Setenta veces (siete) ¡gracias, querido Charly..!

Músico, maestro, Mozart moderno, medio mago, mito… Todas estas referencias en aliteración -y usando solo con una letra; podría usarse todo el alfabeto- le hacen justicia, pero no consiguen abarcarlo. Carlos Alberto García Moreno cumple 70 años, ocasión ideal para celebrar y agradecerle que haya musicalizado la vida de millones de personas durante décadas.

22 OCT 2021 - 10:43 | Actualizado

Por Fernando Gómez / Redacción Jornada

En una escena pequeña, casi perdida de “El silencio de los inocentes”, alguien le pregunta a la agente del FBI Clarice Sterling, interpretada por Jodie Foster, intrigado por la compleja e inquietante personalidad de Hannibal:

- ¿Qué es Hannibal Lecter, un vampiro?

– No hay una palabra que lo defina- sintetiza Clarice.

Con Charly podría suceder algo análogo, el doctor Lecter es un personaje de ficción, pero García existe y en lugar de comerse a los músicos –como el voraz psiquiatra- los ha inspirado, como refrendan los testimonios de talentos locales que acompañan estas líneas, que dan testimonio de gratitud por su arte, por su “legado infinito”, como dice su colega chubutense Pablo Trilnik.

Por estas horas se producen una larga lista de notas y especiales en su (merecido) homenaje. Desde Jornada hemos escogido un puñado de opiniones, pinceladas sobre una obra notable, sorprendente, algunas anécdotas. Un modo de decir la palabra que no casualmente es anagrama de su apellido: Gracia s.

¿Es nuestro Mozart? León Gieco terminó de sincerar las cosas y bajar la hipótesis a tierra cuando lo homenajeó en “Los Salieris de Charly”, asumiendo con honestidad brutal el rol de satélites que junto sus pares desempeñan ante la luz central del autor de “Inconsciente colectivo”.

Y como dice Pedro Aznar, su amigo y copiloto en Serú Girán y en Tango 4, en nota reciente a propósito del cumple del gran creador, “Charly divide la historia en un antes y un después. Supo darle a la canción de rock una hondura poética, una belleza melódica y un alcance popular como pocas veces había ocurrido en nuestro idioma. Es un padre que inspiró a centenares de hijos pródigos”.

Patricio Villarejo, el músico que hizo los arreglos de cuerdas para su recordada actuación de 2013 en el Teatro Colón, aporta: "Charly siempre me pareció un genio, no solo por lo musical sino también por captar distintas etapas. Y cuando me encontré con él resultó ser más de lo que creía. Pensaba que era muy espontáneo, pero no, labura mucho las cosas, las escribe y luego las reelabora".

"Charly hace rock pero cuando lo escuchás, decís: `Pará, acá hay otra cosa. ¿Qué es eso que hace en el medio?´. Ahí se ve que hay trucos que nadie puede captar si no está estudiando eso. En lo académico no se parece a Mozart, pero sí en el sentido de tomar la música actual y hacer algo increíble".

Historia argentina de ayer a hoy

El historiador Felipe Pigna, que tenía 16 años cuando asistió al famoso recital "Adiós Sui Generis", en el Luna Park en septiembre de 1975, comparte el otorgarle estatus académico. "Charly nos viene contando la historia desde la época de Sui Generis donde hay temas explícitamente políticos que hablan de la censura, la mediocridad o situaciones que tienen que ver con lo que estaba pasando. Letras muy comprometidas y muy narrativas de lo que estaba sucediendo”.

Y a propósito de historia argentina, allá por el convulsionado 2001, cuando las protestas de ciudadanos que salían masivamente a la calle con reclamos varios se transmitían casi en cadena nacional por la TV, alguien le puso enfrente un micrófono y una cámara.

- ¿Qué pensás de los cacerolazos?

Charly hizo una breve pausa y sentenció. “Toda mi vida fue un cacerolazo”. Una síntesis de la rebeldía que alguna vez tuvo el rock, un espíritu jacobino digno de la revolución de Mayo. Tal vez por eso grabó el Himno antes que a ningún otro rockero se le ocurriera esa simple, casi obvia, genialidad.

