El primer debate oficial de historia de Chubut realizado el viernes pasado fue ordenado pero de baja intensidad. Estuvo correctamente organizado por el Tribunal Electoral de Chubut (TEP) y la transmisión del canal oficial no tuvo baches, pero el formato elegido no fue el más atractivo. Sin cruces entre los candidatos, la posibilidad de ver a cada uno de ellos interactuar entre sí le quitó un poco de brillo a un debate ordenado por ley pero que debería ser, también, un producto que llame más la atención del electorado. Se debe mejorar de cara al futuro pero el balance, de todas formas, es positivo.
La imagen previa al debate captada por un reportero gráfico de Jornada, en la que los dos principales aspirantes a la gobernación, Juan Pablo Luque e Ignacio Torres, se cruzan en un saludo amistoso fue uno de los puntos altos de la noche. Inclusive con ambos cruzando sonrisas que parecían imposibles de darse por algunos dardos cruzados que se vienen dispensando.
El gesto de tolerancia política distendió un poco los ánimos de todos. Luque venía en sus últimas apariciones remarcando la falta de experiencia de su adversario, no sin prohibirse algunas chicanas como la que el senador “no administró la cooperadora de una escuela”, o apuntando a algunos funcionarios del gobierno de Arcioni que no le atienden el teléfono pero, sin embargo, tienen contactos aceitados con el líder del PRO.
Torres no se achica nunca porque en ese terreno barroso se siente a gusto. Pero se sigue excediendo en algunas de sus declaraciones. Como por ejemplo, hace pocos días cuando en una radio acusó a un abogado de Esquel de ser amigo de Luque: “Es un abogado de cuarta que se jacta de manejar la Justicia, la Cooperativa y el peronismo”. Según el senador, esta persona –a la que no identificó con nombre y apellido- estaría detrás de la filtración del dato de que un banco rechazó un cheque de 8,4 millones de pesos de una empresa en la que el candidato figura como accionista. Torres prometió dar una conferencia después del 30 de julio para decir quién es y qué hace, y repitió su latiguillo de cabecera con una dura advertencia: “Que le prenda no una, diez velas a Luque, porque cuando yo sea gobernador se le va a terminar la joda”.
El dato del cheque rechazado es real: el Banco Central de la República Argentina (BCRA) lo informó en su Central de Deudores (de acceso público) durante varios días y lo eliminó de ese listado luego de que la situación se regularizara. Un hecho más que no debería mezclarse con cuestiones electorales. Pero cuando nadie pone un freno, la escalada termina siendo imparable.
No hay dudas de que el próximo gobernador será Luque o Torres. Pero hay un después del 30 de julio, con cuatro meses y medio hasta la asunción del nuevo gobierno y mucho tiempo por delante en donde la prioridad debería ser sentar las bases para reordenar y reconstruir Chubut. Si se tensa tanto la cuerda con acusaciones y advertencias cruzadas, lo que viene será más un problema que una solución. Y vale tanto para Torres como para Luque.
Cualquiera de los dos deberá desde el lunes 31 de julio pensar cómo va a pagar el aguinaldo de diciembre y los sueldos en enero. Y cómo empezar cuanto antes a renegociar parte de la deuda provincial en dólares porque los vencimientos de 2024 le ajustarán el cuello hasta al más pintado. Hay mucho por hacer y las chicanas y bravuconadas no pagan salarios.
La educación,arriba
En la semana se filtraron desde los bunkers de los principales candidatos varias encuestas. Lo curioso (o no tanto) es que algunas le asignan una diferencia a favor de Torres de 7 puntos en la intención de voto; y otras marcan a Luque arriba por 9 puntos. La contradicción no tiene explicación científica. Tal vez, lo que esté demostrando es que la paridad es tal que habrá que esperar una larga noche del 30 de julio hasta saber quién será el próximo gobernador.
Una de las encuestas, de la consultora Trespuntozero, aportó un dato no tan duro en términos electorales pero que explica mucho lo que les está pasando a los chubutenses que irán a las urnas en dos semanas: el 45,5% de la gente cree que el principal problema de Chubut es la educación. Hace al menos cuatro años que la crisis educativa golpea a las familias chubutenses pero es la primera vez que el tema aparece tan arriba en un muestreo del humor social. Inclusive, más que triplicando a la segunda preocupación.
La corrupción, con 13,3%, y la inflación, con 12,3%, son las otras dos grandes preocupaciones de la gente. En este ranking sorprende que otras cuestiones que hasta hace poco tiempo estaban en la agenda social y mediática ya no aparezcan como tan relevantes: sólo 4,2% ve a la inseguridad como un problema urgente; y apenas 1,8% de los encuestados respondió que le preocupaba la minería.
Un metadato de la encuesta de Trespuntozero: los que dicen que que votan a Juntos por el Cambio están más preocupados por la educación y la corrupción. En cambio, los que votan al peronismo, están intranquilos por la inflación y al desempleo.
