Expediciones sobre hielo y estudio del cambio climático: la aventura del glaciólogo

El esquelense Lucas Ruiz lleva más de 15 años trabajando para el CONICET sobre los efectos del cambio climático. "Los glaciares de la Patagonia son los que más han retrocedido en el mundo en los últimos 20 años”, dice.

20 AGO 2023 - 15:50 | Actualizado 20 AGO 2023 - 18:08

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

Para entender qué ocurre con los glaciares en el mundo y cuál es el efecto que tiene en ellos el cambio climático, hay que estudiarlos. Los equipos de investigadores se preparan física y mentalmente, cargan instrumentos de medición, carpas térmicas, raciones de alimento y se embarcan en travesías sobre hielo que los tiene durante semanas expuestos a las temperaturas más extremas con un único objetivo: saber un poco más sobre la salud de nuestro planeta.

El glaciólogo Lucas Ruiz es uno de estos expedicionarios. Tiene 42 años y es oriundo de Esquel. Estudió geología en la UBA y continuó su doctorado en Mendoza sobre las variaciones de los glaciares en el noroeste del Chubut y los cambios producidos desde la “Edad de Hielo” hasta la actualidad. Lleva más de 15 años trabajando para el CONICET. Actualmente estudia la interacción entre los glaciares en la Patagonia y el clima.

Su trabajo más reciente tuvo lugar en el glaciar Perito Moreno, en provincia de Santa Cruz. Lucas Ruiz explica que, así como una persona necesita realizarse análisis médicos para saber por qué se siente mal, del mismo modo los glaciares necesitan ser medidos y estudiados por profesionales. Ahí es donde el glaciólogo entra en acción.

Hay dos grandes represas hidroeléctricas que se están construyendo sobre el río Santa Cruz. El estudio del glaciar es fundamental para esa obra. “Se trata de energía limpia y necesitan tener mejor información sobre qué podemos esperar para el futuro”.

La cuenca del río Santa Cruz posee la mayor cobertura de hielo de Argentina. Se trata del 50% de la superficie de hielo de todo el país. “La influencia del cambio climático en los glaciares va a tener un fuerte impacto en el caudal del río. En la Cordillera de la Patagonia hay escasa información de campo en glaciares. Se sabe muy poco de su pérdida de área y espesor. Sin la información de campo, no podemos saber cuál es el proceso que está generando el cambio en los glaciares”.

¿Se trata de un aumento de temperatura que derrite los glaciares o, acaso, disminuye la cantidad de nieve acumulada por un déficit de precipitaciones? Las expediciones buscan responder esta pregunta.

Aventura sobre hielo

Los investigadores se equipan con instrumental científico y todo lo necesario para pasar varios días en medio del hielo. “Es muy parecido a escalar una montaña”, dice. “Llevamos el mismo equipamiento que llevaría un escalador al Fitz Roy o al Cerro Torre. Hay que ir preparado física y mentalmente. Se trabaja en condiciones muy hostiles, en lugares sin vías de escape, donde la posibilidad de un rescate es nula”.

Las expediciones están conformadas por equipos de profesionales entrenados. Deben ser autónomos y autosuficientes. En un día bueno, sin viento, la temperatura ronda los 0°. Pero cuando el clima enfurece, las ráfagas superan los 100 km/h y la temperatura desciende a -25°. “Tenemos que aprovechar las cortas ventanas de buen tiempo. Hemos estado hasta un mes esperando que el clima mejore. Hay que ser muy precisos con la meteorología, no nos podemos relajar”, dice.

Se mueven lentamente, pero con determinación. El objetivo no es avanzar largas distancias, sinotomar datos precisos. Están solos, oyen nada más que el viento y el crujido del hielo bajo sus pies. Las expediciones duran entre 10 y 20 días. En ese tiempo, en medio del glaciar, a dos mil metros de altura, deben ser capaces de setear los parámetros correctos en una computadora para colectar información sobre la acumulación de nieve nueva y medir el derretimiento del hielo.

