De madrugada en el bar, de tarde en la cancha

Es la historia de Ayrton Ivanoff, lateral por izquierdo de Río Mayo. "No estoy de joda (sic) a la noche, estoy laburando. Y por la tarde, también trabajo", expresó.

El Gringo, el bar donde trabaja Ayrton por las noches. Foto: Elena Moreira. Efectos: Diego Ortiz.
04 MAY 2022 - 18:50 | Actualizado 06 MAY 2022 - 12:09

Por Francisco Caputo

Ayrton Ivanoff es uno de los futbolistas del plantel de Primera División de Río Mayo. Fue uno de los jugadores que disputó en 2021 la primera temporada oficial del club en sus 78 años de vida. Posee una rutina inusual para un deportista.

Debe trabajar por las noches y por las madrugadas para colaborar con su familia. Trabaja en el Bar El Gringo, uno de los establecimientos legendarios del pueblo del suroeste del Chubut. Las anécdotas en este establecimiento poseen, en algunos casos, una dosis considerable de mística.

“Es un orgullo poder trabajar en el bar. Tiene ese nombre por mi viejo, así le decían a él”, expresó el joven de 24 años, que también es entrenador de la Sexta División del club. Además de su trabajo nocturno, repara bicicletas en su taller antes y después de los entrenamientos.

Por si fuera poco, también juega fútbol de salón con gran suceso. Fue preseleccionado para la selección de Sarmiento de este deporte.

Horarios cambiados

Por su labor en El Gringo, Ayrton, lateral por izquierda de Río Mayo, tiene los horarios cambiados.

“Por mi trabajo en el bar, nos acostamos tarde. Entre las 10 y las 11, arrancamos. Y el trabajo en el taller, empieza a las 12. Ahí estoy seis horas, seis horas y media”, puntualizó.

“Depende del horario de entrenamiento, ni bien llego, vuelvo a retomar el trabajo en el taller”, comentó. “Trato de meterle ocho horas, pero te aseguro que con el frío que hace, se te congelan las manos cuando agarrás las llaves para laburar(sic)”, remarcó.

Al bar

Cuando se pone el sol, Ayrton no se apresta a descansar. Por el contrario, se inicia la jornada en El Gringo. “Hay días que abrimos a las 21, otros días que abrimos a las 22. Si es día de semana, se termina a las 3:30. Si es sábado, domingo o feriado, a las 5:30 de la mañana”, relató.

“Me encargo de reponer, llenar la heladera y otro tipo de tareas. De la barra se ocupan mi hermano Héctor y mi viejita (sic) Marta”, relató. “Si no ellos no pueden, a la barra voy yo. Pero es ocasional”, añadió.

Ilusión pura

En total, Ayrton suma 11 horas de labor diarias, algunas de ellas de madrugada. Eso puede representar una complicación para un futbolista. Sin embargo, se las ingenia para gambetear la fatiga. Tiene sus motivos.

“Jugar y representar al pueblo en una liga oficial es una locura. Recuerdo cada vez que nos rechazaban, daba impotencia. Pero acá estamos, hay que jugar y aprovechar ahora que se puede. Jugamos en una liga de Santa Cruz y estamos contentos de poder hacerlo”, indicó.

“Este es un pueblo futbolero, era una injusticia que no hayamos podido jugar antes. La gente del pueblo acompañó a cada categoría del club, tanto de visitante como de local”, narró. “En Los Antiguos, fuimos locales las dos veces que viajamos”, describió.

“Nuestro deseo sigue siendo dejar en lo más alto a este hermoso club y a este hermoso pueblo. La segunda temporada en la Subsede Noroeste de la Liga Norte de Santa Cruz estará comenzando pronto. Y nos estamos preparando con todo”, concluyó.

En el bar de madrugada, en el césped de tarde. Es la historia de Ayrton Ivanoff, otro de los baluartes de Río Mayo, un club único en el mundo.

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El Gringo, el bar donde trabaja Ayrton por las noches. Foto: Elena Moreira. Efectos: Diego Ortiz.
04 MAY 2022 - 18:50

Por Francisco Caputo

Ayrton Ivanoff es uno de los futbolistas del plantel de Primera División de Río Mayo. Fue uno de los jugadores que disputó en 2021 la primera temporada oficial del club en sus 78 años de vida. Posee una rutina inusual para un deportista.

Debe trabajar por las noches y por las madrugadas para colaborar con su familia. Trabaja en el Bar El Gringo, uno de los establecimientos legendarios del pueblo del suroeste del Chubut. Las anécdotas en este establecimiento poseen, en algunos casos, una dosis considerable de mística.

“Es un orgullo poder trabajar en el bar. Tiene ese nombre por mi viejo, así le decían a él”, expresó el joven de 24 años, que también es entrenador de la Sexta División del club. Además de su trabajo nocturno, repara bicicletas en su taller antes y después de los entrenamientos.

Por si fuera poco, también juega fútbol de salón con gran suceso. Fue preseleccionado para la selección de Sarmiento de este deporte.

Horarios cambiados

Por su labor en El Gringo, Ayrton, lateral por izquierda de Río Mayo, tiene los horarios cambiados.

“Por mi trabajo en el bar, nos acostamos tarde. Entre las 10 y las 11, arrancamos. Y el trabajo en el taller, empieza a las 12. Ahí estoy seis horas, seis horas y media”, puntualizó.

“Depende del horario de entrenamiento, ni bien llego, vuelvo a retomar el trabajo en el taller”, comentó. “Trato de meterle ocho horas, pero te aseguro que con el frío que hace, se te congelan las manos cuando agarrás las llaves para laburar(sic)”, remarcó.

Al bar

Cuando se pone el sol, Ayrton no se apresta a descansar. Por el contrario, se inicia la jornada en El Gringo. “Hay días que abrimos a las 21, otros días que abrimos a las 22. Si es día de semana, se termina a las 3:30. Si es sábado, domingo o feriado, a las 5:30 de la mañana”, relató.

“Me encargo de reponer, llenar la heladera y otro tipo de tareas. De la barra se ocupan mi hermano Héctor y mi viejita (sic) Marta”, relató. “Si no ellos no pueden, a la barra voy yo. Pero es ocasional”, añadió.

Ilusión pura

En total, Ayrton suma 11 horas de labor diarias, algunas de ellas de madrugada. Eso puede representar una complicación para un futbolista. Sin embargo, se las ingenia para gambetear la fatiga. Tiene sus motivos.

“Jugar y representar al pueblo en una liga oficial es una locura. Recuerdo cada vez que nos rechazaban, daba impotencia. Pero acá estamos, hay que jugar y aprovechar ahora que se puede. Jugamos en una liga de Santa Cruz y estamos contentos de poder hacerlo”, indicó.

“Este es un pueblo futbolero, era una injusticia que no hayamos podido jugar antes. La gente del pueblo acompañó a cada categoría del club, tanto de visitante como de local”, narró. “En Los Antiguos, fuimos locales las dos veces que viajamos”, describió.

“Nuestro deseo sigue siendo dejar en lo más alto a este hermoso club y a este hermoso pueblo. La segunda temporada en la Subsede Noroeste de la Liga Norte de Santa Cruz estará comenzando pronto. Y nos estamos preparando con todo”, concluyó.

En el bar de madrugada, en el césped de tarde. Es la historia de Ayrton Ivanoff, otro de los baluartes de Río Mayo, un club único en el mundo.


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