sentaban juntos, si alguien tenía algo nos contagiamos todos. Nos dieron un sandwich cada 4 personas, mordíamos un pedazo cada uno”. Contó que “fue peor que otros traslados, yo viajé varias veces y las cosas no fueron así”. Sintió mucho dolor de cuerpo, cabeza y garganta. Dio positivo. “Quiero que me den un tratamiento como debe ser porque soy un humano a pesar de que cometí errores”.

El ultimo interno contó que “el camión estaba todo sucio, estabamos amarrocados en las manos con una cadena, hicimos malabares para hacer pis en una botella, veníamos meados en la ropa”. Sufre de asma, problemas de columna y un pulmón perforado. “No podía respirar, tenía fiebre y no sentia el gusto; en ningun momento tuve tratamiento ni higiene”.

El fiscal concluyó que varios viajaron ya contagiados. Según un informe médico de la causa, “de manera epidemiologica no existe duda alguna de que el contagio de los internos debio producirse al menos 6 a 7 dias antes de su arribo. No quita que los errores cometidos en el traslado pusieran en riesgo a las restantes personas”.

Había presos con artritis, trastornos gastrointestinales, broncoespasmos, fumadores, sífilis, cuadros de neumonía y hasta riesgo de tuberculosis. “Más de la mitad viajaron enfermos y sin ningun tipo de cuidado”. Para Gélvez, el director del Régimen Correccional no tuvo en cuenta nada de esto.

En cuanto a Álvarez, como máximo responsable de la U-6 “no debió permitir que en las condiciones que viajaron sean recibidos por los agentes y funcionarios que prestaron servicio en esos dias”. De la manera en que lo hizo expuso a un riesgo a todos. Hasta el médico que los revisó luego tuvo síntomas y fue hisopado. Lo ideal hubiese sido pedir la intervención del Ministerio de Salud. “Más específicamente el Centro de Monitoreo de Covid que operaba en el Hospital, a escasas dos cuadras del penal rawsense, para que utilizaran los protocolos respecto de todos los que viajaron”. El traslado no se informó ni a Salud ni al Ministerio de Seguridad ni a la Municipalidad.

“Era público y notorio que la enfermedad era altamente contagiosa y peligrosa”, concluyó Gélvez.

Les imputa los artículos 248, 202 y 205 del Código Penal. En síntesis: no respetar los decretos que estaban vigentes y permitir que una enfermedad peligrosa se propague.#

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17 OCT 2020 - 21:52

Por Rolando Tobarez / @rtobarez

Fueron 17 horas de un viaje que fue una invitación al contagio: 18 presos tomando agua del pico del mismo bidón de 5 litros, sin hisopados previos, algunos con graves patologías preexistentes. Compartieron unos pocos sandwiches y se sentaron sin distancia alguna, esposados hasta llegar a la Unidad 6 de Rawson. Para sus necesidades tenían una botella. Ni hablar de barbijos, alcohol en gel o ropa especial. Los custodiaron 11 penitenciarios y 4 agentes de la División Canes. El periplo se identificó como “Traslado 136”. En el vehículo había hasta bolsas con orín y materia fecal de otros viajes.

Por permitir que este Mercedes Benz ingresara a Chubut sin siquiera un PCR negativo, el fiscal federal Fernando Gélvez pidió la indagatoria de Juan Carlos Lafuente, director general del Régimen Correccional del Servicio Penitenciario Federal, y para el prefecto Néstor Fabián Álvarez, director de la U-6. Los considera responsables de un operativo que terminó con 10 internos contagiados de Covid-19 y que puso en peligro a todo el Valle Inferior del Río Chubut.

Según Gélvez, Lafuente y Álvarez no respetaron ningún decreto nacional ni provincial. El episodio se produjo en agosto. Aún no estaballaban los casos y Chubut transitaba el Distanciamiento Social. Los grandes focos de contagio del país estaban, por ejemplo, en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Precisamente, el origen del micro. El traslado de una zona a otra se produjo “fuera de toda logica y razonabilidad”. La Fiscalía y el Juzgado siempre habían evitado ingresos al penal.

“Las autoridades nacionales que responden a una cadena jerárquica cometieron el desatino de disponer traslados de institutos donde la circulacion de virus es actualmente muy marcada”, explicó el escrito del fiscal.