Y en otra ocasión, en otra nota por televisión, alguien le preguntó al bicolor (como le decía Gloria Guerrero en los años ’80) si le gustaban los perros. “Sí –confirmó- me gustan los perros, pero más me gustan los gatos porque no hay gatos policías”.Ni Seinfeld podría empardarla.

Entre la ciencia y el arte

Isaac Asimov contaba que cuando le preguntaban cuál es el científico más importante de la historia, la respuesta era simple: Isaac Newton. Y cuando le preguntaban por el segundo científico más destacado la respuesta era muy difícil, porque los posibles nominados son muchos: Arquímedes, Planck, Einstein, Lavoisier, Darwin, Heisenberg..., una larga lista. Newton fue único, incomparable por la magnitud de su obra, amplísima, refundadora, según interpretaba Asimov. Y aportaba una frase que el poeta británico Alexander Pope había utilizado para refrendarlo: "La Naturaleza y sus leyes permanecían ocultas en la noche. Dijo Dios ¡Sea Newton! Y todo fue luz".

Con la música es distinto, es arte no ciencia dura,como la física clásica, y por ende más expuesta a subjetividades. Pero forzando un paralelo con los músicos de rock argentos –y admitiendo el lugar común deque las comparaciones son odiosas y por ende los “rankings” derivados de aquellas también-, podría darse una situación similar. Grandísimos músicos abundan: Calamaro, Fito, Cerati, Luca, el Indio, Pappo, Fede Moura –que también cumpliría 70 años en esta fecha-… agregue a los suyos, lector/a; los propios figuran en el video especialmente producido por Jornada para esta nota.

Y puestos a ungir al más importante todo parece señalar a García, aunque podríaalegarse que ese lugar podría ser compartido con otro gigante de la música argentina, Luis Alberto Spinetta. ¿Los dos a la final? Sería lo más justo. Rezamos por vos, Flaco.

Máquinas, pájaros y milagros

Allá por 1975, luego de considerar concluido el ciclo de Sui Generis, y pese al éxito absoluto del proyecto compartido con Nito Mestre, Charly –genio y figura- decidió dar un salto adelante, reconvertirse y entonces conformó La Máquina de hacer Pájaros, una banda que por dos años, junto a Gustavo Bazterrica, José Luis Fernández, Carlos Cutaia y Oscar Moro –quien luego seguiría cerca suyo, en Serú Giran- seguiría maravillando oídos. Ciro Cavallotti cuenta que eligió ese disco por el nombre de la banda, palabras que perdurarían.

Muchos años después, en una enésima resurrección, Charly ofreció otra máquina, la de ser feliz, una canción acaso algo naif, entre la ternura y la frescura que solo un veterano de regreso de todo como Charly puede lograr. “Hay tanta gente sola, hoy tanta gente llora”. Por eso volvió, para acompañarnos. “Pedimos perdón, corriendo a enmascarar el fin”. No se disculpe maestro, nothing is real…

Por lo demás, y en función de ciertos guiños cristianos que el propio García incluyó en esa obra, se explica el título elegido para esta nota. Cuando Pedro le preguntó a Jesús cuántas veces debía perdonar a sus enemigos, el Nazareno respondió: “Setenta veces siete”. Es decir, siempre. Hoy suena impensable.

Para concluir con las aves, hay una escena conmovedora que protagonizael de sabio de Galilea y que consta en uno de los tantos Evangelios que la versión oficial de San Jerónimo, la “Vulgata”, no incluyó. Por eso no es tan conocida. Pero figura en los “Evangelios Apócrifos”, y Borges la destaca en el Prólogo que escribiera para su Biblioteca personal. Escribe don Jorge Luis:

“A la edad de cinco años Jesús modeló con arcilla unos gorriones que, ante el estupor de los niños que jugaban con él, alzaron el vuelo y se perdieron en el aire cantando”.

