Por Lisandro Aguirregabiría/Redacción Jornada
“Carlitos” Ñancucheo, nacido en Río Curacó, trabajó 27 años en una estancia de La Pampa, lo echaron al igual que otros peones, se vino a probar suerte al sur, durmió en las calles de Trelew, buscó trabajo y consiguió un puesto en un campo de Los Altares.
“Lo que acá falta acá son ganas de trabajar, laburo hay”, dijo el paisano que hace unos días fue noticia porque andaba en pleno centro con un cartel pidiendo trabajo y en poco tiempo recibió varias ofertas.
Ñancucheo volvió a hablar con Jornada el viernes, horas antes de que el patrón lo pasara a buscar para ir al campo. “Me voy a prueba”, contó el hombre ahora que está viendo si puede traer a la mujer y a las hijas para radicarse definitivamente en Chubut.
El paisano es uno de los tantos peones que tuvieron que migrar de La Pampa a buscar una mejor vida a San Luis, Mendoza, Entre Ríos, Corrientes y Chubut porque “allá en la zona de Río Curacó, Macachín, Acha y Pehueche está todo muerto”.
“Son zonas de mucho cereal y ganadería, pero mucha estancia abandonada. No le ha dado el presupuesto, no consiguieron peones porque el peón de campo se está terminando. Antes de renegar con gente que no sabe han vendido y se han ido al pueblo”.
“¿Usted sabe lo que es estar lejos de la familia? Mi familia está en la Pampa, mi señora nunca se sintió tan sola. Estaba pensando agarrar algún puesto en una estancia para traerlos”.
Poco se sabe de la vida de Ñancucheo en Río Curacó, el pueblo que lo vio nacer. Él cuenta que pasó 27 años en la estancia hasta que primero lo echaron y después presentaron quiebra.
En los buenos tiempos, el hombre iba a cobrar el sueldo a General Acha, paraba en un boliche y los policías lo traían de regreso al campo.
“Iba a cobrar al Banco Pampa y me mamaba en el bar de Don Raúl. Los milicos me decían, ¿dónde parás?, vamos y te llevo”, recuerda.
UN TAL "ROLDÁN"
No es la primera vez que un tal Carlos Ñancucheo, de La Pampa, anda de paso por las rutas del sur y queda desamparado.
En marzo del 2020, un peón que había estado en un campo en Santa Cruz y quería regresar a La Pampa, quedó varado en Caleta Olivia. Nadie quería levantarlo debido al temor del contagio de Covid.
El hombre, nacido en Río Curacó, La Pampa, se llamaba Carlos Roldán Ñancucheo, lo habían echado de una estancia y había quedado abandonado a su suerte.
En plena pandemia, con las restricciones del COVID, el caso de Roldán Ñancucheo fue noticia y se viralizó en las redes. Un camionero se solidarizó con él, lo alcanzó primero hasta Comodoro Rivadavia y luego a Trelew donde tenía un familiar.
Sin embargo, el hombre no llegó a La Pampa.
En agosto de ese año, Roldán Ñancucheo fue sorprendido deambulando por Comodoro Rivadavia sin el “permiso de circulación”.
Al verificar sus antecedentes, descubrieron que tendría un pedido de captura vigente desde el 2018 emitido por el Juzgado Federal de Santa Rosa, La Pampa.
El paisano, que había conmovido al camionero, volvió a ser noticia, pero esta vez porque se lo llevaron esposado en un patrullero.
"JAMÁS PISÉ UNA COMISARÍA"
“Carlitos” Ñancucheo, al ser consultado por Jornada, aseguró que él no es esa persona, que en el 2020 estaba trabajando en la estancia de La Pampa y que nunca antes había estado por estas tierras.
El paisano admitió que le duele que lo ensucien, le pidió a la gente que habla que se dediquen a trabajar y dejó en claro que jamás tuvo un problema con la Policía.
“Como uno anda buscando trabajo te tiran basura; jamás en la puta vida pisé una comisaría ni mamao ni fresco”, sentenció.
Ñancucheo sostuvo que la gente que habla “tienen bronca, siempre me tuvieron bronca, yo siempre laburé bien toda la vida y no tengo problema en La Pampa”.
El paisano, que ahora está trabajando con las ovejas en Los Altares, se mostró orgulloso de tener otra oportunidad en Chubut.
“Me pidieron antecedentes, referencia y ahí está. Si hubiese sido por antecedentes ya estaría preso. En cualquier puesto de Gendarmería hubiese quedado”, concluyó.
