El día que Perón estuvo a punto de mudarse a Chubut junto a Evita

Este lunes se cumplen 77 años de la fecha que marcó el nacimiento del movimiento justicialista, además de cambiar para siempre la historia del país. Sin embargo, hubo hechos que estuvieron a punto de torcer el rumbo de los acontecimientos.

17 OCT 2022 - 17:20 | Actualizado 17 OCT 2022 - 17:36

El destino parece ser una sucesión inevitable de acontecimientos de la que ninguna persona puede escapar…, sino que lo diga el líder del movimiento justicialista. Tres días antes de la fecha que marcó el nacimiento del peronismo, desde su confinamiento en la isla Martín García, escribió a Eva Duarte: “Dile, por favor, a Mercante que hable con Farrell para saber si autorizan que nos vayamos al Chubut”, en referencia a sus deseos de abandonar las luchas de poder a que estaba abocado luego de su vertiginoso ascenso al cargo de secretario de Trabajo y Previsión. Sin embargo, la historia argentina tenía marcado otro camino para él.

Desde su infancia, Juan Domingo Perón tuvo una entrañable pertenencia con la tierra chubutense: en 1898, su padre Mario Tomás Perón aceptó un trabajo de administrador de la estancia “La Maciega”, cerca de Camarones. Antes, pasó por Buenos Aires y a pedido de su madre se casó con Juana Sosa, a quien deja con sus dos hijos en Roque Pérez, en la costa del río Salado, donde habían nacido.

Los trajo a la Patagonia al verano siguiente. La peonada está compuesta por chilotes (oriundos de la isla de Chiloé): “Muy pronto, Juancito que comenzó llamándolos tíos, aprende a compartir el mate y los cuentos de fogón con esos hombres sencillos y rudos, quienes como otros cientos de miles desparramados por el territorio nacional, están quebrados por las injusticias de un régimen medieval. Son ellos los que ayudarán a formar su carácter y sentido de justicia social, para que medio siglo más tarde el nuevo secretario de Trabajo y Previsión pueda concebir y ejecutar el Estatuto del Peón de Campo”, detalló Dora María Suárez, sobrina-nieta del general.

Refiriéndose a ellos, Perón recordará: “Con un tordillo manso salía al campo con la peonada después de tomar mate en la cocina. Esa fue mi primera escuela, aprendí a conocer los enormes valores de la humildad y al mismo tiempo la vacuidad de la soberbia”. Tiempo después, en 1910, ambos hermanos fueron enviados a Buenos Aires al cuidado de su abuela, quien gestionó y obtuvo el ingreso de Juan al Colegio Militar de la Nación.

La familia Perón residió durante varias décadas en el pueblo de Camarones, donde Mario fue juez de paz. Allí poseían dos viviendas; una fue arrasada tras el derrocamiento de 1955. A finales de los '70, la otra fue ocupada por una familia; tiempo más tarde sufrió un grave incendio y quedó abandonada hasta que las autoridades municipales la decidieron reciclar para levantar un museo.

Sierra Cuadrada

El otro posible destino de Juan y Eva Perón en la provincia del Chubut podría haber sido el establecimiento “La Porteña”, ubicado en el paraje Sierra Cuadrada (a 160 km de Comodoro Rivadavia), hasta donde llegó a colonizar Mario Tomás Perón en 1913 con una majada que trajo arreando desde Roque Pérez (partió con dos mil ovejas y solo la mitad sobrevivió). “El gobierno tendría que habernos pagado a nosotros para animarnos a trabajar estos páramos”, escribió el propio Juan Perón, quien venía al campo durante sus vacaciones y aún se conservan allí una pistola y una gorra de sus años de cadete en el Colegio Militar.

Tehuelche

Por el lado materno, su abuela Mercedes Toledo fue una tehuelche santacruceña llevada a la provincia de Buenos Aires como esclava luego de la Conquista del Desierto, mientras que su abuelo Juan Irineo Sosa era un descendiente quechua nacido en Santiago del Estero.

En un reportaje a la revista 7 Días, en 1967, Juan Perón reflejó que “me contaba mi abuela que cuando Lobos era apenas un fortín, ellos ya estaban allí... Mi abuela inmemorial era lo que bien podemos describir como una mujer machaza, que conocía todos los secretos del campo... Cuando la vieja solía contar que había sido cautiva de los indios yo le preguntaba: Entonces abuela... ¿yo tengo sangre india? Me gustaba la idea ¿sabe? Y creo que, en realidad, tengo algo de sangre india. Míreme: pómulos salientes, cabello abundante... En fin, poseo el tipo indio. Y me siento orgulloso de mi origen indio, porque yo creo que lo mejor del mundo está en los humildes”.

