Pidió empanadas, pagó por adelantado y el delivery nunca llegó
Un vecino capitalino fue víctima de una estafa por las redes sociales. Encargó empanadas árabes, las pagó a través de una plataforma online pero nunca llegaron. Se contactaron con él desde un teléfono de Santa Cruz. No sospechó ya había comprando a emprendedores con números de afuera. Un golpe a la confianza de muchos emprendedores que ofrecen sus productos
Dos estafadores con número de teléfono de Santa Cruz fingieron tener una casa de comidas “con las mejores empanadas árabes de Rawson”.
Un vecino capitalino, cuyo nombre preservamos, llegó cansado de trabajar, tuvo el antojo de pedir empanadas árabes, preguntó en Facebook, y recibió un menú de comidas rápidas.
El caso sucedió el miércoles a la noche, pero la víctima lo divulgó este jueves. El negocio se llamaba “Dulces Encantos”; si bien el número que figuraba es de Santa Cruz decían ser de Rawson.
Una mujer y un hombre se contactaron con él por Whatsapp para acordar la transacción. La mujer, una tal Andrea, fue quien concretó la operación.
“Se va a comer las mejores empanadas de Rawson”, le aseguró.
Al cliente le llamó la atención que el menú solo tenía diversas variedades de hamburguesas cuando ellos se especializaban en empanadas árabes.
Los vendedores le sugirieron que podían incluir una hamburguesa en el combo pagando 5000 pesos más
También preguntó, por si hiciera falta aclararlo, si eran de Rawson ya que el teléfono tenía característica de Río Gallegos, Santa Cruz.
El estafado les creyó porque ya les ha comprado a venezolanos que hacen arepas y otras especialidades.
“¿Desea limón?”, le preguntó la vendedora.
“Sí, porfa”, respondió él del otro lado.
“En caso de cancelarlo avísame por favor, tenemos clientes esperando”, le pidieron.
A esa altura, la víctima no tenía ninguna duda de que se trataba de un negocio serio.
La tal “Andrea” le avisó por Whatsapp que su pedido estaba en camino y se lo iba a llevar un tal “Lucas” en un Citroën C3 blanco.
“Mandame el comprobante del pago”, le pidió por favor.
“Cuando llegue las empanadas”, le contestó el vecino.
“Mandame la mitad”, retrucó del otro lado del teléfono.
La víctima tenía hambre, era tarde, no quería dar más vueltas, y le transfirió el total a una cuenta por una plataforma virtual.
El hombre salió de la casaa esperar el Citroën C 3 que nunca llegó. “Caí como los mejores”, se lamentó.
Dos estafadores con número de teléfono de Santa Cruz fingieron tener una casa de comidas “con las mejores empanadas árabes de Rawson”.
Un vecino capitalino, cuyo nombre preservamos, llegó cansado de trabajar, tuvo el antojo de pedir empanadas árabes, preguntó en Facebook, y recibió un menú de comidas rápidas.
El caso sucedió el miércoles a la noche, pero la víctima lo divulgó este jueves. El negocio se llamaba “Dulces Encantos”; si bien el número que figuraba es de Santa Cruz decían ser de Rawson.
Una mujer y un hombre se contactaron con él por Whatsapp para acordar la transacción. La mujer, una tal Andrea, fue quien concretó la operación.
“Se va a comer las mejores empanadas de Rawson”, le aseguró.
Al cliente le llamó la atención que el menú solo tenía diversas variedades de hamburguesas cuando ellos se especializaban en empanadas árabes.
Los vendedores le sugirieron que podían incluir una hamburguesa en el combo pagando 5000 pesos más
También preguntó, por si hiciera falta aclararlo, si eran de Rawson ya que el teléfono tenía característica de Río Gallegos, Santa Cruz.
El estafado les creyó porque ya les ha comprado a venezolanos que hacen arepas y otras especialidades.
“¿Desea limón?”, le preguntó la vendedora.
“Sí, porfa”, respondió él del otro lado.
“En caso de cancelarlo avísame por favor, tenemos clientes esperando”, le pidieron.
A esa altura, la víctima no tenía ninguna duda de que se trataba de un negocio serio.
La tal “Andrea” le avisó por Whatsapp que su pedido estaba en camino y se lo iba a llevar un tal “Lucas” en un Citroën C3 blanco.
“Mandame el comprobante del pago”, le pidió por favor.
“Cuando llegue las empanadas”, le contestó el vecino.
“Mandame la mitad”, retrucó del otro lado del teléfono.
La víctima tenía hambre, era tarde, no quería dar más vueltas, y le transfirió el total a una cuenta por una plataforma virtual.
El hombre salió de la casaa esperar el Citroën C 3 que nunca llegó. “Caí como los mejores”, se lamentó.