Por Lisandro Aguirregabiría/Redacción Jornada
“Carlitos” Ñancucheo, nacido en Río Curacó, trabajó 27 años en una estancia de La Pampa, lo echaron al igual que otros peones, se vino a probar suerte al sur, durmió en las calles de Trelew, buscó trabajo y consiguió un puesto en un campo de Los Altares.
“Lo que acá falta acá son ganas de trabajar, laburo hay”, dijo el paisano que hace unos días fue noticia porque andaba en pleno centro con un cartel pidiendo trabajo y en poco tiempo recibió varias ofertas.
Ñancucheo volvió a hablar con Jornada el viernes, horas antes de que el patrón lo pasara a buscar para ir al campo. “Me voy a prueba”, contó el hombre ahora que está viendo si puede traer a la mujer y a las hijas para radicarse definitivamente en Chubut.
El paisano es uno de los tantos peones que tuvieron que migrar de La Pampa a buscar una mejor vida a San Luis, Mendoza, Entre Ríos, Corrientes y Chubut porque “allá en la zona de Río Curacó, Macachín, Acha y Pehueche está todo muerto”.
“Son zonas de mucho cereal y ganadería, pero mucha estancia abandonada. No le ha dado el presupuesto, no consiguieron peones porque el peón de campo se está terminando. Antes de renegar con gente que no sabe han vendido y se han ido al pueblo”.
“¿Usted sabe lo que es estar lejos de la familia? Mi familia está en la Pampa, mi señora nunca se sintió tan sola. Estaba pensando agarrar algún puesto en una estancia para traerlos”.
Poco se sabe de la vida de Ñancucheo en Río Curacó, el pueblo que lo vio nacer. Él cuenta que pasó 27 años en la estancia hasta que primero lo echaron y después presentaron quiebra.
En los buenos tiempos, el hombre iba a cobrar el sueldo a General Acha, paraba en un boliche y los policías lo traían de regreso al campo.
“Iba a cobrar al Banco Pampa y me mamaba en el bar de Don Raúl. Los milicos me decían, ¿dónde parás?, vamos y te llevo”, recuerda.
UN TAL "ROLDÁN"
No es la primera vez que un tal Carlos Ñancucheo, de La Pampa, anda de paso por las rutas del sur y queda desamparado.
En marzo del 2020, un peón que había estado en un campo en Santa Cruz y quería regresar a La Pampa, quedó varado en Caleta Olivia. Nadie quería levantarlo debido al temor del contagio de Covid.
El hombre, nacido en Río Curacó, La Pampa, se llamaba Carlos Roldán Ñancucheo, lo habían echado de una estancia y había quedado abandonado a su suerte.
En plena pandemia, con las restricciones del COVID, el caso de Roldán Ñancucheo fue noticia y se viralizó en las redes. Un camionero se solidarizó con él, lo alcanzó primero hasta Comodoro Rivadavia y luego a Trelew donde tenía un familiar.
Sin embargo, el hombre no llegó a La Pampa.
En agosto de ese año, Roldán Ñancucheo fue sorprendido deambulando por Comodoro Rivadavia sin el “permiso de circulación”.
Al verificar sus antecedentes, descubrieron que tendría un pedido de captura vigente desde el 2018 emitido por el Juzgado Federal de Santa Rosa, La Pampa.
El paisano, que había conmovido al camionero, volvió a ser noticia, pero esta vez porque se lo llevaron esposado en un patrullero.
"JAMÁS PISÉ UNA COMISARÍA"
“Carlitos” Ñancucheo, al ser consultado por Jornada, aseguró que él no es esa persona, que en el 2020 estaba trabajando en la estancia de La Pampa y que nunca antes había estado por estas tierras.
El paisano admitió que le duele que lo ensucien, le pidió a la gente que habla que se dediquen a trabajar y dejó en claro que jamás tuvo un problema con la Policía.
“Como uno anda buscando trabajo te tiran basura; jamás en la puta vida pisé una comisaría ni mamao ni fresco”, sentenció.
Ñancucheo sostuvo que la gente que habla “tienen bronca, siempre me tuvieron bronca, yo siempre laburé bien toda la vida y no tengo problema en La Pampa”.
El paisano, que ahora está trabajando con las ovejas en Los Altares, se mostró orgulloso de tener otra oportunidad en Chubut.
“Me pidieron antecedentes, referencia y ahí está. Si hubiese sido por antecedentes ya estaría preso. En cualquier puesto de Gendarmería hubiese quedado”, concluyó.