Editorial / Sin proyecto, sin cambio y con Macri

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A la derecha. El virtual candidato a gobernador del PRO, Nacho, almorzando con Macri y Vargas LLosa.
14 MAY 2022 - 20:28 | Actualizado 15 MAY 2022 - 1:40

La política chubutense se viene articulando desde hace ya muchos años alrededor de intereses personales o de algún sector en particular, no de proyectos colectivos ni mucho menos de provincia. Desde el fin de las épocas de vacas gordas (petróleo a 100 dólares el barril, economía nacional en expansión, fondos nacionales en abundancia, etcétera), hace ya casi una década, la provincia ha venido cuesta abajo con mayor o menor intensidad, pero siempre en bajada.

Desde la gobernación de Martin Buzzi, pasando por el interrumpido tercer mandato de Mario Das Neves, y en este último período de Mariano Arcioni, Chubut descendió a niveles preocupantes: déficit financiero creciente; alto endeudamiento en dólares; falta –u obsolescencia- de infraestructura; poca o nula discusión sobre las concesiones de recursos naturales que son la fuente principal de ingresos de la Provincia; desempleo de dos dígitos en varias regiones; e indicadores sociales en rojo, son algunas de las cuestiones que lejos de controlarse, se han desbocado.

Es cierto que el contexto nacional condicionó, y mucho; pero la falta de proyectos de fondo en todas estas últimas gestiones provinciales ha empeorado el panorama.

Un plan para gobernar

Esta semana, el intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, regresó de un viaje por Europa y ratificó su posición de cara a lo que viene: “Se necesita un Partido Justicialista con una mirada de otros partidos y de otros sectores de la provincia. Debemos ponernos de acuerdo en un proyecto, decir para qué pretendemos gobernar. Sin un plan, no importan los nombres”, sentenció Luque.

Su compañero de ruta en esta etapa del peronismo que busca renacer de las cenizas, el vicegobernador Ricardo Sastre, habló en el mismo sentido: “Si no hay mezquindades y todos aportamos un granito de arena para que suceda, seguramente se podrá lograr un proyecto de unidad en el PJ que beneficie a Chubut”.

También algunos sectores del radicalismo se expresan en el sentido de cambiar ciertos paradigmas chubutenses. Claro, quieren volver a gobernar la Provincia después de 20 años, entonces saben que no alcanzará con oponerse a todo o marcar las miserias del peronismo como único argumento. Pero es muy sano que el radicalismo chubutense busque entre sus escombros algunas de las columnas que sostuvieron su historia, antes de caer en las críticas vacías. Hablar menos del peronismo y más de producción, servicios públicos, recursos naturales o medidas contra el desempleo, pone a los radicales un paso adelante de su historia reciente.

Juntos por el PRO

Según algunas encuestas preliminares, si las elecciones fuesen hoy, el probable ganador en Chubut sería el candidato del PRO, Nacho Torres, escudado en su alianza con algunos sectores del radicalismo, que sigue poniendo los “fierros” para que los espacios de poder los ocupen sus socios políticos minoritarios.

Del lado del PRO no se han escuchado en estos años más que críticas a los distintos gobiernos provinciales, a pesar de que más de una vez coquetearon con el dasnevismo para sumarse al gobierno, como lo hizo Torres en 2016 con el propio Mario Das Neves.

Sin embargo, con tan poco le ha alcanzado para ganar en estos últimos cinco años cuatro de las ocho bancas nacionales que tiene Chubut (dos de senadores y dos de diputados nacionales), sin haber estado en ese mismo lapso ni cerca de quedarse con la gobernación.

En el radicalismo cada vez hay más dirigentes influyentes, con varios intendentes a la cabeza como Damián Biss, Sergio Ongarato y Darío James, que están cansados de trabajar electoralmente para que el rédito se lo lleven otros. Por ahora no se han animado nada más que a sugerirlo, pero más de uno tiene ganas de dividir las aguas y volver a la vieja Lista 3.

Nacho & Mauricio

Hasta ahora nadie sabe cuál es el proyecto de provincia del PRO, ni tampoco de Juntos por el Cambio. Cualquier aparición mediática es para señalar los errores del otro. Nunca dicen qué van a hacer con la energía, con la pesca, con el petróleo, o cómo van a hacer para combatir el desempleo o la pobreza.

Encima, están inmersos en una encarnizada interna nacional que deja descolocados a muchos a nivel local. Por ejemplo, la foto de hace unos días de Torres almorzando con Mauricio Macri y un selecto grupo de dirigentes del PRO, con el notable escritor y espantoso activista de la derecha reaccionaria, Mario Vargas Llosa, dejó a Nacho en “off-side” con el sector del alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que lo venía apadrinando y hasta bajó el año pasado a Chubut a respaldarlo con fuertes actos en Trelew y Comodoro Rivadavia.

También la centrada Ana Clara Romero, que pasó sin escalas de una banca de concejal de Comodoro Rivadavia a y una en la Cámara de Diputados de la Nación, patinó esta semana que pasó al sacarse también una foto con Macri en medio de la feroz interna. Encima, en el momento en donde mejor mide, eligió decir que “nuestro candidato a gobernador en Chubut es Nacho Torres”.

La legisladora comodorense sorprende a propios y extraños con la buena imagen que cosecha en la gente, pero quedó algo descolocada con estas dos últimas apariciones mediáticas.

