El conocido historiador y profesor universitario Horacio Ibarra falleció este miércoles a la edad de 82 años. Licenciado en Historia, especialista en Ciencias Sociales y Profesor Honorario de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Ibarra se destacó comodocente e investigador pero también como un referente social y político por haber desarrollado su carrera como investigador del desarrollo económico local y a la preservación del patrimonio cultural de la zona del Valle.
Hace pocos años, Jornada destacó su caso en el medio del escándalo de espionaje desbaratado a mediados de la primera década del 2000 en la Base Almirante Zar de Trelew, cuando se descubrió que desde la Oficina de Inteligencia de esa dependencia de la Armada Argentina se había realizado durante muchos años actividades ilegales de espionaje interno contra dirigentes sociales, políticos y tambièn contra intelectuales como Ibarra.
En aquella nota de Jornadapublicada en 2018, que daba cuenta de un trabajo de historiadores locales sobre las actividades de espionaje ilegal realizadas a lo largo de varias décadas en Chubut, elprofesor e investigador Mauricio Fernández Píccolo contó queentre la documentación que se rescató había una ficha de Ibarra y en el ítem “Observación desfavorable” figuraba: “Cuando obtuvo su título de Licenciado juró sólo por el honor, no por Dios ni la Patria.”
Para Fernández Píccolo, esa era información que había sido producida por alguien de la Dirección de Operaciones y Enlace que durante algunos años funcionó en Fonta 50, la Casa de Gobierno en Rawson. “Horacio se acordaba que sólo en ese momento eran cinco o seis alumnos que hacían el juramento con el rector de la Universidad, que trabajaba para la Armada y quien resultó ser el informante”.
Ibarra pudo leer la información que la agencia de espionaje había recopilado sobre él. En una ficha fechada el 1° de octubre de 1972, dice de él: “De ideología marxista, no existen dudas respecto de sus tendencias y actitudes extremistas. Teniendo en cuenta sus antecedentes ideológicos, su relación con elementos de su misma condición política, lugares de reunión que frecuenta, se aconseja que el causante no debe ocupar puestos de ninguna naturaleza en la administración nacional, provincial o municipal”.
El profesor Ibarra se quedó conuna copia de su ficha y al releerla recordaba cómo se vivían aquellos convulsionados años de la dictadura militar. “Una noche –relató a Jornada en 2018- había estacionada en el ingreso vehicular de mi casa una Ford doble cabina con grandes antenas. Por la ventana veíamos que adentro estaba el chofer conversando por radio todo el tiempo. No había que ser muy inteligente para saber de dónde era esa camioneta”, recuerda con humor.
“¿Qué hacemos?, nos preguntamos con mi señora. ¿Nos tomamos un cognac y nos sentamos a esperar el allanamiento, como cosa suave de los que nos podía pasar? Como medida, hicimos un mensaje que escondimos en el zapatito de mi hija mayor, después de despertarla y explicarle. Luego de un tiempo prolongado, vimos que hace una última llamada y se va”.
“A la mañana siguiente –continuò relatando Ibarra- fui a la Municipalidad -era concejal y por aquellos años el Concejo Deliberante funcionaba en el mismo edificio municipal- y veo que en la casa de la esquina, la de Beltrán Mulhall, la puerta estaba reventada y que había alguien adentro chusmeando hacia afuera. Sigo con el auto una cuadra más y veo que viene Mulhall caminando. Freno, le aviso y sube al vehículo. Le digo: ‘No vayas porque te levantan’. Y me contesta que siga manejando, que él me iba a decir dónde lo dejaba. A las cuadras se bajó del auto, me dio mensajes para la familia y así zafaron”, recordó Ibarra ante Jornada.
El conocido historiador y profesor universitario Horacio Ibarra falleció este miércoles a la edad de 82 años. Licenciado en Historia, especialista en Ciencias Sociales y Profesor Honorario de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Ibarra se destacó comodocente e investigador pero también como un referente social y político por haber desarrollado su carrera como investigador del desarrollo económico local y a la preservación del patrimonio cultural de la zona del Valle.
Hace pocos años, Jornada destacó su caso en el medio del escándalo de espionaje desbaratado a mediados de la primera década del 2000 en la Base Almirante Zar de Trelew, cuando se descubrió que desde la Oficina de Inteligencia de esa dependencia de la Armada Argentina se había realizado durante muchos años actividades ilegales de espionaje interno contra dirigentes sociales, políticos y tambièn contra intelectuales como Ibarra.
En aquella nota de Jornadapublicada en 2018, que daba cuenta de un trabajo de historiadores locales sobre las actividades de espionaje ilegal realizadas a lo largo de varias décadas en Chubut, elprofesor e investigador Mauricio Fernández Píccolo contó queentre la documentación que se rescató había una ficha de Ibarra y en el ítem “Observación desfavorable” figuraba: “Cuando obtuvo su título de Licenciado juró sólo por el honor, no por Dios ni la Patria.”
Para Fernández Píccolo, esa era información que había sido producida por alguien de la Dirección de Operaciones y Enlace que durante algunos años funcionó en Fonta 50, la Casa de Gobierno en Rawson. “Horacio se acordaba que sólo en ese momento eran cinco o seis alumnos que hacían el juramento con el rector de la Universidad, que trabajaba para la Armada y quien resultó ser el informante”.
Ibarra pudo leer la información que la agencia de espionaje había recopilado sobre él. En una ficha fechada el 1° de octubre de 1972, dice de él: “De ideología marxista, no existen dudas respecto de sus tendencias y actitudes extremistas. Teniendo en cuenta sus antecedentes ideológicos, su relación con elementos de su misma condición política, lugares de reunión que frecuenta, se aconseja que el causante no debe ocupar puestos de ninguna naturaleza en la administración nacional, provincial o municipal”.
El profesor Ibarra se quedó conuna copia de su ficha y al releerla recordaba cómo se vivían aquellos convulsionados años de la dictadura militar. “Una noche –relató a Jornada en 2018- había estacionada en el ingreso vehicular de mi casa una Ford doble cabina con grandes antenas. Por la ventana veíamos que adentro estaba el chofer conversando por radio todo el tiempo. No había que ser muy inteligente para saber de dónde era esa camioneta”, recuerda con humor.
“¿Qué hacemos?, nos preguntamos con mi señora. ¿Nos tomamos un cognac y nos sentamos a esperar el allanamiento, como cosa suave de los que nos podía pasar? Como medida, hicimos un mensaje que escondimos en el zapatito de mi hija mayor, después de despertarla y explicarle. Luego de un tiempo prolongado, vimos que hace una última llamada y se va”.
“A la mañana siguiente –continuò relatando Ibarra- fui a la Municipalidad -era concejal y por aquellos años el Concejo Deliberante funcionaba en el mismo edificio municipal- y veo que en la casa de la esquina, la de Beltrán Mulhall, la puerta estaba reventada y que había alguien adentro chusmeando hacia afuera. Sigo con el auto una cuadra más y veo que viene Mulhall caminando. Freno, le aviso y sube al vehículo. Le digo: ‘No vayas porque te levantan’. Y me contesta que siga manejando, que él me iba a decir dónde lo dejaba. A las cuadras se bajó del auto, me dio mensajes para la familia y así zafaron”, recordó Ibarra ante Jornada.