Puntos de vista según el cristal con que se mire.#
El primer debate oficial de historia de Chubut realizado el viernes pasado fue ordenado pero de baja intensidad. Estuvo correctamente organizado por el Tribunal Electoral de Chubut (TEP) y la transmisión del canal oficial no tuvo baches, pero el formato elegido no fue el más atractivo. Sin cruces entre los candidatos, la posibilidad de ver a cada uno de ellos interactuar entre sí le quitó un poco de brillo a un debate ordenado por ley pero que debería ser, también, un producto que llame más la atención del electorado. Se debe mejorar de cara al futuro pero el balance, de todas formas, es positivo.
La imagen previa al debate captada por un reportero gráfico de Jornada, en la que los dos principales aspirantes a la gobernación, Juan Pablo Luque e Ignacio Torres, se cruzan en un saludo amistoso fue uno de los puntos altos de la noche. Inclusive con ambos cruzando sonrisas que parecían imposibles de darse por algunos dardos cruzados que se vienen dispensando.
El gesto de tolerancia política distendió un poco los ánimos de todos. Luque venía en sus últimas apariciones remarcando la falta de experiencia de su adversario, no sin prohibirse algunas chicanas como la que el senador “no administró la cooperadora de una escuela”, o apuntando a algunos funcionarios del gobierno de Arcioni que no le atienden el teléfono pero, sin embargo, tienen contactos aceitados con el líder del PRO.
Torres no se achica nunca porque en ese terreno barroso se siente a gusto. Pero se sigue excediendo en algunas de sus declaraciones. Como por ejemplo, hace pocos días cuando en una radio acusó a un abogado de Esquel de ser amigo de Luque: “Es un abogado de cuarta que se jacta de manejar la Justicia, la Cooperativa y el peronismo”. Según el senador, esta persona –a la que no identificó con nombre y apellido- estaría detrás de la filtración del dato de que un banco rechazó un cheque de 8,4 millones de pesos de una empresa en la que el candidato figura como accionista. Torres prometió dar una conferencia después del 30 de julio para decir quién es y qué hace, y repitió su latiguillo de cabecera con una dura advertencia: “Que le prenda no una, diez velas a Luque, porque cuando yo sea gobernador se le va a terminar la joda”.
El dato del cheque rechazado es real: el Banco Central de la República Argentina (BCRA) lo informó en su Central de Deudores (de acceso público) durante varios días y lo eliminó de ese listado luego de que la situación se regularizara. Un hecho más que no debería mezclarse con cuestiones electorales. Pero cuando nadie pone un freno, la escalada termina siendo imparable.
No hay dudas de que el próximo gobernador será Luque o Torres. Pero hay un después del 30 de julio, con cuatro meses y medio hasta la asunción del nuevo gobierno y mucho tiempo por delante en donde la prioridad debería ser sentar las bases para reordenar y reconstruir Chubut. Si se tensa tanto la cuerda con acusaciones y advertencias cruzadas, lo que viene será más un problema que una solución. Y vale tanto para Torres como para Luque.
Cualquiera de los dos deberá desde el lunes 31 de julio pensar cómo va a pagar el aguinaldo de diciembre y los sueldos en enero. Y cómo empezar cuanto antes a renegociar parte de la deuda provincial en dólares porque los vencimientos de 2024 le ajustarán el cuello hasta al más pintado. Hay mucho por hacer y las chicanas y bravuconadas no pagan salarios.
La educación,arriba
En la semana se filtraron desde los bunkers de los principales candidatos varias encuestas. Lo curioso (o no tanto) es que algunas le asignan una diferencia a favor de Torres de 7 puntos en la intención de voto; y otras marcan a Luque arriba por 9 puntos. La contradicción no tiene explicación científica. Tal vez, lo que esté demostrando es que la paridad es tal que habrá que esperar una larga noche del 30 de julio hasta saber quién será el próximo gobernador.
Una de las encuestas, de la consultora Trespuntozero, aportó un dato no tan duro en términos electorales pero que explica mucho lo que les está pasando a los chubutenses que irán a las urnas en dos semanas: el 45,5% de la gente cree que el principal problema de Chubut es la educación. Hace al menos cuatro años que la crisis educativa golpea a las familias chubutenses pero es la primera vez que el tema aparece tan arriba en un muestreo del humor social. Inclusive, más que triplicando a la segunda preocupación.
La corrupción, con 13,3%, y la inflación, con 12,3%, son las otras dos grandes preocupaciones de la gente. En este ranking sorprende que otras cuestiones que hasta hace poco tiempo estaban en la agenda social y mediática ya no aparezcan como tan relevantes: sólo 4,2% ve a la inseguridad como un problema urgente; y apenas 1,8% de los encuestados respondió que le preocupaba la minería.
Un metadato de la encuesta de Trespuntozero: los que dicen que que votan a Juntos por el Cambio están más preocupados por la educación y la corrupción. En cambio, los que votan al peronismo, están intranquilos por la inflación y al desempleo.
Puntos de vista según el cristal con que se mire.#