17 OCT 2022 - 17:20

El destino parece ser una sucesión inevitable de acontecimientos de la que ninguna persona puede escapar…, sino que lo diga el líder del movimiento justicialista. Tres días antes de la fecha que marcó el nacimiento del peronismo, desde su confinamiento en la isla Martín García, escribió a Eva Duarte: “Dile, por favor, a Mercante que hable con Farrell para saber si autorizan que nos vayamos al Chubut”, en referencia a sus deseos de abandonar las luchas de poder a que estaba abocado luego de su vertiginoso ascenso al cargo de secretario de Trabajo y Previsión. Sin embargo, la historia argentina tenía marcado otro camino para él.

Desde su infancia, Juan Domingo Perón tuvo una entrañable pertenencia con la tierra chubutense: en 1898, su padre Mario Tomás Perón aceptó un trabajo de administrador de la estancia “La Maciega”, cerca de Camarones. Antes, pasó por Buenos Aires y a pedido de su madre se casó con Juana Sosa, a quien deja con sus dos hijos en Roque Pérez, en la costa del río Salado, donde habían nacido.

Los trajo a la Patagonia al verano siguiente. La peonada está compuesta por chilotes (oriundos de la isla de Chiloé): “Muy pronto, Juancito que comenzó llamándolos tíos, aprende a compartir el mate y los cuentos de fogón con esos hombres sencillos y rudos, quienes como otros cientos de miles desparramados por el territorio nacional, están quebrados por las injusticias de un régimen medieval. Son ellos los que ayudarán a formar su carácter y sentido de justicia social, para que medio siglo más tarde el nuevo secretario de Trabajo y Previsión pueda concebir y ejecutar el Estatuto del Peón de Campo”, detalló Dora María Suárez, sobrina-nieta del general.

Refiriéndose a ellos, Perón recordará: “Con un tordillo manso salía al campo con la peonada después de tomar mate en la cocina. Esa fue mi primera escuela, aprendí a conocer los enormes valores de la humildad y al mismo tiempo la vacuidad de la soberbia”. Tiempo después, en 1910, ambos hermanos fueron enviados a Buenos Aires al cuidado de su abuela, quien gestionó y obtuvo el ingreso de Juan al Colegio Militar de la Nación.

La familia Perón residió durante varias décadas en el pueblo de Camarones, donde Mario fue juez de paz. Allí poseían dos viviendas; una fue arrasada tras el derrocamiento de 1955. A finales de los '70, la otra fue ocupada por una familia; tiempo más tarde sufrió un grave incendio y quedó abandonada hasta que las autoridades municipales la decidieron reciclar para levantar un museo.

Sierra Cuadrada

El otro posible destino de Juan y Eva Perón en la provincia del Chubut podría haber sido el establecimiento “La Porteña”, ubicado en el paraje Sierra Cuadrada (a 160 km de Comodoro Rivadavia), hasta donde llegó a colonizar Mario Tomás Perón en 1913 con una majada que trajo arreando desde Roque Pérez (partió con dos mil ovejas y solo la mitad sobrevivió). “El gobierno tendría que habernos pagado a nosotros para animarnos a trabajar estos páramos”, escribió el propio Juan Perón, quien venía al campo durante sus vacaciones y aún se conservan allí una pistola y una gorra de sus años de cadete en el Colegio Militar.

Tehuelche

Por el lado materno, su abuela Mercedes Toledo fue una tehuelche santacruceña llevada a la provincia de Buenos Aires como esclava luego de la Conquista del Desierto, mientras que su abuelo Juan Irineo Sosa era un descendiente quechua nacido en Santiago del Estero.

En un reportaje a la revista 7 Días, en 1967, Juan Perón reflejó que “me contaba mi abuela que cuando Lobos era apenas un fortín, ellos ya estaban allí... Mi abuela inmemorial era lo que bien podemos describir como una mujer machaza, que conocía todos los secretos del campo... Cuando la vieja solía contar que había sido cautiva de los indios yo le preguntaba: Entonces abuela... ¿yo tengo sangre india? Me gustaba la idea ¿sabe? Y creo que, en realidad, tengo algo de sangre india. Míreme: pómulos salientes, cabello abundante... En fin, poseo el tipo indio. Y me siento orgulloso de mi origen indio, porque yo creo que lo mejor del mundo está en los humildes”.