Editorial / La inseguridad en primer plano

Leé La Columna del Domingo, el tradicional editorial de la edición impresa de Jornada.

Las cámaras de seguridad en Trelew muestran como actúan los delincuentes con absoluta impunidad.
28 ENE 2023 - 20:30 | Actualizado 28 ENE 2023 - 20:59

Después de tantos años de utilización y de millones de pesos invertidos por el Estado, las empresas privadas o las personas de a pie que buscan proteger sus bienes, las “cámaras de seguridad” terminaron siendo apenas un instrumento tecnológico para ver en primer plano cómo actúan los delincuentes a la hora de cometer sus delitos y terminaron convirtiendo todo en una especie de show mediático en donde casi todos miran azorados la impunidad con la que actúan los ladrones y poco más.

Las imágenes de cámaras de (in)seguridad ubicadas en distintas zonas de la ciudad de Trelew que en las últimas semanas mostraron de qué manera actúan las bandas organizadas y armadas hasta los dientes, confirmaron un dato preocupante: actúan con impunidad, casi como que no les importara quedar en primer plano mostrándole al resto de la sociedad lo que son capaces de hacer. ¿Soberbia, exceso de confianza o simplemente impunidad porque saben que tienen el campo libre para actuar?

El intento de robo a una joyería del shopping de Trelew incrustando un vehículo sobre una pared; el robo de una caja fuerte en una empresa de insumos médicos a muy pocas cuadras; y el violento ingreso a la propiedad de un conocido abogado y exfuncionario municipal y provincial en plena Avenida Hipólito Yrigoyen, que habría ocurrido el 3 de enero pasado y que sólo quedó registrado en las cámaras porque no tuvo la difusión de los otros hechos, son apenas tres de los hechos más resonantes ocurridos en la ciudad valletana en el primer mes del año.

Aunque no hay información certera hasta el momento, se sospecha que los tres robos podrían haber sido cometidos por la misma banda, la de la “Toro blanca”, según la creencia popular, en relación que los delincuentes del shopping huyeron en una camioneta Fiat Toro de color blanco.

La forma de actuar de esta banda, integrada por unas seis personas, no parece indicar que se esté ante los émulos del “Gordo” Valor o la “Garza” Sosa, los dos famosos asaltantes de blindados en las décadas del 80 y 90, pero sí de gente violenta y sin temor a quedar registrados en cámaras de seguridad. Ni siquiera con temor a ser descubiertos por la Policía.

Los tres hechos ocurrieron en zonas muy a la vista y de fácil acceso para la Policía, a pesar de que ocurrieron a altas horas de la noche. Por lo que se puede presumir que se trata de una banda de ladrones descerebrados o de delincuentes pesados que, además de dar sus golpes, quieren llamar la atención de alguien. O de muchos.

La grave situación de inseguridad en Trelew se da en medio de un proceso electoral que culminará el próximo 16 de abril cuando los trelewenses elijan a su próximo intendente. Es evidente que la falta de seguridad es un punto central de la campaña y que lo seguirá siendo en las próximas 11 semanas, que son las que faltan hasta llegar a las urnas.

Algunos creen la campaña electoral no sería ajena a esta escalada de inseguridad que sufren los vecinos de Trelew. En redes sociales abundan las historias sobre presuntos vínculos de los delincuentes con tal o cual candidato, y hasta hay fotos de presuntos conocidos ladrones con candidatas y candidatos. Por supuesto, cualquier cosa que se diga en privado o, inclusive, en redes sociales es difícil de comprobar. Lo único comprobable es que los hechos se suceden y que ni la Justicia ni la Policía dan respuestas concretas sobre lo que está pasando.

No sería de extrañar que, como ocurrió muchas veces antes, cuando caiga uno o varios de los integrantes de estas bandas, se confirme que se trata de alguien que ya tenía innumerables hechos similares en su haber y causas judiciales pendientes que, por razones que nunca nadie termina de explicar, andan libres como el viento.

En este sentido, las críticas a la Justicia por el deficiente accionar de muchos de sus integrantes no son nuevas pero las explicaciones nunca aparecen o son insuficientes. Nadie en su sano juicio podría responsabilizar a “toda la Justicia” por los hechos de inseguridad. Pero es evidente que las falencias o desidia de muchos fiscales y jueces terminan siendo funcional a los delincuentes. En estos casos no se trata de violar ninguna garantía, ni siquiera de cuestionar un “exceso de garantismo” de los actores judiciales, sino –sencillamente- de apuntar contra la falta de compromiso de muchos de ellos para ponerle límites a las persona que tiene múltiples causas judiciales por delitos similares (contra la propiedad, en poblado y en banda, uso de armas, etcétera).

Los señores magistrados deberían entender, de una vez por todas, que no existen razones para vivir como se vive en muchos lugares. Trelew es uno de los mejores ejemplos: la mayoría de la gente encerrada tras las rejas de sus propias casas, rodeados de perros que no son elegidos como compañeros sino como elementos de seguridad, de sistemas de alarmas que suenan sin que nadie llegue a tiempo, o con cámaras que cada vez graban con mejor calidad a los delincuentes.

Estamos ante una situación mucho peor que la inseguridad, que es la profunda degradación cultural que, entre otras cosas, permite que los buenos se asusten y que los malos se envalentonen, mientras las instituciones que deberían ser la garantía de los primeros y las que persigan, juzguen y condenen a los segundos, siguen dando vueltas sobre una calesita que no lleva a ningún lado.