Detrás de estos expedicionarios hay un equipo más grande de personas que los asisten a distancia y los ayudan a trasladar los equipamientos hasta el asentamiento más cercano. “El éxito es muy fino”, explica. “Debemos trabajar coordinados; si se nos pasa la ventana de buen tiempo y nos agarra una tormenta, puede ser una catástrofe”.

Por medio de un radar que emite ondas electromagnéticas, determinan el tiempo de rebote y calculan la diferencia de densidad entre la nieve nueva y la nieve del año anterior. Mapean el espesor del hielo mientras avanzan y proyectan áreas de hasta 70 km de información en sólo un par de jornadas. Para medir el derretimiento, insertan largas balizas en el hielo y esperan a que emerjan. Con un GPS, miden la altura. Estas mediciones, de gran precisión gracias al instrumental automático, revelan datos concretos sobre la evolución del glaciar.

Glaciares en retroceso

Después de reunir los datos viene el trabajo arduo: procesar la información. “Los modelos numéricos nos permiten entender qué está pasando con el clima y cómo influye el comportamiento de los glaciares”.

El análisis de datos en el glaciar Perito Moreno reveló que en los últimos 7 años se prudujo una pérdida de masa generalizada que difiere de modelos anteriores. “Hasta el 2015, el glaciar estaba en fase de equilibrio o leve ganancia de masa. Pero en estos últimos años comenzó un proceso de retroceso”, alertó el glaciólogo.

A partir del 2020 la pérdida de hielo podía apreciarse a simple vista en el frente del glaciar, desde el mirador donde los turistas observan el ventisquero. Sin embargo, los datos indican que la pérdida de masa viene de mucho antes: “Hubo un retroceso de 700 metros del frente de hielo en un lapso de sólo dos años”.

Los datos impactan al compararse con mediciones anteriores. La velocidad de retroceso de los últimos 40 años en el Perito Moreno había sido de 2 metros por año. Y desde 1917, el glaciar no había retrocedido. “Es un montón, pero no es tanto con lo que pasa en otros glaciares de la región. En el panorama completo vemos que los glaciares de la Patagonia son los que más han retrocedido en el mundo en los últimos 20 años”.
El Perito Moreno fue considerado un glaciar anómalo por la demora de su retroceso, en comparación con otros glaciares que han evidenciado pérdida temprana de masa, como el Upsala y el Viedma, que se ubican en la misma cuenca.

Para saber qué representan estos glaciares en el planeta, hay que entender su dimensión. Son tan inmensos (todos los glaciares que integran el Campo de Hielo Sur ocupan 12.000 km cuadrados de hielo) que influyen en el aumento del nivel del mar
Aumento del nivel del mar

Los glaciares de Patagonia está dentro del Top 8 de regiones del mundo que más contribuyen al aumento del nivel del mar. ¿Cuáles son los factores que influyen a la crecida del mar? Hay dos causas principales: el derretimiento de los glaciares y la expansión térmica de los océanos.

Más del 90% del calor que hemos generado en términos de cambio climático, ha ido a parar a los océanos. “El agua del mar es el gran sumidero de calor del planeta. La atmósfera, por su composición, puede absorber muy poco calor y ha aumentado 1° la temperatura. El calor expande el mar, el típico ejemplo de las clases de física: si calentas el agua se hace menos densa, y algo menos denso ocupa más volumen”.

Casi un 50% del aumento de los océanos es producto de la expansión térmica. El otro 50% proviene del derretimiento de la Antártida, Groenlandia y el resto de glaciares en zona de montaña del planeta, principalmente en el Ártico, los Andes, el Himalaya y Alaska.

En los últimos 10 años, el glaciar Alerce (Bariloche) perdió casi 10 metros de espesor debido a las sequías de 2016 y 2021. Las proyecciones climáticas sugieren que estas sequías serán cada vez más frecuentes y extremas. La única manera de preservar los glaciares es disminuir las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.

La precipitación ha tenido fluctuaciones interanuales fuertes. “En Patagonia norte, entre Chubut y Bariloche, en el primer año de pandemia hubo gran cantidad de precipitación y nieve, pero al otro año hubo menos de la mitad. En las últimas décadas hubo déficit y es por eso que la gente de campo en la estepa ha tenido sequías tan severas. Los glaciares sufren; si no nieva en Cordillera los glaciares no se pueden regenerar”.

