La temporada de ballenas está en marcha y los prestadores se debaten entre la expectativa y la incertidumbre que la misma pueda arrojar en un contexto económico poco alentador y donde el país mantiene su postura de emisor al resto del mundo.
Las expectativas comenzaron a cotizar al alza en los últimos días cuando se comenzaron a recibir consultas por parte de interesados en acercarse al destino para disfrutar de la temporada de ballenas y de invierno. Hasta ese momento el panorama era de incertidumbre y de muy poca expectativa sobre el comportamiento que los potenciales visitantes podrían tener.
Saúl Cruz, prestador turístico e integrante de la Asociación de Agencias de Viajes y Turismo, manifestó que “estamos viendo los niveles de reservas bajos por ahora, aunque esperamos que la situación mejore con el correr de los meses” añadiendo que la expectativa es poder igualar lo ocurrido durante la temporada 2024.
La coyuntura económica, la conectividad y el ser un país caro en dólares hace que el combo no sea el ideal para poder captar al turista nacional ni al extranjero, además de la alta competencia que existe entre los diferentes destinos turísticos que agudizaron su estrategia promocional y de beneficios para captar visitantes.
“Argentina es un destino caro en este momento, debido a los valores que se están manejando con el dólar”, describió el prestador, planteando que el extranjero visitará la zona en niveles escasos comparados a otros años.
Más allá de esto, en los últimos días se comenzaron a recibir consultas para los meses de la temporada alta que han generado un aliciente respecto al desarrollo que la propuesta tenga durante estas semanas.
Cruz destaca que “estamos expectantes a que sea un poco mejor de lo que pensamos”, esperando que la temporada pueda empardar los resultados de la temporada anterior.
La ciudad y la comarca se ha preparado para ofrecer sus atractivos turísticos y naturales en geografías paradisiacas, aunque se aguarda que el contexto económico ayude a traccionar una actividad que tiene un presente y futuro sombrío.
La temporada de ballenas está en marcha y los prestadores se debaten entre la expectativa y la incertidumbre que la misma pueda arrojar en un contexto económico poco alentador y donde el país mantiene su postura de emisor al resto del mundo.
Las expectativas comenzaron a cotizar al alza en los últimos días cuando se comenzaron a recibir consultas por parte de interesados en acercarse al destino para disfrutar de la temporada de ballenas y de invierno. Hasta ese momento el panorama era de incertidumbre y de muy poca expectativa sobre el comportamiento que los potenciales visitantes podrían tener.
Saúl Cruz, prestador turístico e integrante de la Asociación de Agencias de Viajes y Turismo, manifestó que “estamos viendo los niveles de reservas bajos por ahora, aunque esperamos que la situación mejore con el correr de los meses” añadiendo que la expectativa es poder igualar lo ocurrido durante la temporada 2024.
La coyuntura económica, la conectividad y el ser un país caro en dólares hace que el combo no sea el ideal para poder captar al turista nacional ni al extranjero, además de la alta competencia que existe entre los diferentes destinos turísticos que agudizaron su estrategia promocional y de beneficios para captar visitantes.
“Argentina es un destino caro en este momento, debido a los valores que se están manejando con el dólar”, describió el prestador, planteando que el extranjero visitará la zona en niveles escasos comparados a otros años.
Más allá de esto, en los últimos días se comenzaron a recibir consultas para los meses de la temporada alta que han generado un aliciente respecto al desarrollo que la propuesta tenga durante estas semanas.
Cruz destaca que “estamos expectantes a que sea un poco mejor de lo que pensamos”, esperando que la temporada pueda empardar los resultados de la temporada anterior.
La ciudad y la comarca se ha preparado para ofrecer sus atractivos turísticos y naturales en geografías paradisiacas, aunque se aguarda que el contexto económico ayude a traccionar una actividad que tiene un presente y futuro sombrío.