La banda de rock local Abelardos fue declarada de Interés Cultural por su aporte a la identidad patagónica. A meses de la desaparición física de su líder Sebastián Acosta, el Concejo Deliberante reconoció la trayectoria de la banda y su aporte a la difusión de la música regional y al fortalecimiento de la identidad cultural patagónica.
La iniciativa se enmarca en la Ordenanza Municipal N° 7689/02, que creó la Distinción Municipal Honorífica “Cerro Chenque”, destinada a ciudadanos e instituciones que se destaquen en el ámbito educativo, deportivo, científico o artístico.
El nombre surgió de una canción de Pappo, “Abelardo el pollo” y quedó metida en su música y miles de remeras adolescentes. La música de Comodoro Rivadavia tiene en ellos, un nombre propio porque la banda ya forma parte de la memoria colectiva. Lo que comenzó en 1998 en una habitación del barrio 30 de Octubre, con instrumentos prestados y jóvenes que compartían la misma pasión, hoy es una historia de lucha, resiliencia y arte que la ciudad entera reconoce. Y de emociones frescas por un adiós que quiere dejar de serlo.
En 2000 grabaron su primer demo con seis canciones y en 2005 lanzaron un segundo trabajo, “Un Mes Más”, que marcó un antes y un después en la banda con temas que se volvieron clásicos como “Solo, Viejo y Pelado” y “El Ángel de mi Barrio”. Con el tiempo, incorporaron nuevos integrantes y estilos, lo que se reflejó en sus discos de estudio “El Color del Carnaval” y “El Delirio en la Pasión”.
Integrantes de la banda junto a familiares agradecieron en el Centro Cultural, el reconocimiento que sumó al objetivo de visibilizar a los artistas de la ciudad. Además, se resaltó la participación de Sebastián Acosta, integrante de Abelardos, en el programa “Puente”, impulsado por la cartera cultural, que promueve la integración y el desarrollo artístico de proyectos locales. Este espacio reunió en su primera etapa a más de 50 músicos amateurs de Comodoro, quienes interpretaron de manera colectiva la canción “Puente” de Gustavo Cerati, alcanzando difusión internacional.
Con más de 25 años de trayectoria, Abelardos consolidó un camino que combina la raíz barrial, la autogestión y la proyección hacia escenarios nacionales, marcando una huella en la construcción cultural de Comodoro Rivadavia y la Patagonia, proyectando su legado hacia las nuevas generaciones de músicos locales.
Con duelo, pero con música y proyectos por reconstruir siempre desde la misma esencia, Abelardos puso todos sus sentidos en la búsqueda de una identidad propia, con rock bien de barrio, historias de su gente y sueños por cumplir. “Solo, Viejo y Pelado” y “El Ángel de mi Barrio”, fueron en parte el resumen de esa idea, expresada desde una música que fluyó en los escenarios hasta meterse en el corazón de varias generaciones.
“No se trata solo de un grupo de músicos, sino de un símbolo del esfuerzo colectivo. En cada acorde, en cada letra, está la voz de un barrio, de una ciudad que aprendió a reconocerse a sí misma en su música” resume la fundamentación del reconocimiento que implica un “gracias” institucional sino también emocional. “Porque sus canciones acompañaron tardes de amigos, amores, despedidas y reencuentros. Porque pusieron en palabras la vida de los barrios y el pulso de una ciudad que late con pasión”, resumió.
Los premios ayudan y sirven cuando tienen sentido. Agradecen la música y las largas horas creativas; el sueño de muchos, metido en un puño apretado. Abelardos llegó lejos siendo de Comodoro, desde un barrio sin estigmas, lleno de romanticismo y de personas-héroes que se animaron a escribir su historia; con instrumentos que fueron un vehículo inimaginable y la identidad como un DNI.
La banda de rock local Abelardos fue declarada de Interés Cultural por su aporte a la identidad patagónica. A meses de la desaparición física de su líder Sebastián Acosta, el Concejo Deliberante reconoció la trayectoria de la banda y su aporte a la difusión de la música regional y al fortalecimiento de la identidad cultural patagónica.
La iniciativa se enmarca en la Ordenanza Municipal N° 7689/02, que creó la Distinción Municipal Honorífica “Cerro Chenque”, destinada a ciudadanos e instituciones que se destaquen en el ámbito educativo, deportivo, científico o artístico.
El nombre surgió de una canción de Pappo, “Abelardo el pollo” y quedó metida en su música y miles de remeras adolescentes. La música de Comodoro Rivadavia tiene en ellos, un nombre propio porque la banda ya forma parte de la memoria colectiva. Lo que comenzó en 1998 en una habitación del barrio 30 de Octubre, con instrumentos prestados y jóvenes que compartían la misma pasión, hoy es una historia de lucha, resiliencia y arte que la ciudad entera reconoce. Y de emociones frescas por un adiós que quiere dejar de serlo.
En 2000 grabaron su primer demo con seis canciones y en 2005 lanzaron un segundo trabajo, “Un Mes Más”, que marcó un antes y un después en la banda con temas que se volvieron clásicos como “Solo, Viejo y Pelado” y “El Ángel de mi Barrio”. Con el tiempo, incorporaron nuevos integrantes y estilos, lo que se reflejó en sus discos de estudio “El Color del Carnaval” y “El Delirio en la Pasión”.
Integrantes de la banda junto a familiares agradecieron en el Centro Cultural, el reconocimiento que sumó al objetivo de visibilizar a los artistas de la ciudad. Además, se resaltó la participación de Sebastián Acosta, integrante de Abelardos, en el programa “Puente”, impulsado por la cartera cultural, que promueve la integración y el desarrollo artístico de proyectos locales. Este espacio reunió en su primera etapa a más de 50 músicos amateurs de Comodoro, quienes interpretaron de manera colectiva la canción “Puente” de Gustavo Cerati, alcanzando difusión internacional.
Con más de 25 años de trayectoria, Abelardos consolidó un camino que combina la raíz barrial, la autogestión y la proyección hacia escenarios nacionales, marcando una huella en la construcción cultural de Comodoro Rivadavia y la Patagonia, proyectando su legado hacia las nuevas generaciones de músicos locales.
Con duelo, pero con música y proyectos por reconstruir siempre desde la misma esencia, Abelardos puso todos sus sentidos en la búsqueda de una identidad propia, con rock bien de barrio, historias de su gente y sueños por cumplir. “Solo, Viejo y Pelado” y “El Ángel de mi Barrio”, fueron en parte el resumen de esa idea, expresada desde una música que fluyó en los escenarios hasta meterse en el corazón de varias generaciones.
“No se trata solo de un grupo de músicos, sino de un símbolo del esfuerzo colectivo. En cada acorde, en cada letra, está la voz de un barrio, de una ciudad que aprendió a reconocerse a sí misma en su música” resume la fundamentación del reconocimiento que implica un “gracias” institucional sino también emocional. “Porque sus canciones acompañaron tardes de amigos, amores, despedidas y reencuentros. Porque pusieron en palabras la vida de los barrios y el pulso de una ciudad que late con pasión”, resumió.
Los premios ayudan y sirven cuando tienen sentido. Agradecen la música y las largas horas creativas; el sueño de muchos, metido en un puño apretado. Abelardos llegó lejos siendo de Comodoro, desde un barrio sin estigmas, lleno de romanticismo y de personas-héroes que se animaron a escribir su historia; con instrumentos que fueron un vehículo inimaginable y la identidad como un DNI.