20 AGO 2023 - 15:50

Por Martín Tacón / Redacción Jornada

Para entender qué ocurre con los glaciares en el mundo y cuál es el efecto que tiene en ellos el cambio climático, hay que estudiarlos. Los equipos de investigadores se preparan física y mentalmente, cargan instrumentos de medición, carpas térmicas, raciones de alimento y se embarcan en travesías sobre hielo que los tiene durante semanas expuestos a las temperaturas más extremas con un único objetivo: saber un poco más sobre la salud de nuestro planeta.

El glaciólogo Lucas Ruiz es uno de estos expedicionarios. Tiene 42 años y es oriundo de Esquel. Estudió geología en la UBA y continuó su doctorado en Mendoza sobre las variaciones de los glaciares en el noroeste del Chubut y los cambios producidos desde la “Edad de Hielo” hasta la actualidad. Lleva más de 15 años trabajando para el CONICET. Actualmente estudia la interacción entre los glaciares en la Patagonia y el clima.

Su trabajo más reciente tuvo lugar en el glaciar Perito Moreno, en provincia de Santa Cruz. Lucas Ruiz explica que, así como una persona necesita realizarse análisis médicos para saber por qué se siente mal, del mismo modo los glaciares necesitan ser medidos y estudiados por profesionales. Ahí es donde el glaciólogo entra en acción.

Hay dos grandes represas hidroeléctricas que se están construyendo sobre el río Santa Cruz. El estudio del glaciar es fundamental para esa obra. “Se trata de energía limpia y necesitan tener mejor información sobre qué podemos esperar para el futuro”.

La cuenca del río Santa Cruz posee la mayor cobertura de hielo de Argentina. Se trata del 50% de la superficie de hielo de todo el país. “La influencia del cambio climático en los glaciares va a tener un fuerte impacto en el caudal del río. En la Cordillera de la Patagonia hay escasa información de campo en glaciares. Se sabe muy poco de su pérdida de área y espesor. Sin la información de campo, no podemos saber cuál es el proceso que está generando el cambio en los glaciares”.

¿Se trata de un aumento de temperatura que derrite los glaciares o, acaso, disminuye la cantidad de nieve acumulada por un déficit de precipitaciones? Las expediciones buscan responder esta pregunta.

Aventura sobre hielo

Los investigadores se equipan con instrumental científico y todo lo necesario para pasar varios días en medio del hielo. “Es muy parecido a escalar una montaña”, dice. “Llevamos el mismo equipamiento que llevaría un escalador al Fitz Roy o al Cerro Torre. Hay que ir preparado física y mentalmente. Se trabaja en condiciones muy hostiles, en lugares sin vías de escape, donde la posibilidad de un rescate es nula”.

Las expediciones están conformadas por equipos de profesionales entrenados. Deben ser autónomos y autosuficientes. En un día bueno, sin viento, la temperatura ronda los 0°. Pero cuando el clima enfurece, las ráfagas superan los 100 km/h y la temperatura desciende a -25°. “Tenemos que aprovechar las cortas ventanas de buen tiempo. Hemos estado hasta un mes esperando que el clima mejore. Hay que ser muy precisos con la meteorología, no nos podemos relajar”, dice.

Se mueven lentamente, pero con determinación. El objetivo no es avanzar largas distancias, sinotomar datos precisos. Están solos, oyen nada más que el viento y el crujido del hielo bajo sus pies. Las expediciones duran entre 10 y 20 días. En ese tiempo, en medio del glaciar, a dos mil metros de altura, deben ser capaces de setear los parámetros correctos en una computadora para colectar información sobre la acumulación de nieve nueva y medir el derretimiento del hielo.

Detrás de estos expedicionarios hay un equipo más grande de personas que los asisten a distancia y los ayudan a trasladar los equipamientos hasta el asentamiento más cercano. “El éxito es muy fino”, explica. “Debemos trabajar coordinados; si se nos pasa la ventana de buen tiempo y nos agarra una tormenta, puede ser una catástrofe”.