Por ahora, el único “proyecto” de Juntos por el Cambio en Chubut parece ser intentar llegar a la gobernación en 2023 haciendo resaltar los errores cometidos por el peronismo. Demasiado poco para un sector que presume del “cambio” y que, por ahora, no parece querer cambiar nada más que el espacio de poder de un puñado de dirigentes que treparon muy rápido y demasiado alto.#

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A la derecha. El virtual candidato a gobernador del PRO, Nacho, almorzando con Macri y Vargas LLosa.
14 MAY 2022 - 20:28

La política chubutense se viene articulando desde hace ya muchos años alrededor de intereses personales o de algún sector en particular, no de proyectos colectivos ni mucho menos de provincia. Desde el fin de las épocas de vacas gordas (petróleo a 100 dólares el barril, economía nacional en expansión, fondos nacionales en abundancia, etcétera), hace ya casi una década, la provincia ha venido cuesta abajo con mayor o menor intensidad, pero siempre en bajada.

Desde la gobernación de Martin Buzzi, pasando por el interrumpido tercer mandato de Mario Das Neves, y en este último período de Mariano Arcioni, Chubut descendió a niveles preocupantes: déficit financiero creciente; alto endeudamiento en dólares; falta –u obsolescencia- de infraestructura; poca o nula discusión sobre las concesiones de recursos naturales que son la fuente principal de ingresos de la Provincia; desempleo de dos dígitos en varias regiones; e indicadores sociales en rojo, son algunas de las cuestiones que lejos de controlarse, se han desbocado.

Es cierto que el contexto nacional condicionó, y mucho; pero la falta de proyectos de fondo en todas estas últimas gestiones provinciales ha empeorado el panorama.

Un plan para gobernar

Esta semana, el intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, regresó de un viaje por Europa y ratificó su posición de cara a lo que viene: “Se necesita un Partido Justicialista con una mirada de otros partidos y de otros sectores de la provincia. Debemos ponernos de acuerdo en un proyecto, decir para qué pretendemos gobernar. Sin un plan, no importan los nombres”, sentenció Luque.

Su compañero de ruta en esta etapa del peronismo que busca renacer de las cenizas, el vicegobernador Ricardo Sastre, habló en el mismo sentido: “Si no hay mezquindades y todos aportamos un granito de arena para que suceda, seguramente se podrá lograr un proyecto de unidad en el PJ que beneficie a Chubut”.

También algunos sectores del radicalismo se expresan en el sentido de cambiar ciertos paradigmas chubutenses. Claro, quieren volver a gobernar la Provincia después de 20 años, entonces saben que no alcanzará con oponerse a todo o marcar las miserias del peronismo como único argumento. Pero es muy sano que el radicalismo chubutense busque entre sus escombros algunas de las columnas que sostuvieron su historia, antes de caer en las críticas vacías. Hablar menos del peronismo y más de producción, servicios públicos, recursos naturales o medidas contra el desempleo, pone a los radicales un paso adelante de su historia reciente.

Juntos por el PRO

Según algunas encuestas preliminares, si las elecciones fuesen hoy, el probable ganador en Chubut sería el candidato del PRO, Nacho Torres, escudado en su alianza con algunos sectores del radicalismo, que sigue poniendo los “fierros” para que los espacios de poder los ocupen sus socios políticos minoritarios.

Del lado del PRO no se han escuchado en estos años más que críticas a los distintos gobiernos provinciales, a pesar de que más de una vez coquetearon con el dasnevismo para sumarse al gobierno, como lo hizo Torres en 2016 con el propio Mario Das Neves.

Sin embargo, con tan poco le ha alcanzado para ganar en estos últimos cinco años cuatro de las ocho bancas nacionales que tiene Chubut (dos de senadores y dos de diputados nacionales), sin haber estado en ese mismo lapso ni cerca de quedarse con la gobernación.

En el radicalismo cada vez hay más dirigentes influyentes, con varios intendentes a la cabeza como Damián Biss, Sergio Ongarato y Darío James, que están cansados de trabajar electoralmente para que el rédito se lo lleven otros. Por ahora no se han animado nada más que a sugerirlo, pero más de uno tiene ganas de dividir las aguas y volver a la vieja Lista 3.

Nacho & Mauricio

Hasta ahora nadie sabe cuál es el proyecto de provincia del PRO, ni tampoco de Juntos por el Cambio. Cualquier aparición mediática es para señalar los errores del otro. Nunca dicen qué van a hacer con la energía, con la pesca, con el petróleo, o cómo van a hacer para combatir el desempleo o la pobreza.

Encima, están inmersos en una encarnizada interna nacional que deja descolocados a muchos a nivel local. Por ejemplo, la foto de hace unos días de Torres almorzando con Mauricio Macri y un selecto grupo de dirigentes del PRO, con el notable escritor y espantoso activista de la derecha reaccionaria, Mario Vargas Llosa, dejó a Nacho en “off-side” con el sector del alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que lo venía apadrinando y hasta bajó el año pasado a Chubut a respaldarlo con fuertes actos en Trelew y Comodoro Rivadavia.

También la centrada Ana Clara Romero, que pasó sin escalas de una banca de concejal de Comodoro Rivadavia a y una en la Cámara de Diputados de la Nación, patinó esta semana que pasó al sacarse también una foto con Macri en medio de la feroz interna. Encima, en el momento en donde mejor mide, eligió decir que “nuestro candidato a gobernador en Chubut es Nacho Torres”.

La legisladora comodorense sorprende a propios y extraños con la buena imagen que cosecha en la gente, pero quedó algo descolocada con estas dos últimas apariciones mediáticas.

Por ahora, el único “proyecto” de Juntos por el Cambio en Chubut parece ser intentar llegar a la gobernación en 2023 haciendo resaltar los errores cometidos por el peronismo. Demasiado poco para un sector que presume del “cambio” y que, por ahora, no parece querer cambiar nada más que el espacio de poder de un puñado de dirigentes que treparon muy rápido y demasiado alto.#


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