Magia o milagro en estado puro.

Las canciones de Charly –que prescindió del barro tal vez, mas no de la magia- siguen en el aire. Su vuelo, como el rayo de Miguel Hernández, no cesa.

22 OCT 2021 - 10:43

Por Fernando Gómez / Redacción Jornada

En una escena pequeña, casi perdida de “El silencio de los inocentes”, alguien le pregunta a la agente del FBI Clarice Sterling, interpretada por Jodie Foster, intrigado por la compleja e inquietante personalidad de Hannibal:

- ¿Qué es Hannibal Lecter, un vampiro?

– No hay una palabra que lo defina- sintetiza Clarice.

Con Charly podría suceder algo análogo, el doctor Lecter es un personaje de ficción, pero García existe y en lugar de comerse a los músicos –como el voraz psiquiatra- los ha inspirado, como refrendan los testimonios de talentos locales que acompañan estas líneas, que dan testimonio de gratitud por su arte, por su “legado infinito”, como dice su colega chubutense Pablo Trilnik.

Por estas horas se producen una larga lista de notas y especiales en su (merecido) homenaje. Desde Jornada hemos escogido un puñado de opiniones, pinceladas sobre una obra notable, sorprendente, algunas anécdotas. Un modo de decir la palabra que no casualmente es anagrama de su apellido: Gracia s.

¿Es nuestro Mozart? León Gieco terminó de sincerar las cosas y bajar la hipótesis a tierra cuando lo homenajeó en “Los Salieris de Charly”, asumiendo con honestidad brutal el rol de satélites que junto sus pares desempeñan ante la luz central del autor de “Inconsciente colectivo”.

Y como dice Pedro Aznar, su amigo y copiloto en Serú Girán y en Tango 4, en nota reciente a propósito del cumple del gran creador, “Charly divide la historia en un antes y un después. Supo darle a la canción de rock una hondura poética, una belleza melódica y un alcance popular como pocas veces había ocurrido en nuestro idioma. Es un padre que inspiró a centenares de hijos pródigos”.

Patricio Villarejo, el músico que hizo los arreglos de cuerdas para su recordada actuación de 2013 en el Teatro Colón, aporta: "Charly siempre me pareció un genio, no solo por lo musical sino también por captar distintas etapas. Y cuando me encontré con él resultó ser más de lo que creía. Pensaba que era muy espontáneo, pero no, labura mucho las cosas, las escribe y luego las reelabora".

"Charly hace rock pero cuando lo escuchás, decís: `Pará, acá hay otra cosa. ¿Qué es eso que hace en el medio?´. Ahí se ve que hay trucos que nadie puede captar si no está estudiando eso. En lo académico no se parece a Mozart, pero sí en el sentido de tomar la música actual y hacer algo increíble".

Historia argentina de ayer a hoy

El historiador Felipe Pigna, que tenía 16 años cuando asistió al famoso recital "Adiós Sui Generis", en el Luna Park en septiembre de 1975, comparte el otorgarle estatus académico. "Charly nos viene contando la historia desde la época de Sui Generis donde hay temas explícitamente políticos que hablan de la censura, la mediocridad o situaciones que tienen que ver con lo que estaba pasando. Letras muy comprometidas y muy narrativas de lo que estaba sucediendo”.

Y a propósito de historia argentina, allá por el convulsionado 2001, cuando las protestas de ciudadanos que salían masivamente a la calle con reclamos varios se transmitían casi en cadena nacional por la TV, alguien le puso enfrente un micrófono y una cámara.

- ¿Qué pensás de los cacerolazos?

Charly hizo una breve pausa y sentenció. “Toda mi vida fue un cacerolazo”. Una síntesis de la rebeldía que alguna vez tuvo el rock, un espíritu jacobino digno de la revolución de Mayo. Tal vez por eso grabó el Himno antes que a ningún otro rockero se le ocurriera esa simple, casi obvia, genialidad.