Por medio de un radar que emite ondas electromagnéticas, determinan el tiempo de rebote y calculan la diferencia de densidad entre la nieve nueva y la nieve del año anterior. Mapean el espesor del hielo mientras avanzan y proyectan áreas de hasta 70 km de información en sólo un par de jornadas. Para medir el derretimiento, insertan largas balizas en el hielo y esperan a que emerjan. Con un GPS, miden la altura. Estas mediciones, de gran precisión gracias al instrumental automático, revelan datos concretos sobre la evolución del glaciar.

Glaciares en retroceso

Después de reunir los datos viene el trabajo arduo: procesar la información. “Los modelos numéricos nos permiten entender qué está pasando con el clima y cómo influye el comportamiento de los glaciares”.

El análisis de datos en el glaciar Perito Moreno reveló que en los últimos 7 años se prudujo una pérdida de masa generalizada que difiere de modelos anteriores. “Hasta el 2015, el glaciar estaba en fase de equilibrio o leve ganancia de masa. Pero en estos últimos años comenzó un proceso de retroceso”, alertó el glaciólogo.

A partir del 2020 la pérdida de hielo podía apreciarse a simple vista en el frente del glaciar, desde el mirador donde los turistas observan el ventisquero. Sin embargo, los datos indican que la pérdida de masa viene de mucho antes: “Hubo un retroceso de 700 metros del frente de hielo en un lapso de sólo dos años”.

Los datos impactan al compararse con mediciones anteriores. La velocidad de retroceso de los últimos 40 años en el Perito Moreno había sido de 2 metros por año. Y desde 1917, el glaciar no había retrocedido. “Es un montón, pero no es tanto con lo que pasa en otros glaciares de la región. En el panorama completo vemos que los glaciares de la Patagonia son los que más han retrocedido en el mundo en los últimos 20 años”.
El Perito Moreno fue considerado un glaciar anómalo por la demora de su retroceso, en comparación con otros glaciares que han evidenciado pérdida temprana de masa, como el Upsala y el Viedma, que se ubican en la misma cuenca.

Para saber qué representan estos glaciares en el planeta, hay que entender su dimensión. Son tan inmensos (todos los glaciares que integran el Campo de Hielo Sur ocupan 12.000 km cuadrados de hielo) que influyen en el aumento del nivel del mar
Aumento del nivel del mar

Los glaciares de Patagonia está dentro del Top 8 de regiones del mundo que más contribuyen al aumento del nivel del mar. ¿Cuáles son los factores que influyen a la crecida del mar? Hay dos causas principales: el derretimiento de los glaciares y la expansión térmica de los océanos.

Más del 90% del calor que hemos generado en términos de cambio climático, ha ido a parar a los océanos. “El agua del mar es el gran sumidero de calor del planeta. La atmósfera, por su composición, puede absorber muy poco calor y ha aumentado 1° la temperatura. El calor expande el mar, el típico ejemplo de las clases de física: si calentas el agua se hace menos densa, y algo menos denso ocupa más volumen”.

Casi un 50% del aumento de los océanos es producto de la expansión térmica. El otro 50% proviene del derretimiento de la Antártida, Groenlandia y el resto de glaciares en zona de montaña del planeta, principalmente en el Ártico, los Andes, el Himalaya y Alaska.

En los últimos 10 años, el glaciar Alerce (Bariloche) perdió casi 10 metros de espesor debido a las sequías de 2016 y 2021. Las proyecciones climáticas sugieren que estas sequías serán cada vez más frecuentes y extremas. La única manera de preservar los glaciares es disminuir las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.

La precipitación ha tenido fluctuaciones interanuales fuertes. “En Patagonia norte, entre Chubut y Bariloche, en el primer año de pandemia hubo gran cantidad de precipitación y nieve, pero al otro año hubo menos de la mitad. En las últimas décadas hubo déficit y es por eso que la gente de campo en la estepa ha tenido sequías tan severas. Los glaciares sufren; si no nieva en Cordillera los glaciares no se pueden regenerar”.


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