Alguien no está haciendo lo que tiene que hacer. O peor: lo está haciendo mal. A alguien le tiene que importar empezar a cambiar esta preocupante realidad. Ya es hora de que se despabilen, muchachos y muchachas.#

Enterate de las noticias de POLITICA a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
Las cámaras de seguridad en Trelew muestran como actúan los delincuentes con absoluta impunidad.
28 ENE 2023 - 20:30

Después de tantos años de utilización y de millones de pesos invertidos por el Estado, las empresas privadas o las personas de a pie que buscan proteger sus bienes, las “cámaras de seguridad” terminaron siendo apenas un instrumento tecnológico para ver en primer plano cómo actúan los delincuentes a la hora de cometer sus delitos y terminaron convirtiendo todo en una especie de show mediático en donde casi todos miran azorados la impunidad con la que actúan los ladrones y poco más.

Las imágenes de cámaras de (in)seguridad ubicadas en distintas zonas de la ciudad de Trelew que en las últimas semanas mostraron de qué manera actúan las bandas organizadas y armadas hasta los dientes, confirmaron un dato preocupante: actúan con impunidad, casi como que no les importara quedar en primer plano mostrándole al resto de la sociedad lo que son capaces de hacer. ¿Soberbia, exceso de confianza o simplemente impunidad porque saben que tienen el campo libre para actuar?

El intento de robo a una joyería del shopping de Trelew incrustando un vehículo sobre una pared; el robo de una caja fuerte en una empresa de insumos médicos a muy pocas cuadras; y el violento ingreso a la propiedad de un conocido abogado y exfuncionario municipal y provincial en plena Avenida Hipólito Yrigoyen, que habría ocurrido el 3 de enero pasado y que sólo quedó registrado en las cámaras porque no tuvo la difusión de los otros hechos, son apenas tres de los hechos más resonantes ocurridos en la ciudad valletana en el primer mes del año.

Aunque no hay información certera hasta el momento, se sospecha que los tres robos podrían haber sido cometidos por la misma banda, la de la “Toro blanca”, según la creencia popular, en relación que los delincuentes del shopping huyeron en una camioneta Fiat Toro de color blanco.

La forma de actuar de esta banda, integrada por unas seis personas, no parece indicar que se esté ante los émulos del “Gordo” Valor o la “Garza” Sosa, los dos famosos asaltantes de blindados en las décadas del 80 y 90, pero sí de gente violenta y sin temor a quedar registrados en cámaras de seguridad. Ni siquiera con temor a ser descubiertos por la Policía.

Los tres hechos ocurrieron en zonas muy a la vista y de fácil acceso para la Policía, a pesar de que ocurrieron a altas horas de la noche. Por lo que se puede presumir que se trata de una banda de ladrones descerebrados o de delincuentes pesados que, además de dar sus golpes, quieren llamar la atención de alguien. O de muchos.

La grave situación de inseguridad en Trelew se da en medio de un proceso electoral que culminará el próximo 16 de abril cuando los trelewenses elijan a su próximo intendente. Es evidente que la falta de seguridad es un punto central de la campaña y que lo seguirá siendo en las próximas 11 semanas, que son las que faltan hasta llegar a las urnas.

Algunos creen la campaña electoral no sería ajena a esta escalada de inseguridad que sufren los vecinos de Trelew. En redes sociales abundan las historias sobre presuntos vínculos de los delincuentes con tal o cual candidato, y hasta hay fotos de presuntos conocidos ladrones con candidatas y candidatos. Por supuesto, cualquier cosa que se diga en privado o, inclusive, en redes sociales es difícil de comprobar. Lo único comprobable es que los hechos se suceden y que ni la Justicia ni la Policía dan respuestas concretas sobre lo que está pasando.

No sería de extrañar que, como ocurrió muchas veces antes, cuando caiga uno o varios de los integrantes de estas bandas, se confirme que se trata de alguien que ya tenía innumerables hechos similares en su haber y causas judiciales pendientes que, por razones que nunca nadie termina de explicar, andan libres como el viento.

En este sentido, las críticas a la Justicia por el deficiente accionar de muchos de sus integrantes no son nuevas pero las explicaciones nunca aparecen o son insuficientes. Nadie en su sano juicio podría responsabilizar a “toda la Justicia” por los hechos de inseguridad. Pero es evidente que las falencias o desidia de muchos fiscales y jueces terminan siendo funcional a los delincuentes. En estos casos no se trata de violar ninguna garantía, ni siquiera de cuestionar un “exceso de garantismo” de los actores judiciales, sino –sencillamente- de apuntar contra la falta de compromiso de muchos de ellos para ponerle límites a las persona que tiene múltiples causas judiciales por delitos similares (contra la propiedad, en poblado y en banda, uso de armas, etcétera).

Los señores magistrados deberían entender, de una vez por todas, que no existen razones para vivir como se vive en muchos lugares. Trelew es uno de los mejores ejemplos: la mayoría de la gente encerrada tras las rejas de sus propias casas, rodeados de perros que no son elegidos como compañeros sino como elementos de seguridad, de sistemas de alarmas que suenan sin que nadie llegue a tiempo, o con cámaras que cada vez graban con mejor calidad a los delincuentes.

Estamos ante una situación mucho peor que la inseguridad, que es la profunda degradación cultural que, entre otras cosas, permite que los buenos se asusten y que los malos se envalentonen, mientras las instituciones que deberían ser la garantía de los primeros y las que persigan, juzguen y condenen a los segundos, siguen dando vueltas sobre una calesita que no lleva a ningún lado.

Alguien no está haciendo lo que tiene que hacer. O peor: lo está haciendo mal. A alguien le tiene que importar empezar a cambiar esta preocupante realidad. Ya es hora de que se despabilen, muchachos y muchachas.#


NOTICIAS RELACIONADAS