El verano pasado unas chicas que hacían running en Trelew, cerca de Patoruzú, encontraron abandonado a Beto, un cachorrito de tres meses, al que llevaron al refugio “Los Callejeros”.
No pasó una semana cuando un vecino, encariñado, decidió llevarlo a su casa y prometió cuidarlo. Pasaron los meses, Beto siguió creciendo y el perro se convirtió en un estorbo para la familia.
“Beto creció más de lo que esperaban, enviaron mensajes diciendo que ya no podían tenerlo en su hogar, que molestaba y que no era lo que esperaban”, comentó Sandra Jaques a Jornada Web la insólita respuesta que recibió de sus adoptantes.
Pero la cosa no quedó ahí.
Hace unos días, el hombre se presentó con Beto en el refugio y lo devolvió esgrimiendo que “había crecido demasiado”. Los rescatistas, sin salir de su asombro, le contestaron que “mejor se compre un peluche, que no tienen problemas de adaptación y tampoco cambian de tamaño”.
Beto, que ya tiene 11 meses, ahora sale corriendo cada vez que oye pasar un auto pensando que vienen a buscarlo. El perro tiene “una mirada triste”, cuenta Jaques quien menciona que el animal no comprende cómo pudieron haberlo dejado tirado.
Los Callejeros, en las redes sociales, lleva adelante una campaña en busca de un hogar para Beto. “Nadie está obligado a adoptar, pero si se hace que sea de manera responsable. El corazón de Beto está destrozado, pero no hay nada que no pueda reparar el amor”, dice Jaques.
Los interesados pueden contactarse con el refugio escribiendo al Facebook “Refugio Los Callejeros” o ir al lugar de 10.30 a 18.30 horasd, lunes a viernes y domingo.
El verano pasado unas chicas que hacían running en Trelew, cerca de Patoruzú, encontraron abandonado a Beto, un cachorrito de tres meses, al que llevaron al refugio “Los Callejeros”.
No pasó una semana cuando un vecino, encariñado, decidió llevarlo a su casa y prometió cuidarlo. Pasaron los meses, Beto siguió creciendo y el perro se convirtió en un estorbo para la familia.
“Beto creció más de lo que esperaban, enviaron mensajes diciendo que ya no podían tenerlo en su hogar, que molestaba y que no era lo que esperaban”, comentó Sandra Jaques a Jornada Web la insólita respuesta que recibió de sus adoptantes.
Pero la cosa no quedó ahí.
Hace unos días, el hombre se presentó con Beto en el refugio y lo devolvió esgrimiendo que “había crecido demasiado”. Los rescatistas, sin salir de su asombro, le contestaron que “mejor se compre un peluche, que no tienen problemas de adaptación y tampoco cambian de tamaño”.
Beto, que ya tiene 11 meses, ahora sale corriendo cada vez que oye pasar un auto pensando que vienen a buscarlo. El perro tiene “una mirada triste”, cuenta Jaques quien menciona que el animal no comprende cómo pudieron haberlo dejado tirado.
Los Callejeros, en las redes sociales, lleva adelante una campaña en busca de un hogar para Beto. “Nadie está obligado a adoptar, pero si se hace que sea de manera responsable. El corazón de Beto está destrozado, pero no hay nada que no pueda reparar el amor”, dice Jaques.
Los interesados pueden contactarse con el refugio escribiendo al Facebook “Refugio Los Callejeros” o ir al lugar de 10.30 a 18.30 horasd, lunes a viernes y domingo.