Y en otra ocasión, en otra nota por televisión, alguien le preguntó al bicolor (como le decía Gloria Guerrero en los años ’80) si le gustaban los perros. “Sí –confirmó- me gustan los perros, pero más me gustan los gatos porque no hay gatos policías”.Ni Seinfeld podría empardarla.

Entre la ciencia y el arte

Isaac Asimov contaba que cuando le preguntaban cuál es el científico más importante de la historia, la respuesta era simple: Isaac Newton. Y cuando le preguntaban por el segundo científico más destacado la respuesta era muy difícil, porque los posibles nominados son muchos: Arquímedes, Planck, Einstein, Lavoisier, Darwin, Heisenberg..., una larga lista. Newton fue único, incomparable por la magnitud de su obra, amplísima, refundadora, según interpretaba Asimov. Y aportaba una frase que el poeta británico Alexander Pope había utilizado para refrendarlo: "La Naturaleza y sus leyes permanecían ocultas en la noche. Dijo Dios ¡Sea Newton! Y todo fue luz".

Con la música es distinto, es arte no ciencia dura,como la física clásica, y por ende más expuesta a subjetividades. Pero forzando un paralelo con los músicos de rock argentos –y admitiendo el lugar común deque las comparaciones son odiosas y por ende los “rankings” derivados de aquellas también-, podría darse una situación similar. Grandísimos músicos abundan: Calamaro, Fito, Cerati, Luca, el Indio, Pappo, Fede Moura –que también cumpliría 70 años en esta fecha-… agregue a los suyos, lector/a; los propios figuran en el video especialmente producido por Jornada para esta nota.

Y puestos a ungir al más importante todo parece señalar a García, aunque podríaalegarse que ese lugar podría ser compartido con otro gigante de la música argentina, Luis Alberto Spinetta. ¿Los dos a la final? Sería lo más justo. Rezamos por vos, Flaco.

Máquinas, pájaros y milagros

Allá por 1975, luego de considerar concluido el ciclo de Sui Generis, y pese al éxito absoluto del proyecto compartido con Nito Mestre, Charly –genio y figura- decidió dar un salto adelante, reconvertirse y entonces conformó La Máquina de hacer Pájaros, una banda que por dos años, junto a Gustavo Bazterrica, José Luis Fernández, Carlos Cutaia y Oscar Moro –quien luego seguiría cerca suyo, en Serú Giran- seguiría maravillando oídos. Ciro Cavallotti cuenta que eligió ese disco por el nombre de la banda, palabras que perdurarían.

Muchos años después, en una enésima resurrección, Charly ofreció otra máquina, la de ser feliz, una canción acaso algo naif, entre la ternura y la frescura que solo un veterano de regreso de todo como Charly puede lograr. “Hay tanta gente sola, hoy tanta gente llora”. Por eso volvió, para acompañarnos. “Pedimos perdón, corriendo a enmascarar el fin”. No se disculpe maestro, nothing is real…

Por lo demás, y en función de ciertos guiños cristianos que el propio García incluyó en esa obra, se explica el título elegido para esta nota. Cuando Pedro le preguntó a Jesús cuántas veces debía perdonar a sus enemigos, el Nazareno respondió: “Setenta veces siete”. Es decir, siempre. Hoy suena impensable.

Para concluir con las aves, hay una escena conmovedora que protagonizael de sabio de Galilea y que consta en uno de los tantos Evangelios que la versión oficial de San Jerónimo, la “Vulgata”, no incluyó. Por eso no es tan conocida. Pero figura en los “Evangelios Apócrifos”, y Borges la destaca en el Prólogo que escribiera para su Biblioteca personal. Escribe don Jorge Luis:

“A la edad de cinco años Jesús modeló con arcilla unos gorriones que, ante el estupor de los niños que jugaban con él, alzaron el vuelo y se perdieron en el aire cantando”.

Magia o milagro en estado puro.

Las canciones de Charly –que prescindió del barro tal vez, mas no de la magia- siguen en el aire. Su vuelo, como el rayo de Miguel Hernández, no cesa.


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