El brote de coronavirus diezmó la economía de actores que componen la cultura de la ciudad. Sonidistas, iluminadores, Djs llevan siete meses en suspenso y no todos los salones de eventos pudieron reconvertir sus rubros para adecuarse a los protocolos ya vigentes y funcionar como restaurante o confitería.
“La cuarentena a mí me mató” aseguró el sonidista, Fabián Colhueque: “Cambié de rubro. Empecé a hacer mandados puerta a puerta. Monté un negocio arriba del auto”.
Piden volver a trabajar y juntan firmas en la calle San Martín y AP. Bell para llegar con un petitorio hasta el Concejo Deliberante de Trelew y visibilizar su situación.
El encargado del salón de eventos “El Castillo”, Lucas León, reconoció que funcionar como confitería a partir de diciembre serviría para generar un ingreso menor al habitual.
El sonidista, José Luis Almendra sostiene que “debemos empezar a cambiar la cabeza sobre lo que es esencial y lo que no”. Desde su óptica “más allá de la salud, la cultura también es punto esencial”.
El brote de coronavirus diezmó la economía de actores que componen la cultura de la ciudad. Sonidistas, iluminadores, Djs llevan siete meses en suspenso y no todos los salones de eventos pudieron reconvertir sus rubros para adecuarse a los protocolos ya vigentes y funcionar como restaurante o confitería.
“La cuarentena a mí me mató” aseguró el sonidista, Fabián Colhueque: “Cambié de rubro. Empecé a hacer mandados puerta a puerta. Monté un negocio arriba del auto”.
Piden volver a trabajar y juntan firmas en la calle San Martín y AP. Bell para llegar con un petitorio hasta el Concejo Deliberante de Trelew y visibilizar su situación.
El encargado del salón de eventos “El Castillo”, Lucas León, reconoció que funcionar como confitería a partir de diciembre serviría para generar un ingreso menor al habitual.
El sonidista, José Luis Almendra sostiene que “debemos empezar a cambiar la cabeza sobre lo que es esencial y lo que no”. Desde su óptica “más allá de la salud, la cultura también es punto esencial”.