La Policía del Chubut atraviesa una de sus crisis internas más delicadas en los últimos años. El jefe del Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP) de Comodoro Rivadavia, subcomisario Armando Viveros, fue reemplazado de su cargo luego de que una mujer policía lo denunciara en la Justicia por violación y agresiones físicas.
La decisión de apartarlo fue adoptada en silencio, sin comunicados oficiales, y generó fuerte malestar dentro y fuera de la institución, ya que el caso no solo involucra a un funcionario con más de diez años al frente de la unidad especial, sino que se suma a nuevas denuncias contra otros integrantes del mismo grupo.
La víctima, una suboficial que cumple funciones en una dependencia de la Unidad Regional Sur, aseguró ante la Justicia que Viveros la obligó violentamente a mantener relaciones sexuales y que la atacó físicamente, dejándola con lesiones. La gravedad del relato motivó medidas inmediatas: durante el último fin de semana la Policía Federal, comisionada por orden judicial, allanó la vivienda del denunciado.
En el procedimiento se secuestraron prendas íntimas, sábanas, acolchados y su teléfono celular, pruebas que podrían resultar fundamentales en la investigación judicial.
Un patrón que preocupa
La situación de Viveros no es aislada. Días atrás trascendió que dos de sus subordinados también fueron denunciados por otra mujer policía, que los acusó de haberla sometido sexualmente. En este segundo caso existiría incluso un video, lo que complica aún más la situación procesal de los efectivos y abre la sospecha sobre un patrón de conductas abusivas dentro de la fuerza de élite.
Mientras la investigación avanza, las autoridades provinciales resolvieron reemplazar a Viveros. El oficial inspector Juan Espíndola fue designado provisoriamente al frente del GEOP comodorense. Espíndola ya se encuentra en funciones y llega con la experiencia de haber conducido un grupo táctico.
Lo llamativo es que, pese a la magnitud de los hechos, la Jefatura de Policía no emitió declaraciones públicas ni aclaró cuál es la situación procesal de los acusados. La ausencia de explicaciones oficiales profundizó el malestar en la propia tropa y abrió interrogantes sobre la transparencia institucional en un momento crítico.
El GEOP ha sido históricamente la unidad más preparada para intervenir en situaciones de crisis, desde tomas de rehenes hasta procedimientos de alto riesgo. Sin embargo, el escándalo que hoy envuelve a su conducción pone en jaque su credibilidad.
Con más de una década al frente, Viveros era una figura consolidada dentro de la estructura policial. Su desplazamiento, en medio de una denuncia de semejante magnitud, representa un golpe profundo para la institución y hasta puede marcar un quiebre en la relación entre la fuerza especial y la comunidad que se debería proteger.
La Policía del Chubut atraviesa una de sus crisis internas más delicadas en los últimos años. El jefe del Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP) de Comodoro Rivadavia, subcomisario Armando Viveros, fue reemplazado de su cargo luego de que una mujer policía lo denunciara en la Justicia por violación y agresiones físicas.
La decisión de apartarlo fue adoptada en silencio, sin comunicados oficiales, y generó fuerte malestar dentro y fuera de la institución, ya que el caso no solo involucra a un funcionario con más de diez años al frente de la unidad especial, sino que se suma a nuevas denuncias contra otros integrantes del mismo grupo.
La víctima, una suboficial que cumple funciones en una dependencia de la Unidad Regional Sur, aseguró ante la Justicia que Viveros la obligó violentamente a mantener relaciones sexuales y que la atacó físicamente, dejándola con lesiones. La gravedad del relato motivó medidas inmediatas: durante el último fin de semana la Policía Federal, comisionada por orden judicial, allanó la vivienda del denunciado.
En el procedimiento se secuestraron prendas íntimas, sábanas, acolchados y su teléfono celular, pruebas que podrían resultar fundamentales en la investigación judicial.
Un patrón que preocupa
La situación de Viveros no es aislada. Días atrás trascendió que dos de sus subordinados también fueron denunciados por otra mujer policía, que los acusó de haberla sometido sexualmente. En este segundo caso existiría incluso un video, lo que complica aún más la situación procesal de los efectivos y abre la sospecha sobre un patrón de conductas abusivas dentro de la fuerza de élite.
Mientras la investigación avanza, las autoridades provinciales resolvieron reemplazar a Viveros. El oficial inspector Juan Espíndola fue designado provisoriamente al frente del GEOP comodorense. Espíndola ya se encuentra en funciones y llega con la experiencia de haber conducido un grupo táctico.
Lo llamativo es que, pese a la magnitud de los hechos, la Jefatura de Policía no emitió declaraciones públicas ni aclaró cuál es la situación procesal de los acusados. La ausencia de explicaciones oficiales profundizó el malestar en la propia tropa y abrió interrogantes sobre la transparencia institucional en un momento crítico.
El GEOP ha sido históricamente la unidad más preparada para intervenir en situaciones de crisis, desde tomas de rehenes hasta procedimientos de alto riesgo. Sin embargo, el escándalo que hoy envuelve a su conducción pone en jaque su credibilidad.
Con más de una década al frente, Viveros era una figura consolidada dentro de la estructura policial. Su desplazamiento, en medio de una denuncia de semejante magnitud, representa un golpe profundo para la institución y hasta puede marcar un quiebre en la relación entre la fuerza especial y la comunidad que se debería proteger.