Llegaron el mediodía del domingo 2 de agosto. Eran 7 presos del Complejo Penitenciario Federal I (Ezeiza) y 11 del Complejo Penitenciario Federal 11 (Marcos Paz). Varios eran grupo de riesgo. Su traslado fue una orden que firmó Lafuente. Recién en la entrada al penal el micro fue desinfectado. El medico que los revisó antes del ingreso detectó tos en un preso. Al día siguiente alertó al Ministerio de Salud y el 5 se tomaron las muestras. El día 6 se tuvieron los 9 resultados positivos de un laboratorio de Trelew. Los aislaron en una capilla acondicionada. Con los días se contagió una décima persona del grupo.

Antes del viaje no hubo hisopados ni examen médico alguno. Era necesario ya que la U-6 posee una infraestructura de atencion e internación de menor complejidad que Ezeiza y Marcos Paz. Varios de los internos eran grupo de riesgo. “Los protocolos no fueron tenidas en consideration y menos aún mínimamente cumplidas”, subrayó Gélvez.

Teresa Strella, directora provincial de Patologias Prevalentes y Epidemiología, organizó urgente una reunión con el Servicio Médico y el subdirector de la U-6; el Hospital Subzonal de Rawson y autoridades del Ministerio.

El itinerario del Mercedes Benz había sido: Capital Federal-Ezeiza-Marcos Paz-Rawson-Santa Rosa-Capital Federal. “Fueron condiciones insalubres, totalmente violatorias de todo protocolo y la dignidad de las personas. A los 18 detenidos se los expuso innecesariamente a situaciones que acrecentaron las posibilidades de contagio, en condiciones paupérrimas. Se los colocó deliberadamente en una situación de desamparo y fragilidad”.

A los presos no les avisaron donde los trasladaban. Hay tres testimonios claves de pacientes de muy alto riesgo. El primero venía de Marcos Paz. Padece EPOC, úlcera nerviosa y gastritis. Tiene 59 años. “No se desinfectó nada durante el viaje, veníamos como en cualquier traslado común”. El preso tosía y perdió el gusto. “Fue de Dios que no me pasara nada”, graficó. Terminó internado en el Hospital Santa porque no oxigenaba sangre. “Vengo mal desde hace rato de salud, había pedido la domiciliaria para no contagiarme y me pasa esto”.

Otro testimonio explicó que con 42 años, padece EPOC, asma, diabetes y presión alta. “Veníamos todos juntos, amontonados, la gente del traslado no tenía ni barbijo, nosotros menos. Los que conocian a alguien se sentaban juntos, si alguien tenía algo nos contagiamos todos. Nos dieron un sandwich cada 4 personas, mordíamos un pedazo cada uno”. Contó que “fue peor que otros traslados, yo viajé varias veces y las cosas no fueron así”. Sintió mucho dolor de cuerpo, cabeza y garganta. Dio positivo. “Quiero que me den un tratamiento como debe ser porque soy un humano a pesar de que cometí errores”.

El ultimo interno contó que “el camión estaba todo sucio, estabamos amarrocados en las manos con una cadena, hicimos malabares para hacer pis en una botella, veníamos meados en la ropa”. Sufre de asma, problemas de columna y un pulmón perforado. “No podía respirar, tenía fiebre y no sentia el gusto; en ningun momento tuve tratamiento ni higiene”.

El fiscal concluyó que varios viajaron ya contagiados. Según un informe médico de la causa, “de manera epidemiologica no existe duda alguna de que el contagio de los internos debio producirse al menos 6 a 7 dias antes de su arribo. No quita que los errores cometidos en el traslado pusieran en riesgo a las restantes personas”.

Había presos con artritis, trastornos gastrointestinales, broncoespasmos, fumadores, sífilis, cuadros de neumonía y hasta riesgo de tuberculosis. “Más de la mitad viajaron enfermos y sin ningun tipo de cuidado”. Para Gélvez, el director del Régimen Correccional no tuvo en cuenta nada de esto.

En cuanto a Álvarez, como máximo responsable de la U-6 “no debió permitir que en las condiciones que viajaron sean recibidos por los agentes y funcionarios que prestaron servicio en esos dias”. De la manera en que lo hizo expuso a un riesgo a todos. Hasta el médico que los revisó luego tuvo síntomas y fue hisopado. Lo ideal hubiese sido pedir la intervención del Ministerio de Salud. “Más específicamente el Centro de Monitoreo de Covid que operaba en el Hospital, a escasas dos cuadras del penal rawsense, para que utilizaran los protocolos respecto de todos los que viajaron”. El traslado no se informó ni a Salud ni al Ministerio de Seguridad ni a la Municipalidad.

“Era público y notorio que la enfermedad era altamente contagiosa y peligrosa”, concluyó Gélvez.

Les imputa los artículos 248, 202 y 205 del Código Penal. En síntesis: no respetar los decretos que estaban vigentes y permitir que una enfermedad peligrosa se propague.#


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